sábado, 29 de agosto de 2020

El nuevo vocabulario de la no tan nueva derecha

 El nuevo vocabulario de la no tan nueva derecha


Eduardo de la Serna




Es interesante, en estos nuevos tiempos pandemiales escuchar algunos discursos de muchos que hablan y dicen cualquier cosa. Al fin y al cabo, eso no es lo que cuenta. Si uno va a una marcha, por ejemplo, porque quiere manifestarse contra la invasión de extraterrestres, para la derecha igualmente suma. Bienvenido sea… Pero es interesante, de todos modos, descubrir algunas palabras que se escuchan y repiten con notable insistencia en los discursos contemporáneos:


No es muy frecuente, aunque cada tanto se escucha en alguno que “atrasa”, hablar de judaísmo, masonería y comunismo… Eran los causantes de todos los males pasados, y por eso cada tanto se escapa en ocasiones. “Nunca falta alguien que sobra” y en alguna plaza pronuncia esos términos demoníacos. A lo mejor revele la edad de los emisores. Pero no son los más escuchados en estos días.


Bill Gates: Hoy, es casi una constante escuchar hablar (mal, por cierto) de Bill Gates (y Melinda, y de la Fundación Gates). Ellos habrían creado el virus, o inventado una vacuna mortal, o aberraciones semejantes. En ocasiones también se añade el nombre de Soros. Que sean dos de los milmillonarios más aborrecidos por Donald Trump es casualidad, ciertamente.


5G: Pareciera que las torres de 5G causan todos los males. Incluso el Covid-19 (algo que entra en colisión con los que afirman que es un simpe resfrío, o una gripezinha… pero la contradicción nunca fue un tema importante para la lógica diestra). Que sean los chinos y no la “Madre Patria” (= USA) los que están avanzando con el 5G tampoco es casualidad. De todos modos, no es un argumento muy usado en la Argentina ya que para el desarrollo del 5G en el país los chinos se han asociado con Clarín. Y no conviene morder la mano que te da de comer.


ADN: Pareciera que una vacuna (pero esto vale para la china o la rusa… y ahora para la de Oxford porque se fabricará en el país, no para la alemana y menos aún para la gringa) puede mágicamente cambiarnos todo el ADN. Cada célula de nuestro cuerpo cambiará y, además, seremos como robots, mano de obra idiota. ¡Qué trabajo tendrá la vacuna con tanta célula que nos habita! Es notable cómo avanza la ciencia; en las cavernas estábamos todos más confortables.


Chip: Otra variante de la anterior es que en la vacuna se nos introduce un chip (esto vale en algunos casos, también para la vacuna contra la gripe. Peligrosísima avanzada). Este chip es infinitamente más peligroso que el que nos inocula TN en el día a día por lo que vacunarse es desaconsejable. La muerte siempre es un mal menor.


Mascarilla: Las mascarillas son peligrosísimas. Porque uno puede tragar o impregnarse de su propia saliva. Algo que como todo el mundo sabe, jamás ocurre en los seres normales. O no respirar bien, cosa que no ocurriría si uno se contagiara, creo.


Nuevo Orden Mundial: en un paquete infernal, todo esto, todos estos nombres y cualquier otro que proponga vacunas, restricciones, debates y demás inconveniencias se resumen en un Nuevo Orden mundial. Para empezar porque todos sabemos que el “Viejo Orden” era una maravilla; y si las 4/5 partes de la población moría de hambre, o enfermedades previsibles seguramente eran “efectos colaterales”. Además, porque con ese nombre, así impreciso, pueden entrar todos: judíos y masones, comunistas (como las vacunas chinas o rusas, claro) o Gates, y, en algunos casos, hasta el Papa Francisco…


Mi simpatía por Bill Gates es nula, por el régimen chino también. Mi celular no recibirá 5G y no sé si podría pagar uno nuevo. Pero sí quiero un nuevo orden mundial: un mundo donde quepan muchos mundos, como dicen los zapatistas. Un mundo donde a los alimentos, la educación y la salud puedan acceder todos, todas, todes. Y si surgiera una epidemia, todos, todas, todes pudiéramos acceder a la cura y no contemplar espantados cómo los poderosos difunden tonterías que tontos repiten mientras se someten al contagio. Porque resulta curioso: en todo el mundo muere gente a causa del coronavirus (no es un invento o una campaña “K”, creo) y nos dicen que moriríamos si nos vacunamos. Curioso y cruel. “Mueran, por favor, que ustedes sobran” parece ser la cosa. Pero puede ser que yo diga esto porque tengo un chip que me cambio el ADN y estoy financiado por mi íntimo amigo Bill para fomentar un Nuevo Orden. Mejor no me lean.

 

Imagen tomada de https://tlcdenia.es/espanol-ingles-direcciones/

viernes, 28 de agosto de 2020

El síndrome de Pinocchio

 El síndrome de Pinocchio


Eduardo de la Serna




En tiempos del Imperio Romano, las relaciones interpersonales podían explicarse fácilmente. Las había de dos tipos: cuando era entre iguales, se la llamaba “amistad” (con lo que es evidente que el término se utilizaba de un modo muy diferente al utilizado entre nosotros) y cuando era entre desiguales, era de “patrón-cliente”. El cliente siempre estaba subordinado y en deuda con el patrón (de aquí deriva la categoría “clientelismo”). Ahora bien, salvo en las dos puntas, cualquiera siempre era patrón de alguien y cliente de alguien. En la base de todo estaban los esclavos (los mendigos eran más despreciados aun, pero la situación era diversa) que eran siempre y solo “clientes”, solo debían y nadie les debía. En la cima, en cambio, el Emperador, que no debía nada a nadie y todos le estaban sometidos.


No es algo muy distinto lo que ocurre en nuestro tiempo al mirar las categorías de poder. Para poner un ejemplo: pocos hoy piensan que Macri haya sido ingeniero de una estructura de poder (muchos dudamos incluso que sea ingeniero). Hay otros, algunos cuyos nombres conocemos, otros ni siquiera, que están por encima y manejan los hilos. Alguno ha llamado al presidente “puesto menor”. De eso se trata. Pero, y siguiendo el ejemplo inicial, hay marionetas que manejan otras que a su vez manejan otras. Curiosamente, en una suerte de síndrome de Pinocchio, pareciera que algunos de los que son manejados cree – o supieron hacerle creer – que es libre (o libertario) y él/ella toma sus propias decisiones que no son sino un hilo microscópico de lo que el poder decide. Es evidente que “alguien” piensa y decide y mueve los hilos para que desde sus usinas movilicen a la gente para que haga “A” o “Z” y cuando lo hace habrá Tales o Cuales consecuencias decididas desde esas usinas. Por ejemplo: es evidente que desde la prensa hegemónica se moviliza, insiste y convence para que muchos rompan la cuarentena, lo cual provocará miles de infectados entre los llevados a marchas en las que se contagiarán mientras un periodista – o mejor, un pobre conductor – festeja los contagios. Muchos irán y se desbordarán (los mismos que se burlaban de que “los negros” son llevados en micros; es desagradable escupir para arriba). Inclusive hasta algún fusible puede saltar y algún propagandista también contagiarse. Lo cierto es que el Gran titiritero no ha ido a las marchas.


