lunes, 30 de septiembre de 2019

¿Quién es para mí Teresa de Lisieux (2)?


¿Quién es para mí Teresa de Lisieux (2)?


Eduardo de la Serna



Hace mucho tiempo escribí esto que, más tarde reiteré en mi blog. Quiere ser mi punto de partida para pensar y decir algo hoy, día de Santa Teresa de Lisieux.


Sigo haciendo mío lo mismo que allí dije. Sólo quisiera corregir una frase: decía que no es domesticable, y debo decir, que no lo es “para mí”, pero creo que todas las cosas de Dios pueden serlo, y también Teresa. Hemos domesticado “hasta la cruz”, ¿no vamos a domesticar la santa de las rosas, la sonrisa, la confianza y la ternura? Para peor, creo que la domesticación de Teresa tiene una gran responsable, ¡Teresa misma! Su lenguaje, ejemplos, esquemas ayuda a que sea vista como aniñada (a pesar de lo que ella misma dice al respecto), a que se “endulce” su palabra y sus actitudes, y hasta a ella misma. Solamente, creo, cuando nos volvemos capaces de romper con su lenguaje y sus imágenes, cuando logramos entrar en su “nervadura” es que podremos conocer, comprender y dejarnos enseñar por ella. Si no, seremos repetidores de una suerte de mediocridad celestial que poco o nada tiene que ver con Teresa.

Creo que en su esquema aniñado se encierra una mujer grande, capaz de abrir puertas nuevas, de caminar caminos y de mirar a Dios con nuevos ojos. Dios que es Jesús, para ella. Alguien dijo que Teresa de Lisieux le devolvió el Evangelio a la Iglesia; no sé si es o no exagerado, pero creo que es bastante verdadero. El Evangelio era el que le daba la garantía o no de “la verdad”, algo que movía sus convicciones y sus palabras. cuando quiere conocer al Jesús “de verdad” o a la Virgen “de verdad” se refiere precisamente a lo que dice el Evangelio y no los textos piadosos o legendarios. Teresa fue honesta con lo real y no hizo suya una piedad de ficción, de romanticismo sin la carne de Jesús (y María). En tiempos en los que la mirada de la realidad es posverdadera, de globos o márquetin, de ficción mientras la realidad real y la verdad verdadera arrasan con la vida y la esperanza de los pobres, no está mal mirar a Teresa y al Evangelio. Estoy convencido que así nos acercaremos, al menos un poco, a aquello que Dios/Jesús quiere para nuestra historia. Nada poco, por cierto.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Un debate sobre el periodismo


Un debate sobre el periodismo


Eduardo de la Serna



Es muy curioso el debate que se ha armado sobre el periodismo en estos tiempos de cambio (del otro “cambio”, del constructivo).

Ya lo habían comenzado los lacayos del establishment (a los que cierto lunfardo llama cagatintas). Lanata y Majul hablaban de “seis, siete, rocho” (es decir jugando con la similitud con el “ocho” y “chorro” al revés, ladrones). El mismo todavía presidente, en el día de la vergüenza y la mentira, inaugurado en el debate con el anodino candidato Scioli, le espetó: “¡en qué te han convertido, Daniel! (es decir, "sos un títere") parecés un panelista de 6, 7, 8”. Pero resultaba que durante el gobierno anterior Noticias nos asqueó con sus tapas contra Cristina y los tinterillos podían decir todas esas cosas sin censura. El problema estaba en que – por lo menos – en 6, 7, 8 ellos quedaban expuestos. Y dejemos de lado que no me queda claro qué panelista le molestaba al todavía no presidente: ¿Nora Veiras, Sandra Russo, Edgardo Mocca… (y siguen)? Realmente curioso.

Pero, el señorito fue presidente. Y todos los programas críticos empezaron a caer. Mientras la pauta oficial endulzaba las arcas de más de cuatro, Telam se vació, los Medios oficiales se redujeron a la nada (Lombardi lo hizo), muchos medios tuvieron que recurrir al aporte de socios o amigos. Y ningunx de los egregios prohombres y promujeres (lo de pro les encaja a la perfección) levantó la voz. Nadie dijo nada de que Liliana López Foresi siga sin aire desde que un contador le entregó la cabeza a Carlos; los “panelistas de 6, 7, 8” no panquequearon y Nora pudo volver a Página 12, Cynthia armó un portal, Sandra da talleres literarios, uno tuvo un programa en la Patagonia, otro sobrevivió porque alquiló unos departamentos que tenía, aunque por la depresión su familia se disolvió… Pero ninguno se negó a sí mismo.

Pero “pasaron cosas” después de las cosas que pasaron. Y todo indica que el peor gobierno de la historia democrática está en retirada… y entonces Fantino pide que no haya listas negras (como ahora dijo que hay, pero no lo había denunciado antes); Vila sale a enfrentar esperando 100 años de perdón, y Sarlo (la que dijo “conmigo no, Varone” en 6, 7, 8 lo cual significa “si lo hacés con otros no me importa") vuelve con la poca creatividad que la caracteriza en su análisis a hablar de 6, 7, 8. Y en un exabrupto poco feliz Dady pide “una Conadep del periodismo” (algo que una mediocre candidata avaló y se retractó, quizás después de un contacto en Ganímedes) y saltan todos como leche hervida. Saltan porque sienten que están implicados, obviamente. Porque parece que si La Nación no paga impuestos un juez debe hacerse el distraído porque corre el riesgo de cerrar, y eso “atenta contra la libertad de prensa”, cosa que parece que no vale para el grupo Indalo, al medios no lo dicen. Si un periodista (o que dicen que lo fue) chantajeara con sus artículos parece que también atenta contra la misma sacratísima libertad, y amerita solicitadas cuando un juez federal lo llama a indagatoria. En suma… pareciera que todos juntos en manada empiezan a protegerse y cuidarse entre todos sus espaldas. Porque tienen sucio su trasero. ¡Y lo saben! ¡Lo sabemos!

No quiero una Conadep del periodismo (primero por lo que “Conadep” significa y merece ser reservado y segundo porque creo que la libertad de prensa no debería estar en riesgo), pero me resulta llamativo que parece que los “panelistas de 6, 7, 8” (donde fui invitado con una cierta frecuencia, y siempre pude decir todo lo que me pareció conveniente decir y sin ninguna acotación o indicación previa), que hablaban de a uno, se tomaban su tiempo para pensar y hablar, ellos eran más perversos que el coro de animales, los gritos de Voilouta, Plager, Reato, Grabia, Rossi, y tantos intrascendentes. 

Que me perdonen: no quiero una Conadep, pero si yo dirigiera un Medio ninguno de estos, ningún “Corea del centro”, ningún cómplice de nuestro actual deterioro nacional tendría trabajo en él (“búscate un trabajo digno” decía Pappo). Y si lo tienen en medios amigos (que no quiero que cierren, salvo por la merecida pérdida absoluta de rating) sepan que conmigo no cuentan como audiencia. Por salud mental, simplemente.



