¿Barrio? ¡Qué barrio ni
ocho cuartos! ¡Villa!
Eduardo de la Serna
“Si alguien duda de esta
afirmación, que baje a una de las numerosas Villas Miseria, higiénicamente
bautizadas Villas de Emergencia, que representan el subconsciente de Buenos
Aires. Ellas son la más contundente expresión de la violencia institucionalizada
que padece el pueblo, al tener conciencia de que ahí, en la ciudad, hay más de
cien mil departamentos vacíos” (Carlos Mugica, “el Temor a la verdad”).
Ya desde los tiempos de Carlos Mugica resultaba
chocante hablar de “Villas miseria”, y – como él dice – se las bautizó higiénicamente
como “de emergencia”. En estos tiempos, pareciera que se ha preferido doblar la
apuesta. Seguramente el blindaje escandaloso del jefe de Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (CABA) ha de ser el causante de que en varios medios
ahora nos toque escuchar hablar de “el Barrio 31”, “el Barrio 1 – 11 – 14” …
Lamento decirles a los encubridores que los barrios en cuestión son lisa y
llanamente “villas miseria”, y que son una cachetada directa en el rostro de la
ciudad más rica de la Argentina. Una cachetada dolorosa, por cierto. Pero, lo
curioso, es que lo que “les duele” es que esos “negros” estén ahí, que esas
villas estén ahí.
Hace muchos años (1996), al terminar la llamada “huelga de hambre
de los curas” para evitar el desalojo de la Villa 31, escribí un artículo sobre
los “leprosos” de la villa. Un villero, releyendo e interpretando perfectamente,
me dijo “tiene razón, nos tratan de sarnosos”. La cosa es que, desde hace años,
desde hace décadas, deben ser expulsados. Pero mientras ahí estén, nos enrostran
la injusticia, la desigualdad, el “hedor” (R. Kusch). Allí están, en medio de
la “miseria” para que vea el que quiera o el que sepa, que hay un
subconsciente, o un “subsuelo de la patria sublevada” (R. Scalabrini Ortiz).
Allí están, ¡y no es un “barrio”! Y en medio de otras villas, como Villa
Devoto, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Villa del Parque, Villa Luro… hay
otras villas, villa 31, villa 1 – 11 – 14, villa 20… casi todas con numeritos,
¿vio? pero todas “Villas Miseria”. Y como el blindaje al Jefe de Gobierno lo
quiere disimular, hasta le han puesto -a algunas – los nombres de curas
queridos y emblemáticos. La cosa es tapar. De disimular se trata. Pero, y que
me perdone don Horacio, las villas miseria, lugares donde no se les ha
permitido a los mismos habitantes (seres humanos, personas, ciudadanos…
hermanos y hermanas), no se les ha permitido desarrollar sus proyectos,
organizarse, planear… y, por eso, si cabe, se la esconde, como la “Ciudad
oculta”, se la tapa, como la 31 bis, por decir algo.
Que me perdone don Horacio y sus encubridores, pero no voy a decir “barrio
31”, ni siquiera “Carlos Mugica”, ni “barrio 1 – 11 – 14”, ni “Rodolfo
Ricciardelli” … para mí siguen siendo “la 1 – 11 – 14” (“la” es femenino, como
villa, ¿no?), o “la 31”, o también “la villa del bajo Flores” o “la villa de
Retiro”. Y no me olvido que cuando Carlos vivía y antes que, Videla mediante,
hicieran la terminal de Micros, o los depósitos de contenedores, no era “la
villa de Retiro” sino “las”, porque allí estaba Saldías, YPF, y varias villas
más que llegaban desde la actual Terminal hasta el bajo Belgrano. Lo recuerdo,
lo caminé, y me niego a tapar su memoria. Mis hermanos villeros no lo merecen,
y la CABA (la parte buena, al menos, que la hay) tampoco. Porque ver a los
villeros y las villas, es dejarnos interpelar, cuestionar, preguntarnos. Y a lo
mejor un día podamos tener una ciudad más igualitaria, más justa, más sana como
Carlos y Rodolfo soñaron. “Villa”, entonces… y que me disculpen los
invisibilizadores.
Genialidad de Mafalda, de Quino, tomada de https://stryptor.herokuapp.com/mafalda/02-178
Brillante. Cierto. Hay que interpelar la hipocresía. Gracias por tanto, disculpas por tan poco
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