Jesús murió “por” nuestros pecados
Eduardo de la Serna
En una clase ayer, yo presentaba los primeros
títulos cristológicos en el surgimiento del cristianismo primitivo. Obviamente,
el primero de ellos es, precisamente, el título “Cristo” (= mesías, = ungido) y
señalé que es un título evidentemente tradicional como se refleja en 1 Cor
15,3:
“Cristo murió por nuestros
pecados según las escrituras”
Señalé que, por cierto, la búsqueda en las
escrituras de un sentido al escándalo de la muerte de Jesús era la clave, y –
dije – esto se encontró en Is 53,5:
“Él ha sido
herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él
soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus llagas hemos sido curados”.
La clave, dije, radicaba en el “por”
que indica la causa de la muerte, su sentido. La preposición “por” es ambigua en
castellano, pero la referencia al texto de Isaías deja claro que en Pablo (en
realidad, en la tradición anterior a él) no se trata de “por” culpa nuestra, sino “en
favor de” nuestras culpas. Se trata, como se ve, de una muerte favorable; no de que somos culpables de la muerte de Jesús, se señala que su muerte nos libera de
nuestras culpas.
Pero, ¡y acá mi sorpresa!, varios
estudiantes dijeron que en otros institutos de formación de la diócesis se
afirma lo contrario: que somos culpables de la muerte de Jesús. Y esto, no lo afirmó
solamente un estudiante, sino que
varios lo reafirmaron. Y acá mi sorpresa…
¿Cómo puede alguien hoy afirmar
semejante cosa? ¿De dónde y cómo leen 1 Cor 15,3?
Santo Tomás de Aquino (+ 1274) en
su Comentario a la Primera carta de san Pablo a los Corintios ya afirmaba:
«Con estas palabras, elimina dos sospechas que pueden surgir sobre la muerte de Cristo. La primera es que murió por sus propios pecados actuales, o pecado original. Esto lo excluye cuando dice: por nuestros pecados, no por los suyos: “Él fue herido por las transgresiones de mi pueblo” (Is 53:8); “Cristo murió una vez por todas por nuestros pecados, el justo por los injustos” (1 P 3:18)».
La relación entre 1 Cor 15 e Is 53 ya la presenta Tomás, como se ve.
En 1911 Archibald Robertson (1853-1931) y Alfred
Plummer (1841-1926) en “A critical and exegetical commentary on the first
epistle of St. Paul to the Corinthians”, p. 333 ya afirmaban:
«Él murió por nuestros pecados», (…) la acción
vicaria puede estar implícita en el contexto. Pro peccatis nostris abolendis
da el significado correcto. Hay una conexión real, más allá de nuestra
comprensión, entre la muerte de Cristo y el perdón de los pecados de los
hombres. Esto concuerda con el Antiguo Testamento. (Isaías 53:4-12), y este
acuerdo forma parte de lo que san Pablo proclamó»
Ernest-Bernard Allo en “Saint Paul, première épître aux Corinthiens“
en 1934, p.390 dice:
«Lo que se les podría conceder (…) es que el
converso de Damasco fue instruido sobrenaturalmente en la verdad de la
tradición, su alcance y su conformidad con las predicciones de las Escrituras (…).
Una luz de lo alto lo convenció de que la muerte de Jesús había expiado los
pecados de los hombres, y que ésta era la expectativa de los profetas»
Más aún, en 1886, Frédéric Godet decía en su “Commentaire sur la première épître aux Corinthiens”, p. 603:
«el término por
nuestros pecados tiene una importancia especial, pues este es el significado
divino del hecho, como lo enunciará más adelante en los versículos 17 y 18. Es
evidente que en esta frase el hyper no significa en lugar de, sino a
favor de: “Para que nuestros pecados sean expiados”»,
Señalo todo esto con autores muy
antiguos con la única finalidad de que se vea claramente que mi afirmación no
se trata de “novedades”, cosas que atentan contra la tradición, cosas que se
dicen “ahora”, sino de algo que se sostiene desde hace más de un siglo, y – creo –
hoy ya son “adquiridas”. Podría citar muchos autores contemporáneos, por
cierto; pero no es la idea. Afirmar que somos culpables de la muerte de Jesús
me parece, por un lado, insostenible y, por otro lado, neurotizante, por lo
menos.
Algunos seguimos creyendo que
Jesús vivió y murió para hacernos libres…
Añadido patrístico
¿Cómo pudo Cristo morir por los pecadores si él mismo era
pecador? Si, de hecho, murió por nuestros pecados, entonces es claro que él
mismo debía ser sin pecado. Por lo tanto, no murió la muerte del pecado, sino
la muerte del cuerpo. Esto es lo que proclaman las Escrituras en todas partes. (Juan
Crisóstomo, homilías sobre las epístolas de Pablo a los Corintios 38.3)
El profeta Isaías dijo: «Como oveja al matadero fue llevado»
[Is 53:7], etc. El Apocalipsis [13:8] añade que fue inmolado desde antes de la
fundación del mundo. Y Deuteronomio [28:66] dice: «Verás tu vida pendiendo ante
tus ojos, pero no creerás». Esto se expresa en futuro para evitar que los
malvados aleguen que no se aplica a Cristo (Ambrosiaster, Comentario a las
epístolas de Pablo .6).
La iniquidad de los pecadores no fue tan grande como la
justicia de Aquel que murió por ellos. Los pecados que cometimos no fueron tan
grandes como la justicia que él encarnó al dar su vida por nosotros (Cirilo de
Jerusalén, Catequesis 13.7).
hizo de su vida un intercambio por la vida de todos. Uno
murió por todos, para que todos vivamos para Dios, santificados y vivificados
por su sangre, justificados como don por su gracia (Cirilo de Alejandría,
Cartas 41.11.10).
Imagen tomada de https://ceresdesarrollohumano.com/post/81684954414/la-culpa-buena-y-la-culpa-mala
Muchas gracias Eduardo por compartir en esta nota su "sorpresa". Mucho me temo que haya una ola de conservadurismo entre algunos de sus / nuestros alumnos de teología: pasan por la Facultad, pero la Facultad no pasa por ellos. Bien parece que los muchachos sólo piensen en ser ordenados: vestidos de negro y con alzacuellos. Albert Moliner (amolinerz@gmail.com)
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