jueves, 1 de junio de 2023

El honor y lo vergonzoso

El honor y lo vergonzoso

Eduardo de la Serna



En el mundo antiguo (y en muchos ambientes, contemporáneos y actuales) nada hay más importante que el honor. El honor es cómo valora la sociedad a un grupo determinado, por ejemplo, a los que ejercen un oficio. Si dicho grupo, por caso, pudiera robar impunemente, es decir sin que se pueda constatar el robo, ese grupo definitivamente será tenido por todos como de muy poco honor. Es despreciado socialmente. Aunque uno no robe, sin embargo, es visto de un modo que avergüenza. Y no es cuestión de demostrar honestidad, ¡se pertenece a un grupo deshonroso y eso es suficiente! Veamos dos ejemplos fáciles de entender… una caravana de camellos debe transportar 100 rollos de tela de un destino a otro, pero puede ocurrir que, en el trayecto, uno de los miembros de la caravana robe un par de rollos y los venda, para luego decir que fueron asaltados por el camino. No hay forma de demostrarlo. Entonces, cualquiera que ejerza el oficio de camellero es sencillamente alguien de bajo honor social. Lo mismo ocurre con el contratado como pastor, que debe cuidar ovejas y cabritas ajenas, y fácilmente puede decir que un lobo mató un cabrito qué él comió la noche anterior con sus compañeros. Tampoco hay forma de demostrarlo, por lo que los pastores también son tenidos como de bajo honor. La pertenencia a determinado oficio constituye, entonces, una valoración, positiva o negativa de los colectivos que los ejercen, sea cual fuere la actitud de los sujetos.

Para peor, el honor es “contagioso”, es decir, si uno se relaciona con personas de bajo honor está manifestando públicamente a los ojos de todos cuál es el honor que él reconoce públicamente tener (“dime con quien andas y te diré quién eres”). Por eso, nadie acepta sentarse a la mesa con personas que, visiblemente, tienen menos honor que el que uno se atribuye a sí mismo porque se autoestigmatizaría.

Señalemos, además, que el honor es muy difícil de acrecentar, pero es muy fácil de perder. El ejemplo más evidente es el de una familia en la que una mujer del grupo fue violada (deshonrada, avergonzada). La familia debe, rápidamente, vengar el honor mancillado; si no lo hiciera, quedaría a los ojos de todos como quienes no supieron defender su honor (familiar); y, entonces, lo han perdido para siempre. Si, en cambio, vengara el honor seguiría manteniendo ese mismo honor que antes ostentaba (aunque la mujer violada sea deshonrada, ella, para siempre, por cierto; pero el grupo queda a salvo de la vergüenza). En cambio, un esclavo que es liberado (se lo llama “liberto”) ha subido en el honor; sigue relacionado con su antiguo amo, pero de un modo diferente, de un modo “clientelar”; en este caso, el bajísimo honor que tiene un esclavo se ha acrecentado por otro, no demasiado elevado, pero ciertamente mayor (aunque también debe notarse la diferencia según el ambiente, ya que no es lo mismo ser “esclavo del Emperador” que liberto de un propietario de una pequeña hacienda; en ese caso, el esclavo tiene más honor, pero por el lugar donde se desempeña.

Todo indica que, para las mujeres, el oficio más deshonroso es el ejercicio de la prostitución; en cambio, en los varones, lo era el ser cobradores de impuestos (“publicanos” se los llama en ocasiones). Estos eran, más propiamente, cobradores de peaje, y se les debía pagar para ingresar a las ciudades, o en lugares o cruces importantes de caminos; pero ellos podían cobrar a su arbitrio (es decir, también aquí es algo pasible de robo) con lo que su honor era casi inexistente.