Foto tomada de http://ovejanegramedios.com.ar/feliz-cumple-mercenarios-cagatintas.html

miércoles, 25 de septiembre de 2019

“Verás que todo es mentira”


“Verás que todo es mentira”


Eduardo de la Serna



Es un tema filosófico de los más densos y casi imposible ponerse de acuerdo acerca de qué es “la verdad”. Y no pretendo tomar postura aquí, ni siquiera mínimamente. Pero es evidente que decir “verdad” se mueve en el mismo nivel de análisis con la “mentira”. La mentira es lo contrario de la verdad. Claro que entre una y otra median decenas de posiciones, desde las medias verdades, los errores, las posverdades y las “restricciones mentales”, por ejemplo. Sin embargo, al menos desde un sentir popular, resulta claro qué es verdadero, y más claro aún qué es mentira.

Cuando se habla de márquetin, por ejemplo, se suele hablar de cosas que se muestran (por ejemplo, para ser vendidas) pero que no necesariamente son lo que aparece. Sin duda un vendedor no mostrará los defectos de un producto mientras exaltará las virtudes del mismo. Y hay expertos en márquetin. Aunque eso signifique mostrar lo que no es; el objetivo es que “compren”.

El gobierno nacional parece manejado por expertos en márquetin, y cada vez resulta más evidente que el producto que pretenden que compremos es “más falso que billete de 3 pesos”.

  •        Se empezó con los globos amarillos y bailes desarticulados y hasta ladridos, que remedaban a Gilda, aullados desde un balcón;
  •         Se presentó a CEOs todos sin corbata, a Macri llamando a las personas por su nombre (aunque lo inventara) y tocándoles el hombro, mostrando su cercanía;
  •             Se mostraba al equipazo en un colectivo, o tocando timbres;
  •          Se mostró un perro en el sillón presidencial, perro que no es del presidente, pero se mostraba como tal (tan amplio y descontracturado que tiene un “perro de la calle”);
  •          Se inauguraron rutas “para siempre” que en menos de un año se rompieron (ruta 41 inaugurada por Vidal hace un año);
  •          Molina inaugura en Bernal una sala de primeros auxilios que no tiene pisos ni mobiliario;
  •          Macri inaugura una ruta en Pergamino que no existe;
  •          Y por si eso fuera poco, se apuran imprudentemente (electoralmente) para inaugurar una terminal en Ezeiza antes de los comicios provocando un derrumbe que causó una muerte y numerosos heridos…

Todo es márquetin. ¿Y si hubieran probado con gobernar?


Imagen tomada de https://puromarketing-germanvelasquez.blogspot.com/2012/02/la-etica-y-el-marketing.html

martes, 24 de septiembre de 2019

Comentario domingo 26C

Sólo reconociendo como hermanos a los pobres y los que sufren participaremos del banquete del reino


DOMINGO VIGESIMOSEXTO - "C"


Eduardo de la Serna







Lectura de la profecía de Amós     6, 1a. 4-7

Resumen: Amós anuncia duramente castigo a los habitantes de Samaría y de Sión que viven rodeados de lujos y placeres desentendidos del dolor de los miembros de su pueblo.

El profeta de la justicia comienza uno más de sus varios “ayes” (cf. 5,7.18; 6,1), éste construido a modo de paralelo sinonímico destacando a Sión y a Samaría. “Estar seguros” y “tener confianza” son sinónimos como en seguida lo diremos.

Los versículos anteriores hablaban de los banquetes cultuales: novillos cebados, canciones y salmodias, y la consecuencia es la deportación (5,21-27); en este caso hay elementos comunes (comen corderos y becerros, beben en copas [término usado casi exclusivamente en relación al Templo], salmodian como David, y también serán deportados). Incluso esta comida se da en el contexto de un sentimiento de seguridad. Estos dos términos, “seguridad” y “confianza” son términos que nos ponen en el marco de la idolatría. Siempre la clave radica en aquello en lo que se busca la seguridad o la confianza, y para el judío esto sólo debe ser puesto en Dios. No en otras cosas, como pueden ser los ejércitos, o las riquezas (ver Job 31,24), ni siquiera en las cosas de Dios (como en este caso es el monte sagrado, pero también es el éxodo [Am 9,7], el templo [Jer 7,1-15], el día de Yahvé [Am 5,18-20]…). Poner la confianza significa creer (idolátricamente) que por estar los habitantes en la ciudad de Dios (Samaría, para el norte; Sión, para el sur), estan seguros de todo ataque adversario ya que Dios no permitirá que sea destruida. La seguridad –como se ve- no está puesta en Dios. El sentimiento de que “Dios está con nosotros” no se da en un lugar, sino en la fidelidad a sus caminos (ver 5,14).

v.5: David (ver 2 Sam 23,1) no era conocido por inventar instrumentos; quizás se pueda leer “inventan (= improvisan) en instrumentos musicales”. 

Los ricos, de la “primera” de las naciones (v.1) fueron los que usaron los “primeros perfumes” (v.6) y también serán los “primeros” en marchar a la deportación (v.7).

No se dice –en este caso- que los ricos sean injustos, ladrones o corruptos, lo que se afirma es que “se despreocupan de la miseria de José” (v.6), solo están preocupados por llevar una vida de lujo en muebles refinados, alimentos de calidad, buena música, bebida abundante y perfumes de primera calidad, pero “por eso” serán deportados. Amós es sumamente crítico del lujo de las clases ricas, sin embargo en ninguna parte el lujo está expresamente prohibido (aunque en 3,10 se había dicho que lo que acumulan es violencias). En ningún lado se dice que no se puede dormir en lechos de marfil, comer banquetes. El criterio fundamental es la solidaridad con los sufrimientos del pueblo, y la gravedad que significa desentenderse de sus sufrimientos mientras se lleva una vida de placer.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo     6, 11-16

Resumen: En contraste con los falsos maestros y su búsqueda de riquezas, Timoteo es presentado como maestro ejemplar. Ha hecho una confesión pública que está invitado a mantener mostrando su riqueza en virtudes, lo cual debe manifestar hasta el final siguiendo el ejemplo de Pablo y de Cristo, de quién hace una confesión de fe explícita en contraste con la divinización de las autoridades imperiales o los ídolos, reconociéndolo con categorías divinas.

