martes, 28 de febrero de 2017

Comentario cuaresma 1A

Todo listo para comenzar


DOMINGO DE CUARESMA – 1 “A”



Eduardo de la Serna

Las lecturas de Cuaresma –como todas las de los “tiempos fuertes”- siguen un esquema diferente a las lecturas de los tiempos “comunes”. En cierta manera, el esquema es “temático”, como se ve en las ofrecidas por la liturgia de hoy. El tema parece centrado en el “pecado” y cómo Cristo lo vence dando vida a la humanidad toda. Sin embargo, podemos afirmar que ese no es expresamente el tema de las lecturas bíblicas. Ciertamente los católico - romanos leemos las Escrituras pero también sabemos que la Tradición de la Iglesia las va releyendo aportando nuevos elementos  o nuevos pasos a nuestra fe; en ambos momentos reconocemos la presencia del Espíritu Santo que acompaña con su luz el caminar eclesial. Siendo la intención de los comentarios en este blog ayudar a ver lo que los textos dicen (pretendiendo ayudar a no hacer decir al texto lo que éste no dice) nos limitaremos al comentario bíblico, pero sabiendo que –especialmente sobre estos textos- se ve conveniente añadir otras lecturas.



Lectura del libro del Génesis     2, 7-9; 3, 1-7

Resumen: en un contexto mitológico, Dios –como artesano- coloca al hombre en un jardín y le da diferentes frutos como alimento. La tentación de la desmesura lleva al ser humano a pretender ser como Dios. A continuación, Dios comenzará un interrogatorio para luego determinar las sentencias.



El texto del Génesis que presenta al varón y la mujer (Gén 2-3) en el jardín tiene dos grandes partes. En la primera Dios forma al hombre (adam) de la arcilla del suelo (adamah) y soplando en sus narices aliento de vida (hi) el “hombre” resulto un ser “viviente” (nefes). Luego Dios planta un jardín y coloca allí al “hombre” haciendo brotar del suelo (adamah) todo tipo de árboles apetitosos. Y en el medio, un “árbol de la vida”  y el “árbol del conocimiento del bien y del mal”. 


El texto litúrgico salta todo lo que viene a continuación: el río de cuatro brazos, la búsqueda de una ayuda adecuada para el hombre, la prohibición de comer del árbol del conocimiento, la creación de la mujer y continúa directamente con el encuentro de la mujer con la serpiente, es decir, la segunda gran parte del relato que culmina con la expulsión del jardín. Sin duda la primera parte está puesta en el texto litúrgico para que se comprenda la escena que viene a continuación, la escena de la violación del mandato que prohibía comer del fruto del árbol. Veamos –sin embargo- algunos elementos de la primera parte antes de introducirnos brevemente en la segunda. 


Como en castellano, el hebreo “adam” (= hombre) puede referir a la especie humana (varón y mujer) o solamente al varón. En el texto tan como lo encontramos actualmente, parece que el “adam” creado refiere al varón, pero no se ha de excluir que el texto originalmente pretenda referir a ambos, y dejar para más adelante la disquisición de los “vivientes” (animales, varón-mujer). De hecho, el texto como se encuentra en la liturgia de hoy permite esta lectura ya que no alude a la creación de la mujer.


En este mismo sentido, es interesante notar que si bien en esta parte se refiere al hombre como “adam”, en v.23 pasa a hablar del varón como “is” y la mujer como “isah”, y con esos términos se referirá a ambos en la unidad siguiente en la liturgia. El juego de palabras de este versículo en hebreo es difícil de traducir en castellano; recientemente se ha propuesto “será llamada hembra porque del hombre fue tomada” o –por el contexto conyugal- “será llamada esposa porque del esposo fue tomada”. 


El marco literario se mueve evidentemente en el esquema de los mitos (basta con ver la actividad artesanal de Dios), en este sentido resulta inconveniente leer el “no comerás” (v.17) como un mandamiento. 