El mayor o menor honor, se exhibe socialmente, en los lugares que se ocupa en las mesas en los banquetes comunes, por ejemplo, o en los reconocimientos públicos. Y notemos acá, un ejemplo interesante: Jesús elige él mismo a quienes lo van a acompañar en su seguimiento (cosa novedosa, porque normalmente era el discípulo el que escogía a su maestro). Sabemos que ha escogido pescadores, por ejemplo, lo cual no representa un “problema” en el honor (porque, en este caso, el tema no es “económico” sino otro), pero más adelante sabemos que también llama a su seguimiento a un “publicano”, y este sí es un problema. Problema porque todo el grupo queda visiblemente estigmatizado, todos los que están con Jesús, y él a la cabeza, les dicen a todos públicamente, reconocemos que “este es nuestro honor”. Jesús elige ubicarse en el lugar de los últimos; no debemos olvidar que uno de los motivos de escándalo visible es que Jesús y los suyos “comen con” publicanos, es decir, con pecadores.

Para ahondar el escándalo, en una ocasión Jesús les dice, nada menos que a los sacerdotes (los que se encuentran en lo más alto del honor), que “publicanos y prostitutas entrarán antes que ustedes en el reino de Dios”, siendo que “entrar antes” es expresión evidente del mayor honor, en este caso invertido por la aceptación de Jesús.

Se dirá que Jesús es claramente subversivo para los esquemas de su tiempo, lo cual es evidente. Esto llevó a un biblista a afirmar que “a Jesús lo mataron por como comía”. De honor se trataba, o mejor, de descubrir que Dios mira las cosas con otros ojos, por eso “el que se humilla a sí mismo, es ensalzado por Dios, mientras que el que se ensalza a sí mismo, es humillado por Dios”.

 

Foto tomada de https://www.undp.org/es/peru/projects/fortalecimiento-institucional-y-consolidaci%C3%B3n-de-la-mesa-de-concertaci%C3%B3n-para-la-lucha-contra-pobreza

martes, 30 de mayo de 2023

Una ‘palabra’ sobre el nuevo arzobispo de Buenos Aires

Una ‘palabra’ sobre el nuevo arzobispo de Buenos Aires

Eduardo de la Serna



De muchos ambientes me escribieron o llamaron para conocer mi opinión, o para aportar datos sobre el nuevo obispo elegido para suceder a Mario Poli como arzobispo de Buenos Aires. A todos, obviamente, les dije lo mismo: nunca nos encontramos, nunca hablamos, nunca nos conocimos más que de referencias; sería insensato dar una opinión que pretenda ser seria sobre él, entonces.

Obvio que oí hablar de él, y sé que él oyó hablar de mí. Escuché decir sobre él cosas buenas y otras no tanto, y sé que él ha hecho referencias a mí en ocasiones, pero nunca las escuché de su boca, como dije. Hay cosas que son públicas, por lo que sólo podría dar mi opinión sobre ellas, pero no aportaría dato alguno: fue “cura villero” (en La Cava, histórica villa de San Isidro; primero como vicario del querido Anibal Filippini y, luego de un intervalo en otra parroquia, Santa Clara, volvió a La Cava, esta vez como párroco); es amigo de Sergio Massa y Malena Galmarini; fue elegido obispo auxiliar de la diócesis de Lomas de Zamora (se ordenó el 3 de marzo de 2018) y, menos de año después (3 de enero de 2019), fue elegido obispo de Rio Gallegos. No es habitual que un auxiliar permanezca tan poco tiempo, por lo que se pueden inferir situaciones que desconozco, pero sé, por curas amigos de la zona, que, en general, los curas de Lomas guardan de él un buen recuerdo. No sé cómo fue su paso por la Patagonia (provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego). También acá he recibido miradas diversas de conocidos y conocidas.

Además, he leído algunos comentarios a raíz de su nombramiento. Un conocido periodista (sic) de un gran (sic) diario argentino, que se autopercibe especializado en temas religiosos, hizo lo que mejor sabe: ¡nada! Dio alguna información ya conocida y cuando amaga analizarla la empobrece y superficializa. Es su expertise. Y, también, he leído algunas repercusiones tanto de un ex capellán militar, como también de algunos personajes públicos; creo que son comunicadores, aunque no comunican, sino que operan. Y viendo lo allí escrito, escuchado lo dicho, tengo bien claro dónde debo y quiero “pararme”. Curioso que los que no cuestionaron la bicicleteada de más de una hora por las calles de Roma del prescindible cardenal Poli le cuestionen a García Cuerva una “V” junto con Malena Galmarini, curioso que los que no cuestionan a un capellán que en su homilía por un coronel difunto cite frases de “el coronel” cuestionen que en una misa por Perón él cite frases de Perón. Aunque en realidad no es curioso… curioso hubiera sido lo contario; eso es ‘lo’ que son.