Es notable ver, escuchar las voces de los que se creen libres y no son sino “marionetas imbéciles” que se desmoronarían al instante si no los sostuvieran de los hilos los manipuladores a su vez manipulados… así hasta llegar al gran manipulador. Pero hablarán convencidos, con argumentos hasta inverosímiles, pero con seguridad fundamentalistas. No importa. Si va preso un peón por haber amenazado a la vicepresidenta, pues se lo sacrifica (y, a lo mejor, hasta se levanta su bandera martirial… todo sea por la causa). Si se enferma un caballo, pues se llenarán páginas con las noticias de la salud del mismo. Pero un caballo también puede sacrificarse. Una vez, alguien me hablaba de otro a quien no quería nada, pero a quien reconocía brillante; y me dijo: “te entrega las torres, los alfiles y hasta la dama. Tiene el Jaque Mate en la cabeza”.


Es difícil un diálogo o encuentro con los que me quieren muerto; es complicada una buena relación con quienes me creen descartable. Pero, al menos podemos mirar la realidad y reconocer que no somos pocos los que no queremos una sociedad de patrones y clientes sino de amigos y amigas. De hermanos y hermanas. Así se parece más al sueño de Jesús para los suyos (= nosotros). Ojalá las marionetas aprendan a cortar los hilos de su dependencia, aprendan a pensar por su cuenta y a tomar sus propias decisiones. Pinocchio era un cuento, pero la ruptura de las cadenas de la esclavitud fue en logro del pasado y puede volver a ser una realidad del presente. No depende de Gepetto, ni tampoco de un “hada buena”, no se trata de escuchar el canto de los grillos, se trata de enfrentar la verdadera realidad y no creer en los cuentos que nos cuentan los contadores y fabricantes de mentiras. Y mirando la realidad, fortalecer los músculos, afirmar los huesos y ponernos “a andar, nomás”. Como amigos, amigas, hermanas y hermanos. De patria y matria se trata.

 


Imagen tomada de https://redaccion.lamula.pe/2013/02/24/la-rebelion-de-pinocho/jorgepaucar/

miércoles, 26 de agosto de 2020

Profecías, apocalipsis y… Duhalde

 Profecías, apocalipsis y… Duhalde


Eduardo de la Serna



En el lenguaje de la calle, el cotidiano, por profecía se entiende el anuncio de que algo va a ocurrir. Ahora bien, ¿cómo sabe el emisor que eso “va a ocurrir”? Las fuentes pueden ser varias: desde revelaciones del más allá, hasta conocimientos esotéricos, desde un buen análisis de los signos que “allí están” pero pocos, o nadie sabe o quiere ver hasta ser un auténtico estadista. Digamos algo de este último grupo, para entender mejor. Los estadistas, analizando, pensando las cosas que los rodean creen que la realidad, el país, el mundo se dirige en una dirección, y – por lo tanto – ponen los medios para evitar los perjuicios y aprovechar los beneficios de esa situación. Veamos un ejemplo conocido: Juan Domingo Perón creyó, y motivos no le faltaban, que era inminente una Tercera Gran Guerra. ¿Qué hacer? ¿Cómo prepararse? ¿Cómo aprovechar? Si se acopian productos que los grupos afectados necesitarán, dedicados como estarán al conflicto, se podrá aprovechar para venderlos y hacer buenos negocios. Pero, la tal Guerra no sucedió (o no aconteció como estaba prevista), y los negocios no ocurrieron. En el sentido popular puede decirse que falló la profecía. Hay, también, otros tipos de profecías: en la Biblia, por ejemplo, en ciertas ocasiones se anuncia que ocurrirán cosas que de hecho ya ocurrieron (se las llama profetia ex eventu), que tienen la intención de preparar para otros acontecimientos que, estos sí, se aguardan. Hay también las que se denominan “profecías autocumplidas” que son las que engendran en sí mismas lo que ocurrirá. El miedo suele ser gestor de muchas de ellas: me anuncian que algo me ocurrirá y es tanto el miedo que eso me provoca que termina finalmente ocurriendo. En la Biblia, a diferencia de esto, el o la profeta suele ser alguien que ante la realidad habla de parte de Dios y la confronta. El gran biblista judío Abraham Herschel afirmaba que los profetas “sienten-con” (en griego syn-pathia) Dios y por eso les enoja lo que a Dios enoja, les duele lo que le duele a Dios y les da placer lo que a Dios le da placer. No para sí mismos, sino frente a la realidad, por ejemplo, la realidad de los pobres (el huérfano y la viuda).


La apocalíptica, que no es profecía, ni un poco (y algún biblista alemán del siglo pasado afirmaba que se parece más a la “sabiduría”), es vista como el anuncio de cosas terribles que se avecinan. Dios o el caos (que para algunos se parecen) prepara momentos espantosos para un futuro matemáticamente cronometrado (porque – pareciera – que primero pasarán cosas “A”, más tarde ocurrirá “B” hasta que, al llegar a “Z” todo acabe). Dejo de lado la imagen de Dios que todo esto supone (un dios del que elijo ser ateo, por cierto). En este caso, la humanidad no puede salir de un sino que la ha sumergido y solo queda aguardar paciente y pesimistamente que todo ocurra. No queda claro por qué ocurrirá eso, si tiene o no causas, y – peor aún – si se podría o no evitar. Tampoco es esto la apocalíptica en la Biblia. Esta, en general, habla ante la realidad presente mostrando cosas que están ocurriendo, aunque en un lenguaje que los poderosos y violentos no puedan comprender fácilmente. De resistencia se trata. Los griegos o los romanos nos están matando u oprimiendo (del s.II a.C. al s. II d.C. aprox.), por lo que hay que invitar a los “nuestros” a resistir. En algunos casos con las armas, en otros con la no violencia, según los diferentes apocalipsis de tiempos bíblicos.


En medio de estos dos términos usados en el uso común, aparece “profetizando apocalipsis” inminentes el exsenador en ejercicio interino de la presidencia Eduardo Duhalde. Anunciando cosas terribles: golpe de estado, ruptura de la democracia. Luego de un análisis que quiso ser inteligente y estadístico partiendo de los antiguos golpes de estado en Argentina (con ese mismo criterio, mirando la infinidad cantidad de guerras ocurridas en Europa podríamos anunciar la inminente fractura de la Unión Europea y la proximidad de una Conflagración Mundial de espanto) hizo su anuncio. Y dejo de lado otras “profecías” incumplidas de este mal estadista. La pregunta importante es ¿quién es el emisor? En general es conocido y no necesita presentación. Simplemente, a modo de memoria, vivo a escasas cuadras de donde ocurrió la “Masacre de Pasco”, un 21 de marzo de 1975. Un grupo de opositores, especialmente el concejal rival Héctor Lencina, al entonces intendente interino de Lomas de Zamora, Eduardo Duhalde, fueron masacrados por la Triple A con zona liberada. Desde entonces comenzó su “carrera” política. Se sabe a quien/es representa. Es el mismo que, siendo presidente interino favoreció con la pesificación asimétrica al grupo Clarín, recontra endeudado por la compra de los canales de cable de todo el país para conformar Multicanal. No es, por lo tanto, ajeno al oligopolio de los medios que semejante personaje vuelva a aparecer en los medios para descargar sus anuncios de profecía apocalíptica, en momentos en que algunos están en claro periodismo de guerra. La reforma judicial y la declaración de los servicios de comunicación como “servicio público” les hizo enterrar el hacha. Y deberemos acostumbrarnos a escuchar a decenas de “profetas de infortunios”, como los llamaba Juan XXIII. Por lo menos, sabiéndolo perderemos el miedo y así, la posibilidad de que se cumplan sus anuncios retrocederá 10 casilleros.