La llamada Carta a Timoteo es –como se sabe- una carta “pastoral”. “Pablo” se dirige a Timoteo, un viejo colaborador para ayudarlo a “organizar” la/s comunidad/es que le fueron confiada/s. así lo orientará sobre los epíscopos (3,1-7), los diákonos (3,8-13), alertando contra los “falsos maestros”· (4,1-16),  los presbíteros y presbíteras (5,1-25), los esclavos (6,1-2a), sobre la verdadera y falsa doctrina (6,2b-10)… Es decir: “Pablo” quiere dejar todo bien estructurado. Sin dudas esto es bien coherente con el cristianismo de la segunda o tercera generación. El reconocimiento de una “doctrina”, un “depósito” y de que hay maestros “falsos” es signo evidente de que ya ha “corrido mucha agua bajo el puente”. Dentro de estos consejos, encontramos también varios elementos personales (“espero ir pronto donde ti”, 3,14; “que nadie menosprecie tu juventud”, 4,12; “no bebas ya agua sola. Toma un poco de vino…”, 5,23), y referencias a la comunidad, particularmente frente a los ricos (indicio de que en las comunidades han aumentado los miembros con una cierta posición económica, cf. 5,17; 6,2.5-10.17-19) y frente a las mujeres, las cuales pasan a ocupar un lugar secundario (quizás con la excepción de las viudas, cf. 5,3-16), deben guardar silencio en público, indicio de que ya el tiempo ha pasado y la asimilación al modelo greco-romano de “la casa”, en la que el “amo de casa” (paterfamiliasoikodespotês) debe someter a todos los miembros, se estaba “organizando” y “estructurando” dejando ya bien atrás el discipulado de iguales que Jesús y Pablo habían desplegado. Después de esta serie de criterios organizativos, “Pablo” saluda a Timoteo con un último consejo:

Comienza dirigiéndose a él como “hombre de Dios” (v.11) y finaliza llamándolo por su nombre (v.20). En un primer momento referido a él mismo (vv.11-16) y luego cómo debe aconsejar a los ricos de la comunidad (vv.17-19) concluyendo con el cuidado del “depósito” (de la fe, v.20-21a). La liturgia de hoy nos presenta la primera parte de este saludo conclusivo, el dirigido a Timoteo.

La unidad comienza con “tú, en cambio” (zù dé) con lo que se pretende expresamente señalar que la actitud que debe mover a Timoteo es contraria a la de los falsos maestros de la que debe “huir”, que –en este caso- están guiados por “amor al dinero” (v.10) y la codicia (v.9) y que hacen “negocio” (v.5) con la piedad.  Lo que debe “enriquecer” al pastor, “en cambio”, son una serie de virtudes presentadas en un breve catálogo de virtudes, opuestas a los vicios de los maestros falsos (6,2c-5): justicia, piedad, fe, amor, aguante, dulzura. No deja de ser una ironía que mientras los falsos maestros quieren hacer negocio con la “piedad”, el autor aclara que la piedad misma es una riqueza (v.6) y a eso invita aquí a Timoteo; él es presentado a toda la comunidad eclesial como un modelo para los demás líderes.

Como los primeros profetas (Dt 33,1; Jue 13,6; 1 Sam 2,27; 9,6.10; 1 Re 12,22; 13,1-32; 17,18.24…) “Pablo” llama a Timoteo “hombre de Dios” con lo que alude a la presencia del espíritu de Dios en él; Timoteo, entonces, como Moisés, Samuel, David, Elías y Eliseo fue “llamado” (v.12) para conducir a su pueblo. El contraste entre “huir” y “perseguir” parece ubicarse en el marco de los dos caminos ante los que una persona está invitada a escoger.

- “combate el buen combate de la fe” es referencia a las dificultades que Pablo y los suyos –como Timoteo, su heredero- encuentran en la predicación del Evangelio (la idea del combate puede tener que ver con una batalla o también con la competencia deportiva). En 1 Tes 2,2 afirma que “tuvimos la valentía de predicarles el Evangelio de Dios entre frecuentes luchas”, lo que reafirma en Fil 1,30 (los filipenses, como Pablo, sostienen un combate… en referencia a la prisión de Pablo y las dificultades de los destinatarios). El discípulo, autor de Colosenses, repite la misma idea (2,1) y otro discípulo, haciendo referencia a que se aproxima el final de la vida del Apóstol, la presenta como que “He combatido el buen combate, he concluido la carrera, he conservado la fe”. (2 Tim 4,7). El “combate”, en estos casos está ligado a la fe; ésta encuentra dificultades en el medio ambiente (recordar la imagen evangelizadora de “completo en mi cuerpo lo que falta a los sufrimientos de Cristo”, Col 1,24 que hemos comentado).

- “cuando confesaste la buena confesión ante muchos testigos” puede aludir al bautismo, aunque también es posible que aluda al momento en que recibió el encargo pastoral (cf. 1 Tim 4,14; 2 Tim 2,2), sea lo que fuere, Timoteo está llamado a que el significado de aquel acontecimiento continúe en el tiempo.

El texto literalmente podría traducirse de este modo: “te encomiendo ante Dios el vivificador de todo y Cristo Jesús el martirizado [martyrêsantosante Poncio Pilato en buena confesión [kalên homologían]”. “Pablo” encomienda a Timoteo ante Dios y ante Cristo Jesús. De ambos se afirma algo (vivificador, martirizado), pero de Cristo se acota que dio una “buena confesión”, que es lo que se acaba de mencionar que ha hecho Timoteo ante muchos testigos (kalên homologían… martýrôn]. El ejemplo de Cristo dando la vida es el ejemplo que debe guiar la vida del pastor Timoteo, que debe asemejarse con él, que ya ha dado una buena confesión de fe, pero en el combate cotidiano de la fe, sabe que el martirio es una posibilidad.

El mandato (entolê) no es el/los “mandamiento/s” como en las otras partes de la Biblia, sino el conjunto de ellos (cf. 2 Pe 3,2), el depósito (parathêkê, v.20), es todo lo que le ha sido transmitido por el Apóstol (1 Tim 6,29; 2 Tim 1,14) y él lo ha recibido de Cristo (1 Tim 1,11; 2 Tim 1,12).

La Manifestación (cf. Tit 2,11.13) lo lleva a mostrar sus sentimientos de alabanza a Dios. Esta “epifanía” solía referir a las manifestaciones divinas en el ambiente grecorromano, y los cristianos lo adoptaron contraculturalmente para referir al nacimiento de Jesús (2 Tim 1,10; Tit 2,11; 3,4) y también a la venida esperada (2 Tes 2,8; 1 Tim 5,14; 2 Tim 4,1.8; Tit 2,13; sólo en este sentido lo usa Pablo, mientras que las Pastorales lo amplían al nacimiento). Esta epifanía no parece que se espere de un momento a otro sino “a su debido tiempo” (6,15).