Finalizo con una frase que he leído de alguien que no sé quién es (aunque parece ser conocido… son las ventajas de no ver TV): afirma que este nombramiento es parte del “claro intento de Francisco por destruir la Iglesia católica”, esto, dicho por alguien que se autopercibe como “católico”, uno que afirma que “no reconoce” a García Cuerva como “representante” (sic) de la “Iglesia católica, apostólica y romana” (sic) y que es “un miembro del peronismo que usa sotana para engañar a la gente” (recontra sic). En tan pocos renglones, tantos elementos que manifiestan su ignorancia no merecen respuesta, quizás una carcajada. Vaya, entonces, una mueca burlona ante semejante tontería.

Repito: no lo conozco, por lo que no daré mi opinión; mis “sensaciones” que nacen de los comentarios de amigos y amigas no aportarían nada y no sería serio destacarlas. Deseo que Buenos Aires tenga un buen obispo; fue mi diócesis de origen de la que me fui en 1987 algo espantado – finalizada la dictadura – no por los “intentos” sino por las “concreciones” episcopales en orden a “destruir la Iglesia católica”; una diócesis donde los curas eran funcionarios de un CEO que fungía de Cardenal y donde los pobres eran despreciados o ninguneados. Ojalá la ciudad tenga un obispo que sea pastor, hermano de los pobres, palabra clara – ni cómplice ni censora – ante la realidad, no tan cercana al poder que este le cierre la boca con regalos ni tan adversaria que le haga condenar todo y siempre. Un pastor que anuncia el Evangelio a los pobres y que deje a Dios reinar, no poniéndose él en el centro. Un pastor que no quiera trepar para ser importante, sino que descienda para ser servidor de todas y todos, en especial de las víctimas y los últimos. En ese caso podré decir una palabra.


Imagen de Romero en la Abadía de Westminster tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Romero_Westminster.jpg

Comentario a las lecturas de Santísima Trinidad "A"

El amor extremo de Dios


SANTÍSIMA TRINIDAD – “A”



Eduardo de la Serna





La Santísima Trinidad es un tema central y principal de nuestra fe cristiana, pero no es un tema que se encuentra explicitado en la Biblia. Así, las lecturas no desarrollan este tema (aunque la lectura de san Pablo lo insinúa, como se verá). En cierto modo podemos decir que estas son seleccionadas por dos razones: porque dicen “algo” sobre Dios, y porque comienza –en cierto modo- a vislumbrarse el tema trinitario. Acotemos que decir que no son temas explicitados en la Biblia no implica decir que no son temas “importantes”, o que no tienen “fundamento”, puesto que sí lo tiene, como se dijo. La tradición eclesial, y en especial la tradición apostólica y sub-apostólica (que también valoran los hermanos protestantes) se expresa en los primeros concilios, como los de Nicea y Constantinopla donde el tema es explicitado, y forma, por lo tanto, parte fundamental de nuestra fe. Sin embargo, aclarado esto, nos dedicaremos en este espacio a comentar los textos bíblicos, con los límites señalados, pero para ayudar a descubrir sus riquezas.


Lectura del libro del Éxodo     34, 4b-6. 8-9

Resumen: El Dios de Moisés se presenta como un Dios de cercanía en favor de su pueblo a pesar de su actitud caracterizada por las iniquidades y pecados. Dios se caracteriza por su ternura y su amor.



