miércoles, 13 de noviembre de 2024

Breve reflexión sobre The Chosen

Breve reflexión sobre The Chosen

Eduardo de la Serna




No se puede – creo – hacer una evaluación sobre una expresión artística (sobre la calidad artística, precisamente, hay quienes pueden opinar con seriedad, lo que no es mi caso) sin tener en cuenta una serie de elementos previos:

·         Toda expresión pretende – obviamente – expresar. Provocar sensaciones o sentimientos. El arte comunica por la belleza, y, cada quien tiene todo el derecho incuestionable de afirmar “me gusta” o “no me gusta” sin que eso pueda ser cuestionado (aunque, lo sabemos, los gustos pueden variar, crecer, deformarse, evolucionar…).

·         Una obra cinematográfica no pretender ser un “documental”, es decir, que algo sea o no acorde a los momentos históricos reflejados no hace referencia (al menos no necesariamente) a la calidad de la obra. Por ejemplo, hemos visto hasta la saciedad nacimientos y pesebres donde los personajes llevan ropas del Renacimiento sin que eso nos cause sorpresa alguna… Obviamente no vestían así, por ejemplo, los pastores, o los magos en tiempos de Augusto… ¿Y? ¿no puede el autor expresarse para su tiempo? No es una obra de historia, ciertamente. Pero (siempre hay un “pero”) se supone que el autor o autora al expresarse de ese modo está comunicando algo a sus destinatarios y es importante escuchar qué quiere decir. Se me ocurren varias películas, por ejemplo, donde es evidente que algo no ocurrió tal como fue expresado, pero hay un sentido que enriquece la comunicación; un sentido perceptible por todos los espectadores en su tiempo (que es distinto de los espectadores siglos después, por cierto).

Teniendo esto en cuenta, quiero señalar algunos aspectos:

1.- A nivel histórico creo que se mezclan momentos muy creativos con elementos muy cuestionables. Por ejemplo, ¿qué hacen los romanos en Cafarnaum? Es tierra herodiana, como se sabe; e incluso se hace mención de Pilatos, que es gobernador (procurador, prefecto) en Judea y Samaría, no en Galilea. Muy creativa, por su parte, la escena de la “pesca milagrosa” que permite a Pedro poder pagar sus deudas con “los romanos”.

2.- A nivel bíblico, presenta a Mateo (interesante personaje con Asperger) y a Juan preparando sus evangelios, algo que no se entiende por qué lo hace, especialmente si creemos que ninguno de los 4 evangelios fue “escrito” por testigos presenciales del ministerio de Jesús. Que Pedro sea “el único casado” es, por lo menos muy dudoso. Parece seguir algunos datos de tradiciones menores sin sustento… e innecesarias.

3.- El personaje de Jesús aparece alegre y sonriente, lo cual lo vuelve notablemente atractivo. Además, aparece como itinerante, y muestra a “los elegidos” como dispuestos, con más o menos sorpresa, a ir con él allí donde vaya, pero que eso no implica un “dejar todo” definitivo (el caso de Pedro es evidente, y – además – es muy probable que así fuera).

4.- Hay elementos que no tienen fundamento… por ejemplo, que Jesús empiece a ser investigado por decir que es “el hijo del hombre” no tiene asidero alguno y no se entiende por qué es destacado.

5.- En el horripilante espacio Que no te la cuenten, del sedicente cura católico Javier Olivera Ravasi, se presentaron una serie de razones que el fundamentalista ve como criticables (casi heréticas) además de repetir tres veces que fue hecha por “evangelistas y mormones” (¡qué horror!). Esas pseudo-razones – creo yo – hablan a favor de la serie y aumentan las ganas de verla.

Mi problema no está en los cambios de los hechos históricos o bíblicos, sino en que yo no veo claro cuál sería la razón para que ese cambio se produzca, ¿qué quiere comunicar el autor? Porque, como dije, no se trata de un documental, sino de una “comunicación” artística, pero no tengo claro qué me quiere comunicar al modificar tal o cual cosa, al decir tal o cual otra. Inclusive, podría estar o no de acuerdo con lo que quiere comunicar, pero eso no debería impedir disfrutar del arte (hay decenas de pinturas, esculturas, películas con las que no acuerdo sin que eso me impida el disfrute). Entonces, el “choque” entre los acontecimientos “históricos” y los acontecimientos “narrados” debería llevarme a entender lo que el autor quiere decir, y, personalmente al menos, si no lo entiendo me conduce a desvalorar el producto. En mi caso, concretamente, y reconociendo muchos elementos positivos y creativos, a no recomendarla a nadie, porque creo que es más lo que confunde que lo que aporta. Una pena porque podría haberse sacado “mucho jugo” de lo que se quiso comunicar.

