Negociar y falsear la palabra
Eduardo de la Serna
Hace muchos años (2003) me pidieron,
para un comentario bíblico latinoamericano que hiciera un aporte analizando la
2ª carta de Pablo a los Corintios.
En esta carta, es llamativo el
enfrentamiento que Pablo manifiesta con otro(s) grupo(s); pero no se trata de
judíos ni de paganos, sino de “cristianos” (el título no aparece, porque es
posterior, pero se trata de seguidores de Jesús). Lo que se ve es que estos
cuestionan vehementemente a Pablo (algo que ya se insinúa en la primera carta
que les dirige). No se trata, como en otras cartas, como Gálatas, de que niegan
el apostolado de Pablo (aunque cf. 1 Cor 9,1-2) sino que
destacan que estos son mucho más apóstoles que Pablo, son “apóstoles excelsos”
(2 Cor 11,15; 12,11). Ellos han llegado con “cartas de recomendación” (3,1).
Pablo, entonces, entra en conflicto con estos “superapóstoles” y, contra su
voluntad, se ve en la necesidad de contrastar ambos ministerios, como se ve en
todo el capítulo 11. Si Pablo fuera un buen apóstol, parecen decir ellos,
cobraría (¡y bien caro!) sus servicios, como corresponde; pero él, en uno de
los ejemplos más eminentes de ironía, les responde: “¿qué tuvieron ustedes de
menos con las otras iglesias, salvo que no les cobré? ¡Perdónenme esta ofensa!”
(12,13). El aspecto económico, entonces, como se ve, se encuentra muy presente
en la carta (11,9.20; 12,13.14.16.17;
etc.).
Pablo sabe que su misión, su “para qué”,
es anunciar el Evangelio: “¡ay de mí si no predicara el Evangelio!”, (1 Cor
9,16), y – expresa y voluntariamente – para que este llegue sin duda ni
sospecha, Pablo no solamente no les cobra, sino que tampoco acepta ningún tipo
de dinero de los corintios, y – lo repite expresamente – trabaja manualmente
para mantenerse y no serles una carga. Pero los otros, en cambio, “negocian”
con la palabra de Dios (2,17), la “falsean” (4,2). La característica que
voluntariamente quiere mostrar Pablo a los corintios, y vuelve a la ironía: “¿Tendré
la culpa de que me abajé a mí mismo para elevarlos a ustedes anunciándoles
gratuitamente el Evangelio de Dios?” (11,7).
Del mismo modo, como curas, no tenemos
otra responsabilidad sino “evangelizar”; la Iglesia existe para evangelizar”
(Pablo VI), es su “para qué”. Y, acá me surge un planteo:
Con mucha frecuencia en las parroquias
recibimos de los distintos gobiernos (desde hace décadas, lo aclaro) elementos,
fundamentalmente alimentos, para la gente. Seguramente saben que eso llegará a
la gente y no “caerá un vuelto” para ningún lado. Pero, ¿qué pasa si para
darnos alimentos, o subsidios, o lo que fuera, debemos callar? Es decir: si
hablamos no podremos ayudar a la gente necesitada. Se corre el riesgo de que
terminemos hablando de generalidades para no incomodar. ¿Qué hacer? En lo
personal creo, y repito, que nuestra responsabilidad es anunciar buenas
noticias; y “noticias” que sean reales, no “opio del pueblo”. ¿Cómo podría
anunciar con libertad si debo hablar o callar según convenga, no a los pobres
sino a los poderosos? Un discípulo de Pablo dice, muchos años después, en
nombre de su maestro: “por el Evangelio estoy sufriendo
hasta llevar cadenas como un malhechor, pero la palabra de Dios no está
encadenada” (2 Tim 2,9).
Si callamos
lo que debiéramos hablar, ¿no estaríamos negociando, falseando, encadenando la
palabra de Dios? En todo caso, no seré yo responsable de que no
llegue a la gente lo que es su derecho recibir, sino de chantajistas que se
apropian de ello. Pero, al menos yo, ¡no habré callado la palabra que Dios me
ha encomendado decir!
Y, de paso, esto que vale para nuestro
compromiso con el Evangelio, ¿no vale también para otros estamentos de las
relaciones humanas? Falsear la palabra o negociar con ella, no la palabra de
Dios, en este caso, pero sí la palabra que se ha comprometido (y que Dios se lo
demande) ¿no vale también para los compromisos asumidos con un pueblo? Es
decir, y para decirlo más claramente, ¿lo entenderán los diputados tucumanos?
Foto tomada de https://www.alamy.es/el-silencio-de-un-hombre-trabajador-fue-comprado-por-dinero-un-hombre-mira-en-el-vacio-image363828364.html
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