La doxología de vv.15-16 (ver 1,17; 3,16) remite a muchas manifestaciones del judaísmo helenista que aluden a la trascendencia de Dios y su superioridad sobre todo (pero aplicadas aquí a Cristo), marcado por el contexto crítico y polémico contra los ídolos y contra el culto imperial (como se vio en el texto dela semana pasada [2,2], una cosa es orar por las autoridades, y otra su divinización). Se trata de siete alabanzas dirigidas a Dios: feliz / bienaventurado (1,11), único soberano (cf. Sir 46,5; 2 Mac 12,15; 15,4.23; Lc 1,52), rey de reyes, señor de señores (ya comentamos el sentido de excelsitud que tiene el término acompañado de su plural, como en cantar de los cantares, vanidad de vanidades…; cf. Dt 10,17; Sal 136,3; Ez 26,7; Dn 2,37), único que posee inmortalidad (quizás usado críticamente ante el culto imperial), que habita en una luz inaccesible (1 Hen 14,15), a quien nadie puede ver (1,17; cf. Ex 23,20). Y –concluye el orante- a él pertenecen el honor y el poder (cf. 1 Pe 4,11; Ap 1,6; 1 Clem 20,12; 61,3; Did 9,4-10,15). Como es obvio en una doxología, concluye con el ¡Amén!


Evangelio según san Lucas     16, 19-31


Resumen: Jesús presenta una nueva parábola de dos personajes, en este caso un rico y un pobre. Como se ha dicho en otras partes del Evangelio, la situación de ambos cambiará, cosa que de hecho ocurre. Esta situación es consecuencia de la vida que han llevado. Y –en el caso del rico- consecuencia de no haber sabido reconocer a Lázaro, el pobre, como un hermano.

Después de las referencias a las riquezas que encontrábamos en el Evangelio de los domingos pasados, Lucas nos muestra a Jesús en debate con los fariseos, a los que el evangelista señala como “amigos del dinero” (16,14). Allí encontramos unos breves dichos sobre el corazón (v.15), sobre la violencia y el reino (v.16), sobre la ley (v.17), y sobre el matrimonio (v.18) finalizando con una parábola (vv.19-31) que es el Evangelio del día. Los textos anteriores son tomados del documento Q, salvo el primero, aunque tiene semejanzas, mientras que la parábola es exclusiva de Lucas. Se trata –como lo hemos dicho en otra ocasión- de una característica “parábola de dos personajes”, en este caso un pobre y un rico.

La parábola tiene una breve presentación de ambos personajes la cual concluye con la muerte de ambos.

Era un hombre rico
Y uno pobre, 
llamado Lázaro, echado junto a su portal,
y vestía de púrpura y lino,
lleno de llagas,
celebraba todos los días espléndidas fiestas.
deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Murió también el rico y fue sepultado.
Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham.

Es evidente que la presentación tiene como intención mostrar el contraste entre ambos; el rico viste casi como un rey (Jue 8,26; Sir 45,10; Est 1,6; 8,15), y “banquetea” (el término 'eufrainô lo encontramos también en 12,19; 15,23-32 pero mientras allí se trata de banquetes ocasionales, aquí se afirma que este rico lo hacía “cada día”). El pobre, por otra parte, está en un marco de total desamparo e impureza, las llagas no atendidas, y la referencia a los perros lo señalan (Ex 22,31; 1 Re 21,19.24; Sal 22,17; Mt 15,26-27; Mc 7,27-28). Pero el sentido de la parábola viene a continuación. En ella encontramos un diálogo entre el rico y Abraham que tiene dos partes marcadas, la primera pidiendo que “envíe a Lázaro” a saciar su sed (v.24), la segunda, que “envíe a Lázaro” a casa de su padre para alertar a sus hermanos. En ambos casos la respuesta de Abraham es negativa, y en ambos casos el pobre juega un rol pasivo. 

Para empezar, veamos brevemente ambas partes:

En el “seno de Abraham” Lázaro recibe “consuelo” (v.25) mientras en el Hades el rico es “atormentado”. Y esa situación es consecuencia (“ahora”) de que se hayan invertido los papeles de lo que ocurrió “durante tu vida”.

En la segunda escena, el rico pretende alertar a sus cinco hermanos para que no caigan en la misma situación, pero Abraham les responde que de “oír a la ley y los profetas” no ocurriría eso. Ni un muerto resucitado los convencería si no han oído a “la ley y los profetas”.

Para comenzar, notemos que los dos personajes son judíos. El primero, el pobre, tiene nombre judío, Lázaro (abreviatura de Eleazar, “Dios ha ayudado”), el segundo –el rico- se dirige a Abraham como “padre” (cf. 1,73; 3,8; 13,16.28; 19,9), éste lo llama “hijo” y afirma que “tienen la Ley y los profetas”. Esto –como veremos- será fundamental a la hora de entender la parábola en su totalidad-. Por otra parte, en ningún momento se nos dice que el rico fuera injusto, o ladrón, o corrupto, ni que Lázaro fuera un hombre honrado, o bueno. Simplemente se trata de un rico y un pobre; y la situación de ambos se invierte luego de su muerte: el rico, que disfrutó, ahora es atormentado; el pobre que padeció males, ahora es consolado. En este sentido, es evidente que se trata de lo mismo que ocurre en la primera bienaventuranza y su correspondiente “malventuranza” de Lucas:

«Bienaventurados los pobres,
¡ay de ustedes, los ricos!,
porque de ustedes es el Reino de Dios. (6,20)
porque han recibido su consuelo. (6,24)

La característica, en ambos casos es que la situación va a cambiar, y en la parábola, de hecho ¡cambia! De hecho, lo que se afirma del rico en la bienaventuranza es que ha recibido su consuelo (paraklêsin) y el pobre Lázaro ahora es consolado (parakaleitai). No se ha de olvidar que esto Jesús lo dice a quienes el evangelio presenta como “amigos del dinero”.

Pero la parábola no se detiene aquí, sino que esta inversión de las situaciones es –como se dijo- su punto de partida. Cada pedido del rico que “envíe a Lázaro” desencadena la respuesta de Abraham explicativa de la situación: la primera es “hijo, recuerda”. La invitación a “recordar” (griego, mimnêskomai; en hebreo, zakar) es particularmente importante en Israel, especialmente en el contexto del tiempo del éxodo (Ex 2,24; 6,5; 20,8; Lev 26,42.45; Num 15,39.40; y particularmente en el Deuteronomio, 5,15; 7,18; 8,2.18; 9,7.27; 15,15; 16,3.12; 24,18.22; 25,17; 32,7). Recordar es hacer memoria activa de la intervención continua de Dios en favor de su pueblo. Lucas insiste en esta idea en los textos con clara influencia veterotestamentaria 1,54 y 1,72, e incluso las mujeres son invitadas a “recordar” lo dicho por Jesús en Galilea sobre la resurrección (24,6.8) e incluso el “buen ladrón” le pide a Jesús que lo “recuerde” al llegar a su reino (23,42). 

