martes, 7 de noviembre de 2017

Domingo 32A

La prudencia conduce a una esperanza militante y resistente

DOMINGO TRIGESIMOSEGUNDO – “A”

Eduardo de la Serna




Lectura del libro de la Sabiduría     6, 12-16

Resumen: buscar la sabiduría es un momento fundamental para las personas. Por eso tiene sentido madrugar a fin de encontrarla pronto y alcanzar la sensatez.

Es frecuente en la literatura Sapiencial de Israel encontrar “elogios de la sabiduría”. Como es sabido, “sabio” no es, en la Biblia, una persona que “sabe” muchas cosas, sino alguien que “sabe vivir”. Los últimos escritos sapienciales destacan que “sabe vivir” quien cumple con la ley (hay textos en los que “ley” y “sabiduría” se identifican) y por momentos esa sabiduría tiene los atributos del mismo Dios. La referencia a la luz y el brillo en nuestro texto es indicio de esto.

La persona que la desea y la busca con dedicación la encuentra (Pr 8,17; Sir 6,27). La sabiduría desea ser “encontrada”, por lo que no se oculta de los que la pretenden, es más, les sale al encuentro (v.13). Está sentada a la puerta, para ser vista por todos, y los que madrugan pronto estarán llenos de gozo (Sir 4,12), como se debe hacer para encontrar “en la puerta” a un hombre “prudente” (Sir 6,36). Es sensato madrugar para conseguir el favor de Dios (Sir 32,14), y empezar desde temprano con la oración a Dios (Sir 39,5). Notar entre paréntesis que la única vez que se encuentra el verbo “madrugar” (orthrizô) en el Nuevo Testamento es para señalar que el pueblo “madrugaba” para escuchar a Jesús enseñar en el templo. Él es la sabiduría misma de Dios (Lc 21,38).

Estar alerta desde temprano para conseguirla es la “prudencia” (frónêsis), y quien la consiga estará libre de preocupaciones (amérimnos).

Nuevamente (v.16) destaca que la sabiduría quiere ser encontrada, por lo que ella misma toma la iniciativa para que lo logre quien la busca (Sir 15,1-3; ver Is 65,1-2.24); esos la tendrán en sus pensamientos y proyectos (ver 9,14 y el contraste con 14,12; 15,4).



Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Tesalónica     4, 13-18

Resumen: Ante la muerte de algunos en la comunidad los tesalonicenses no saben qué ocurrirá con ellos cuando Jesús vuelva. Pablo les escribe para sostenerlos en la “esperanza” señalando que todos, vivos y muertos, pasarán al encuentro con Dios.

Pablo sabe, porque Timoteo se lo ha dicho, que la fe y el amor de los tesalonicenses se mantiene vivo (3,6), pero hay un problema con “la esperanza”. Y Pablo no quiere la tristeza de sus amigos ante el dolor “como los que no tienen esperanza”. ¿qué ha ocurrido? Desde que Pablo se fue, abruptamente de la comunidad, alguno/s ha/n muerto. Pablo había anunciado que Jesús volvería muy pronto, de hecho, está convencido de ello, ¿qué ocurrirá con ellos cuando vuelva? ¿Se quedarán sin disfrutar del encuentro?

Dos pequeños elementos sobre la Venida de Jesús: (1) Jesús había indicado que volvería, y eso ocurriría pronto. Pablo lo ha predicado en la comunidad. Al haber tenido que irse sin profundizar la predicación no ha podido desarrollar esta idea. Como se ve en el texto, Pablo cree que él estará en el conjunto de los que estén vivos cuando Jesús vuelva (“los que quedemos”, vv.15.17). Pero no es eso lo que importa, sino que todos, vivos y muertos pasarán a un nuevo estado de vida “al encuentro de Cristo… permaneciendo con el Señor”. (2) Varios grupos judíos, como los fariseos, esperaban la resurrección (para los tiempos finales). Probablemente esto significara volver al mismo tipo de vida presente, aunque sin los malos momentos que la acompañan: sin enemigos, sin violencia, sin opresiones (es decir, en “shalom”, paz). Pablo, y los seguidores de Jesús creen también en la resurrección, pero con una novedad: la resurrección de Cristo. Esta será el “prototipo” de las resurrecciones. Así, no se trata de un “volver” sino de un “pasar” a un nuevo modo de vida, “con Dios”. Los muertos antes de la venida de Jesús “pasarán” a ese modo nuevo de vida resucitada.

La imagen del “arcángel” y la trompeta tiene claros tintes apocalípticos, como ocurre también en otros pasajes de la carta (ver 5,5). La trompeta suele tocarse en la ciudad ante la venida de fuerzas enemigas para alertar a la defensa o para ordenar la carga en el ataque (ver Jos 6,5; 1 Mac 4,13; Job 39,25; Sir 26,27; Ez 7,14; Os 5,8; Sof 1,16; aunque en ocasiones también – se entiende que el sonido es diferente (1 Cor 14,8) – se trata de música de fiesta, Sal 81,4. Miguel es presentado como el “jefe de los ángeles” (= arcángel) que combate con el jefe del ejército enemigo, el diablo (ver Jud 9).

Es posible que los muertos hayan sido “matados” por el imperio: en toda la carta se insiste en la tribulación (thlipsis, 1,6; 3,3.7), los sufrimientos y maltratos (2,2), padecimientos (2,14), matados, perseguidos como enemigos (2,15). Y se trata de paganos, en este caso (2,14). La alusión al dicho imperial “paz y seguridad” (5,3) permite pensarlo, aunque no tengamos certeza en este aspecto. Lo cierto es que estos muertos no quedarán sin disfrutar el encuentro con Dios en la venida de Jesús.