El árbol de la vida –que luego jugará un interesante papel en la literatura apocalíptica- no parece tener rol alguno en el relato hasta 3,22 dando razón a la expulsión del jardín. Por otra parte, el ambiente claramente campesino del texto invita a tener en cuenta el lugar como un campo (jardín, “gan”), y no como un “paraíso”, algo de lo que el relato no habla.


El capítulo 3 da comienzo a una nueva escena. El varón y la mujer ya están juntos en ese jardín. El esquema, en este contexto es forense: presentación del hecho (vv.1-7), interrogatorio (vv.9-13) y sentencia (vv.14-19) siguiendo en cada una un esquema inverso: serpiente – mujer – varón [vv.1.2.6]; varón – mujer – serpiente [vv. 9.13] y serpiente – mujer – varón [vv.14.16.17]. El texto de la liturgia sólo presenta la primera parte de estas tres.


Veamos algunos elementos:


El contexto mitológico nos permite encontrar con un animal parlante. De ninguna manera el texto está insinuando que “antes del pecado” la serpiente tenía patas y hablaba, ni tampoco que esta fue “poseída” por el diablo en esta ocasión. La serpiente es muy tenida en cuenta en el mundo antiguo, a veces en un sentido positivo (sabiduría… basta pensar en la serpiente en la vara de Galeno, imagen de la salud) o en sentido negativo (la serpiente roba a Guilgames la planta de la vida en el mito Babilónico de la creación). El cambio de piel, frecuente entre ciertos reptiles permite a este animal una serie de imágenes (renovación, nueva vida, desnudez). Esto es importante en la lectura integral del relato.


Lo que se afirma de la serpiente es que es astuta, prudente (‘rûm), más que todos los animales que Dios ha “hecho” (notar la insistencia en que es creada por Dios). Y ella comienza un diálogo con la mujer (isah). La pregunta de la serpiente lleva a la mujer a pretender “defender a Dios” ya que él no ha dicho lo que la serpiente afirma (“no comerán de ninguno de los árboles”), pero al “defender a Dios” la mujer exagera el dicho (“ni lo toquen”, es algo que Dios no había dicho). Esto da pie a la serpiente a replicar y –curiosamente- miradas aisladamente las tres cosas que dice serán verdad (vv.4-5): no morirán (de hecho no mueren, y hasta Dios debe evitar que vivan para siempre [3,22]), se les abren los ojos (3,7) y son como Dios conocedores del bien y el mal (3,22). 


Lo que la mujer ve del árbol también se expresa con tres cualidades: bueno para comer, deseable a la vista y excelente para lograr sabiduría. Sin duda el tercer elemento es el que se relaciona con el “conocimiento del bien y del mal”. La escena culmina con que la mujer comió, le dio al varón (is) que “también comió”. La escena culmina con que realmente “se les abren los ojos” a ambos, pero para descubrir que estaban desnudos (‘yrm). 


Como se dijo, a continuación el relato presenta los interrogatorios (al varón y la mujer, en el que cada uno responsabiliza al siguiente: el varón a la mujer, la mujer a la serpiente) y luego las sentencias [sobre esto hemos comentado algo en el texto del día de la Inmaculada Concepción].


Una breve nota final: la referencia a la serpiente y la desnudez (y notar la asonancia entre la “astucia” y la “desnudez”, ‘rûm y ‘yrm) nos invita a pensar en la importancia dada al culto a Astarté, a veces identificada con una serpiente, y ciertamente desnuda por ser diosa dela fecundidad. Por otra parte, lo llamativo es la desmesura del pretender “ser como Dios”, algo que cualquiera sabe que es imposible y soberbio. La desmesura de la humanidad, y la compasión de Dios es algo característico en los primeros capítulos del Génesis. Es muy probable que de esta manera el autor esté criticando decididamente a Salomón, alguien que ha pretendido conocer “el bien y el mal” (1 Re 3,9), y que fue quién introdujo la idolatría en Israel (1 Re 11,1-13), caracterizado por su desmesura (notar el tamaño del templo y el tamaño del palacio de Salomón, 1 Re 6,2 y 7,2). De todos modos, la idolatría es vista como la gran desviación del pueblo de Dios y lo que –a la larga- provocará la expulsión de la tierra. 



Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma     5, 12-19

Resumen: en un doble contraste entre dos personajes únicos, Adán y Cristo y sus accionares contrastantes, ese obrar tuvo repercusiones –ciertamente también contrastantes- en “todos”. Pecado y gracia, muerte y vida se presentan como las consecuencias y como el presente por el cual los creyentes en Cristo han logrado vencer todo pecado y sus consecuencias.



Es muy probable que en el texto que la liturgia nos propone comience la segunda parte de la sección “teológica” de la carta a los Romanos. Pablo ha dedicado la primera a mostrar que “todos” (paganos y judíos) han pecado. Y puesto que todos han pecado, Dios tiene motivos suficientes para descargar sobre “todos” su ira, pero sin embargo, ha preferido descargar su “justicia” (= compasión, su cercanía y misericordia), y “todos” son hechos justos por la fe en Cristo. Luego de señalar esto, la carta empieza a mostrar los efectos que tienen sobre la humanidad esta “justicia por la fe”. La primera de estas consecuencias es que el creyente es liberado del pecado, y lo explica.


El texto presenta claramente un contraste antitético entre “un solo hombre” y otro “solo hombre”, y los efectos de la obra de uno y otro sobre “todos”. Veámoslo esquemáticamente:


“un solo hombre”
Adán
Cristo
Acción de ese hombre
Pecado | delito      | desobediencia
Gracia        | obediencia
Efectos sobre “todos
Muerte |condenación |  pecadores
Justificación | justos


El texto, como se ve está marcado por un doble contraste, por un lado entre Adán y Jesús (presentado aquí como una suerte de “anti-Adán”) y por otro lado entre “uno” y “todos”. Siendo Adán el “primero”, su accionar actúa sobre “todos”; siendo Cristo “el primer resucitado”, también su “gracia / obediencia” actúa sobre “todos”. El accionar del primer hombre está marcado por tres términos sinónimos: pecado, delito o desobediencia, mientras que el obrar de Cristo está marcado por los contrarios: gracia y obediencia. Obviamente, lo mismo ocurre con los efectos sobre “todos”. Muerte y vida son las antítesis fundamentales: “reinó la muerte”, “reinarán en vida” (v.17), “reinó el pecado” (pasado aoristo, un hecho puntual y concreto), “reinaría la gracia” (subjuntivo aoristo, también referido a un momento concreto; v.21).


El texto fundamentalmente pretende señalar la realidad superadora de Cristo, el pecado ya ha sido derrotado, ha perdido su capacidad de reinar. 


En v.12 el texto suele entenderse “ya que todos pecaron”, “por cuanto todos pecaron”… El griego utiliza una contracción “ef ’hô” que puede traducirse de diferentes maneras. La Iglesia católica romana ha tomado de aquí el tema del llamado “pecado original” especialmente a partir de san Agustín que lee de este modo a Pablo que a su vez relee Génesis. 


Este contraste entre dos “un solo hombre” no es sin embargo mero “positivo – negativo” ya que el hecho Cristo supera absolutamente el hecho Adán cosa expresada en la frase de v.20: “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”. 


La humanidad entera (“todos”) pecaron, pero por la “fe en Cristo”, ahora “todos” son hechos justos por Dios, todos tienen vida, reinan, y el pecado ha perdido ya y definitivamente toda su fuerza sobre “todos”.



+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     4, 1-11

Resumen: Con claras referencias y connotaciones al tiempo de Israel en el desierto 40 años, Jesús comienza su ministerio siendo tentado, pero –a diferencia de aquel- venciendo la tentación con la misma Palabra de Dios.