 

Foto tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:The_Chosen_-_Jesus_at_wedding_with_kids.jpg


martes, 12 de noviembre de 2024

Comentario a las lecturas domingo 33º B

Los signos y los conflictos muestran el camino del Hijo del hombre

DOMINGO TRIGESIMOTERCERO - "B"


Eduardo de la Serna



Lectura de la profecía de Daniel
     12, 1-3

Resumen: la batalla entre dos bandos llegará  a su fin y el “jefe del ejército celestial”, Miguel, salvará a su pueblo luego de un tiempo de angustia. Y los que fueron fieles y están inscritos en el libro, “brillarán como los astros” y se levantarán de la muerte.

El libro de Daniel está concluyendo (los capítulos 13 y 14 son añadidos en la Biblia griega). El acento está puesto en un libro en el que se han inscrito los nombres de algunos y es posible que se inspire en Jer 30. Se trata del “libro de la vida” que en la literatura posterior desempeñará un papel importante (Sal 69,29; Fil 4,3 y Ap 3,5; 13,8; 17,8; 20,12.15; 21,27; 22,19). Son frecuentes los registros con nombres (cf. Ex 32,32). El autor pretende aquí dar una respuesta, o comienzo de una, sobre el tema de los muertos. El gran problema, propio de la literatura apocalíptica, es el de los muertos provocados por los enemigos a causa de su fidelidad. ¿Cómo es posible que los muertos sean matados si nosotros sabíamos que los justos serán bendecidos por Dios (entre otras maneras, con una larga vida)? ¿Cómo es posible que los malos triunfen? Esto es visto como un “misterio” (término frecuente en la literatura apocalíptica), algo que no podemos comprender del plan de Dios en la historia, pero que en algún momento se “revelará” (recordar que “apocalipsis” significa “revelación”). Dios revelará lo que ocurre con los justos, incluso después de muertos. [Para ser precisos no todos los apocalipsis esperan una resurrección de los muertos, pero sí es el caso de muchos, y entre ellos del texto de Daniel que toca comentar].

Esta situación es imaginada como una lucha entre dos ejércitos, el ejército del mal (en el caso de Daniel, los griegos seléucidas que matan a los que se mantienen fieles a Israel; en el caso del Apocalipsis los romanos que intentan imponer por la fuerza el culto al Emperador) y el ejército del bien y la vida. La lucha será dura y el “pueblo” padecerá mucha “tribulación” (thlipsis) hasta que llegue Miguel y lo salve. Él conduce el ejército y la lucha con el Diablo (que en la literatura apocalíptica tiene muchos nombres: Satanás, Belial, Belzebul, serpiente antigua, etc…; ver Ap 12,7 [es ajeno a la Biblia pensar que Satanás pelea con Dios, y es casi idolátrico. La lucha – simbólica, apocalíptica – es entre dos ejércitos conducidos por dos generales y – evidentemente – la Biblia no ve a Dios como un general sino, en este caso, como un rey]).

La novedad, en este caso es que los muertos – imaginados como durmientes – se levantarán (anístêmi; cf. Ez 37; Is 26,19; 66,23-24). Algunos se transformarán en estrellas o astros y brillarán por toda la eternidad. Pero esto todavía es algo que ha de esperar un tiempo (“en aquel tiempo”, “entonces”) que anticipadamente la literatura apocalíptica simplemente “revela”.


Lectura de la carta a los Hebreos     10, 11-14. 18

Resumen: el contraste entre la ofrenda de cada año de los sacerdotes antiguos y la ofrenda “de una vez para siempre” de Cristo revela al autor de la carta la eficacia y perfección de su sacerdocio definitivo.


La carta a los Hebreos sigue contrastando el sacerdocio antiguo con el único sacerdocio nuevo de Cristo. La frase clave es que esto es “de una vez para siempre”. El contraste viene dado entre las ofrendas, “muchas veces los mismos sacrificios”, de los sacerdotes antiguos y el “único sacrificio” de Cristo. Para el autor, la repetición constante (cada año) revela la ineficacia. 

