Los hijos de Coré, el levita
Eduardo de la Serna
Aunque se lo mencione con una cierta frecuencia, es
muy poco lo que se nos dice en la Biblia de Coré. Pero “poco” no significa
insignificancia. Para ser precisos, el nombre Coré se encuentra mencionado 38
veces en la Biblia hebrea, pero – como se dijo – es poco lo que podemos extraer
(además que varias personas llevan ese nombre). Para empezar, se encuentra en las
Genealogías. Esto, que para el ambiente bíblico es muy importante, nos cuesta
mucho entenderlo en nuestro tiempo. Cualquier lector de la Biblia sabe que estas
son muy habituales. Y hay dos elementos fundamentales a tener en cuenta para
resaltar su valor: la genealogía viene a demostrar que un personaje es
realmente judío, es decir, miembro del pueblo de Dios, es decir, que no es pagano. Es
decir: es “santo”. Y en el caso de los sectores sacerdotales, demuestra –
además - que el personaje en cuestión es
realmente sacerdote de Israel por pertenecer a la tribu sacerdotal. Hay un caso notable en el que unos sacerdotes, que no pudieron mostrar su genealogía, fueron expulsados del Templo (Esd 2,62;
Neh 7,64). La primera vez que se menciona a Coré se nos dice que es nieto de
Leví (Ex 6,16-24; hay otro Coré, hijo de Esaú, Gen 36,5). Y ser “hijo de Leví”
significa sencillamente: ¡ser sacerdote! (levita).
Pero en el cap. 16 del libro de los Números (vv.
1-36) se nos habla de una rebelión de Coré y otros contra Moisés y Aarón. Ellos
se saben consagrados, por ser sacerdotes, y reclaman que todos son consagrados
y por lo tanto Moisés y Aarón no tienen derecho a ponerse “por encima” de los
demás. “¿Les parece poco?” es la respuesta de Moisés (v.9). La consecuencia es
la muerte de los 250 que, con Coré, ofrecían incienso (vv.16-17) en “la tienda”
(v.36).
Antes de avanzar un poco más es bueno decir unas
breves palabras sobre el sacerdocio en Israel. Entre los judíos no existe la
“vocación” sacerdotal; todos los que pertenecen a la familia de Leví son
sacerdotes (por eso las genealogías), y uno que no es de esta tribu es laico aunque quisiera ser sacerdote.
Dentro de estos, según los clanes (y nuevamente importan las listas de
descendientes), algunos son sacerdotes y ofrecen sacrificios, otros el
incienso, otros dirigen el coro, etc. Lo cierto es que – y acá un punto
importante – con el tiempo en que el sacerdocio empezó a ser más importante
(incluso empieza a haber un “sumo sacerdote”) empezaron a ser importantes, para
el coro del templo, los “hijos” de Coré. Pero ¿no habían muerto también ellos?
Números 26,10-11, entonces, aclara los “datos” y
afirma que Coré murió, “pero los hijos de Coré no murieron”. Es que, en la
liturgia de Israel, expresada de un modo notable en los Salmos, empezaron a
conocerse muchos de ellos que se atribuían a “los hijos de Coré”. Para entender bien
(porque en muchas Biblias esto no figura) aclaremos esto. El libro de los
Salmos es una colección de cantos, lamentos, oraciones (para entenderlo bien podemos
pensar en los Cancioneros de nuestras comunidades). En muchos de esos cantos
había una especie de “título” que mencionaba autor, tipo de música, instrumento
y – a veces – la circunstancia de composición. Pero como estos “títulos” fueron
cambiando con el tiempo, en la Iglesia no se los consideró “palabra de Dios”
(por eso en muchas Biblias no se los encuentra), aunque sean útiles para
entender cómo se fueron recopilando (por eso sí se los encuentra en otras). Lo
cierto es que hay 11 Salmos que tienen como título: “de los hijos de Coré” (los
Salmos 42, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 84, 85, 87 y 88). Aclaremos que no es
importante saber si realmente les pertenecen o no, sino reconocer que con el
tiempo comienza a haber en Israel un grupo de sacerdotes que se referencia con
Coré, a pesar del pecado de su “padre”.
Esto no significa que se disimule la “rebelión de
Coré”, como lo repite Sir 45,18: “llena de ira y furor”. Incluso en el Nuevo
Testamento lo menciona Jud 11 poniéndolo al mismo nivel de Caín y Balaam (“han perecido
en la rebelión de Coré”).
Pero la importancia que se fue dando al sacerdocio en Israel, especialmente al volver del cautiverio en Babilonia (año 500 a. C.), llevó a que, aunque el “padre” haya sido rebelde y castigado por Dios por rebelarse contra Moisés y Aarón en los momentos fundacionales de Israel, se valore cada vez más el sacerdocio y el culto, reconociendo en “los hijos” un lugar, aunque ya no en el incienso sino en los coros. Claro que sobre todo esto el Nuevo Testamento tiene otra mirada, puesto que Jesús y los suyos no son sacerdotes, sino laicos (Jesús es de Judá, no de Leví), pero eso es otro tema para otra ocasión.
Imagen tomada de https://www.iemj.org/es/psaumes-et-psalmodie/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.