El escenario está preparado para
que el reino irrumpa en la historia
DOMINGO TERCERO - "A"
Eduardo de la Serna
Lectura
del libro del profeta Isaías 8, 23b-9, 3
Resumen: en claro contraste con los momentos de opresión que han vivido los judíos por parte de los asirios, el profeta destaca la alegría plena que tendrá su origen en el fin de la opresión, el fin de la guerra y el nacimiento (o coronación) de un rey que establecerá la siempre esperada justicia y el derecho.
Resumen: en claro contraste con los momentos de opresión que han vivido los judíos por parte de los asirios, el profeta destaca la alegría plena que tendrá su origen en el fin de la opresión, el fin de la guerra y el nacimiento (o coronación) de un rey que establecerá la siempre esperada justicia y el derecho.
Un gran canto comienza en Isaías. Es un canto de
acción de gracias al comienzo (8,23b-9,4) para pasar luego a cantar el nacimiento
del príncipe que traerá la paz y la justicia. Yahvé aparece como el que ha
conducido los momentos de sufrimiento a los que el rey asirio ha sometido a su
pueblo, pero ahora avanza –siempre conducido por Yahvé- un cambio de situación.
No es evidente si por “camino del mar”, “del otro lado del Jordán” y “región de
los Gentiles” se refiere a la misma región o a tres zonas diferentes, pero lo
cierto es que desde el norte de Israel viene la novedad. El contraste está
presentado entre un andar “a oscuras” (cf. 22.23) y ver una “gran luz”.
El verso siguiente, explicitando esta “luz” irrumpe con la imagen de la alegría
(¡5 veces en el párrafo!), la comparación visible es la alegría del campesino
por la cosecha, o la del botín al haber vencido una guerra.
La razón de la alegría son tres motivos comenzado
cada uno por kî (= porque): el fin de la opresión (v.3), el fin de la
guerra (v.4) y el nacimiento de un rey de paz (v.5). El motivo de la alegría
tiene que ver precisamente con la desaparición del yugo asirio (Jue 7,15-25),
pero también alude a los opresores internos que oprimen a los pobres del
pueblo. La imagen es la de la bota opresora y el manto lleno de sangre los
cuales serán quemados (cf. Jos 7,21-23). Acabada la opresión y acabada la
guerra, la radón de la alegría es obvia. Pero falta un paso (omitido en la
liturgia) que es el nacimiento de alguien que se ocupará de que se instauren el
“derecho y la justicia” (mispat, tsedaqa, v.6), los mismos
oprimidos cantan y celebran su nacimiento (“nos ha nacido”). En el contexto de
Isaías es probable que se refiera al nacimiento del rey Ezequías (cf. Is 7,14,
el Emmanuel, o quizás, un siglo más tarde, al rey Josías). De todos modos, esta
parte está omitida por la liturgia. Sin embargo es importante notar que el
centro de esta alegría y de toda la escena no está puesto en el niño, sino en
Dios.
Lectura
de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto 1, 10-14. 16-17
Resumen: Pablo se ha enterado por información oral que en la comunidad de Corinto se han dividido en “partidos” a causa del entusiasmo que algunos predicadores causan en los miembros de la comunidad. Pablo los remite a las causas mismas de la unidad: la cruz y el bautismo invitándolos a tomar en serio estos elementos.
Resumen: Pablo se ha enterado por información oral que en la comunidad de Corinto se han dividido en “partidos” a causa del entusiasmo que algunos predicadores causan en los miembros de la comunidad. Pablo los remite a las causas mismas de la unidad: la cruz y el bautismo invitándolos a tomar en serio estos elementos.
Pablo empieza –cosa extraña en las cartas- con una
exhortación (v.10). Y lo hace “en el nombre de nuestro señor Jesús Cristo” para
que: (1) tengan todos un (mismo) hablar, que (2) no haya entre ustedes
rupturas, divisiones (sjísmata), y que (3) sean juntos una (misma) mente
e intención. Evidentemente esto es indicio de la preocupación que la división
que se ha provocado en la comunidad de Corinto causa a Pablo. A continuación
menciona la fuente oral de la información –nuevo indicio de su preocupación-: “los
de Cloe”. Esta mujer debe ser importante para la comunidad. “Los de”
pueden ser familiares o trabajadores dependientes de ella, y le han contado que
hay “discordias” (éris). La discordia viene dada porque “cada uno de
ustedes” anda diciendo por su parte “yo soy de…” La comunidad se ha
quebrado en “partidos”. Y se mencionan expresamente cuatro partidos: de Pablo,
de Apolo, de Cefas y de Cristo. De Apolo sabemos algo por Hechos de los
Apóstoles. Pablo sólo lo menciona una vez más fuera de este contexto en 16,12.