El texto del Éxodo, como lo es en general el conjunto de la Torah es confuso y entremezclado; se ha hablado de una serie de documentos que lo conforman. Lo cierto es que parecen descubrirse más de una mano en él. Mientras Moisés quería ver la gloria de Dios (33,18) más adelante Dios le afirma que él mismo escribirá sus palabras en las tablas de piedra que Moisés ha tallado (34,1). Esta imagen más antropomórfica de Dios contrasta con lo que sigue donde Dios desciende “en la nube” (v.5). Moisés allí “proclamó el nombre” de Yahvé. Esto ocupa el centro del relato, destacándose en él los atributos que la Biblia afirma de Dios:


Como se afirma en otras partes destacando los atributos propios del Dios de la Biblia, se lo menciona como «Mas tú, Señor, Dios clemente [rahûm] y compasivo [hanûn], tardo a la cólera [’f], lleno de amor [jesed] y de verdad [’emet]» (Sal 86,15; 103,8; 145,8; cf. Jl 2,13; Jon 4,12). Lo primero: “misericordioso y clemente” (Neh 9,17.31; Sal 11,4). Por su parte, el par “amor y verdad” se encuentra x36 en el A.T., por ejemplo: Sal 25,10; 26,3; 40,11.12; 57,4.11; 61,8; 69,14; 85,11; 89,15; 108,5; 115,1; 117,2; 138,2. 


Cada uno de estos términos merecería un amplio comentario –especialmente porque no han de entenderse en el sentido que utilizamos habitualmente. Simplemente resumamos diciendo que rahum (clemente) puede entenderse como ternura, el amor de madre; hanûn (compasión) se entiende como misericordia, gracia; ’f (cólera) es el enojo, resoplido, amargura; jesed (amor) es solidaridad, responsabilidad, gracia, gratuidad, confianza y ‘emet (verdad) es fidelidad, lealtad, firmeza, constancia. Todo esto se predica de Dios a quien se lo llama “Yahvé”.


Yahvé es el nombre que la Biblia da a su Dios. Decir el nombre es en cierta manera definirlo, es reconocer función, o capacidad. Todas estas capacidades se dicen del Dios de Israel; a esto ha de sumarse que el mismo nombre alude al “ser” [el nombre puede querer decir “yo soy el que soy” en el sentido reduplicativo que contrasta con los ídolos, que no son, o también “yo soy el que estoy (contigo)” en el sentido del Dios que camina con su pueblo]. Este es el Dios al que Moisés proclama, al que le reconoce que:


castiga los males hasta la tercera generación pero perdona y ama por mil generaciones” [este párrafo, v.7 está omitido por la liturgia]. El acento aquí está –obviamente- en el contraste entre tres o cuatro que castiga y que persona “por miles”. Israel no ha sido un pueblo fiel, pero…


A continuación se afirma que Moisés “cae en tierra” y desde allí –precisamente por la capacidad de perdonar de Dios, que acaba de señalar, pide el perdón para Israel que es “un pueblo duro de cabeza” recibiéndolo como su herencia. Postrarse es algo que se hace ante Dios (Gen 24,26.48; Ex 4,31; 12,27; Num 22,31; 1 Cro 29,20; 2 Cro 20,18; 29,30; Neh 8,6) aunque también es posible una postración reverencial ante un rey (Ex 43,28; 1 Sam 24,8; 1 Re 1,16.31) o ante un hombre de Dios (1 Sam 28,14). “Si hallé gracia (hen, favor; muchas veces semejante a hesed), camine el Señor (’adôn) con nosotros” perdonando nuestras “iniquidades (‘ôn) y pecados (hama’t)” y “haciéndonos tu herencia (nhl)”. Dios camina en medio de su pueblo a pesar de ser “cabeza dura” (Ex 32,9; 33,3.5; Dt 9,6.13).

La Biblia no “define” a Dios, no dice “cómo” es en un sentido teórico, pero no duda en mostrar su obrar en la historia caracterizado por su actitud siempre presente en favor de su pueblo.




Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     13, 11-13

Resumen: Terminando su carta a los corintios, Pablo los invita a un modo de vida concreto, caracterizado por el amor y la paz lo cual será reflejo de la presencia de Dios entre ellos, expresado como gracia, amor y comunión como una especie de característica de Cristo, el Padre y el Espíritu respectivamente.


Con un nuevo vocativo, hermanos, Pablo concluye exhortativamente la carta. Lo que él pretende de la comunidad son frutos de la presencia del espíritu como la alegría y la paz, que deben comunicarse entre sí. Pero también pretende la plena preparación (katartizô), que se consuelen (parakaleô, 18 veces en 2 Cor), y tengan un mismo sentir (Flp 2,2; 4,2; Rom 12,16), es decir, que la comunidad crezca unida, frente a tantas semillas y signos de desunión que ha enfrentado. De este modo, estará presente entre ellos el Dios del amor y la paz. 