Lo que el rico está invitado a recordar es que los bienes que disfrutó en la vida los “recibió” (apolambanô), término frecuente en Lucas. También lo repite el “buen ladrón” al decir que el castigo de los crucificados con Jesús es “merecido”, acorde al mal que hicieron (23,41). Pero es un recibir de alguien (apo es “de alguien”, lambanô es “recibir”). Lo que el rico recibió son “sus bienes” (agathá) en contraste con los “males” de Lázaro. La madre de Jesús cantó –con influencia del AT- que Dios “a los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada”. (1,53). El rico que quiere acumular su grano y sus “bienes” edificará graneros más amplios, y como tiene para muchos años se dedicará a descansar, comer, beber y banquetear (eufrainô, el mismo verbo usado por los banquetes del rico de la parábola, v. 19). Es bueno notar aquí que la única vez en toda la Biblia que aparece el femenino “discípula” (Hch 9,36) se dice de Tabitá, y lo que se aclara es que era “rica en buenas (agatôn) obras y limosnas”, sus “bienes” eran las obras. Por el contrario, lo que Lázaro –en vida- recibió son “males”. La situación ahora (nyn) se ha invertido y es imposible volverla atrás.

Es para evitar esto a sus hermanos que nuevamente el rico se dirige a su “padre Abraham”.  Nuevamente le pide que “envíe a Lázaro”. Lo que pretende es un “testimonio” (es diamartýromai, es decir “testimonio (martýromai) a través de (dià)…”; única vez en los evangelios, aunque frecuente en Hechos, 9x siendo en general “testimonio de Jesús”). Lo que pretende el rico es que “a través de Lázaro” llegue a sus hermanos el testimonio de la situación que está viviendo. Y nuevamente Abraham se niega. El Hades es calificado de “lugar de tormentos” (vv.23.28) y en v.24 se habla de “angustia en esa llama”. El Hades es el lugar de los muertos (Hch 2,27.31; Ap 1,18; 6,8; 20,13.14), traduce el hebreo Sheol (cf. Sal 15,10; Qo 9,10; ver Gen 37,35; 42,38…), y por eso está en contraste con el “cielo” (cf. Mt 11,23 / Lc 10,15). Esto ha hecho pensar en categorías “cielo-infierno” pero esto es más que lo que la parábola pretende. El “seno de Abraham” es algo desconocido en la literatura judía (se encuentra en algunos textos posteriores, pero no es evidente que no estén influenciados por este texto). Es probable que recuerde la idea característica judía de “descansar con sus padres” (cf. Gen 49,33; Num 27,13; Dt 32,50; Jue 2,10; 1 Re 1,21; 2,10; 11,21…). El “seno” es el lugar de preferencia (como el Hijo único de Dios está en el seno del Padre, Jn 1,18 o el discípulo amado en el seno de Jesús, 13,23). Se trata, entonces, de un lugar de honor que ocuparán los pobres, como el lugar preferencial y de intimidad que se prepara para los huéspedes de honor en los banquetes. El cambio al plural (ustedes, nosotros, v.26) invita a los lectores de la “parábola de dos personajes” a identificarse en sus actitudes con alguno de ellos.

La negativa de Abraham se centra en que “tienen” y deben “oír” a “Moisés y los profetas”. Esto, como se sabe es un modo de referir a “toda la Biblia hebrea” (2 Mac 15,9; prólogo del Sirácida vv.2 y 24; Mt 5,15; 7,12; 11,13; 22,40; Lc 16,16; 24,27.44; Jn 1,45; Hch 13,15; 24,14; 26,22; 28,23; Rom 3,21). Sin dudas, aquí hay una clave de interpretación de toda la parábola ya que es evidente que el rico no ha oído a Moisés y los profetas, y por eso se encuentra en ese lugar. La pregunta es ¿qué les dice la “ley y los profetas” a los judíos que éste no ha escuchado?  La actitud frente a los pobres es algo característico de Israel (ver Ex 22,21-22; 23,9; Lev 19,9-10; 19,33; 23,22; Dt 10,13-19; 14,28-29; 16,9-15; 24,17-18; 26,12-15; Am 2,6-8; Os 12,7-9; Mi 3,1-3; Sof 3,1-3; Mal 3,5; Is 5,7-10; 30,12; 58,3; Jer 5,25-29; 9,4-6). A modo sintético, veamos Deuteronomio 15,1-11 que nos da la clave (señalamos sólo unos versículos que ayudan a la comprensión de esto, y resaltamos las palabras clave):
«…  Cierto que no debería haber ningún pobre junto a ti, porque Yahveh te otorgará su bendición en la tierra que Yahveh tu Dios te da en herencia para que la poseas, pero sólo si escuchas de verdad la voz de Yahveh tu Dios cuidando de poner en práctica todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy. (…) Si hay junto a ti algún pobre de entre tus hermanos, en alguna de las ciudades de tu tierra que Yahveh tu Dios te da, no endurecerás tu corazón ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre, sino que le abrirás tu mano y le prestarás lo que necesite para remediar su indigencia. (…) Cuando le des algo, se lo has de dar de buena gana, que por esta acción te bendecirá Yahveh, tu Dios en todas tus obras y en todas tus empresas.  Pues no faltarán pobres en esta tierra; por eso te doy yo este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra. (Dt 15,1-11)

Lo que Moisés le dice a todo judío es que el judío pobre es su hermano, y ciertamente no es de ese modo como el rico se ha comportado con Lázaro. Insistimos, no es que haya obtenido sus riquezas con injusticia, no se dice que fuera perverso, sólo se dice que no trató a Lázaro como un hermano. Y esto mismo es lo que continúa aunque la situación se haya invertido. Lázaro no parece contar para él, y dos veces le pide a Abraham que “lo envíe” como si se tratara de un sirviente. “Escuchar” –como se ha dicho- es fundamental en Lucas (cf. 5,1.15; 6,17.27.47-49; 7,29; 8,8-15.18.21; 9,35; 10,16; 11,28; 14,35; 19,48; 21,38; Hch 2,22.37; 3,22.23; 4,4; 7,2; 15,7; 18,8) y ha de entenderse como sinónimo de “obedecer”. Que se “conviertan” (v.30; cf. 10,13; 11,32; 13,3-5; 15,7-10) es –sin quererlo, de parte del rico- un reconocimiento de lo que no ha hecho, de que no ha “escuchado”.

Los “amigos del dinero” no parecen enterarse de esta fraternidad que Dios quiere instaurar en Israel y que el reino de Dios predicado por Jesús quiere confirmar (de hecho se “burlan” de Jesús por enseñar estas cosas, 16,14). No es cuestión de tratar como “hermanos” a los que son como uno, a los religiosos (como los fariseos) sino a todo aquel que es de verdad hermano (por eso la parábola de dos personajes). Y si “siempre habrá pobres entre ustedes”, se trata precisamente para que “siempre” –los que quieren “escuchar a Moisés y los profetas”- sepan que tienen un compromiso de compasión con los pobres que están junto a nosotros (es irónico que pida “compasión” a su padre Abraham –v.24- quien no la tuvo con su hermano Lázaro). Y que Dios “siempre” toma partido por el pobre y él (y ella), y nuestra actitud hacia ellos, son el test de fidelidad a la fraternidad que Moisés y los profetas proponen y Jesús confirma.  Así lo afirma el Talmud: “quien cierra sus ojos a uno en necesidad es considerado como uno que sirve a los ídolos” (Bat 10.a)

Una pequeña nota: nunca en las parábolas de Jesús, un personaje recibe un nombre. Sin embargo, en este caso el pobre recibe el nombre de Lázaro (quizás esto haya llevado a que algunos manuscritos dieran también nombre al rico [Neues], o que algunas Biblias lo hagan en sus títulos [Epulón]). No deja de ser desafiante que justo sea un pobre el que para Jesús tenga nombre, especialmente teniendo en cuenta que en nuestras sociedades los pobres siempre son anónimos, o estigmatizados. Para Jesús el pobre es persona humana, es sujeto, y –por si fuera poco- es una persona de la que afirma que “Dios lo ayuda” (como se dijo, eso significa el nombre Lázaro).