Sabemos que era un “judío elocuente, versado en las Escrituras” (Hch 18,24).
Fue instruido para completar su conocimiento por Priscila y Aquila y viajó a
corinto desde Éfeso (Hch 18,24-28). Es muy probable que los sectores más
“cultos” de la comunidad hayan quedado encandilados con su predicación. Cefas
es el nombre arameo de Pedro. A éste ya lo conocemos (Pablo siempre lo llama
Cefas salvo en Ga 2,7-8 que puede ser una cita), era el responsable de la
predicación a los judíos (sea a las personas judías o a los territorios
mayoritariamente judíos; Ga 2,9) es posible que su grupo fuera el grupo de
origen semita de la comunidad. El grupo de Cristo nos es desconocido. Algunos
pretenden negar su existencia, lo que no parece sensato. Quizás se trate de
aquellos que niegan “las mediaciones”, en este caso niegan la intermediación de
los apóstoles para el anuncio del Evangelio (en otras partes de la carta se ve
que hay quienes rechazan otras mediaciones). Lo cierto es que se han formado
cuatro grupos y eso para Pablo es intolerable.
La obra de Cristo en nosotros no da cabida a estas
divisiones: la cruz de Cristo nos reconcilia a “todos” con Dios, y “todos”
estamos con-crucificados juntamente con él (Ga 2,19); el “bautismo” nos
incorpora en Cristo a “todos”. El bautismo (que es generador de unidad por
“sumergirnos” en Cristo) nos hace tener un nombre nuevo, “invocar” ese nombre
(1,2), nombre bajo el cual nos “exhorta” (1,10). La comunidad se reúne “en el nombre”
de Jesús (5,4) que nos “justifica” (6,11). La fe, fruto de la predicación dice
referencia a este “nombre” (Rom 1,5), el nombre muestra a Dios mismo (Rom 2,24;
9,17) y el que “invoque el nombre del Señor se salvará” (Rom 10,13).
Pablo –de hecho- bautiza muy poco. Y así nadie
puede invocar su nombre en referencia al bautismo (vv.14.16) porque él reconoce
que su ministerio es el de la evangelización” (v.17). él está llamado a
anunciar “buenas noticias” en las comunidades.
Una nota sobre los partidos: es posible que la
causa originante de la división haya sido provocada por los fascinados por la
predicación de Apolo, y el contraste con la de Pablo que parece no haber
sobresalido por su predicación (cf. 2 Cor 10,10; ver 1 Cor 2,1.4). Esto motivó
que otros destacaran las cualidades o preferencias por otros. De todos modos
hay que señalar que Pablo no critica este o aquel partido ni defiende al suyo;
Pablo cuestiona que en la comunidad haya partidos, eso le resulta intolerante.
Una nota sobre el Evangelio: el término
“evangelio”, comunicar “buenas noticias” es un término que tiene una cierta
presencia en la Biblia griega (cf. Is 52,7) pero también es un término muy
frecuente en el ambiente imperial romano y se utiliza para celebrar el
nacimiento o la coronación del emperador, o sus triunfos militares. Pablo lo
utiliza sin dudas en ambos sentidos, y en este último es fuertemente
contracultural, más aún ligado a la “cruz”, otro aspecto claramente romano.
Pablo les anuncia a los suyos que la buena noticia no viene dada por un triunfo
militar o es celebrada en el culto imperial sino que un crucificado (por los
romanos) es el origen de esta buena noticia que predica.
Pablo finalmente destaca que no predica con
“palabras sabias” para no “aniquilar” (transformar en nada, kenôthê) la
cruz de Cristo. La característica de la cruz es la paradoja de la nada más
absoluta de una persona en la cual se comunica a la humanidad la plenitud del
poder divino de vida. La elocuencia, las apariencias de sabiduría corren el riesgo
de entusiasmarse con el predicador y hacer “desaparecer” la fuerza infinita de
la nada de la cruz.
+ Evangelio según san Mateo 4, 12-23
Resumen: Mateo presenta el ministerio de Jesús ubicándolo geográficamente, llamando junto a sí a los primeros discípulos y en un breve sumario mostrando su predicación del reino de los cielos. Sigue a Marcos con interesantes añadidos. El terreno para empezar su ministerio está preparado.
Resumen: Mateo presenta el ministerio de Jesús ubicándolo geográficamente, llamando junto a sí a los primeros discípulos y en un breve sumario mostrando su predicación del reino de los cielos. Sigue a Marcos con interesantes añadidos. El terreno para empezar su ministerio está preparado.
