La difícil y fascinante artesanía de la paz
Eduardo
de la Serna
En las Bienaventuranzas, en el
Sermón de la Montaña hay una bienaventuranza que me parece oportuno comentar
brevemente…
Se la suele traducir así: «Bienaventurados los
que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5:9). Y hay varios elementos interesantes a tener
en cuenta…
1.- “Serán llamados”, como es frecuente en el Sermón, en el Nuevo
Testamento y los últimos libros del Antiguo, la voz pasiva manifiesta que Dios
es el que lo hace, es decir “Dios los llamará”. Por tanto hay un obrar de Dios
sobre el que realiza determinada cosa que se valora positivamente.
2.- “Hijos de Dios” es un término que tiene cierta ambigüedad en la
Biblia… hijos de Dios – en tiempos del NT – eran, por ejemplo, los ángeles (a
partir de la lectura apocalíptica de Génesis 6,1-4 como se ve, por ejemplo en
Qumrán y a lo que alude Judas 6;
ver Deuteronomio 32,43; Job 1,6; 2,1), “hijo de Dios” también
puede ser el rey porque Dios lo adopta como tal (2 Samuel 7,14; Salmo 2,7; pero en este caso es en
singular, “hijo”), y también se refiere a Israel (en principio, también en
singular: Éxodo 4,22; Oseas 11,1). Pero en este caso los judíos – por obvias
consecuencias – se sienten “hijos de Dios” (en cuanto adoptados, escogidos por
cierto; Deuteronomio 14,1; Juan 11,52; Romanos 9,26), y los seguidores de Jesús
(“el Hijo”) – por ser Israel – se sienten también “hijos de Dios” (Romanos
8,14-22; Gálatas 3,26; Filipenses 2,15). Es decir, Dios llamará “hijos de Dios”,
su pueblo escogido y amado a los merecedores de la felicitación. No parece muy
diferente de lo que dice la Primera carta de Juan: “Miren qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos
hijos de Dios, pues ¡lo somos! (1Jn 3,1). También es semejante (en cuanto al
verbo en voz pasiva y la consecuencia) a lo que dice Pablo en Romanos: “en el
lugar mismo en que se les dijo: No son mi pueblo, serán llamados: Hijos de Dios
vivo” (9,26; cita de Oseas 2,1).
3.- También
Isaías usa la misma voz pasiva:
- “A los restantes de Sión y a los que quedaren de Jerusalén, se les llamará santos: serán todos los apuntados como vivos en Jerusalén” (4,3);
- “Le he suscitado del norte, y viene, del sol naciente le he llamado por su nombre” (41,25);
- “para darles diadema en vez de ceniza, aceite de gozo en vez de vestido de luto, alabanza en vez de espíritu abatido. Se les llamará robles de justicia, plantación de Yahveh para manifestar su gloria” (61,3).
En los tres casos se trata de Dios que “llama” a Israel. Llamar
es poner un nombre nuevo. “Poner el nombre” en la Biblia es asignar una nueva misión,
un encargo de Dios a sus hijos.
4.- Pero
quienes son beneficiarios de todos estos dones por parte de Dios son los que se
traduce que “trabajan por la paz”. El término ‘pacífico’ o ‘lleno de paz’ es eirênikos, “estar” en paz (Mc 9,50; Rom
12,18; 2 Cor 13,11; 1 Tes 5,13) es eirênêúo,
ambos remiten a la raiz eirên— “paz”
(eirênê). Pero Mateo usa aquí un
término diferente: eirênopoioí
sustantivo del verbo eirênopoieô
(Colosenses 1,20). El verbo está dado por el final, “poieô”, obrar, hacer, ser artesano. Se refiere así a los “hacedores
de la paz”, los “artesanos de la paz”. Fuera de estos dos textos el término se
encuentra en Proverbios 10,10: “El que guiña de ojos, dará disgustos, quien
reprende a la cara (parrêsía), proporciona paz (eirênopoiei)”. Las situaciones
de conflicto, es el caso, deben enfrentarse con libertad, cara a cara, y
conducen a la paz. Dice el discípulo de Pablo: “por medio de él quiso
reconciliar consigo todo lo que existe, haciendo
la paz por la sangre de la cruz tanto entre las criaturas de la tierra como
en las del cielo” (Col 1,20).
5.- Sin duda hay una estrecha relación entre la “paz” y Dios.
Dios es Dios de paz, y la otorga a los suyos. Pero los suyos deben a su vez
ocuparse de que esta paz “se edifique”, “hacerla” precisamente porque son “llamados”
como “hijos”. Dios está del lado de la paz y de ese lado han de quedar sus “hijos”,
es más, “serán llamados hijos” en la medida que sean “artesanos de la paz”.
Quiera Colombia ser llamada “hija
de Dios”. Quiera América Latina y el mundo todo serlo edificando la paz
artesanalmente en el día a día. Dios nos felicitará por ello.
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