Una nota sobre los “sacrificios”. El término “sacrificio” es muy ambiguo y se presta – o puede prestarse – a malos entendidos. En su origen significa que algo “es hecho sagrado” (sacrum faciens). Un cordero, por ejemplo (que es un animal apto para el sacrificio, ya que no cualquiera lo es; algunos dicen que es como una suerte de “comida de Dios” y lo que no se puede comer, por ser impuro – un cerdo, por ejemplo – tampoco puede presentarse en sacrificio. Quizás sea exagerado pero es ilustrativo) para ser hecho sagrado ha de presentarse en el Templo y – se está pensando especialmente en el sacrificio de corderos para la fiesta anual de la Purificación en la que el Sumo Sacerdote entra por única vez en el año en la parte exclusiva del Templo llamada “Santo de los Santos” – y es quemado íntegramente para que el humo llegue hasta Dios. El sacrificio es sangriento y para ello el cordero es “transformado”. Propiamente hablando, es evidente que la muerte de Jesús no fue un sacrificio sino un crimen. Nadie realizó ningún ritual en su ejecución, nadie presentó a Dios una ofrenda. Lo que hubo fue un juicio (fraudulento, por cierto) y una pena de muerte. El autor de Hebreos, que hace una lectura espiritual, o simbólica, lo interpreta en esa clave como tal. Sin duda que puede decirse que Jesús “hizo santa” su ofrenda de vida, su auto-donación, pero propiamente hablando no se trató de sacrificio.

El hecho de que los sacrificios se repitan manifiesta que no han quitado el pecado. Precisamente la donación de sí de Cristo ha quitado definitivamente el pecado de la humanidad. Obviamente, si ya no hay pecado, ya no hay necesidad de ofrendas ni de sacrificios. 

Y, culmina, esto “perfecciona” a los que “santifica”. El término “perfeccionar” es muy frecuente en la carta (9x) y en Núm 3,3 – la versión griega de LXX – se aplica al sacerdocio de “los hijos de Aarón” (literalmente dice que “hizo perfectas las manos”). En 10,1 había dicho que la Ley, que es sombra, “nunca puede hacer perfectos a los que se acercan”. Ahora destaca que mediante una única ofrenda “lleva a la perfección a los santificados”.


Evangelio según san Marcos     13, 24-32


Resumen: usando imágenes tomadas de la literatura apocalíptica (venida cósmica del hijo del hombre) y de la vida cotidiana (brotes de la higuera) Jesús anuncia la inminencia de su venida lo que invita a la comunidad a tener una actitud de confiada esperanza.

Como es habitual a fines del año litúrgico las lecturas hacen referencia al fin de los tiempos, a la venida de Jesús. El clima es de “conflicto” (thlipsis). El acento del texto litúrgico viene puesto en el “después” de las diferentes etapas que ha venido señalando el discurso; el personaje futuro esperado en muchos textos apocalípticos, el hijo del hombre (cf. Dan 7,13), aparecerá en medio de imágenes cósmicas también frecuentes en las imágenes apocalípticas del fin, o del “día de Yahvé” (cf. Jl 2,10; 3,15; Is 13,10; 34,4; Ez 32,7-8; Am 8,9; y en el NT: Hch 2,20; Ap 6,12-14; 8,12; 9,2) llegando entre nubes con gloria y poder (cf. 8,38; 14,62; Mt 10,23; 1 Tes 4,13-18; cf. Dn 7,13). La idea está puesta en que lo antiguo ya no cuenta porque la novedad inaugurada por el hijo del hombre señala el comienzo del mundo nuevo; la transformación que se avecina es absoluta y este hijo del hombre pretende reunir junto a él a los elegidos, término que alude a Israel (ver Dt 30,4-5; Is 11,11.16;27,12; 60,4-5; Ez  39,27; Os 11,10-11 Zac 2,6-112 [LXX] y apócrifos como 1 Henoc y 2 Esdras) reunidos de los cuatro vientos de la tierra.

La imagen de la higuera sirve para aludir al breve tiempo intermedio entre las flores y el fruto para hacer referencia al tiempo limitado que habrá entre la destrucción del Templo anunciada en 13,2 y la venida próxima del Hijo del hombre. La parábola invita al discernimiento; hay que saber leer los signos de los tiempos.

Esta generación” sin duda alude a la contemporánea a Marcos, no a Jesús. Es esa la que tiene delante de sí la credulidad o incredulidad frente a Jesús.