 

Foto tomada de http://todosobreelteg.blogspot.com/2018/11/que-ese-el-teg-aqui-su-resena-historica.html

martes, 25 de agosto de 2020

Video con comentario al Evangelio (domingo 22 "A")

Comparto el comentario al Evangelio del Domingo 22 "A"  en video

(me quedó un poquito largo, perdón)



También lo pueden ver en

https://youtu.be/moCjMrMWdZY               


Eduardo

Comentario domingo 22A

El contraste con Pedro es camino de discipulado

DOMINGO VIGESIMOSEGUNDO - "A"




Eduardo de la Serna




Lectura del libro del profeta Jeremías     20, 7-9

Resumen: En un texto dirigido a Dios, Jeremías se lamenta del mensaje terrible que debe pronunciar al pueblo, y responsabiliza a Dios por haberlo engañado y arrastrado violentamente a esa misión.



En el libro del profeta Jeremías hay una serie de textos autobiográficos a los que con frecuencia – y quizás no demasiada precisión – se los ha llamado “Confesiones”, inspirado el título en san Agustín. Son, en realidad, un progresivo lamento a Dios por la situación violenta que padece el profeta a causa de su ministerio (cf. 11,18-12,6; 15,10-21; 17,12-18; 18,18-23; 20,7-18). Puesto que su anuncio es muy duro (se aproximan amenazantes los babilonios y Jeremías anuncia “destrucción” y “terror” como castigo de Dios por haber abandonado su alianza) es sumamente criticado, maltratado y en ocasiones se busca su muerte. Podemos decir que en su vida, Jeremías la pasa muy mal, y esto es por “culpa” de Dios que lo ha llamado como profeta a anunciar desolación. Es en este contexto donde ha de leerse el texto litúrgico.


El lamento de Jeremías, en este caso, se encuentra en 20,7-18 y se lee sólo la primera parte.


Lo primero que afirma el profeta, en un texto dirigido a Dios (por tanto entramos en un nuevo horizonte ya que habitualmente en los textos proféticos es Dios el que habla por intermedio del profeta) es que Dios lo ha “seducido” (petitanî). El verbo indica un uso de la fuerza hacia una víctima, particularmente sexual (cf. Ex 22,15; Job 31,9) pero también se dice del engaño (Dt 11,16; Sal 78,36; Pr 1,10; también puede ser sexual, cf. Jue 14,15; 16,5) como por ejemplo el de los falsos profetas (1 Re 22,19-23; Ez 14,9). El verbo vuelve a encontrarse en v.10 y allí la connotación parece nuevamente sexual aunque en este caso de dice no de Dios sino de parte de los enemigos. El verbo “agarrar” (hazaq) también se utiliza en el sentido de violencia sexual (Dt 22,25; 2 Sam 13,11; Pr 7,13). El culpable de esta violación al profeta es Dios que le ha encargado profetizar contra el pueblo. Y es precisamente ese pueblo el que ejerce violencia contra el profeta. A la violencia se agregan las burlas. El profeta quisiera no tener que predicar ya que no es agradable lo que debe decir, pero no puede callar. El texto presenta, así, un Dios engañador (en otra de las “confesiones” lo ha llamado “espejismo”, 15,18) en quien no es posible confiar que no es mejor que los “amigos” de Jeremías, quienes lo traicionan. La angustia del profeta es total y parece estar dirigiendo a Dios su lamento desesperado con la intención de moverlo a actuar en su favor. Su crisis interior se manifiesta puesto que siente en su propio interior incapacidad de callar aquello que debe decir a su pueblo de parte de Dios. El contenido de la predicación, que realiza a los “gritos” y con “clamor” (gritos de angustia) es “violencia” y “destrucción”. 


El Dios que se manifiesta como “fuego que consume” (Ex 24,17; Dt 4,24; 9,3; Is 33,14) recibe en Jeremías esa imagen hablando de su palabra (Jer 5,14; 23,29). Y ese fuego está encendido en su corazón (la sede de las decisiones) y prendido en los huesos, en su más profunda interioridad. Imposible librarse.




Lectura de la carta de san Pablo a los cristianos de Roma     12, 1-2

Resumen: comenzando la parte final de la carta a los Romanos, Pablo los exhorta – como un sacrificio – a una vida que no se amolde al tiempo, sino que sepa vivir plenamente la novedad del Evangelio.



Como muchas de las cartas paulinas, después de una primera parte “teórica”, o doctrinal, le sigue una parte “teórica”, parenética. Es frecuente que esta esté introducida por el verbo “exhortar” (parakalô) (cf. 2 Cor 10,1; Fil 4,2; Ef 4,1; 1 Tes 4,1). Sin embargo, cabe una pregunta, en esta ocasión – que los diferentes autores disienten al responder – siendo que la comunidad romana es una comunidad que Pablo no ha fundado, que no los conoce ni lo conocen y es ¿qué autoridad afirma Pablo tener con los romanos para exhortar a un modo de vida concreto?, ¿qué conocer realmente Pablo de los romanos como para aconsejar o exigir un comportamiento concreto? Es probable que aquello a lo que el apóstol exhorta sea a un comportamiento más bien general, como consecuencias evidentes de todo lo que ha venido diciendo (y que en algunos momentos parece inspirado en lo que ha dicho en las cartas anteriores, teniendo en cuenta que romanos es la última carta de Pablo). Propiamente hablando parakalô tiene una serie importante de significados: exhortar, animar, pedir, invitar, solicitar, consolar, dar coraje, confortar… pero de ninguna manera es “mandar”, “exigir”, “conminar” u “obligar” (de allí también el vocativo “hermanos”, muy frecuente en las secciones exhortativas de las cartas); el lenguaje es igualitario. Es la actitud de un padre o una madre (cf. 1 Cor 4,14-15; 2 Cor 6,13; 12,14-15; Gal 4,19; 1 Tes 2,7.11; cf. Flm 8-9). Si Pablo ha hablado de la gracia (Rom 1-11) ahora hablará de la “gracia en acto”. 


La invitación a ofrecer “los cuerpos” debe entenderse – como en 6,13 – en el sentido de ofrecerse a sí mismos (cf. 1 Cor 6,20; Fil 1,20). Y esta auto-donación de sí se presenta como “sacrificio [thysían] vivo [zôsan], santo [hagían] y grato [euarestón] a Dios. El sacrificio, habitualmente animal (el verbo tiene su raíz en el humo aludiendo a la parte de la ofrenda que se quemaba para los dioses). Pablo jamás hace referencia a la muerte de Cristo como “sacrificio”, pero lo utiliza –como aquí – para aludir a la vida de los cristianos (cf. Fil 2,17; 4,18). Aquí los califica de vivo (lo cual es una contradicción ya que el sacrificio es muerte), santo y grato a Dios. Esta vida así entendida es presentada como “liturgia espiritual” (logikên latreias). El término griego “logikós (cf. 1 Pe 2,2) puede entenderse como algo “conveniente” (en relación a Dios, como es el caso; el término viene de logos y puede significar “razonable”). La latría es propiamente servicio a Dios (no necesariamente litúrgico, cf. 1,9). Pero este servicio es calificado de “logikós”, el cristiano está llamado a vivir su vida de un modo razonable con la fe y la gracia de las que Pablo ha hablado en los capítulos anteriores.  


