Unos magos (que no son reyes)
Eduardo de la Serna
En el Evangelio de San Mateo, al referir a la
infancia de Jesús, encontramos un texto que nos resulta ligeramente conocido:
la visita de unos magos al niño llevándole ofrendas.
Con el tiempo, especialmente a partir que la
religiosidad popular, impulsada en este caso por San Francisco de Asís,
realizara pesebres, es común que a estos magos se los presente como reyes y se
les ponga nombres: Melchor, Gaspar y Balthasar. Pero, ¿qué dice el texto? Y –
sobre todo - ¿qué quiere decir?
Mateo nos señala que nacido Jesús “sucedió que unos
magos que venían de oriente se presentaron en Jerusalén” (2,1) y aclaran a
Herodes que en oriente “vieron su estrella” (v.2) y reconocen al recién nacido como
“el rey de los judíos”, algo que -evidentemente – no causa ninguna gracia al
rey Herodes que era muy celoso de su poder. Dejemos para otra ocasión a Herodes
y su reacción y detengámonos en los magos.
En el v.7 le precisan al Rey la fecha de la aparición de la estrella; al salir de palacio rumbo a Belén la estrella vuelve a aparecer y esta vez avanza (v.9) hasta el lugar donde estaba el niño (Mateo no habla de “pesebre”). Al ver al pequeño, le presentan sus dones de “oro, incienso y mirra” (v.11). Luego de esto, avisados en sueños, deciden no informar a Herodes del lugar, como él les había pedido (v.8), sino que vuelven por otro camino (v.12).
Esto es todo lo que se nos dice de estos magos que, como se ve,
no se nos da ni el número, ni se informa que fueran reyes ni, mucho menos, sus
nombres. Todo el resto es leyenda.
Pero notemos algunas cosas (y no hay que olvidar que
los lectores del evangelio de Mateo eran buenos conocedores de la Biblia):
- En
el libro de los Números (24,17) un profeta pagano habla de David, el rey de los
judíos, como “una estrella que avanza”;
- En
varios profetas se habla de los paganos que, al final de los tiempos, irán a
Jerusalén, a presentar a Dios sus regalos (Is 60,5-6 [notar
que los regalos incluyen, como en los magos, oro e incienso]; Zac 8,22);
- Los
sumo sacerdotes y escribas (Mateo exagera diciendo “todos”, v.4) dicen dónde
nacerá: no precisan de ningún fenómeno porque se los dice la Biblia: en Belén
(Miq 5,1), pero ellos no van a verlo, reconocerlo o adorarlo. Eso lo hacen unos
paganos;
- Los sueños (especialmente en Mateo) suelen ser un modo de comunicación de Dios con quién Él elige encontrarse (ver Gen 31,24; 1 Re 3,5… y en Mateo 1,20.24; 2,12.13.19.22; 27,19);
- Es
frecuente en la Biblia la crítica a los magos (Dt 18,1; Sal 58,6; Is 44,25
además de los magos de Egipto o de Babilonia);
- La mirra, junto con el incienso es un perfume exquisito en el Cantar de los Cantares (3,6; 4,6.14), aroma que es propio de palacios (ver Sal 44,9; Ex 30,23; Sir 24,15)
Mirando estos temas podemos darnos cuenta que los
magos – para la Biblia – son estereotipo de los necios: se trata de aquellos
que quieren manipular el futuro o conocerlo, mientras que lo que Dios quiere
para los suyos es que sean capaces de hacer lo voluntad de Dios y no de hacer
la propia. Sin embargo, ante el nacimiento del niño Jesús, un grupo de paganos lo
reconoce como rey (ven la estrella), lo llenan de regalos reales, porque ha llegado el
tiempo establecido por Dios, mientras que quienes debían reconocer ese tiempo,
lo dejan pasar y lo ignoran. Una vez más en el Evangelio, Jesús es aceptado por
los despreciados, los pequeños, mientras que los sabios y los eruditos no
pueden reconocerlo (ver Mt 11,25).
Imagen tomada de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a3/Adoración_de_los_Reyes_Magos%2C_retablo_mayor_de_la_Seo_o_Catedral_del_Salvador_de_Zaragoza%2C_España.jpg
Estimado Eduardo,
ResponderBorrarCrees que puede también tener un trasfondo de cierto grupo de magos/persas que pasan a creer en Jesús?