El texto de las llamadas “Tentaciones de Jesús” en el desierto tiene una doble versión en Marcos y en el texto Q. Mucho más breve el texto de Marcos señala simplemente que fue tentado cuarenta días, mientras Q las detalla como tres. La única nota omitida en Lucas (por lo que se puede pensar que estaba omitida en Q) es la conclusión de los ángeles que lo servían. Mateo, entonces, toma ambos relatos conformándolos según su propia teología. En el comentario del 1er domingo de Cuaresma del ciclo “C” hemos comentado el texto de Lucas. Veamos algunos elementos de este Evangelio. 


El Espíritu, que acaba de descender sobre Jesús en el Bautismo lo conduce al desierto donde será tentado por el diablo. El esquema de las tentaciones está estructurado en tres a las que Jesús responde con citas del libro del Deuteronomio. La referencia a este libro, al desierto y el número cuarenta remite claramente a los 40 años del pueblo de Dios en el desierto donde fue tentado pero –en este caso- sucumbió. Las tentaciones 2ª y 3ª están invertidas en Lucas, pero en general se afirma que fue el Tercer Evangelio el que lo ha hecho para concluir la escena en Jerusalén conforme su teología. 


Un elemento interesante es que mientras Lucas había señalado que Jesús en los 40 días “no comió nada”, Mateo lo califica de “ayuno”. El ayuno es un hecho religioso propio de la piedad judía, y que si es negado o cuestionado por Jesús en Marcos y Lucas (Mc 2,18-19; Lc 5,33-35) en Mateo es visto positivamente mientras no se realice “como los hipócritas”, es decir debe ser algo para Dios y no para que lo vean “los hombres” (Mt 6,16-18). Jesús, entonces, es presentado ayunando cuarenta días en el desierto. 


Las tentaciones se presentan como tres y la gravedad de las mismas va en aumento:


-       Convertir las piedras en pan

-       Tentar a Dios

-       Adorar al diablo


Como se dijo, las respuestas a las mismas son tomadas del libro del Deuteronomio:


-         -  «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» [el texto de Lucas solo pone la primera parte, probablemente Mateo la añadió]

-          -   «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios»

-          -   «…está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto»


A modo de síntesis podemos afirmar que en los mismos temas en los que el pueblo de Israel cayó en la tentación en el desierto, en los mismos Jesús resultó vencedor.


-       -     Tentación del alimento (y la consecuencia del maná; Éxodo 16; cf. Dt 8,3)

-       -     Tentar a Dios, como en Massah (Éxodo 17; cf. Dt 6,16)

-     -   Tentación de seguir otros dioses (Ex 23,32-33; 32,1-6 [becerro de oro]; cf. Dt 6,13; 10,20)


Las dos primeras tentaciones aluden a lo que ya sabemos por el bautismo donde la voz de Dios afirma que Jesús es “Hijo”: «Si eres hijo de Dios…» (vv.3.6); ambas suponen por un lado que Dios se ocupa de alimentar a su Hijo o de cuidarlo y protegerlo ante una caída; la tercera ciertamente no lo diría porque un hijo de Dios no se postraría para adorar al diablo, la tentación es darle “los reinos y su gloria” (v.8). Es de notar que la frase “apártate, Satanás” es idéntica a la que Jesús dice a Pedro (16,23).


Jesús, que se presenta como religioso desde el comienzo (ayuna) y está conducido por el espíritu, puede vencer con la palabra de Dios las tentaciones que se le presentan al comienzo de su ministerio. 


El “servicio” de los ángeles es muy probable que aluda a que (como a Elías, 1 Re 19,5-8 un ángel lo alimenta en los 40 días en el desierto) ahora sí Dios se ocupe de la comida de su hijo. Por otro lado, los ángeles que Jesús no llamó en la segunda tentación rechazando un mesianismo espectacular (v.6) ahora sí se hacen presentes. En un nuevo principio (como a Adán, “los ángeles lo servían” [Apocalipsis griego de Esdras 2]) Jesús ahora está listo para empezar a predicar y anunciar la Buena Noticia.