Por eso la comunidad está llamada a la vigilancia ya que nada permite saber el momento (ni el Hijo). La actitud vigilante es la característica de los tiempos finales, pero no la de la búsqueda de señales de la llegada sino la de la espera confiada en la venida. Los ángeles, en Dn 12,11-13 parecen querer calcular el tiempo del fin (1290 días en v.11 y 1335 en v.12), como también en Dn 9,24-27 donde la historia parece dividida en períodos. La apocalíptica es útil para vislumbrar imágenes del futuro, pero no es útil para saber todo, tiene sus límites.



lunes, 11 de noviembre de 2024

Cuando el odio se convierte en atropello (curas opp)

Cuando el odio se convierte en atropello

 


Nos vamos habituando día a día a que el actual gobierno persiga, enfrente o clausure cualquier cosa que está en contra de sus perversos ideales, haciéndolo en nombre de valores que desconoce. Y propone hacer auditorías acá, actualización y blanqueamiento de listados por allá y poner orden donde, sostienen, no lo hay. Y, ya no es curioso, siempre enfrentando lo que sencillamente no es coherente con los antivalores del individualismo, el mercado y la falta de solidaridad que la Libertad Avanza y sus cómplices ostentan y de los que se jactan.

Hoy le tocó a la fundación Valdocco, de Cañadón Seco, Santa Cruz, que acompaña nuestro amigo Juan Carlos Molina. Repudiamos el hecho, aunque no creemos que en el gobierno tengan capacidad para entender este, nuestro rechazo; pero, al menos, esperamos que nuestro abrazo llegue a todos los niños y niñas que la fundación acompaña y a todas y todos los que allí colaboran. Es importante que no se sientan solos ya que eso es lo que hace el gobierno con todas las necesidades. Esperar que las autoridades se conviertan y miren la realidad desde los pobres y las víctimas, como ocurre en el Israel bíblico y las Escrituras cristianas quizás sea demasiado, pero no nos queda sino imaginar que nuestro país se merece otro futuro. Futuro que empieza en las siembras del presente. Siembras que nada tienen que ver con el odio, el individualismo y el mercado; siembras que nacen del amor, la verdad y la justicia social. Sabemos que es posible. Lo hemos vivido.

 

Grupo de curas en Opción por lxs Pobres

11 de noviembre 2024

Video con comentario al Evangelio del domingo 33º B

Video con comentario al Evangelio del domingo 33º B


o también en

https://youtu.be/hNqIZETAQ8E

Eduardo

jueves, 7 de noviembre de 2024

Un aporte teológico

Un aporte teológico

Eduardo de la Serna




Si pensar y hacer teología es “hablar de Dios”, sería falso de toda falsedad pensar o creer que sólo en la Iglesia católica romana “hablamos de Dios”. Todo grupo creyente habla de Dios, y hasta los ateos lo hacen (al menos para señalar aquello en lo que no creen).

Una actitud sensata y racional implica encontrarse, escuchar, dialogar con todos los “lenguajes sobre Dios”. No para decir que “somos todos lo mismo” (modalismo teológico), no para malinterpretar las “semillas del Verbo”, de Justino, destacando que todas las palabras sobre Dios están subordinadas (como una especie de “ancilla theologiae”) a la teología católica romana (subordinacianismo teológico). Sí para escucharnos mutuamente, ver aquello en que unos y otros dicen algo en común, reconocer las diferencias, buscar intensamente aquello que nos une más que aquello que nos divide.

Ahora bien, y siguiendo con la analogía trinitaria, en todo diálogo y encuentro es indispensable – para que lo sea – reconocer todo lo que de cada uno hay como aporte, lo que es propio, y la diferencia. No es diálogo si no hay búsqueda de lo “en común” pero tampoco sin reconocimiento de las diferencias. No sólo es importante escuchar atentamente qué dice de Dios cada grupo, sino también tener claro qué decimos de Dios nosotros y qué tenemos en común, y qué no. No para subordinar los demás lenguajes sino para reconocer y valorar (no como superior) lo propio. ¿Qué decimos de Dios nosotros para, después, buscar lo en común, las riquezas, las diferencias…? Y, acá mi pregunta, ¿podemos decir lo que nosotros decimos de Dios sin una escucha previa de la “palabra de Dios”, el Dios que se revela, el Dios que ha caminado y sigue caminando con su pueblo, el Dios en el que creemos? Porque, si presentamos una “palabra sobre Dios” que es muy “armada”, bien presentada, muy “filosófica”, pero que no se nutre de lo que – creemos – Dios mismo nos dice, ¿estamos realmente hablando de Dios, del Dios en el que creemos? Obviamente sería teología xenófoba pretender que otros grupos acepten la Biblia (a lo sumo sí pretender que la reconozcan en sus aspectos culturales e históricos), pero ¿podemos encontrarnos o dialogar (otra cosa es escuchar, lo que es fundamental, por cierto) sin también nosotros mostrar lo propio? Y, ¿puede haber algo propio sobre Dios que no empiece por la escucha de Dios mismo?


