¡¡¡Estamos perdidos!!!
Eduardo
de la Serna
Voy a suponer, por un momento,
que estoy viviendo en Utopía. Casi, casi, una suerte de eso que algunos llaman “Paraíso”.
Claro, somos humanos, y por tanto frágiles. Pero el Estado utópico nos brinda
todos los medios para vivir en armonía, en paz. En alegría utópica. Todo
funciona a la perfección. Los encuentros interpersonales son siempre fiesta.
Pero… pero un día entra un pelotudo. Sea en un Buquebús, con tablas de Surf o
volviendo de visitar a su novia/o/e, y ¡listo! ese castillo de naipes se vino
abajo como ante un estornudo.
Pero no estamos en Utopía. Estamos
en un país donde cuando un hospital se provee de mascarillas y alcohol en gel, “alguien”
los roba. Estamos en un país donde la gente se enoja porque tiene que hacer
fila de autos donde no debería estar. Estamos en un país lleno de “vivos”
aunque arrastren la muerte.
Vuelvo a suponer que el
gobierno (y no puedo sino imaginar con espanto qué pasaría si estuviera “el
otro”, el que quitó el ministerio de Salud, el que haría lo de Piñera o
Bolsonaro), imagino que todas las medidas son las correctas, imagino que todas
las decisiones se llevan a cabo, que se está previendo porque sabemos todos que
lo peor está por venir, todo es exactamente lo que “debe ser”. Pero entra el pelotudo.
¿Cómo se puede hacer? Porque, curiosamente, ese pelotudo, es el mismo que pide
pena de muerte al que te afanó un celular, el mismo que pide mano dura, el
mismo que grita “salvemos las dos vidas”, pero que a mí no me molesten, no me
pongan límites. Es el mismo que dice “tu libertad termina donde empieza la mía”,
pero la mía no termina nunca.
Quizás mañana se encuentre un
remedio o una vacuna contra el Covid-19, pero desde Arturo Jauretche aprendí
que no hay vacuna contra el medio pelo. Creo que estamos perdidos.
Dibujo tomado de Pagina 12, 14 de marzo 2020
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