+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     25, 1-13

Resumen: Mateo presenta una parábola en la que pone en contraste dos actitudes: la de quienes están o no atentos a un esposo que viene en horario inesperado. De velar estando atentos a su venida se trata.

Mateo sigue con la serie de textos y parábolas que aluden a alguien que viene sin que se sepa cuando. En el Evangelio del día se trata de
un “novio” (nymfíos). El término no es muy común en la Biblia (lo encontramos 30 veces solamente). En ocasiones se traduce por “yerno” (Jue 15,6; 19,5), pero en general se refiere al recién casado.

Breve nota sobre el casamiento en Israel: Las bodas suelen ser acordadas entre los padres de los que contraerán matrimonio. Una vez acordado el acontecimiento, y recibido el padre de la novia un “regalo” (no es propiamente una dote) por la pérdida que tendrá, se firma un “contrato”: “desde ahora yo soy tu marido, desde ahora serás mi mujer” (como puede verse, es algo pensado desde la perspectiva del varón). Pero durante un largo período, Estimado en un año, la pareja – ya casada – siguen viviendo en la casa paterna. Entre tanto se prepara el lugar donde vivirán y, por cierto, la fiesta de bodas. En este tiempo, propiamente la pareja ya están casados (es lo que se supone ocurre entre María y José, ya casados pero todavía no viven juntos, ver Mt 1,18; Lc 1,27). El texto, entonces, alude a la fiesta de bodas, pero propiamente no se trata de un “novio” sino de un “esposo” aunque todavía no convivientes (ver Mt 9,15).

Es importante señalar que se trata de una parábola, no de un relato moral. Es decir, hay un elemento (¡uno!) que cuenta, el resto es el marco narrativo que ilustra ese aspecto. En este caso se trata de estar o no preparados ante “uno que viene” (obviamente se refiere a la venida “del hijo del hombre”). Si leyéramos demasiado linealmente el texto podría decirse que se tratan de 5 jóvenes desprevenidas y 5 jóvenes egoístas, o insolidarias. No es ese el punto. De hecho el texto lo señala de entrada: cinco son necias (môraì) y cinco son prudentes (frónimoi). Se espera que los “necios” se vuelvan sensatos (Sal 93,8). El término (habitual en el Eclesiástico, x26 de las 49 que se encuentra en toda la Biblia) solo lo encontramos en Mateo en los Evangelios. Es interesante que el mismo contraste con el “prudente” se encuentra en la comparación de Jesús entre el prudente y el necio que edifican la casa sobre roca o sobre arena comparados con los que escuchan o no las palabras de Jesús y las ponen (o no) en práctica (7,24-27).

El término “prudente” (frónimos) suele estar en paralelo con “sabio” (ver Gen 41,33.39; 1 Re 3,12; Pr 17,28…). El término en ocasiones puede ser incluso negativo (se dice de la serpiente en Gen 3,1 y del administrador que estafa a su patrón en Lc 16,8). En Mateo se encuentra en otras ocasiones además de la ya señalada de la edificación de la casa. En 10,16 vuelve a decirse de la serpiente, pero invitando a los discípulos a ser “astutos / prudentes como las serpientes y sencillos / inocentes como las palomas. En 24,45 es una característica del siervo fiel (el texto es del Evangelio Q, ver Lc 12,42).

En este caso las niñas (“vírgenes” en este caso se refiere a las niñas pequeñas que entrarán con el esposo a la fiesta acompañándolo con las lámparas) que esperan al esposo son calificadas de necias / prudentes por prever o no la demora del novio aprovisionándose o no de aceite suplementario para las lámparas.

La demora del que llega es un tema importante puesto que se trata de la demorada venida del hijo del hombre, del que “ni el hijo sabe” cuando ocurrirá (24,36), por lo que se invita a “velar” (24,42) puesto que ocurrirá de improviso “como un ladrón” (24,43) ya que ocurrirá en el momento menos pensado (24,44). Un servidor no puede descuidarse porque su señor “tarda” (24,48) y desatender su responsabilidad (24,50). Puede ocurrir “al cabo de mucho tiempo” (25,19).

El contraste entre las necias y las prudentes se refleja en no desatender su responsabilidad. Sólo las segundas están prontas a acompañar al esposo a la fiesta.

La idea de alguien que golpea la puerta pidiendo al señor que le abra y la respuesta que alude al desconocimiento también la encontramos en Lc 13,25. Mateo, además, en otra ocasión alude al doble uso de “Señor” y también al rechazo: se refiere al ingreso en el reino y a que “muchos” dirán “Señor, Señor” aludiendo a que profetizaron, expulsaron demonios e hicieron milagros “en tu nombre”. Nuevamente se destaca que “no los conocí” (7,22-23) y a continuación de esto es que destaca los necios y los prudentes en la edificación de la casa.

La parábola termina con el dicho del esposo (“él respondió”): “en verdad les digo que no las conozco” y una breve conclusión de Jesús propia de la unidad: “velar” porque “no saben el día y la hora” (ver también 24,42.43; 26,38.40.41). Velar es lo opuesto a “dormir”, lo que contrasta, en cierto modo, a lo que ocurre con las 10 niñas que “se durmieron” (v.5). Insistimos que el tema no es prestar atención a detalles narrativos (por ejemplo, ¿dónde podrían las necias comprar aceite a media noche?) sino al contraste entre unas y otras en la preparación para la venida del que se demora. Ese “día” y “hora” es lo que todos – hasta el Hijo – desconocen (24,36) por lo que se impone “velar” (24,42).

Es el tema principal de todo el bloque final del Evangelio de Mateo al que pertenece el texto litúrgico del día.


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