Icoo sobre laTrinidad deAndrei Rouvliov tomado de https://es.wikipedia.org/wiki/Trinidad_(Andréi_Rubliov)

David, un rey ejemplar

David, un rey ejemplar

Eduardo de la Serna



Los personajes más importantes de la Biblia merecen, por supuesto, mucha atención. Mucha más de la que le podemos dar en el espacio del que disponemos. Eso puede decirse, por ejemplo de Moisés, Abraham o David en la Biblia hebrea, o Pedro, Pablo, María o – por supuesto – Jesús, en la Biblia cristiana.

Por ese motivo es sensato dedicar más de un artículo, o presentar aspectos principales sin ser detallistas. Es lo que queremos hacer aquí al referirnos a David. Es que, siendo que la Biblia está conformada por muchos libros y – por lo tanto – por diferentes autores con diferentes perspectivas y diferentes tiempos, hay diferentes miradas sobre estos grandes personajes (para darnos una idea, David es mencionado más de 1100 veces en la Biblia).

La situación política era muy compleja: las diferentes tribus del Norte se encontraron asediadas y dominadas por los filisteos, gente de guerra (ver Jue 13,1; 1 Sam 4,1-2). Es por eso que deciden unirse y darse un rey, Saúl, para poder enfrentar unidos el adversario que venía “del mar” (1 Sam 9,16-17). Algunos grupos del Sur también se unen a ellos porque el enemigo era el mismo para todos. Entre esos grupos se encuentra David, que era jefe de una banda, quizás no muy honestos. Conocedor del terreno, y hábil guerrero, David empieza rápidamente a ser reconocido y valorado (1 Sam 18,5), e incluso se le atribuyen hazañas portentosas (1 Sam 17,49-50). Pero esto causa celos y envidias en algunos del Norte (1 Sam 18,8). David debe huir y se dirige al Sur (21,11) donde algunos lo nombrar rey (2 Sam 2,4). Los filisteos derrotan a Saúl y mientras en un primer momento se nombra rey a su hijo Isbaal (2 Sam 2,10), otros prefieren a David y lo eligen, unificando así ambas regiones (2 Sam 4,8). Los dos reinos tienen, ahora, un mismo rey.

Con su capacidad, David logra contener al enemigo filisteo y logra llevar una cierta tranquilidad. Acá es donde es difícil saber con precisión lo ocurrido ya que hay diferentes miradas, pero lo que parece más probable es que David toma la ciudad de Jerusalén, entonces en manos extranjeras y establece allí la capital de su doble reino (2 Sam 5,6-7). Jerusalén queda en el Sur pero, muy cerca de la frontera Norte, con lo que garantiza las peregrinaciones de ambos grupos al lugar donde pondrá los signos históricos del Éxodo.

Pero David es guerrero, no organizador. Esa tarea - siempre según dicen los textos - la llevará adelante su hijo, Salomón, que hará un palacio, un templo y una corte bien armada según el modelo egipcio.

Una de las cosas que se suelen atribuir a David es la composición de varios salmos (2 Sam 23,1). Sin duda escribió muchos, y con el tiempo se le atribuyeron otros más. Es frecuente en la Biblia esta actitud; lo mismo ocurre con los proverbios que compuso Salomón, quien es presentado como un rey sabio; con el tiempo cada vez se le atribuyeron a él más proverbios y otros libros de sabiduría, aunque hubieran sido compuestos muchos siglos después de su muerte.

Otro elemento interesante a tener en cuenta es que la Biblia no tiene ningún disimulo en mostrar defectos y pecados aún de sus grandes varones y mujeres. En el caso de David no duda en presentar varios de ellos, el más grave es su adulterio o la violación de Betsabé, que era mujer de un jefe militar de su ejército (2 Sam 11,3). Siendo que queda embarazada (v.5) no duda en hacer matar a Urías para quedarse con su esposa (v.17). Un profeta, Natán, le señalará claramente su pecado (2Sam 12,1) y el texto hace referencia a su arrepentimiento (v.13), e incluso a la composición de un salmo de penitencia (Sal 51,1). Pero no es este el único pecado de David, aunque sí – quizás – el más grave.