Foto tomada de http://ricos-y-pobres.blogspot.com.ar/



lunes, 23 de septiembre de 2019

¿Ocurrió o no?


¿Ocurrió o no?

Eduardo de la Serna



Me parece evidente que a nadie le gusta recibir malas noticias. Es más, cuando alguien viene con “una buena y otra mala” pido primero ésta, para – al menos – después quedarme con un sabor agradable. No coincido con la primera parte del dicho de Serrat (“nunca es triste la verdad”) pero me parece indiscutible la segunda (“lo que no tiene es remedio”).

Fui testigo, por ejemplo, de una situación: una muchacha contaba una experiencia de abuso familiar, y otra, horrorizada le decía -“¡No me cuentes, no me cuentes!”

Los hechos dolorosos simplemente “duelen”. Pero después, además, se empieza a mirar. Y allí es característico tanto el “¡yo no fui!” como el “¡fue él/ella!” (“la culpa es del otro si algo me sale mal. Entre esos tipos y yo hay algo personal”). Me acuerdo, hace muchos años, un grupo de hermanitos terribles que venían a jugar al jardín de la parroquia que tenía hamacas, toboganes y un “subibaja”. Entre ellos se tiraban piedras, se peleaban. Una vez volvía en mi bicicleta de una casa y estaba el más chiquito en la calle, agarró una piedra y me la tiró (ni se acercó a mí el “piedrazo”) yo paré la bici y le dije “-¿qué hacés?” y él me dice “-yo no fui”. Sólo pude reírme.

La realidad (o realidades) en nuestra América Latina es de mucho dolor. De muchos dolores. Desde lo ambiental a las pobrezas, los migrantes y desplazados y las víctimas de violencias varias, el paramilitarismo y el sicariato, los femicidios y las violencias contra los niños, el hambre y las enfermedades (especialmente las que son consecuencias de la pobreza), la droga y el analfabetismo, la injusticia, la corrupción y las mentiras oficiales (o cuasi) … Y se podría seguir y llenar páginas enteras. Y ante el dolor, algunos eligen no mirarlo, o desviar responsabilidades (yo no fui, fue otro, no hay otro camino, fatalismo); otros deciden “arremangarse” y empezar a buscar soluciones. Hay de todo en la viña del Señor. Es por esto que el enorme teólogo Jon Sobrino afirma que el primer paso es “ser honestos con lo real”. Sin mirar la realidad real no puede enfrentarse un problema, encontrar causas y respuestas, ni pensarse el hecho (sociológica, humana y teológicamente).

Nada de todo esto sirve cuando hay un hecho (por caso los resultados de las PASO) y el (todavía) presidente afirma (y repite) que eso “no ocurrió”. Si no ocurrió no hay mensaje, nadie le dice nada a nadie. Y por tanto no hay que pensar respuestas y/o soluciones (no se entienden algunas medidas tomadas [“alivio”, sic] ante algo que no pasó ¿no?). Es cierto que hay otros (muchos) que creen (creemos) que sí ocurrió y nos llenamos de esperanza por ello. Porque algo pasó, y puede seguir pasando. Y queremos que siga pasando, ¡y más!

Un presidente ausente, una gobernadora encerrada, un intendente de cartón piedra parece todo lo que tienen para ofrecer en estos momentos en que crece el hambre, la desocupación, la emergencia de medicamentos, habitacional, ambiental (y también acá podría llenarse la página) … Y ante el drama, el presidente niega, la gobernadora se va y el intendente sonríe. ¿Entienden por qué pasó lo que dicen que no pasó?

Foto tomada de https://www.vayagif.com/busqueda/0/taparse%20los%20ojos

martes, 17 de septiembre de 2019

Comentario domingo 25C

Fuera de los pobres no hay salvación


DOMINGO VIGESIMOQUINTO - "C"


Eduardo de la Serna 



Lectura de la profecía de Amós     8, 4-7


Resumen: El profeta critica duramente a los comerciantes sólo dedicados en ganar dinero desentendiéndose de Dios, de la justicia y de los pobres. 



Con sensatez se ha llamado a Amós el “profeta de la justicia”. La situación política y económica del reino de Israel en tiempos de Jeroboam II es particularmente grave, pocos ricos cada vez más ricos y muchos pobres cada vez más pobres. 

El texto comienza con una invitación a escuchar (v.4) y finaliza con una referencia al castigo que espera a los que se desentiendan de los hermanos (v.8; este último versículo omitido en la liturgia). 

El verbo “escuchen” (shemá) es sumamente importante y frecuente en la Biblia hebrea (10 veces en Amós; usado en  imperativo en un sentido semejante en 3,1.13; 4,1 y 5,1. Es la voz de Dios que el profeta transmite a sus oyentes. En este caso se trata de dos acciones simultáneas, por un lado la injusticia (v.4.5.6) y la hipocresía religiosa por el otro (v.5). 

El oráculo está dirigido a los comerciantes que pretenden servir al dinero simulando servir a Dios; pero el corazón de estos comerciantes está puesto en el provecho económico, no en Dios. Las fiestas religiosas les molestan porque les impiden ganar dinero, que es lo único que les importa. El sábado –que es día de descanso, pero “descanso religioso”- les impide trabajar y vender. Isaías 1,13 también señala lo religioso del sábado y la luna nueva. A estos comerciantes no les interesa dar culto a Dios sino llenarse de dinero, Dios les molesta. El sentido del sábado es a su vez social (descanso del esclavo y la esclava, Dt 5,15), pero la preocupación por el hermano es la característica de la fidelidad a Yahvé. 

Por el contrario, estos comerciantes quieren exprimir al pobre, arruinar al indigente, aumentar los precios, vender con balanzas tramposas, comprar a los pobres. Amós ironiza que en lugar de “cesar” el trabajo quieren hacer “cesar” la existencia de los pobres (“cesar” en hebreo es sabat, de donde proviene el término “sabat”, sábado; ver semejante juego de palabras en Gen 2,2). Lo que pretenden estos comerciantes es obligarlos a venderse como esclavos por deudas menores. Que pisotean al pobre y lo venden por un par de sandalias es algo que ya en 2,6 se presentaba como condena a todo Israel por hacerlo. 