Para ejemplificar esto, Pablo recurre a dos elementos, uno negativo (no se conformen) y uno positivo (transfórmense). “Conformarse” es un verbo raro (solo aquí y en 1 Pe 1,14), refiere a tomar un molde, un esquema preestablecido (sysjêmatizô) y tiene connotación moral, es configurarse según un modelo que se evalúa negativo, en este caso “este tiempo” (aiôn). Este tiempo no se refiere a un elemento temporal, en este caso sino a un modo de vivir “de los contemporáneos” (cf. 8,18; 2 Cor 4,17). Al estar “en Cristo” el cristiano pertenece a un “nuevo tiempo” (cf. 8,1-2; 2 Cor 5,17; Gal 6,15). A continuación presenta la misma idea pero desde una mirada positiva. Transformarse mediante la renovación de la mente. Si no se ha de “conformarse” al tiempo, se ha de “transformarse” (metamorfousthe) en un cambio fundamental, una re-novación (anakainôsis) que se supone continua, de toda la vida. La “mente” (nous) es importante – y frecuentemente se encuentra junto con logikós – y Pablo la había usado en 11,34 citando Is 40,13 donde el término hebreo ruah (= espíritu) fue traducido al griego por “nous”, mente; Pablo habló de la “mente de Dios”, la interioridad de dios, el modo de juzgar divino y de ver la historia. En este caso eso permitirá reconocer (dokimazô, juzgar, evaluar, saber reconocer o distinguir lo verdadero delo falso) “la voluntad de Dios” (cf. 2,18; Fil 1,10). Siendo que Pablo – en toda la carta – confronta con la Ley, no referirá a esta como “la voluntad de Dios”, cf. 1 Tes 5,21: “examínenlo (dokimazô) todo y quédense con lo bueno”. Los tres elementos que se afirmaron del sacrificio se replican aquí: lo bueno, lo que le agrada (se repite allí y aquí), lo perfecto. Lo “bueno” (único de los tres con artículo) parece lo que atraerá los demás (cf. 12,9.17.21; 13,3.4). Lo perfecto (teleios) alude precisamente al nuevo tiempo, cf. 1 Cor 2,6; 13,10; Fil 3,15). Es precisamente a esta plenitud de vida a la que exhortará a sus lectores.



Evangelio según san Mateo     16, 21-27

Resumen: dirigido primero a Pedro, en contraste con aquel que es “piedra” fundamental, se le señala que es como Satanás, alguien que impide a Jesús seguir el camino de Jesús poniéndose delante. Luego, a los discípulos, se del dice que para serlo verdaderamente, no solamente se ha de seguir a Jesús, sino que se ha de negarse a sí mismo, y evaluar sensatamente el valor de la propia vida.



Hemos comentado la primera parte de este texto con cierto detalle en un artículo bíblico sobre “Pedro” que se encuentra en este mismo blog (http://blogeduopp.blogspot.com.ar/2014/06/pedro-en-los-sinopticos.html). Presentamos aquí los elementos principales y remitimos allí para los que deseen más detalles.

Este texto ha de leerse en paralelo antitéticamente con el evangelio de la semana pasada (“tú eres Pedro…”) ya que se complementan mutuamente. Es esquema es evidente:


Reacción de Pedro a lo dicho por Jesús
Sobrenombre dado a Pedro
Comparación con una piedra
Lo que inspira a Pedro 
Lo que no inspira a Pedro
Tú eres el Cristo…
Tú eres Pedro…
Sobre esta piedra edificaré…
(te ha revelado) “sino” mi Padre que está en los cielos
No te lo ha revelado la carne ni la sangre (= hombres)
Lejos de ti, Señor, esto no te sucederá
Satanás
Escándalo eres para mí
(tus pensamientos) “sino” de los hombres
Tus pensamientos no son los de Dios
 


El rol de Pedro en la Iglesia, del que hablaba el Evangelio de la semana pasada, le había sido dado porque Pedro se dejó inspirar por Dios, de allí que fuera proclamado “bienaventurado” y la metáfora de la piedra es la de una piedra sobre la que se edifica. Pero en este caso – y sin duda, la figura de Pedro va en ambas direcciones – no se ha dejado inspirar por Dios sino por sus propios pensamientos, y en este caso es una “piedra de tropiezo”. La frase “¡quítate!”, “¡vete!” (hypage) es la misma que Jesús le dirigió al diablo en las tentaciones (4,10). 


Obviamente la referencia a Satanás es metafórica, le dice “quítate de mi vista” (o “vete detrás de mí”, vade retro) con lo que se lo invita a tener la actitud del discípulo, que camina detrás del maestro y no ponerse delante impidiendo el camino de Jesús, que es camino a la cruz. 


Entonces” Jesús se dirige a todos proponiendo un criterio diferente a aquel que guía a Pedro: “tomar la cruz”, que es – evidentemente – lo que lo ha movilizado a hablar, con criterios humanos. Eso es lo que ha de hacer quien “va detrás” de Jesús, quien lo sigue (y no quien se pone delante). No sólo Jesús será matado (es interesante que no dice que será en la cruz) sino que la cruz es lo que debe cargar quien quiera ser discípulo. 


El término “negarse” (aparnéomai) se encuentra sólo una vez en la biblia griega en un contexto de rechazo a la idolatría (Is 31,7) y fuera de eso, solamente en los sinópticos, pero generalmente referido a las “negaciones” de Pedro (26,34.35.75). Pedro es – en este caso -  todo lo contrario de lo que acá Jesús afirma, es quien niega a Jesús, no quien se niega a sí mismo, Pedro niega la cruz.


La segunda parte del texto es bastante semejante a Marcos. Parecieran una serie de dichos de Jesús agrupados en torno a un mismo argumento: seguir a Jesús. Los que tengan el compromiso de seguir a Jesús (“si alguno quiere”) deben “negarse a sí mismo”, “cargar”, “seguir”. El seguimiento de un maestro que se encamina cada vez más de cerca a la muerte es el destino que espera a sus discípulos. 


Salvar la vida y perderla y – luego – ganar y perder el mundo o el alma / vida es un paralelismo antitético evidente. Te trata de evaluar lo que vale más, de arriesgar o perder la vida y quedar o no fuera de la vida que Jesús trae. Ganar la vida es ser capaces de arriesgarla. Se trata de un encontrar inesperado, un descubrimiento. Perder o encontrar la “psyjê” (alma vida) no ha de entenderse en sentido dualista, propio del mundo griego. Se trata de la vida misma. El “mundo” (no ha de entenderse en sentido joánico como el ambiente perverso y adverso a Jesús) es lo que aquí aparece como lo que impide al discípulo seguir a Jesús. El sentido es escatológico.




domingo, 23 de agosto de 2020

Poder en el poder

 El poder en el poder


Eduardo de la Serna



En la sociedad suele haber, es evidente, grupos de poder. Así funciona el mundo. Grupos de poder son “los que pueden”. Una sociedad ecuánime, por ejemplo, busca equilibrar estas instancias, y entonces, ante el poder del capital busca contraponer un poder desde el trabajo, y así nacen los sindicatos. En todos los casos sería de desear que todos los poderes actuaran dentro de los límites que impone la ley, pero – convengamos – hay poderosos que no aceptan que la ley los limite. En ese caso, otro “poder”, el judicial, debería hacer cumplir la ley en cuestión.