Sin embargo, con el tiempo, David es presentado como un rey ejemplar, modelo de cómo deben ser todos los demás reyes. Incluso los libros de los Reyes valorarán a los soberanos según se hayan o no parecido a David (ver 2 Re 12,20; 14,3; 18,3).

Seguramente los buenos historiadores de hoy matizarán mucho de lo que los libros bíblicos dicen (muy pro-davídicos, por cierto), pero lo que aquí nos interesa es destacar lo que la Biblia nos dice de uno de sus personajes fundamentales, un rey que buscó - con sus pecados y limitaciones - dejar que Dios sea el verdadero rey de Israel y someter su gobierno a las leyes de Dios (2 Cro 6,16), e incluso cuando no lo hizo, supo dejarse enseñar por los profetas y corregir los caminos para que Dios fuera el protagonista principal de la historia. ¿Aprenderemos de lo que la Biblia nos enseña?


Imagen tomada de  https://es.wikipedia.org/wiki/David#/media/Archivo:David_SM_Maggiore.jpg

martes, 5 de noviembre de 2024

Comentario a las lecturas domingo 32º B

 El ejemplo de una mujer, viuda, pobre y discípula

DOMINGO TRIGESIMOSEGUNDO - "B"


Eduardo de la Serna



Lectura del primer libro de los Reyes     17, 8-16

Resumen: Una mujer viuda extranjera es beneficiada por el profeta que le pronuncia una palabra de parte de Dios en la cual la mujer cree, poniendo en práctica lo dicho por Elías.


En 1 Re 17 comienza una gran unidad en la que el profeta Elías será protagonista y que será continuada por otra sobre Eliseo que concluye en 2 Re 13 con varias intercalaciones. El contexto histórico del tiempo de Elías comienza con el reinado de Ajab y, especialmente, el conflicto con su esposa Jezabel, la reina fenicia, hija del rey de Sidón (que continúa ejerciendo autoridad aun a la muerte de su esposo). Para un profeta celoso de los derechos del Dios de Israel la introducción de los dioses fenicios (Baal especialmente) y sus ministros resulta algo intolerable. Veamos brevemente algunas ideas introductorias.

Elías significa “Yahvé es mi Dios” lo cual es claramente un nombre programático. A repetirlo dedicará su vida el profeta.

Baal: en realidad significa “señor”, es el nombre de respeto con el que los cananeos se dirigen a su Dios principal, Hadad. La Biblia evita nombrarlo (salvo en el caso de los nombres que incorporan divinidades como es el caso de Ben-Hadad, hijo de Hadad, rey cananeo, cf. 1 Re 20,1). De Baal se esperan tormentas y – por tanto – fecundidad. En Israel muchos han tomado a Yahvé como el Dios nacional pero aceptado también otros dioses y diosas (incluso pareciera que muchos afirmaban que Yahvé tenía una diosa como esposa, Aserá). Así, por un lado Yahvé cuida a su pueblo pero Baal, por ejemplo, garantiza la fecundidad.

Sequía: en una región subtropical con estación seca como es la tierra de Israel una temporada de pocas lluvias es terrible ya que representa uno o dos años sin buenas cosechas y poco ganado. Elías anunciará una sequía (17,1) precisamente para mostrar que es Yahvé y no Baal quien garantiza la fecundidad o su ausencia en la tierra de Israel. Claro que este anuncio – y su realización – empieza a desatar el conflicto entre Elías y la casa real. Primero debe esconderse (17,2-7) y luego dirigirse a territorio extranjero. Aquí sucede el relato de la liturgia, en Sarepta, tierra de Sidón.

Yahvé se dirige a Elías diciéndole que se dirija a Sarepta y que “ha ordenado a una mujer viuda que le suministre alimento”. Sin embargo, la mujer no parece estar enterada de esto. Sin duda ha de entenderse que Elías ha de ser quién le comunique a ella la voluntad de Dios, cosa que hará (v.14).

La mujer es presentada como viuda. En Israel las viudas (y los huérfanos) son mostrados como paradigma de “pobres”. Es desposeída y desprotegida. Si no tiene quienes se ocupen de ella – cosa que todo buen judío debiera hacer – está condenada a la miseria o a ser víctima de la injusticia (cf. Ex 22,21; Is 1,17). 