El saludo mutuo, beso santo y el saludo de parte de los santos es propio de las conclusiones paulinas (Rom 16,16; 1 Cor 16,20; 1 Tes 5,20). La novedad, quizá de las más sorprendentes, viene dada en el versículo final, uno de los textos aparentemente más trinitarios del NT sólo comparable al final de Mateo (28,20). ¿Es un texto tomado de alguna liturgia? Es posible, pero parece preferible suponer que el texto fue luego adoptado por su ritmo litúrgico. Probablemente la división frecuente de los corintios y los signos de desunión lo hayan hecho presentar como contraposición la unidad divina. Las operaciones son atribuidas a cada persona ya que la gracia la remite a Cristo, el amor a Dios (Padre) y la comunión es fruto de la presencia del Espíritu. Si el Dios de amor y paz está en medio de la comunidad pacificada y unida, estos dones definitivos se harán presentes definitivamente y serán generadores de unidad, de común-unidad.


Los frutos definitivos de la presencia del Espíritu, don escatológico por excelencia, son la paz, y la unidad. Pablo entiende que esto también es iniciativa divina, pero que debemos pedir, y trabajar para que llegue a nosotros. Por eso lo principal es ver que esos mismos dones, junto con el amor se dan en el seno mismo de Dios (Trinidad). Por eso es de esperar que también se den en el seno de la comunidad cristiana y por ello debemos trabajar y -especialmente- debemos pedir a Dios sus dones. Podemos decir que la unidad y la diversidad en la Trinidad son el reflejo de lo que deben ser todas las relaciones humanas, desde las políticas a las eclesiales. Así la comunidad llena de Dios estará en condiciones de anunciarlo con la vida a los varones y mujeres de todos los tiempos y lugares.




Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     3, 16-18

Resumen: Dios ama paradojalmente a aquellos que lo rechazarán, y la manifestación de ese amor es la donación de su Hijo único, el amado. El amor es lo que muestra a Dios tal cual es.



El cap. 3 de Juan presenta el encuentro y diálogo entre Jesús y Nicodemo; sin embargo, en algún momento (entre los vv.13 y 15) el texto parece abandonar el diálogo y pasar a ser un monólogo de Jesús y Nicodemo desaparece; algunos afirman que se pasa a un himno cristiano sobre el amor de Dios. Ciertamente esto ocurre antes de v.22 donde Jesús se traslada a Judea. 


Lo que se destaca es que “Dios amó al mundo”, y tanto que “dio” a su “Hijo único”. Es interesante que, en general, el término amor (verbo y sustantivo) en la primera parte del Evangelio (Jn 1-12) fundamentalmente se dice de Dios o de otros, mientras que en la segunda parte (Jn 13-20/21) se dice del Hijo. En este caso, se destaca el destinatario del amor de Dios: el mundo, y la medida: dar al Hijo. El mundo, en general, en Juan es el ambiente hostil a Dios y a Jesús, sus enemigos. Sin duda el ambiente en el que la comunidad joánica vive se encuentra con un amplio ambiento hostil a la que cualifican de “mundo” (kosmos). Dios, que ama primero, lo amó, pero el mundo lo ha odiado: “no lo conoció” (1,10) aunque quite “el pecado del mundo” (1,29) y es “el Salvador del mundo” (4,42), da “vida al mundo” (6,33) y es su luz (8,12; 9,5; 12,46; cf. 1,9) pero odia a Jesús y a los suyos (7,7; 15,18; 17,14; cf. 16,20) porque Jesús no es “de este mundo” (8,23), ni lo son los suyos (15,19; 17,16), que tiene como “príncipe” al diablo (12,31; 14,30; 16,11), por eso no recibe al Espíritu (14,17), no conoce a Dios (17,25), porque no tiene la paz verdadera (14,27), con su Pascua Jesús ha “vencido al mundo” (16,33) porque su “reino no es de este mundo” (18,36). Es decir, no se refiere a dos “universos”, como el “cielo y la tierra” sino a dos grupos diferenciados por creer o no en Jesús.