En estos días, por ejemplo, en la Argentina el “poder ejecutivo” envió al “poder legislativo” un proyecto de reforma del “poder judicial”. Hasta ahí todo normal y legal. Pero el “poder real”, el que actúa en las sombras, ejerce poder sobre el “cuarto poder” (del que forma parte) para debilitar el poder de la ley. Se escuchó decir a un senador: no tiene sentido el inciso (e.) que dice que en caso de recibir presiones de los sectores (poderosos) “políticos, económicos o mediáticos” el juez debía denunciarlo al “Consejo de la Magistratura”. El senador decía que el Consejo de la Magistratura está para evaluar la idoneidad de un/a juez/a en sus fallos. Precisamente, de eso se trata: de las presiones para que los modifique. Un egregio periodista de la tribuna de doctrina, afirmó que el proyecto habla de las “presiones mediáticas” y no de las “políticas” demostrando no saber leer, por lo que debería devolver el “premio (querido) rey de España”, además de por haber investigado una causa inventada. Finalmente, otro diputado, caracterizado por su temperancia e idoneidad por estar siempre del lado de los poderosos, dijo que “si no quieren manifestaciones, que retiren el proyecto”, demostrando que la exposición de autos del pasado 17 fue la de un grupo de impensantes conducidos por los poderosos para presionar. Y así somos testigos y testigas de un conflicto de poderes donde los mismos que reclamaron apoyo (económico) del gobierno para la situación, no aceptan que se apoye “a la gente”, de la que ellos afirman ser representantes, aunque sean minoría.


Pero me quiero detener en otro ejemplo de estos “espacios de poder”. Se afirma que “la Iglesia” es uno de ellos. Reconozcamos que (¡gracias a Dios!) lo es cada vez menos. Reconozcamos que hay sectores que disfrazan de “cristianismo” su ideología recalcitrante. Pero hay un caso, entre miles, que me resulta sintomático. En Colombia, país católico, si los hay, consagrado al “Sangrado” Corazón, la cuarentena ha sido más extensa y estricta que en Argentina. Incluso, a pesar de los fundamentalistas, que también allí los hay, hubo quienes reclamaban poder “ir a misa”. Las celebraciones están prohibidas. Pues bien, el “Cristo caído”, del bello santuario de Monserrate, salió (bajó) a la gente, ya que no podían subir a él. Y recorrió, su imagen, diversas diócesis y comunidades. Hasta ahí, internet mediante (sic), nada violatorio de las disposiciones sanitarias. Ahora bien, el nuevo arzobispo de Bogotá – quizás queriendo demostrar que con él nada ha cambiado – celebró en la catedral primada el último día de la peregrinación de la imagen (15 de agosto). Pero, oh sorpresa, en la celebración se hizo presente el presidente, la vice presidenta, el ministro de salud y sus cónyuges. Incluso, el presidente, desde el altar, rezó una oración por la patria. Esto dejó bien claro varias cosas muy interesantes: las prohibiciones sanitarias son para todos menos para los poderosos, aplican solo a la “gente de a pie”, o “gente de ruana” (= poncho) como allí dicen. Todo esto en medio del conflicto por las masacres (¡3 en un mes!), a que a pesar de la mediocre intervención del nuncio y los obsecuentes de la CEC (Conferencia Episcopal Colombiana) el arzobispo de Cali replicó: ¡genocidio! y, finalmente, que eso de que se habla de “un estado laico” será para otros países; el casamiento, o la obsecuencia, de los obispos frente al poder presidencial (especialmente el uribista) es patente y desvergonzada.


Claro que eso no es válido cuando de un gobierno de otro signo se trata. Las recientes declaraciones de la Conferencia Episcopal Venezolana, dan vergüenza ajena. La C. E. Boliviana, no le van en zaga. La Argentina no desentona. De casamiento con el poder se trata.


¿Los pobres? ¿Los impotentes? ¿Los desclasados, descartados, despreciados, “el huérfano y la viuda” (de la Biblia y Medio Oriente en general)? … “Esa te la debo” como dijo uno que nunca fue criticado desde el poder eclesiástico en general.


San Pablo, especialmente en las cartas a los Corintios, reflexiona el tema de la debilidad y la “fuerza” con notable intensidad. Y repite que “la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los humanos”, y que la “cruz es debilidad”. Debería releerse.


Una de las cosas más escandalosas que he visto en los últimos tiempos ocurrió a raíz de la muerte de Pedro Casaldáliga. Un santo. Notable la cantidad de artículos y reflexiones a partir de ello. Pero, lo que insisten muchos es que don Pedro fue un hombre libre, un hombre guiado “por el evangelio”. ¿No es sorprendente que se señale como novedoso que un obispo se dejó guiar por el Evangelio? ¡No!, ¡no lo es! A lo mejor ahí empieza el problema. De poder se trata.



foto del "Caído" tomada en el Santuario de Monserrate.

jueves, 20 de agosto de 2020

El cielo, regalo de Dios

 El cielo, regalo de Dios

(mi negativa a "retirar" la santidad a Juan Pablo II)


Eduardo de la Serna



La Iglesia en su liturgia ha sabido “relativizar” la universalidad o no de determinadas santas y santos. La festividad de algunos es tenida como fiesta, otras son memorias, y en algunos casos libre y en otras es memoria obligatoria, y hasta en algún caso es solemnidad. En ocasiones, hay santos que sólo se conmemoran en lugares muy limitados o en ambientes muy circunscriptos. Un ejemplo evidente es el de algunos fundadores o fundadoras de comunidad, ciertamente celebrados con pompa en ellas y casi desconocidos fuera de ellas. ¿Eso significaría negarle santidad? ¡ciertamente no! Otro ejemplo, fácilmente comprensible en Argentina, es que San Cayetano figura litúrgicamente como “memoria libre” pero para la fe del pueblo se trata de una verdadera solemnidad. La recepción de los santos y santas (tan importante en el primer milenio de la iglesia, antes que hubiera “causas” y exigencias de milagros) es lo que verdaderamente cuenta.


¿Qué significa reconocer que alguien es santa o santo? Podríamos decir que – simplemente – es reconocer que alguien está junto a Dios, por lo que su modo de vida puede ser imitado y, además, por estar allí, puede ser tenido como intercesor o intercesora. Es evidente que, Dios no necesita eso, pero en muchas ocasiones, es algo que “nosotros” sí podemos valorar. Al menos imaginar porque vemos a tal o cual santa o santo como amigable (no que Dios no lo sea, por cierto, sino que santa Fulana o san Fulano es “un/a amigo/a” que tenemos “allá arriba”). Por eso, y en coherencia con la liturgia, el pueblo también siente o experimenta que hay santos que no son de su devoción.


En cierta manera, y especialmente señalo esto porque no entendemos el encuentro con Dios (al que se suele llamar “cielo”) como un premio. Se trata de un regalo, de un “don”. Entender que alguien “merece” el premio es no solamente discutible teológicamente, sino que además sería sensato preguntarnos cuánto se ha de “pagar” para “merecer” ese tal premio. Siendo que el premio es nada menos que Dios, es sensato pensar que cualquier cosa que se hiciera sería absolutamente pobre e insuficiente para “merecerlo”.