La sequía parece también hacer efecto en esta región ya que la mujer no tiene más que un poco de harina y un poco de aceite. Sólo le queda esperar su muerte y la de su hijo único (v.12). 

La escena es bien presentada: Elías ve a la mujer recogiendo leña para su última torta. Le pide agua, cosa que la mujer – en total coherencia con la normativa de hospitalidad – le trae. Pero al pedirle también un poco de pan ella narra la escasez. Elías como hombre de Dios le dirá “no temas” para pedirle su porción y asegurarle que “el Dios de Israel” (en territorio de Baal) le dice que no se le agotará ni la harina ni el aceite hasta que vuelva la lluvia. La palabra del profeta es escuchada y ella “hizo según la palabra de Elías”. Comieron los tres y ni el cántaro de harina se vació ni se agotó la aceitera “según la palabra que Yahvé había dicho por boca de Elías”. Ciertamente resultan contrastante las dos mujeres de Sidón con las que Elías se encuentra, la reina que intenta llenar – y lo logra – de profetas de Baal la tierra de Israel, y Elías, profeta de Yahvé, que se dirige a tierra fenicia y es escuchado por una cananea.

 
Lectura de la carta a los Hebreos     9, 24-28

Resumen: Cristo ha entrado de una vez para siempre en el santuario auténtico que se encuentra en el cielo y desde allí plenifica los sacrificios haciendo que ya un tengan sentido porque el suyo ha sido perfecto.


En 8,1-6 – siempre siguiendo la lectura espiritual del A.T. – el autor de Hebreos había señalado que Moisés en el monte había visto el templo “original” cuyo modelo debería repetir (Ex 25,40) en la tienda que haría en el desierto. Eso significa que el Templo verdadero está en el cielo y Jesús, por la resurrección (que es lo que lo constituye sacerdote) entra en él. Jesús es ministro de aquel santuario (8,2), que ya no es “hecho por las manos humanas” (9,11-24, lo cual parece insinuar algo idolátrico en el viejo culto, ya que es de los ídolos de los que se afirma que son “hechura de manos humanas” (jeiropoíêtos), cf. Lev 26,1.30; Jdt 8,18; Sab 14,8; Is 2,18; 10,11; 16,12; 19,1; 21,9; 31,7; 46,6; Dn 5,5.23; 6,28; algo semejante se dice en Mc 14,58; Hch 7,48; 17,24; y referida a la circuncisión en Ef 2,11).

La ofrenda de Cristo, leída espiritualmente como “sacrificio” es definitiva porque ha llegado hasta Dios, y es por tanto única como es único el sacerdocio nuevo. Un sacerdocio que “destruye” el pecado haciendo innecesaria la repetición. Cristo volverá pero ya no para retomar la seguidilla de ofrendas interminables e ineficaces sino para comunicar la salvación (9,28).
  

Evangelio según san Marcos     12, 38-44

Resumen: Marcos presenta dos ejemplos contrastantes, unos escribas que estaban a las viudas y por el contrario una viuda que da todo lo poco que tiene como manifestación de su amor a Dios.


Jesús sigue en el templo (desde 11,27) del que recién saldrá en 13,1. Allí encontramos dos escenas conclusivas: en primer lugar alerta contra los escribas (vv.38-40) y luego – tomando la palabra gancho “viuda” – pasa a poner a una como ejemplo (vv.41-44).

Los escribas – con alguna excepción como la que encontramos en 12,28-34 – son presentados en Marcos como los adversarios de la comunidad de Marcos. La Biblia griega con frecuencia traduce por “escribas” (grammateus) el hebreo shômer que es “oficial”, alguien que tiene una cierta relación de autoridad en el pueblo (cf. Ex 5,6.10.14.15.19; Num 11,16…). Desde el comienzo del Evangelio se nos dice que no tienen autoridad entre la gente (1,22), cuestionan el obrar de Jesús (2,6.16; 3,22; 7,1.5; 8,31; 9,14; 10,33; 11,18.27) y Jesús les cuestiona su teología (12,35) y su obrar hipócrita (12,38). Finalmente son partícipes del asesinato de Jesús (14,1.43.53; 15,1.31) [no es seguro que participaran del “partido” fariseo, aunque parece que sí, al menos muchos de ellos; Mateo preferirá – por motivos históricos y la situación de su comunidad – presentar como adversarios a los fariseos, aunque muchas veces los menciona juntos]. 

