lunes, 30 de septiembre de 2019

¿Quién es para mí Teresa de Lisieux (2)?


¿Quién es para mí Teresa de Lisieux (2)?


Eduardo de la Serna



Hace mucho tiempo escribí esto que, más tarde reiteré en mi blog. Quiere ser mi punto de partida para pensar y decir algo hoy, día de Santa Teresa de Lisieux.


Sigo haciendo mío lo mismo que allí dije. Sólo quisiera corregir una frase: decía que no es domesticable, y debo decir, que no lo es “para mí”, pero creo que todas las cosas de Dios pueden serlo, y también Teresa. Hemos domesticado “hasta la cruz”, ¿no vamos a domesticar la santa de las rosas, la sonrisa, la confianza y la ternura? Para peor, creo que la domesticación de Teresa tiene una gran responsable, ¡Teresa misma! Su lenguaje, ejemplos, esquemas ayuda a que sea vista como aniñada (a pesar de lo que ella misma dice al respecto), a que se “endulce” su palabra y sus actitudes, y hasta a ella misma. Solamente, creo, cuando nos volvemos capaces de romper con su lenguaje y sus imágenes, cuando logramos entrar en su “nervadura” es que podremos conocer, comprender y dejarnos enseñar por ella. Si no, seremos repetidores de una suerte de mediocridad celestial que poco o nada tiene que ver con Teresa.

Creo que en su esquema aniñado se encierra una mujer grande, capaz de abrir puertas nuevas, de caminar caminos y de mirar a Dios con nuevos ojos. Dios que es Jesús, para ella. Alguien dijo que Teresa de Lisieux le devolvió el Evangelio a la Iglesia; no sé si es o no exagerado, pero creo que es bastante verdadero. El Evangelio era el que le daba la garantía o no de “la verdad”, algo que movía sus convicciones y sus palabras. cuando quiere conocer al Jesús “de verdad” o a la Virgen “de verdad” se refiere precisamente a lo que dice el Evangelio y no los textos piadosos o legendarios. Teresa fue honesta con lo real y no hizo suya una piedad de ficción, de romanticismo sin la carne de Jesús (y María). En tiempos en los que la mirada de la realidad es posverdadera, de globos o márquetin, de ficción mientras la realidad real y la verdad verdadera arrasan con la vida y la esperanza de los pobres, no está mal mirar a Teresa y al Evangelio. Estoy convencido que así nos acercaremos, al menos un poco, a aquello que Dios/Jesús quiere para nuestra historia. Nada poco, por cierto.

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