Y si de regalo se trata, creo que a su vez sería insensato (o soberbio) imaginar o cuestionar a Dios por ese regalo a Fulana o Fulano. En realidad, “el cielo” se lo deseo a todos. Espero que todos los seres humanos de todos los tiempos puedan finalmente encontrarse con Dios porque Dios se los ha regalado. Aunque se trate de personas a las que no les tenga yo simpatía ninguna. Estarán con Dios, ¡bien! En lo personal, no pretendo seguir su ejemplo ni tampoco solicitar su intercesión. Pero no le cuestiono que esté junto a Dios porque es él quien se lo ha regalado.


Señalo todo esto ya que se escuchan varios comentarios negando ahora la “santidad” de Juan Pablo II. Salen cada vez más casos, entre los que la pederastia ocupa el primer lugar, desde Marcial Maciel hasta la Iglesia chilena concluyendo, ahora en la Iglesia polaca, y esto no es más que un ejemplo. Se podrían señalar muchos otros elementos desde el autoritarismo a la falta de misericordia, desde la negativa al pensamiento diferente hasta actuar como si fuera él mismo el Espíritu Santo… Mi “devoción” por Juan Pablo es nula. Pero de ninguna manera pretendo que sea “reducido a estado terrenal”. Insisto: deseo que esté con Dios. Y me alegraría que esté (quizás, porque sería un signo que el encuentro con Dios y su regalo, es infinitamente más generoso y gratuito de lo que él en su pontificado pontificaba).


Pero lo que me mueve a decirlo es ciertamente algo interesado. Como creo que en los próximos años es más probable que tengamos un Pio XIII que un Juan XXIV, o quizás tengamos un Juan Pablo III, imagino que el antecedente de un santo degradado significará que – por poner ejemplos significativos, pero los hay más – eso mismo ocurrirá con Romero o con Angelelli y los mártires riojanos. Y es bueno no darles antecedentes ni ideas. Aunque el pueblo los seguirá teniendo en sus altares, por cierto; pero por eso de “poder imitar sus pasos” sin tener que dar explicaciones a la santa inquisición, es que lo prefiero. Y, cuando me toque a mí, a él, a su amigo Josemaría y a otros los saludaré de lejos y me iré a otra nube, con Pedro, Óscar, Enrique y otros amigos, si es que Dios me lo regalara, para seguir “haciendo lio” allá en el cielo.

 


Foto tomada de https://www.publicdomainpictures.net/es/view-image.php?image=220270&picture=real-arco-iris-en-el-cielo

miércoles, 19 de agosto de 2020

Yo – tú – él – nosotros – ustedes – ellos

 Yo – tú – él – nosotros – ustedes – ellos


Eduardo de la Serna





Hace ya mil años que leí el maravilloso libro del enorme Martin Buber, ¿Qué es el hombre? [original hebreo de 1942, traducido del alemán, 1948: Das Problem des Menschen] seguramente no entendí todo lo que luego, al introducirme en la filosofía, en la facultad, pude ir descubriendo. Y todavía hoy podemos encontrar más y más médula en un librito tan denso. Librito en tamaño, librazo en contenido.


Leerlo fue encontrar una ruptura al individualismo centrado en un yo, y a un colectivismo. Fue entender que no soy sin un yo-tu, y un tender a un nosotros.


Claro… recordar eso después de un universo centrado en un yo, que nos quiso hacer creer en lo que cuenta es cada uno, es la meritocracia y el emprendedurismo, para peor en un universo de la ley del más fuerte, lo que significaba que yo puedo querer, pretender y emprender, pero nada lo permitirá, porque las leyes se han hecho para favorecer a otro-yo, el poder judicial lo apañará, las fuerzas armadas, de seguridad o militares, lo cuidarán o reprimirán, los medios de comunicación me-nos negarán, invisibilizarán o calumniarán… y entonces no hay yo, no hay tú, hay solo un gigante y omnipotente él que nos niega, y si es el caso, nos mata. Como para él, ni mi yo, ni nuestro nosotros le importa, pues no hay empatía, no hay sensibilidad, no hay humanidad. ¿Qué es el hombre? Pues difícil responder ante la inhumanidad. Como no importa el tú, y solo el yo (de ellos) puedo hacer lo que quiero, como ir a una marcha. Y como no importa el ellos, solo el yo (de él) puedo dejar que se venzan millones de vacunas que podrían salvar vidas o la salud de “ellos” que no importan.


¿Se puede ser nosotros sin que ellos lo quieran? en las frases célebres de otro grande, Antoine de Saint Exupery consta: “Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección”. En este caso, el nosotros es el de un grupo de peregrinos, caminantes que tienen una meta, sueñan con una meta. Cuando esa meta es ser hermanos y hermanas, ese nosotros puede escribirse con mayúscula.


Buber presenta su método como “filosofía dialógica”, aludiendo al diálogo, ciertamente. Dia-logos supone, como es sabido, al menos a dos entre los que la palabra-logos se pronuncia, se escucha y se encuentra. Opuesta al mono-logos (y no tiene ironía, aunque lo parezca) en el que solo cuenta lo que yo digo y lo que tú tengas para decir no importa en absoluto.


Pero si el tú no cuenta, si no importas, se hace difícil cualquier encuentro que no sea un choque. Y no se trata de grieta, se trata de humanidad o inhumanidad. Simplemente. Y mirando hoy la vida, mirando los hospitales casi listos que no se inauguraron, mirando la salud degradada, las vacunas desperdiciadas, las ambulancias arrumbadas, y el desprecio por el contagio de miles de tú, sinceramente se me hace muy difícil pensar en un tú-nosotros con quien me-nos desprecia, ignora e invisibiliza. Para que haya un nosotros (y de eso se trata la patria y matria) quisiera ser tenido en cuenta, mirado, escuchado y que se mire a los ojos especialmente a los millones de tú olvidados e invisibilizados e invisibilizadas. Y quisiera mirar, escuchar y tener en cuenta a miles de hermanas y hermanos. La patria es el otro, la patria / matria es un nosotros, no es una suma de yo. Y es difícil hablar y encontrarme con quien solo grita.


En los evangelios, con frecuencia, cuando Jesús expulsa demonios, estos se van con estruendo. No estaría de más, quizás, para soñar una patria de hermanos y hermanas, una patria de ustedes y nosotres, empezar por exorcizar ciertos demonios que no nos dejan ser personas, que nos deshumanizan. No se trata de negarnos, no se trata de sacrificios, se trata de mirar juntos en una misma dirección.


foto personal tomada de las vías donde acaba de pasar "La Bestia" cargada de migrantes centroamericanos (2016)

martes, 18 de agosto de 2020

Comentario Evangelio domingo 21 "A" (video)

 Les envío el comentario en video del Evangelio del domingo 21 "A"




También lo pueden ver en 

https://youtu.be/1XuVgRwBIWk


Eduardo

Comentario domingo 21A

Jesús elige un encargado para continuar su tarea en el reino

DOMINGO VIGESIMOPRIMERO - "A"



Eduardo de la Serna





Lectura del libro del profeta Isaías     22, 19-23

Resumen: Ante la realidad de un mal administrador de la casa del rey, Dios le dirige una palabra  afirmando que será exiliado a pesar de todo el boato que se ha preparado, y será reemplazado por Elyaquim en quien Dios tiene confianza, y tendrá la responsabilidad de tener un cargo casi real permitiendo o impidiendo acceder al rey.


