El desafío actual de una parábola
Eduardo de la Serna
La parábola del “Buen Samaritano” (que se encuentra
en Lucas 10,25-37) es – sin duda – una de las más conocidas de los Evangelios.
Allí se narra la actitud compasiva de un samaritano
ante un herido al borde del camino después que un sacerdote y un levita pasan
de largo ante él.
La experta en Nuevo Testamento, Amy Jill Levine,
escribió un libro comentando algunas parábolas de Jesús, y el final actualizado
que realiza del Buen Samaritano me sugirió seguir sus huellas. [Relatos cortos
de Jesús. Las parábolas enigmáticas de un rabino polémico, editorial Verbo
Divino, Navarra 2016, pp. 99-143, en este caso la p. 142]
Amy Jill Levine es judía, profesora de Nuevo Testamento
y en su obra alerta – con justa razón – ante las lecturas anti judías de las
parábolas que son tan frecuentes (en este caso la interpretación del sacerdote
y el levita).
La actualización que ella propone es la siguiente (y
recordar que es judía es importante para notar la “provocación”):
«Yo soy una judía israelí que bajo de Jerusalén a Jericó y soy atacada por ladrones, golpeada, desnudada, robada y dejada medio muerta en una cuneta. Dos personas que deberían haberse parado para ayudarme han pasado de largo: la primera un médico judío del ejército de Israel; la segunda, la segunda, un miembro de la Israel/Palestine Mission Network dela Iglesia presbiteriana de Estados Unidos. Pero la persona que se compadece de mí y me muestra misericordia es un musulmán palestino que simpatiza con Hamás, partido político en cuyo programa no sólo se propone destruir Israel sino que presenta a los judíos como demonios infrahumanos culpables de todos los problemas del mundo».
Con sensatez Levine destaca el rol de “enemigo” del
samaritano y de que “se esperaría ayuda” del sacerdote y el levita.
Y – como dije – siguiendo sus huellas, bien se
podrían hacer otras nuevas actualizaciones. Es cierto lo que ella dice: “La parábola del buen samaritano es una de
las pocas que puede traducirse casi perfectamente a la situación contemporánea”.
La idea de Jesús es “provocar”, como es evidente; es
“un rabino polémico” al decir de la autora. Y – sigue diciendo – si las
parábolas no nos provocan, seguramente no las estamos comprendiendo
debidamente. Poner un sacerdote y un levita por parte de Jesús no es anti
judaísmo, ¡no podría serlo!, ¡no debe leerse de ese modo! Pero si son quienes
debieran, de quienes se esperaría que ayuden al caído (a veces me cuestionan
ser muy crítico de los ambientes eclesiásticos; es precisamente porque “debieran”,
porque de ellos “se esperaría”…). Pero actualizándola de modo chocante: ¿Cómo
sería (para mi polémico, por cierto) una parábola del “buen macrista”, luego de
que uno del Frente para la Victoria y uno de las Comunidades eclesiales de base
pasan de largo? O (del otro lado de la "grieta") la parábola del "buen K", que socorre a un funcionario del actual gobierno, herido y desatendido por un funcionario de "la" Embajada y por un CEO de una empresa de IDEA.
Y estando en Colombia me pregunto si no resultaría
chocante la parábola del “buen guerrillero” luego de que un miembro del
ejército y uno de la procuración pasan de largo ante el herido. Que sea
chocante nos debería sacudir, interpelar y – sobre todo – comprometernos en el
obrar: “¡vete y haz tú lo mismo!” termina Jesús. No está de más actualizar
sensatamente los textos, nos ayudaría a evitar actitudes contrarias a “lo
humano”, o contrarias al Evangelio. ¡O evitaría votar “no” en un plebiscito!
Gráfico tomado de www.regnumchristi.org
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