En realidad, a estos comerciantes sólo les interesa el dinero; no les preocupa Dios, como se ve por su desinterés por el tiempo sagrado, ni les interesan los hermanos, como se ve en su actitud hacia los pobres (’ebyon, ‘aniw y dal) o en la estafa en el comercio. Lo que hacen en este sentido son tres cosas:

Disminuir la medida. Siendo medidas de capacidad (unos 40 litros), es posible que usaran o un doble fondo, o algo que disimulara. Lo que se suele traducir por “aumentar el precio” debe entenderse en qué sentido se afirma, ya que el precio era fijado por las autoridades, por lo que se trata de respetar el control de precio pero estafar en los pesos. En esta época no existían las monedas, así que el pago era por canje con productos o metales preciosos que eran pesados en básculas. Para eso bastaba con usar balanzas con pesas falsas para lograr el objetivo de enriquecerse más. Es semejante a lo tercero que se afirma, “falsear la balanza”, algo muy habitual en los comerciantes, y muy criticado en el AT (Dt 25,13-15; Lv 19,35-36; Prov 11,1; 16,11; 20,10.23), falsean el peso para comprar y para vender. El tema era frecuente también en el antiguo Oriente:


En Egipto el muerto afirma ante los dioses que lo juzgan: “No he aumentado ni disminuido la medida de grano. No he añadido nada al peso de la balanza. No he falseado el fiel de las básculas” (Libro de los muertos)
En Mesopotamia: “Quien falsea la balanza, comete fraude, cambia las pesas… no saldrá ganando, arruinará su capital” (Himno a Šamaš).


Pero más allá del dinero a costa del comercio, también el profeta enfrenta el comercio de personas. Si en 2,6 Amós denunciaba a los que venden como esclavos a los pobres, aquí denuncia a los que los compran habiendo provocado –falseando- sus deudas. La esclavitud en Israel era algo rechazado, ya que el que –por deudas- debía entregarse como esclavo, debía ser tratado por su “amo” como un verdadero hermano (Ex 21,1-11). En este caso el ambiente es el de la compra – venta (se lo ha llamado “capitalismo de rentas”) y parece que el negociante falsea el comercio a fin de servirse en su provecho de los pobres, incluso comprándolos por nada. Todo vale con tal de enriquecerse, para estos comerciantes. Y el profeta no duda en denunciarlo claramente.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo     2, 1-8

Resumen: Un discípulo de Pablo –en su nombre- presenta la universalidad de la comunidad y de la voluntad salvífica de Dios. La comunidad debe orar por todos, y particularmente por las autoridades a fin de vivir en paz. Esa oración debe llevarse a la práctica en todas partes.


El autor de las cartas Pastorales escribe en nombre de Pablo, y pretende “estructurar” y “organizar” las comunidades. En este caso nos encontramos con una exhortación en referencia a la “oración” (deêsisproseujê, énteuxis y eujaristía) y a la vida de “piedad” (eusébeia; cf. Tit 1,1) en el “conocimiento de la verdad” (epignôsis aletheias,Tit 1,1). Todos estos términos han adquirido nuevos sentidos con el paso del tiempo, teniendo en cuenta que nos encontramos en la tercera generación cristiana.

Hay una relación entre la oración por “todos los hombres” (anthropos) y que Dios quiere que “todos los hombres” se salven (cf. 4,10; Tit 2,11). El contraste entre todos (vv. 1.2.4.6.8) y “uno solo” (v.5) es importante en el relato. La salvación de todos es deseo de Dios, y “Pablo” se sabe mediador en esto (v.7).

La oración por las autoridades en muy importante en varios escritos cristianos (cf. Rom 13,1; 1 Pe 2,13). Siendo que ellos no participan en el culto al Emperador –como tampoco los judíos- deben mostrar con sus actitudes que esto no se debe a una actitud subversiva que pongan en peligro la “pax romana”; en el Templo de Jerusalén (destruido cuando se escribe esta carta) se ofrecen sacrificios diarios por el Emperador. Ciertamente esto no indica que las autoridades gozan de beneplácito incuestionable, ya que lo que se pretende es “poder vivir una vida tranquila y apacible” (v.2). De hecho, cuando esta autoridad exige –tal es el caso del Apocalipsis- acciones que la conciencia les veda a los cristianos, éstos se opondrán y serán perseguidos. De hecho, Cristo mismo dio su “testimonio” (martyríon, v.6) dando la vida (2 Tim 1,8) en “rescate” (antílytron) [es interesante que el discípulo de Pablo, que intenta tener buenas relaciones con las autoridades omite la idea escandalosa de la cruz, idea omitida en todas las cartas Pastorales]. Y “Pablo” mismo sabe que tiene un rol en este “rescate” por “todos” (cf. 2 Tim 1,11; Tit 1,3), para que “todos los hombres se salven” y “todos lleguen al conocimiento de la verdad. Ese rol tiene que ver con la predicación (kêryx), el apostolado y ser maestro (v.7). La frase taxativa: “digo la verdad, y no miento” (cf. Rom 9,1; Gal 1,20) son solemnes para atestiguar la veracidad del dicho. Aunque en muchos elementos se imita el estilo de Pablo, el acento está no en el anuncio del evangelio sino en un conjunto doctrinal ya fijado (lo que permite señalar ortodoxias y reconocer a los falsos maestros).

“En todo lugar” alude a la legislación cultual, (cf. Mal 1,11); si la voluntad salvífica de dios es universal, en todas partes se debe elevar la oración. La ira y las discusiones son las que fomentan los falsos maestros en el ambiente de las cartas pastorales (1 Tim 6,4; 2 Tim 2,14.23).



Evangelio según san Lucas     16, 1-13


Resumen: Con una parábola donde se destaca la astucia de un estafador para seguir adelante, Jesús remarca cuánta más astucia deberán tener los discípulos haciéndose amigos de los pobres compartiendo sus bienes. Cuando el amor al dinero sustituye el proyecto de Dios manifestado en Jesús, éste se ha transformado en un ídolo.

