La invasión de los carpinchos
Eduardo de la Serna
La
relación de los seres humanos con los animales es tan vieja como la humanidad.
Ser cazadores o pescadores nos ha constituido desde que venimos de los monos,
que también se alimentaban y cazaban… Como los humanos somos omnívoros también
se recolectaba, y luego sembraba. Y así aparecieron otros animales como compañía
o domesticados como ayuda. Así surge la diferencia entre animales domésticos
(que se adaptan a la convivencia con los seres humanos) y animales silvestres.
Con
frecuencia solemos confundirnos, de todos modos. Por ejemplo (creo que es el
más ilustrativo) creemos que una tortuga es “doméstica” porque vive, se
alimenta, y anda cerca nuestro, pero nunca se adapta como, por ejemplo, para
reproducirse. Hay animales como las aves en nuestras ciudades, por ejemplo, que
pueden tener un cierto contacto con las personas, pero “de lejos”, aunque
algunas sí sean domesticables como los canarios o las palomas.
En
ocasiones, nuestra incapacidad lógica o la imprudencia nos lleva a introducir animales
exóticos en otros territorios donde con frecuencia se transforman en plagas. Así
ocurrió con animales que el coloniaje trajo para que los turistas del Primer Mundo
vinieran a pescar o cazar jabalíes, ciervos, liebres, salmones o truchas…
aunque eso perjudicara la fauna autóctona como huemules, pejerreyes y otros.
Así ocurrió, también, con los castores en Tierra del Fuego, las ardillas en
Luján y – el ejemplo más visible – los hipopótamos de Pablo Escobar que campean
horondos por el Magdalena.
Debo
confesar que soy un ferviente admirador de los zoológicos (de los buenos
zoológicos, por cierto), y no coincido con algunas determinaciones de cerrarlos,
pero también sé que mi posición es totalmente opinable.
Finalmente,
muchos veíamos como algo positivo de la pandemia no solamente que habían
disminuido los conflictos y guerras, sino que los animales silvestres habían
vuelto allí de dónde habían sido expulsados. Y “todos” comentamos lo simpático
de ver ciervos por España, delfines por Italia, pumas por Chile… todo muy
simpático hasta que los malvados, perversos y subversivos carpinchos invadieron
la propiedad privada de la rancia oligarquía de Nordelta. ¡Ahí se les fue la
mano! La ley de humedales puede esperar… y si es 50 o 100 años, ¡mejor! Pero que
comandos de carpinchos mapuche-kurdos-venezolanos, entrenados por la Cámpora
invadan la propiedad privada es reflejo del comunismo vigente. Es sabido que la
propiedad privada en la Patagonia empezó cuando llegó la “civilización” luego
de haber torturado, masacrado, esclavizado y expulsado a los “bárbaros” que
antes la ocupaban ilegalmente sin papeles ni registros de propiedad. Lo mismo
ha de decirse de estos roedores gigantes que quieren ocupar el espacio que
merecen los buldogs franceses, los galgos afganos, los cocker spaniel o los
pastores belgas. Estos tienen título de propiedad, y hasta un kennel
club que lo acredita cosa que no tienen los salvajes capibaras que comen pasto
y destruyen los jardines que tanto nos ha costado mantener (o, en realidad, le
ha costado al jardinero).
Pero
resulta que la ley dice que los animales silvestres / salvajes son propiedad
del Estado nacional, cosa que no ocurre con los animales domésticos. Es
evidente que con este gobierno comunista y enemigo de la propiedad privada
pronto veremos no solamente carpinchos en nuestras casas, sino también, sumadas
a las ya frecuentes lagartijas (geckos, en realidad), chimangos y caranchos, y
nutrias (en realidad coipos) y cisnes, en zonas de ríos (que afortunadamente
pronto serán privatizados por un buen gobierno porteño para evitar este
desmadre) sino que no debería extrañarnos que pronto nuestras calles de inunden
de seres verdaderamente humanos, capaces de encontrarse y celebrar, de sonreír
y vivir... ¡Y sin ser coucheados ni ser de plástico! ¿dónde se ha visto?
Foto
tomada de https://www.infobae.com/sociedad/2021/08/18/carpinchos-en-nordelta-preocupacion-de-los-vecinos-por-mascotas-heridas-jardines-destrozados-y-accidentes-viales/
Totalmente de acuerdo, pero lo que mas gusta es la fina ironía... ( dicen que el humor con ironía es propio de las personas cultas....!!) gracias Padre siempre me encuentro en sus comentarios de la actualidad.
ResponderBorrarEspero que aunque sea con los pobres carpinchos se haga justicia en este tiempo de tanta injusticia.
Atte.Dafne.