Lo paradojal viene dado en que Dios ama a quienes serán sus adversarios, y como manifestación de ese amor se señala la donación de su Hijo, al que llama “único” reforzando el amor y la intimidad (1,14.18; probablemente pensando en Abraham e Isaac, cf. Gen 22,12.16). En Juan el “amor” (agapê) es tema clave. Dios amó “al mundo” (3,16; 1 Juan 4,9) aunque los “hombres” amaron las tinieblas (3,19), tanto ama  que nos llama hijos (1 Juan 3,1). El Padre ama al hijo (3,35; 10,17), y el hijo al Padre (14,31), los amigos se aman (11,5). El amor de Jesús “a los suyos” fue hasta “el extremo” (13,1) e invita a amar “como él” (13,34; 15,12), “hasta dar (= arriesgar) la vida” (15,13; 1 Juan 3,16), tanto que el “amor” revela a los “discípulos” (13,35). Hay relación entre “amor” y “mandamientos” (14,15) pero el mandamiento es el del amor (15,17). Hay una interrelación de amar a Jesús, a Dios, y ser amado (14,21.23.24; 15,10; 17,23.26; 1 Juan 4,7.12). El que ama a su hermano permanece “en la luz” (1 Juan 2,10), tanto que no ama a Dios quien no ama a su hermano (1 Juan 3,17; 4,20), pero Dios siempre ama primero (1 Juan 4,10.19) y el amor hace desaparecer el temor (1 Juan 4,18). El amor del Padre por el mundo viene mostrado por su “don”, Jesús es don de Dios para que el mundo se salve y tenga vida.


La relación viene dada por “creer”, y el contraste entre “perecer” – tener “vida eterna” que en v.17 se aclaran como “juzgar” y “salvar”. Esta relación “perecer” – “ser juzgado” y tener “vida eterna” y “salvación” viene dada por el verbo “creer” y “no creer” (en tiempo perfecto, es decir, no haber creído y seguir en esa actitud increyente), que es creer “en él” (el Hijo único) o no creer “en el nombre” (= la persona). Los que “no creen” son los que constituyen “el mundo” a pesar del amor que Dios les ha manifestado ya que su salvación-vida eterna es lo que Dios quiere y ha manifestado en su amor. 


el video del Evangelio en
https://youtu.be/nYLUfcL046w
o también en 
https://blogeduopp1.blogspot.com/2023/05/video-del-evangelio-de-la-santisima.html


Icono tomado de mertonpito.blogspot.com

lunes, 29 de mayo de 2023

Video del Evangelio de la Santísima Trinidad "A"

Video del Evangelio de la Santísima Trinidad "A"


o también en

https://youtu.be/nYLUfcL046w

Eduardo

¡Nos veremos, querido Gustavo!

¡Nos veremos, querido Gustavo!

Eduardo de la Serna


Hoy se fue el querido Gustavo Rey. Se “nos” fue. Ya estaba pidiendo pista hacía meses. Creo que tenía más motivos y personas por encontrar allá que las que lo encontrábamos acá. Creo que estaba en actitud de “¡ya está!” Pero eso no nos quita ni un cachito de tristeza a los que lo hemos querido. ¡A los muchos que lo hemos querido!