Lo que señala de los escribas son dos cosas coherentes con la búsqueda del honor. (1) Los amplios ropajes son manifestación de su ostentación (cf. Gen 41,42; Ex 28,2; 29,21: 31,10; 2 Cro 18,9; 23,13; Est 6,8; 8,15; 1 Mac 6,15), es símbolo visible del status que reclaman para sí. (2) Los primeros puestos en las sinagogas y los primeros lugares en los banquetes. Estos eran a quienes toda la sociedad consideraba los principales (algo totalmente contrario a lo que Jesús pide de los suyos a los que les invita a hacerse servidores y esclavos, esto es ponerse en el último lugar). Los lugares eran expresión del honor que la sociedad reconocía y que ellos reclamaban. La auto-estigmatización que Jesús reclama para él y los suyos resulta claramente subversiva y contracultural. Los expertos en la ley gozaban de alta estima (Sir 39,4-11). En Qumrán, los lugares están claramente fijados:

Estas es la disposición para cuando se reúnan los ‘grandes’: Estando ya cada uno en su sitio que se sienten primero los sacerdotes, en segundo lugar los ancianos, en tercer lugar el resto del pueblo. Cada uno en su sitio…” (Regla de la Comunidad, 1QS 6,8-9)

A esto añade que estafan a las viudas (sabemos que en Israel, el cristianismo primitivo y el medio ambiente en general había casos de viudas con una buena posición económica), que “devoran sus casas” (en este caso no se trataría de viudas pobres sino empobrecidas por los escribas). Ciertamente la gran paradoja es que los expertos en la Ley en lugar de hacer lo que deberían con respecto a las viudas, protegerlas, asistirlas, en este caso las estafan y roban. La estafa pareciera ser una extorsión de hacer largas oraciones en favor de ellas quedándose con sus bienes. En este caso, la ironía sería doble ya que la oración de las viudas es presentada como modelo (Lc 18,1-5; Hch 9,39-41). 

Luego, Jesús se traslada al Tesoro, el lugar donde se hacen las ofrendas de “cosas” (dinero, ropas, utensilios y otros bienes) en el templo (lo que permite ver el Templo como una suerte de banco antiguo, cf. 2 Mac 3,9-12). Allí ve a los oferentes, entre la “multitud” mirando especialmente a “muchos ricos”. El contraste de estos muchos ricos con una pobre es notable. A esta se le añade ser viuda. Hay escenas similares en el medio ambiente (Xenofonte cuenta algo semejante de Sócrates, por ejemplo). 

Lo que afirma es que las multitudes depositan “metálico” (jalkós refiere a metales) y acota que “muchos” ricos echaban “mucho”. El texto señala que una viuda pobre echo “dos lepta”, la moneda griega de cobre de más baja denominación (la moneda de menor denominación en Judea bajo Herodes el Grande era la p(e)rutah). Y Marcos acota que ambos lepta equivalen a un “kodrántês”, la monada romana de menor denominación. Literalmente, entonces el texto afirma que la viuda echó: “dos leptas, esto es un cuadrante”. Es posible que las monedas circulantes en Siria y Judea se conocieran con las denominaciones romanas, por lo que esto no ha de verse necesariamente como que Marcos escribe en Roma (aunque puede ser buen indicio de esto). 

Jesús, entonces, como en 8,34 y 10,42 “llama” a los suyos para decir una palabra clarificadora, en estos casos sobre el discipulado (indicio que también esta lo será). Comienza con un clásico “amên legô hymin” (en verdad les digo; cf. 3,28; 8,12; 9,1.41; 10,15.29; 11,23; 13,30; 14,9.18.25), una frase que prepara un clima expectante para un dicho profético o sobre el discipulado. En este caso un dicho contrastante ya que es evidente a la vista que los ricos han echado “mucho” más que las dos moneditas de la viuda. Por tanto en un segundo momento (v.44) Jesús explica la razón de esto: la abundancia y la necesidad son el criterio de Jesús. Esto lleva a cambiar la mirada económica que se guía por la cantidad y el cálculo. El valor está puesto en la generosidad no en lo valuable.

Esta viuda puso lo necesario para la “vida” (bios). Curiosamente el escriba de v.20 “sabe” que se ha de amar a Dios con toda la vida (psyjê), la viuda en cambio practica esto, “ama a Dios con toda su ‘vida’”. Ella “da” todo, mientras los escribas le “quitan todo” a las viudas. El discipulado encuentra en esta viuda pobre un nuevo ejemplo a seguir.



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