El desafío de la creatividad
Eduardo
de la Serna
Hace muchos años, charlando
con mi amigo Daniel, rabino él, le pedí por favor que si en cualquier cosa que
yo decía o escribía él notaba algún rasgo de antisemitismo que no dudara en hacérmelo
notar. Me aseguró que lo haría; y puesto que nunca me llamó la atención no sé
si es que olvidó su compromiso o que he podido superar, al menos bastante, algo
de lo mucho de perverso que arrastra nuestro lenguaje y que encarné en el
ambiente en el que nací y me formé. Le decía, entonces: “nunca en mi vida tuve ‘ni siquiera un amigo judío’ y entonces no es de
extrañar que se me cuelen, que tenga metidas ideas, imágenes o estructuras
antisemitas que no quiero tener”.
Y, como esto, vale también
para tantas hegemonías que tenemos naturalizadas y adquiridas en lenguajes y
actitudes, pensamientos y gestos. El patriarcado es una de ellas. ¡Y vaya que
es grave! Para peor, no solamente estamos en una sociedad patriarcal, fui educado
en una cultura patriarcal, sino que además vivo en una institución patriarcal.
¿Cómo deconstruir tanto? Es el
desafío de la creatividad. Creo que en mi vida he tenido decenas de actitudes,
palabras, gestos patriarcales. Y hoy cuando los pienso y me pienso “me agarra
cosita” de vergüenza. No creo haber lastimado, sé que no he abusado, pero he
formado parte. Y no es poco.
Pero cada tanto “ocurren cosas”.
Cosas que te gritan “¡parate!” o que te hacen estrellarte o que te desnudan
ante otros o vos mismo. O cosas que te hacen preguntarte “¿y?, ¿dónde te vas a
parar, ahora?”
Tratar de mirar la historia desde
su reverso, como dice Gustavo Gutiérrez, ponerse desde el lado de las víctimas,
¡hace mirar con otros ojos tantas cosas!
Cuando hoy veo o escucho
tantos, y tantos y tantos casos de pederastia en el clero no puedo menos que
sorprenderme (debo decir que hoy no conozco casos de curas, aunque en mi
diócesis los ha habido) y me revuelve las tripas (sé que el clero no es el
peor, ni menos el único caso, pero basta con que fuera uno para que el dolor
sea también mío). No logro entender el hecho, y menos aún aceptar el
encubrimiento.
Cuando salen más y más casos
de abusos (y ¡perdón!, sé que no son “casos”, son mujeres con rostro y nombre… Y
dolor. Uso el término por comodidad para escribir), y cuando charlando con
amigas una me dice “fue a los 7” y otra “en mi adolescencia” y una chiquita “fue
mi tío”, y otra “¿por qué mamá no me cree?” (y curiosamente la mayor cantidad de
“casos” que escucho vienen en la confesión, ¡como si tuvieran que confesarse
ellas!), cuando escucho, sé que no sé qué hacer. Sólo estar. Abrazar, si toca.
Escuchar, si se puede. Acompañar, si te dejan.
Y acá viene el desafío. El
desafío de cambiar el lenguaje, de ser creativos en las palabras, los gestos, los
silencios (mal que le pese a los cómodos señores de la Real Academia). Nos
equivocaremos muchas veces, meteremos la pata otras tantas, y quedarán en el
camino aquellos, aquellas y aquelles
que se resistan a edificar una nueva convivencia… los Feinmann, los Repetto,
los Obarrio, los Acosta, los Etchecopar y tantes
otres. Pero a veces, para volar hay que tirar lastre. A menos que elles también tengan su “¡parate!”
Se escuchan comentarios,
denuncias, circulan audios. Algunos hasta incluyen al presidente. Y soñaría que
el poder judicial (per-judicial, al
decir de Graciana) investigue lo que la prensa hegemónica esconde para que el “nunca
más” abarque todos los ámbitos donde hay víctimas. No habría justicia si así no
fuera (y no es). Una sociedad edificada sobre sangre, sea de esclavos, sea de
indígenas, sea de niñas, niños, niñes,
mujeres abusadas no es la sociedad donde quiero vivir. Sueño una sociedad
edificada sobre la fraternidad y sororidad que nos permita mirar al otro, otra
y otre, mirar su rostro, mirar las
diferencias y reconocernos con ellas. Porque las diferencias no nos lastiman,
aunque discutamos hasta el amanecer; lo que lastima es la violencia, el poder
ejercido agresivamente, las lágrimas. Una sociedad con víctimas empoderadas,
aunque haya exageraciones al principio, o errores, o metidas de pata, se parece
bastante más a eso de “ámense los unos a los otros (y otres)”. Creo que quiero quedarme de este lado.
Dibujo tomado de https://creativa7.es/el-cabildo-de-la-gomera-pone-en-marcha-un-concurso-de-comics-contra-el-machismo/
¿con el feminismo infanticida en busca del dios poder dinero asesino de niños "no deseados" en contra de la complementariedad de varón y mujer en contra de la maternidad en contra de la alteridad varón y mujer en contra de la educación sexual pra el cariño respeto paciencia y amistad en contra de la cooperración entre los SEXOS y no la competencia por el poder y la guita?
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