Viejo cura del MSTM, uno de los dos únicos firmantes del Manifiesto de los Obispos del Tercer Mundo de una diócesis con un obispo tan conservador que lo suspendió del ministerio por largo tiempo por el pecado de trabajar. Cuando – como otros curas MSTM – viajó a Cuba, y acrecentó su pecado, logró de todos modos sobrevivir como cura. Cura de y para la gente, para los pobres, para el pueblo. Siempre con una salida ocurrente; aunque esta fuera crítica siempre tenía ese humor que lo caracterizaba. Recuerdo cuando en nuestro encuentro se hizo presente Herrero del Pozo su pregunta mordaz: “-¿Y vos qué sabés cómo vive su fe nuestro pueblo?”, o cuando le comentó a González Faus que había leído muchos de sus “libritos” (La Humanidad nueva tiene 645 págs.; Los pobres. Los vicarios de Cristo, tiene 366; Otro mundo es posible… desde Jesús, tiene 446… lo de “libritos” no lo entendíamos; aunque tenga varios otros más breves), o los chistes inesperados (yo no lo conocía el 1986, el Primer Encuentro nacional y recuerdo las carcajadas que suscitó alguna ocurrencia). Hasta el año pasado, cuando ya su salud no se lo permitió, era de los poquísimos con “asistencia perfecta” a todos los encuentros de los curas opp, y fue uno de los tres a quienes le pedimos que diera su testimonio sobre Carlos Mugica con motivo de los 40 años de su martirio. Allí, nuevamente, sorprendió con su broma inesperada cuando públicamente le dice a la espléndida Chunchuna Villafañe: “- Chunchuna, ¿a vos no te dijeron que tenés que besar a los del panel?” (a lo que, entre risas, Chunchuna accedió, por cierto).

Miembro de “la Cofradía”, y, por lo tanto, seguidor persistente del “viejo” Tello, Gustavo insistía tozudamente en escuchar a la gente y andar por esos caminos. Tozudo hasta el punto de no querer tener teléfono, por lo que comunicarse con él era casi una hazaña cuando un vecino no se encontraba; generoso, amigo, hincha de Racing, peronista. Un tradicional MSTM del conurbano, al que extrañaremos, aunque ya nos fue preparando para eso, y, sabiendo que él será un motivo más para que queramos, algún día llegar donde ya estará él tomando agua (a menos que en el Reino, con el Vino Nuevo al fin haya empezado a tomar vino abandonando allí su solidaridad con los Alcohólicos Anónimos) y esperándonos con esos asados de novillito que solía conseguir y solían ser abundantes. Abundantes como su vida. Abundantes como lo que ahora habrá alcanzado. Abundante como lo que nos anuncia.



domingo, 28 de mayo de 2023

“Piensa mal y ¿acertarás?”

“Piensa mal y ¿acertarás?”

Eduardo de la Serna



Una serie de acontecimientos recientes me hacen volver sobre los dos tomos “La Verdad los hará libres”. Me encuentro que, no solamente hay una presentación de los volúmenes (sin esperar el tercer tomo, acoto) en diferentes lugares y medios que no logro mensurar a la vista del contenido, sino que también descubro una férrea defensa de los mismos en España e Italia, por ejemplo, algo que no parece tener demasiada lógica. ¿Por qué tanto por un par de libros que, al pensar de muchos – entre los que me incluyo –, es muy poco lo que aportan, con novedades casi escasas, análisis por lo menos discutibles en ocasiones y demás cosas que ya he señalado?

Si me guiara por el famoso dicho “piensa mal y acertarás”, la verdad se me ocurren bastantes malos pensamientos, debo confesarlo.

Pero de golpe me encuentro con que, en su reciente viaje a Hungría, el Papa Francisco dialogó con los jesuitas; es bueno recordar que Francisco Jalics, uno de los dos jesuitas desaparecidos cuando Jorge Mario Bergoglio era provincial de la Compañía de Jesús en Argentina, era de nacionalidad húngara, lo cual hizo pertinente la pregunta, de uno de los presentes, por su caso. En su respuesta, con elementos extraños y discutibles, Francisco añadió:

«…hace un mes, la Conferencia Episcopal Argentina publicó dos tomos de los tres previstos con todos los documentos relacionados con lo sucedido entre la Iglesia y los militares. Allí pueden encontrar todo» [https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-05/francisco-jesuitas-hungaros-sean-autenticos-dispuestos-cambiar.html].

Ya he señalado que, al analizar el tema, afirman recurrir a los textos más serios, y entre ellos recurren a ¡¡¡Wikipedia!!! (sic) además de a fuentes ciertamente “francisquistas”. No me parece mal que se las consulte, siempre y cuando se incorporen también “otras campanas” … al menos para poder “encontrar todo” (y dejo de lado el “ninguneo, no solamente de Orlando Yorio en el dialogo, sino también de la Facultad de Teología y los demás invitados – casi todos de la misma “campana”, debo aclarar – en la elaboración de los dos tomos).

