NOS HA NACIDO UN NIÑO, UN HIJO NOS HA SIDO DADO (Isaías
9,6)
A comienzos del tiempo del Adviento, para animar la espera
de la Navidad, enviamos una carta para quienes creen en este misterio y también
para quienes, aun no creyendo, celebran la Navidad en familia como una fiesta
de paz y de esperanza de un mundo mejor. Enumeramos en ella una serie de
sombras y algunas luces para dar el contexto del Nacimiento de Jesús, como el
del momento en que celebramos la Navidad.
Llegamos al final de este año 2018 empobrecidos.
Empobrecidos en lo económico: en cada vez más hogares se ha dificultado
sistemáticamente el acceso a la salud, a la educación, e incluso al alimento.
Salarios que quedan atrás del aumento del costo de vida y destrucción del
empleo y la industria nacional son consecuencias de políticas económicas que
favorecen a muy pocos y sumen en la pobreza a una enorme porción de los
habitantes de esta bendita tierra.
Empobrecidos en lo político. Un gobierno sin otro proyecto
político que obedecer al FMI y favorecer la especulación y el capital
(especialmente el extranjero). Una oposición que no termina de renunciar a
intereses mezquinos, sectoriales y personales, incapaz de unirse para pensar
juntos un proyecto amplio y común cuya prioridad sea hacer de nuestro país una
Patria de todos.
Empobrecidos en lo humano. Políticas de seguridad que
criminalizan la disidencia y la pobreza, que nos llevan a ver que no toda vida
vale. Políticas que crean brechas y nos llevan a ver al otro como una amenaza,
cuya vida vale menos que la propia. Lejos de eliminar la “grieta” (como la llaman)
pareciera que nos separan distancias cada vez más insalvables: otra de las
tantas promesas incumplidas.
Podríamos seguir con un largo catálogo de sombras. Pero
sería un retrato incompleto y, por eso, falso de nuestra realidad. La Luz del
Niño Dios en el pesebre nos deja ver más que las sombras. Nos deja darnos
cuenta de las brasas encendidas, quizás tapadas por la ceniza, que pueden y
deben ser avivadas.
La generosidad solidaria de nuestro pueblo, de nuestros
pobres, se multiplica creativamente para encontrar caminos, no sólo para la
subsistencia, sino para crear los lazos que nos permiten saber que hay otra
manera de vivir juntos y regenerar el tejido dañado de nuestra sociedad.
Generosidad y solidaridad que deben ser la norma para aquellos que tienen la
responsabilidad de elaborar y plasmar un proyecto de país distinto.
Nos hace mirar nuestro futuro con esperanza ver el
compromiso valeroso y creciente de tantas personas y organizaciones sociales
con la defensa de los derechos: derecho a la vivienda digna, derecho a la
tierra, derecho al trabajo, derecho a la salud y la educación, los Derechos
Humanos. Nos permiten soñar con una Patria fraterna, que no teme al que es
distinto, que se enriquece en las diferencias, aún en muchas que hoy nos
parecen irreconciliables.
Esta noche celebramos el Nacimiento del que viene “a
traer la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y
la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un
año de gracia del Señor” (Lucas 4,18-19). Esa Buena Noticia queremos
compartir con ustedes y darles gracias por los fueguitos que nos marcan el
camino para que esta Noche bendita sea signo de una nueva historia en nuestra
Patria y en nuestro mundo.
No importa lo que esta noche puedan o no puedan poner sobre
la mesa, lo que puedan o no regalar. Quienes nos sentamos a ella somos lo que
importa: ¡Les deseamos una Bendita Navidad!
Grupo de Curas en la Opción por los pobres
24 de diciembre de 2018
24 de diciembre de 2018
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