A partir del capítulo 21 encontramos una serie de oráculos de Isaías a diferentes países o regiones introducidos todos con la misma fórmula: “Oráculo sobre / contra / en” (21,1.11.13; 22,1; 23,2). En 22,15 se interrumpe con otra habitual fórmula profética: “Así dice el Señor Yahvé” dando comienzo a otra unidad. De este modo, Isaías debe pronunciar una palabra de parte de Dios a Sebná, mayordomo, encargado del palacio (v.15). Palabra que culmina en 23,1 con un nuevo “oráculo”. En realidad, es continuación del oráculo anterior – al palacio de Jerusalén – con la diferencia de que este es personal, al mayordomo de este palacio, el encargado de la casa. 


Lo que se dice de él es que edifica y labra para sí mismo y no para “otros” (= el pueblo), y lo hace en la altura de la roca. Lo que afirma que Dios le hará, en una clásica construcción hebrea, repite el lanzamiento y la recolección (podría imaginarse como que “lanza lanzadera y recoge recogiendo”, a modo simplemente ilustrativo). Las traducciones utilizan – para visualizar esto – imágenes de pelotas, peonzas o – casi podría imaginarse – como una suerte de yo-yo. La imagen de que esto ocurrirá en un “amplio espacio”, en un “allí” distinto del “aquí” donde habla parece decirle a Sebná que su castigo radica en que morirá “allí”, en un lugar lejano al “aquí” donde se había preparado una tumba para sí mismo. El sepulcro, entonces, que estaba preparando con dedicación no será utilizado por él. Incluso “allí” irán sus “carrozas gloriosas”, la ostentación – característica de las clases dirigentes – no le servirá de nada y será pisoteada. 

A partir de v.19 (donde comienza el texto litúrgico) Yahvé habla en primera persona ,concluyendo a su vez lo anterior, “bajando a Sebná de la altura” donde se había puesto. 

Aquel día”, en este caso el del rechazo (y exilio) del “encargado” Dios lo reemplazará con “mi siervo” Elyaquim. Lo “llamará” (lenguaje vocacional, cf. 42,6; 45,3; 49,1). Los términos que se utilizan para hablar de este nuevo “encargado” tienen elementos reales: “padre”, “trono”, “gloria”, “casa (= dinastía, familia) de su padre”.

Curiosamente, los vv.24-25 (omitidos en el texto litúrgico) parecen desmentir todo lo dicho de Elyaquim. Si el marco histórico es el inmediatamente anterior al exilio en Babilonia – como es posible – puede pensarse que el anuncio del personaje no siempre es coincidente con lo que realmente él hará en la historia, y su consiguiente rechazo por parte de Dios por la infidelidad. 

Una de las cosas que se afirman de Elyaquim – y es el motivo de su inclusión en el texto litúrgico – es que sobre su hombro tendrá “la llave de la casa de David”. Si bien puede interpretarse literalmente, parece preferible entender que el buen “encargado del palacio” (que Dios espera sea bueno, aunque es posible que no lo haya sido, como vimos) es encargado por el rey para administrar las “audiencias”; él decide quién entra y quién no a la vista del rey. Sin duda es un puesto de enorme confianza por parte del rey, y también de poder por parte del encargado ya que puede impedir el ingreso de alguien a quien él – y no el rey – desee.



Lectura de la carta de san Pablo a los cristianos de Roma     11, 33-36

Resumen: En un texto cargado de alusiones al Dios insondable de la Biblia, Pablo hace referencia a la incapacidad de comprender que tienen los seres humanos del obrar de Dios en la historia, como el modo que Israel ha tenido en el rechazo del Evangelio y la invitación a pensarlo  - y confesarlo – como su obrar salvífico en la historia.
  

Pablo concluye todo el bloque 9 – 11 y a su vez presenta un breve texto que tiene sentido en sí mismo. Se trata de un canto exultante a la sabiduría divina incapaz de ser medida con criterios humanos. 

“Señor, mi Señor, ¿quién comprenderá tu juicio? ¿Quién investigará la profundidad de tus caminos? ¿Quién puede discernir lo majestuoso de tus senderos? ¿Quién puede discernir lo incomprensible de tu inteligencia? ¿Quién de aquellos que han nacido ha jamás descubierto el principio o el fin de tu sabiduría?" (2 Baruc 14,8-10)

Si bien los contextos son muy diversos, el punto de partida es el mismo: ¿quién puede comprender – es lo que concluye Pablo – las razones por las que Israel ha rechazado al enviado de Dios y la gracia que Dios nos da en Cristo, de lo que trató en los caps. 9 – 11?
Esto concluye con una doxología (un canto a la “gloria” [= doxa] de Dios). 

A lo que se alude es a la “profundidad” (bathos, cf. Rm 8,39; 1 Cor 2,10; 2 Cor 8,2), lo que indica algo inaccesible. La “profundidad de la riqueza” parece estar señalando la riqueza inconmensurable (cf. 2,4; 9,23). La sabiduría y conocimiento (sofías kaì gnôseôs) se refieren a las que Dios tiene, no de conocer “a Dios”, ciertamente. Pablo ha contrastado en 1 Cor 1,21.24; 2,7 la “sabiduría de Dios” y la “sabiduría del mundo”. Por el contexto, como se ha dicho, se refiere a la sabiduría de Dios manifestada en la historia de Israel y de los paganos. La segunda parte presenta en paralelo la insondabilidad de los juicios (krímata, juicios, sentencias; cf. Sal 18,22-23; 36,7; 105,7; 119,39.43.175; se trata de las decisiones operativas de Dios) e inescrutabilidad de los caminos (cf. Sal 9,26; 95,10; 145,17) de Dios. Lo que Pablo está cuestionando es la incapacidad humana para comprender los designios de Dios en la historia.

La siguiente unidad está inspirada casi literalmente en Isaías (el texto griego):

Is 40,13 (hebreo)
Is 40,13 (griego)
Rom 11,34
¿Quién midió el espíritu (la ruah) de Yahvé? Y ¿qué hombre le enseñó su consejo?
¿Quién conoció la mente (nous) del Señor? Y ¿quién le dio instrucción como consejero (symboulós)?
¿Quién – entonces – conoció la mente (nous) del Señor? ¿Quién se hizo su consejero (symboulos)?

Se trata de dos obvias preguntas retóricas que suponen una respuesta negativa: ¡nadie!; pero a su vez una conclusión implícita: Dios no necesita de nadie que lo asesore, no admite rivales (en el texto de Isaías, evidentemente alude a un conflicto con los dioses babilónicos. Pablo indica que pretender conocer la mente del Señor significaría conocer sus caminos, su proyecto (cf. Sal 33,11; Is 40,8; 46,10), pero Dios es tan grande que es imposible que podamos conocerlo (cf. Job 36,26). 

Con una cierta coloración que remite a escritores estoicos (como Marco Aurelio) y a otros textos del N.T. aluden al poder divino sobre todas las cosas y, por lo tanto, también sobre la historia. La conclusión doxológica alude a todo esto haciendo referencia a Israel y los demás pueblos en su marco histórico y salvífico. Y esto concluye con el litúrgico “Amén” como respuesta de un colectivo visto como una bendición.

