Habilitación
Eduardo de la Serna
Vistos los resultados de las
pasadas elecciones, en los que el gobierno quiso mostrar su triunfo (al fin y
al cabo es lo que sabe hacer, “mostrar”; todo es ilusión y ficción),
inmediatamente todos se sintieron “habilitados” para hacer lo que quisieran. Total,
nadie se los reclamará, y –para peor– muchos celebrarán cualquier cosa que
hagan.
- Santiago Maldonado sigue desaparecido, y el gobierno sigue indiferente, como si de un extraviado se tratara.
- El massista O’Reilly se siente habilitado para pedir el desalojo de los habitantes de Punta Querandí, total sabe que el poder judicial, más tarde o más temprano será sensible al poderoso caballero.
- El artrósico presidente habilita el cierre de todos los ramales ferroviarios que el ministro de transporte desee. Ya sabíamos que para el modelo neoliberal los ferrocarriles son indeseables rémoras que es deseable hacer desaparecer.
- Con demora, y parcialmente, se le concede a Milagro Sala una extraña prisión domiciliaria. Una casa derruida y saqueada, sin electricidad, sin puertas ni ventanas, y con visitas restringidas. Parece que, para quien gastó y desgastó su vida por la vivienda digna de tantas y tantos, no merece más que eso. Al fin y al cabo, una mujer, pobre, negra e indígena bien puede habitar en una suerte de toldería.
- Y –además- no solamente vemos que siguen secuestrados los votos de cientos y miles de bonaerenses, sino que además nos encontramos que cada vez aparecen más mesas de lugares habitualmente “nacionales y populares” donde Unidad Ciudadana tuvo “cero” votos. Curiosa represalia de los pobres…
Ciertamente a esto ha de
sumarse Randazzo (¿cómo era eso de “divide y reinarás”, Florencio?), y tantos
incapaces de sentarse serenamente a pensar qué es lo mejor (o quizás, lo menos
peor) para los pobres, los desocupados, las víctimas del neoliberalismo
genocida.
Pero resulta que ahora están
habilitados. La policía (y demás fuerzas de inseguridad) reprime a diestra y
más diestra; el gobierno hace lo que quiere total –lo sabe– la cizaña que
sembraron, la indiferencia que conquistaron, y el silencio mediático blindado
que compraron se los permite.
Sigue el silencio –“cronoterapia”
lo llamaba el decrépito juez Fayt– de todos los casos desde Panamá y Bahamas,
Avianca y correo, Odebrecht y el tándem Caputo-Calcaterra, y la vergonzosa Corte
del 2x1 y el silencio… todos los poderosos están habilitados para hacer lo que
deseen desde los precios en las góndolas a las tarifas de agua, luz y gas,
peajes y nafta…
Hay una sociedad habilitada y
habilitante.
Después de mucho predicar,
reunir multitudes, hacer signos de que Dios estaba actuando, Jesús tuvo la
dolorosa experiencia del fracaso. Los estudiosos lo han llamado “la crisis de
Galilea”, o palabras semejantes. ¿Y qué hizo Jesús ante el fracaso? ¡Hizo lo
mismo! Siguió predicando, haciendo (menos) signos y hablando del Dios que nos
hace hermanas y hermanos. Jesús no sabe hacer otra cosa que eso.
Que nos perdonen entonces, a
pesar de la ficticia habilitación para el genocidio, la mentira sistemática, y
la tramposa sensación de triunfo habilitante, pero muchos seguiremos haciendo
lo que sabemos: seguiremos peleando con las armas de la paz y la verdad para
mostrar que –empezando por los últimos– es posible ser hermanas y hermanos, es
posible la justicia, “otro mundo es posible”. Este modelo de muerte, no tiene
la última palabra, ¡a Dios gracias!
Dibujo tomado de http://directingpeople.org/sistema-politico-mexicano-putrefacto/
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