Y, entonces, me pregunto ¿irá por ahí la defensa cerril de dos tomos que, de otro modo, dudosamente trascenderían algunas facultades teológicas en sus cátedras de historia de la Iglesia? Valga mi duda.

 


viernes, 26 de mayo de 2023

La “reforma” quedará para otra ocasión…

La “reforma” quedará para otra ocasión…

Eduardo de la Serna



Quiero empezar mi reflexión comentando algo que me ocurrió en estos días y, creo, puede servir de punto de partida.

Hace unas cuantas semanas, un periodista italiano me escribió para formularme una serie importante de preguntas para que fueran publicadas en una revista italiana que, por lo que sé, es bastante importante. Me tomé un tiempo en responderlas (por escrito) y bastantes días después él me dice que en la editorial le habían dado menos espacio que el previsto, así que las preguntas se reducirían más o menos a la mitad. Me mandó el texto cómo quedaría a lo que le di mi acuerdo y, finalmente, ayer me mandó el .pdf de como quedó el texto. Allí encuentro una serie de preguntas, pero – sobre todo – que además, omitieron la última pregunta con su respuesta, la referida a los dos tomos de “La Verdad los hará libres”. Allí dije, en pocas palabras, lo que ya había dicho más extensamente en mi blog. Lo transcribo:

Han salido dos volúmenes. El primero más “histórico”, el segundo revelando los documentos de archivos (vaticanos y de la Conferencia episcopal). He escrito varias páginas sobre ambos tomos (sumados son unas 1.800 páginas) en mi blog (en más de una entrada). Creo que son un aporte, pero limitado. La parte histórica (y teológica) es, por lo menos discutible en ocasiones, cuando no limitada y en ocasiones pobre. Los documentos sólo se limitan a estos archivos, pero no hay casi nada del contexto en el que ocurren, lecturas históricas, archivos complementarios, etc. Por eso digo “limitado”. Sirve para conocer un poco más, pero para muchos de los que estamos en tema, hemos de reconocer que no nos ha aportado casi nada nuevo, a lo sumo tener más elementos para saber X cosa del obispo Tal.

Curiosamente a las preguntas originales, antes de mi respuesta, el periodista añadió una última, precisamente sobre los dos volúmenes. Es decir, a él le parecía interesante mi opinión. Pero no es él quien toma las decisiones. Debo señalar que mi opinión, dada en el blog, es enormemente más crítica que lo allí respondido.

La editora de la revista dice:

Lo entiendo, pero nosotros que fuimos los primeros en presentar los dos volúmenes con tantos artículos, hemos dado un juicio más cuidadoso y matizado. No digo que sea necesario decir que todo está bien, pero es un juicio que hay que articular y que conviene dar con prudencia una vez que haya salido también el tercer volumen... Me temo que omitiré esta pregunta y respuesta: se necesita más espacio para discutir incluso una crítica.

Podría preguntar si la pregunta está formulada pero solo cuenta si es favorable, porque, caso contrario, la que “ellos” han dado es superior, entonces ¿para qué la formulan? Además, quisiera saber qué es, para ella un juicio “cuidadoso y matizado”. Lo que me queda claro es que hay cosas que no se pueden decir. A eso, algunos lo llamamos censura. Pero claro, los dos volúmenes son mas “oficiales” que mi opinión marginal; además, de mi sospecha creciente de que (en los volúmenes y su apoyo cerrado) hay algo más. El Papa acaba de decir en Hungría que “ahí está la verdad”, cosa que yo pongo muy en duda y la pregunta sigue.

Obviamente nunca más colaboraré con Il Regno, quizás porque entienda que El Reino es otra cosa. Lo cierto es que curiosamente, cuando muchos insisten en hablar de “la primavera” que ha traído el Papa Francisco en la Iglesia, y muchos – o algunos, no importa – creemos que no es tal, estas actitudes (y otras que nos regala la Iglesia contemporánea, como algunos nombramientos) nos invitan a pensar en el gatopardo. Y curiosamente, algunos a el gatopardismo lo llaman lampedusiano, y eso “me suena conocido”. Lampedusa, ¡sí!


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