El evangelio comienza con una parábola (vv.1-7), y concluye con su aplicación práctica dirigida a los oyentes (vv.9-12): “yo les digo”, todas propias de Lucas. Finalmente el texto destaca –a modo de síntesis- un dicho de Jesús proveniente del documento Q sobre los dos “señores” (v.13). Hay algunos elementos de no fácil comprensión, como veremos, pero el sentido fundamental es simple; se trata de un qal wahomer, ese modo característico de comentar “de menor a mayor”. Veamos:

El “hombre rico” de la parábola tiene un ecónomo; en este caso –a pesar que Lucas es crítico de los ricos- no parece que deba entenderse en un sentido negativo; el administrador y los contratos de la narración lo requieren. En el NT el término (oikonómos) se encuentra solamente en los textos de cierta influencia paulina: x1 en 1 Pe, x1 en Tit, x4 en Pablo y x4 en Lc (fuera de este texto, en 12,42. El término semejante, “economía” x2 en Lc, x1 en Pablo, x5 en las deuteropaulinas o pastorales). Es interesante e ilustrativo un texto paulino sobre esto: “lo que se exige de los administradores es que sean fieles” (1 Cor 4,2). Lo cierto es que en este caso, este administrador no lo es. La situación está planteada: el verbo “hacer” es el punto de partida: ¿qué haré? (v.3), “esto haré? (v.4); y lo que el ecónomo hará será lo que desencadenará la conclusión de Jesús. La respuesta tiene dos planteos extremos (trabajar y mendigar) que se responden ambos negativamente, no lo hará. Lo que el ecónomo pretende es que “haya quienes lo acojan en sus casas” (v.4) y aquí está la clave. Lo que el administrador hará (vv.5-7) es en orden a conseguir eso. La parábola concluye con un reconocimiento del “señor” (v.8). A continuación encontramos la referencia al auditorio de Jesús (“yo les digo…”). Notemos algunos elementos:

v.1: el verbo dilapidar lo acabamos de encontrar en la parábola del padre y los dos hijos, cf. 15,13; los bienes son un tema habitual en Lucas (8,3; 11,21; 12,15.33.44; 14,33;19,8; Hch 4,32);

vv.1.2.3.4.8: “administrador”, “administración”, “administrar” son frecuentes en el texto, y los lectores de Lc ya han oído acerca de un administrador (Lc 12.42-46);

v.3: “se dijo a sí mismo”, los monólogos interiores son frecuentes en las parábolas de Lucas (cf. 12,17; 15,17); 

fuerzas” – “vergüenza” son un cierto juego de palabras en griego (isjyô – aisjynomai). La vergüenza es un tema importante en la cultura mediterránea que tanta importancia da al honor, es lo contrario (cf. 14,9-10). Los mendigos son lo más bajo en la escala social, más aún que los esclavos.

v. 6, “rápido” es indicio de que todo debe finalizar antes que la noticia se sepa en el pueblo.

Dos elementos, sin embargo se prestan al debate. Los números de la deuda son muy elevados (unos 450 litros de aceite, el fruto de cerca de 140 olivos; la medida de trigo –en cambio- no es fácil de calcular, pero parece ser diez veces mayor, y el producto de 42 hectáreas de campo. Muchos autores piensan que lo que hace el administrador en los “contratos” (vv.5-7) es renunciar a su comisión, con lo cual no estaría obrando mal en este caso. Sin embargo, la insistencia en la injusticia y el apuro, parecen invitar a mantener la lectura en la que el administrador vuelve a estafar a su señor.

Otro tema en debate es quién es el “señor” que “alaba” al ecónomo: el patrón del administrador (vv.3.5) o Jesús (cf. 5,8.12; 6,46; 7,6.13.19; 9,54.59.61; 10,1.17.39.40.41; 11,1.39; 18,6…). En ambos casos, es chocante la alabanza, pero si bien no tiene sentido que el patrón estafado alabe al estafador por reiterar el hecho, en el caso de Jesús tiene sentido si sacamos el tema del “terreno moral”. Jesús no alaba la estafa sino la astucia y –precisamente por el kal wahomer- la comparación entre los hijos de este mundo y los hijos de la luz, la alabanza destaca que si tanta astucia ponen “los hijos de este mundo”, como el ecónomo, para ser recibidos, cuánta más deben poner los “hijos de la luz” como sus discípulos. Y la astucia es precisamente “hacerse amigos” con el dinero injusto. De los pobres es el reino, y son ellos precisamente los que nos recibirán o no en las “moradas eternas”.

El contraste es evidente: uno, estafando, consigue quienes lo acojan en sus casas; otros –los oyentes de Jesús- están invitados a compartir su propio dinero para que los pobres los acojan en las “moradas eternas” (v.9). Ese contraste viene especificado entre lo pequeño y lo mucho (v.10) lo que manifiesta explícitamente que se trata de un kal wahomer, como hemos dicho planteado en clave (in)fidelidad (vv.10-12). El dicho Q (v.13) concluye el texto; en v.14 encontramos –aunque dentro de la misma temática del dinero- unos nuevos personajes que dan inicio a una nueva unidad. Es sabido que –a diferencia de las comunidades que se pueden vislumbrar en los otros evangelios- en la comunidad de Lucas parece haber algunos de buen pasar económico. A ellos Lucas les insiste con frecuencia en la importancia de compartir los bienes, de dar limosna, de “hacerse amigos”; si –por el contrario- el dinero se transformara en un ídolo, no tienen cabida en el proyecto fraternal y sororal de Jesús.

El texto Q es interesante: es exacto en Mt y Lc palabra por palabra, sólo que Lucas añade –por el contexto- que ningún “doméstico” (oikétês), es decir, el empleado de la casa sirve a los dos señores. Como en un evangelio pasado (14,25), el verbo “odiar” debe entenderse en el sentido de ‘amar menos’, expresado en un paralelismo antitético de modo quiástico:

A.      A uno odiará
B. A otro amará
      B’. A uno se entregará
A’. A otro depreciará

Estos dos señores (kyriois) que tienen esclavo (douleuein) se presentan tan antagónicos como el amor y el odio: Dios y “mamôna”, es decir, el “dinero injusto” (16,9.11). En realidad, “mamona” no es propiamente dinero, que se encuentra otras veces en el Nuevo Testamento (argiríon [plata], cf. Mt 25,18.27; 28,12.15; Mc 14,11; Lc 19,15.23; 22,5: Hch 8,20; filárgiros [amigos de la plata], cf. Lc 16,14; 1 Tim 6,10 (cf 3,3); kérma [moneda] cf. Jn 2,15; jrêma [dinero], cf. Hch 4,37; 8,18.20; 24,26) mamona es un término semítico que no se encuentra en la Biblia hebrea, pero sí es común en tiempos del NT: se encuentra en Qumrán [1Q CD 14,20, pero el texto está muy corrompido y no puede entenderse claramente el sentido; y en la Regla de la Comunidad: señalando que “el pequeño obedecerá al grande en el trabajo y el dinero”  (welemamôn), 1QS 6,2]; en Sir 31,8: “feliz el rico que fue hallado intachable, que no fue tras el oro” (jrusíon en griego; mamón en hebreo) y es también frecuente en la Misna. Sin embargo, el sentido de “riquezas” (dinero abundante) unido al término “injusta” de los vv.9 y 11, adquiere connotaciones mitológicas en v.13. Se trata de algo que es posible amar a la altura de Dios, se trata de un ídolo. De hecho, el término arameo “mamona” viene del verbo hebreo “amán”, de donde viene “amén”; es poner la confianza, pero cuando ese algo en lo que se confía no es Dios mismo, entramos en la idolatría. Y sin duda el dinero es un habitual sustituto de Dios. Especialmente porque impide mirar a los demás como hermanas y hermanos, por eso está ligado frecuentemente a la injusticia y por eso no tiene cabida en el reino.