Jesús está comenzando lo que llamamos su “vida
pública”, su ministerio y Mateo señala tres elementos: el traslado de Jesús a
Galilea, un sumario de su predicación y el llamado de los dos primeros pares de
hermanos. Los tres elementos están tomados de Marcos, aunque –especialmente en
el primero- Mateo añade elementos propios.
Jesús se encontraba en la región del Jordán, pero
ante la captura de Juan por parte de Herodes Antipas, Jesús se muda hacia el
norte (vv.12-16). A una región muy cercana a la frontera. Se trata de una huida
a la región fronteriza para escapar si el peligro acecha. Se muda a Cafarnaúm,
una muy pequeña ciudad del lago de Galilea (para darnos una idea, mientras
Nazaret parece haber tenido unos 400 habitantes, ahora Jesús se traslada a una
“ciudad” que tenía entre 600 y 1500 habitantes por lo que la arqueología nos
muestra).
Como es habitual en Mateo, este movimiento de Jesús
es justificado con un “cumplimiento” de lo dicho por el profeta. Con algunas
diferencias que son interesantes de ver:
Isaías 8,23-9,1
|
Mateo 4,15-17
|
Como el
tiempo primero ultrajó a la
tierra
de Zabulón y a la tierra de Neftalí,
así el
postrero honró el
camino
del mar, allende el Jordán, Galilea de los Gentiles.
|
¡Tierra
de Zabulón, tierra de Neftalí,
camino
del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles!
|
El pueblo que andaba a oscuras vio una luz
grande. Los que vivían en tierra de sombras de muerte, una luz brilló sobre
ellos.
|
El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una
gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha
amanecido.
|
El texto tomado por Mateo del A.T. sigue la Biblia
griega (la Biblia hebrea dice “región de los gentiles” mientras LXX afirma
“Galilea de los gentiles”) y acota que las sombras son “de muerte”. La
salvación que en Isaías empezaba desde el norte (ver comentario a la primera
lectura) es comenzada ahora que se “cumple” el oráculo del profeta, por la
presencia de Jesús en la región. Omitiendo el marco político de Isaías Mateo
señala que quién llena de luz las regiones del norte es la actividad de Jesús.
Una nota sobre el “cumplimiento” del Antiguo
Testamento: Particularmente en Mateo los escritores del N.T. insisten en el
“cumplimiento de las Escrituras / los oráculos” de los profetas. Sería falso
entender que Dios ha pensado y planeado la historia dejando “tiempos vacíos”
esperando que se llenen en el futuro. Eso significaría que la historia está
“digitada” por Dios, “planeada”. Y sería sumamente difícil, entonces, explicar
el mal en el mundo y la historia. Los profetas hablaron a su tiempo, y
esperaban que sus palabras se concretaran en su presente o en un futuro
cercano. Sin embargo, pasado el tiempo, muchos cristianos vieron o
interpretaron que esos dichos volvieron a realizarse de una o de otra manera.
Como si se “llenaran” de nuevo contenido (“llenar” y “cumplir” es el mismo
verbo). De ese modo, el cumplimiento de las escrituras ha de entenderse como
una “re-lectura” y no como una “predestinación” de futuro.
El mensaje de Jesús (v.17) es el mismo que en 3,2
había pronunciado Juan, el Bautista. La diferencia vendrá dada por qué entiende
cada uno que es este “Reino de los cielos” que se avecina. Todo el Evangelio se
dedicará a mostrarlo. Ciertamente el reino predicado por Juan es un reino de
castigo y fuego muy distinto del predicado por Jesús. De allí que Juan se
pregunte si Jesús es “el que ha de venir”. De paso es importante notar que
debido a sus destinatarios provenientes del judaísmo, Mateo prefiere señalar
que el reino es “de los cielos” y no “de Dios”. Lo usa como sinónimo (ver 21,25
donde es evidente que “cielos” alude a Dios) y no debe entenderse que Jesús se
refiere al “cielo” como lo entendemos contemporáneamente, la morada de Dios.
El llamado de los dos pares de hermanos (vv.18-22)
está tomado de Marcos y salvo pequeños detalles es idéntico. Son relatos
construidos de un modo semejante: El primero mencionado es Simón, de quien se
aclara que es el llamado “Pedro”, cambio de nombre que se realizará en 16,18,
pero se lo menciona desde el comienzo por la importancia que ocupa en la
comunidad y en este Evangelio. La primera comunidad empieza a gestarse.
Recorrer, enseñar, predicar y sanar pasan a ser en
el sumario conclusivo una suerte de síntesis del ministerio de Jesús (v.23).
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