 
 
Evangelio según san Mateo     16, 13-20

Resumen: a diferencia de lo que afirman los hombres sobre Jesús y su ministerio, en nombre de los discípulos Pedro lo reconoce como Mesías, hijo de Dios y Jesús lo elige como piedra sobre la que edifica una nueva comunidad.

Hemos comentado este texto en detalle en un artículo bíblico que se encuentra en este blog (http://blogeduopp.blogspot.com.ar/2014/06/pedro-en-los-sinopticos.html). Presentamos aquí los elementos principales y remitimos allí para los que deseen más detalles.

Siguiendo en lo principal a Marcos, Mateo presenta a Jesús en Cesarea de Filipo (territorio extranjero) preguntándoles a sus discípulos quién dicen “los hombres” que es él. La respuesta que dan lo presenta en un rol importante, profético, pero incompleto. A la lista de Marcos (“Juan el Bautista, Elías o uno de los profetas”, 8,28) Mateo añade “Jeremías”. A la respuesta de Pedro (“eres el Mesías / Cristo”, 8,29) Mateo añade “el hijo de Dios viviente”. La principal novedad de Mateo radica en el largo dicho de Jesús a Pedro a consecuencia de esta confesión. Y también a diferencia de Marcos – que con esta confesión concluye toda la primera parte de su Evangelio – en Mateo el texto continúa en los vv.21-23 (que serán parte del Evangelio de la semana próxima) contrastando esta actitud positiva de Pedro, inspirado por Dios con otra negativa, inspirándose en sí mismo y recibiendo en ambos casos una metáfora referida a la piedra: piedra fundamental para edificar, en este caso; piedra de tropiezo en la otra.

Como se dijo, los dichos de “los hombres” (anthropoi) reconocen en Jesús un enviado de Dios a semejanza de los antiguos profetas. Siendo que la “teología oficial” judía afirmaba que ya no había más profetas hasta “el día” en que Dios decidiera “reconciliarse” con su pueblo, ver en Jesús un profeta sin duda es indicio de que se le reconoce un importante lugar en la historia, pero – por la repregunta – algo incompleto, tanto para el mismo Jesús como para los discípulos en nombre de quienes Pedro toma la palabra. La incorporación de Jeremías no es fácil de entender en este párrafo (cf. 2,17; 27,9) pero siendo un profeta caracterizado por el sufrimiento y el rechazo, y – también – por su actitud crítica al Templo, hacen posible que radique aquí la incorporación que Mateo hace de este profeta (cf. 2 Mac 15,14-15). Señalemos que obviamente las voces no piensan que Jesús sea una suerte de “reencarnación” de estos personajes antiguos, sino alguien en quién sus capacidades están actuando. Los lectores de Mateo, por ejemplo, ya sabemos que Juan el Bautista no ha comprendido bien el ministerio de Jesús (11,2-3) o que Jesús es bien distinto de Elías (17,3; mientras Juan el Bautista es comparado con él, 11,13-15),

A la confesión tradicional, “el cristo” (cf. 1,17; 2,4; 11,2; 22,42; 26,63 aunque aquí es la única confesión de fe – propiamente hablando – como “Cristo” del Evangelio) Mateo añade “el hijo de Dios” que es la confesión realizada por los discípulos cuando Jesús camina sobre las aguas y Pedro con él (14,33). Los discípulos – además – ya habían sido felicitados (13,16) y se había afirmado que ellos habían recibido una revelación de Dios (11,25-30). No es muy distinto de lo que el Sumo Sacerdote interroga a Jesús si es (27,37.40.42.43). La imagen de “dios vivo” es característica del A.T. (Dt 5,26; Jos 3,10; 1 Sam 17,26.36; 2 Re 19,4.16; Sal 42,2; 84,2; Is 37,4.17; Jer 10,10; 23,36; Dn 6,20.26; Os 1,10).

La referencia especial a Pedro es novedosa, y exclusiva de Mateo. Pedro (cuyo nombre ya conocíamos, 4,18; 10,2) recibe una interpretación del sentido del nombre, y como piedra sobre la que se edifica (por tanto una edificación sólida, cf. 7,24). La Iglesia (sólo se encuentra en esta unidad – Mt 14-18 –y nunca más en todos los evangelios) es un término novedoso para un evangelio (además de que en el resto del NT siempre se trata de “Iglesia/s de Dios”, sólo aquí de Cristo, “mi iglesia”). El grupo de Jesús, para Mateo, se estructura en una comunidad eclesial (no parece aludir al Templo, o al nuevo Templo reconstruido; cf. 27,40) que se edifica sobre la roca-Pedro. 

Por Yahvé son asegurados los pasos del hombre; él se deleita en su camino: aunque tropiece no caerá pues Yahvé sostiene su mano. Su interpretación se refiere al Sacerdote, el Maestro de Justicia, a quien Dios escogió para estar ante él, pues lo estableció para construir por él la congregación de sus elegidos y enderezó su camino en verdad” (4QpPsa [comentario a los Salmos en Qumrán] 3,15-15)

La referencia a las “puertas del Hades” se presta a diferentes interpretaciones. Por ejemplo, ¿no prevalecerán contra la Iglesia o no prevalecerán contra la roca (= Pedro)? El Hades (= Sheol) es el lugar de los muertos, y la imagen de la puerta alude a que una vez cerradas esas puertas ya no hay retorno. Probablemente, entonces, se refiera a que la Iglesia tiene la tarea de rescatar a los prisioneros de la muerte abriendo las puertas del reino (notar en contraste entre las puertas del Hades y las llaves del reino). 

A continuación sobre este rol de Pedro se afirman dos cosas. Para  empezar, el tema de las llaves (ver lo dicho más arriba al comentar Isaías 22, primera lectura). Algo semejante se afirma en el apócrifo hebreo de Henoc:

a Henoc… le confié todos los tesoros y depósitos que tengo en cada cielo, encomendándole las llaves de cada uno de ellos. Lo hice príncipe sobre todos los príncipes, servidor del trono de la gloria, y lo coloqué sobre los palacios de Arabot para que me abriera sus puertas y junto al trono de gloria para exaltarlo y arreglarlo” (Hen [hebr.] 48C 3-4)

Las llaves están en función de un reinado, y Pedro es comparado con un mayordomo del reino (no ha de entenderse en el sentido de “cielo”, ya que este reino es “en la tierra”; es allí donde la Iglesia desempeñará su ministerio y donde debe continuar la predicación y hechos de Jesús). En 23,13 Jesús (es decir, Mateo) cuestiona a los escribas y fariseos por impedir entrar al reino a “los hombres”. Los discípulos de Jesús deben tener exactamente la actitud contraria. 


La referencia a atar y desatar, se dice también de los discípulos en general (18,18, que es el mismo contexto donde vuelve a aparecer el término “Iglesia” –v.17 – por única vez en los cuatro evangelios). Es la Iglesia, edificada sobre Pedro la que debe ayudar a “los hombres” a entrar en el reino. 


Sin embargo, es necesario recordarlo, esto es así ya que Pedro ha sabido dejarse conducir por Dios, cosa que no hará en la unidad que viene a continuación.


Foto tomada de lampuzo.wordpress.com