Fotografía tomada de www.flickr.com

lunes, 27 de febrero de 2017

La dignidad incomprendida

La dignidad incomprendida


Eduardo de la Serna



En la excelente “Carta abierta al gobernador Morales” del domingo 27 de febrero, Horacio Verbitsky le dice: “Pierda toda esperanza de verla arrodillada a sus pies, porque aún sometida a esas condiciones degradantes conserva una dignidad de la que usted carece”. Pero me permito acotar, precisar o quizás corregir lo allí dicho.

Para empezar, luego de ver Alto Comedero y otras obras de la Tupac llegué a la conclusión que el injusto encarcelamiento de Milagro no ha de deberse tanto a una decisión de Morales cuanto a una clara intención del presidente Macri. Es el gobierno todo el que no puede soportar que quede patente que los pobres son capaces de ser artífices de su propio destino. Y si además de pobre es mujer e indígena, pues mucho peor. ¡No debieran! Creo – entonces – que es algo más propio del macrismo, en las que como en tantas otras cosas del gobierno el radicalismo funge como una suerte de preservativo del PRO. Así se entiende también el silencio sobre el tema de parte de otros mediocres políticos como Massa, Carrió y tantos otros que decían ser “republicanos” y hasta hubo quienes les creyeron.

Pero además, entiendo que “como para el ladrón, todos son de su condición” imagino que Morales sí espera ver a Milagro Sala arrodillada a sus pies. Al fin y al cabo es lo que él hace; ¿por qué no lo harían otros?

La campaña – que seguramente habrá quienes crean – de que Milagro sufrió una agresión en la prisión por parte de una interna no es sino un intento más de “dejarla pegada” a un clima de violencia, como cuando Morales - ¡cuándo no! – la quiso relacionar con un crimen, que luego se demostró que fue “en ocasión de robo”; y tantas otras denuncias todas insustanciales del estilo “dicen que…”. Y que posverdaderamente tantos “quieren creer”.

Cuando recibió tres nuevas denuncias de las que debió anoticiarse en las que “dicen que” amenazó a “no se sabe quién”, Milagro se auto-lesionó con una tijera (los presos – más aun los peligrosos, como dicen que Milagro es - ¿tienen acceso a tijeras? ¡Es muy extraño!, ¿o me equivoco?). Y relacioné eso con el tema de la dignidad a la que aludía Verbitsky.

El mundo antiguo pre industrial (y muchos contemporáneos con un esquema mental semejante) consideraba “el honor” como un valor supremo. Aún por encima de la propia vida.

Un ejemplo evidente es el caso habitual de aquellos que se arrojan sobre su espada para no ser “mancillados” ante una derrota militar. Así, en la Biblia, lo hace Saúl y luego su escudero: «Dijo Saúl a su escudero: «Saca tu espada y traspásame con ella; no sea que vengan esos incircuncisos y hagan mofa de mí». Pero el escudero no quiso, pues estaba lleno de temor. Entonces tomó Saúl la espada y se arrojó sobre ella. Viendo el escudero que Saúl había muerto, se arrojó, también él, sobre su espada y murió con él». (1 Sam 31,4-5; 1Cro 10:4-5). La burla de los incircuncisos es más grave que morir. Algo semejante deciden los compañeros de Josefo en la cueva de Jotapata asediados por el ejército romano para salvar el honor. Josefo los convence de no hacerlo, pero con el objetivo de salvar su propia vida a costa de la muerte de los demás, lo cual sin duda fue una grave traición a sus compañeros (Guerra de los Judíos III, 361-390). Algo semejante, también, es la muerte de Cleopatra y Marco Antonio luego de la derrota militar ante Octaviano en Accio. Al volver a Alejandría y ver llegar al futuro “Emperador” Augusto, la muerte es el modo de evitar la humillación de ser sometidos a un cortejo triunfal en Roma. Marco Antonio se arroja sobre su espada y se dice que Cleopatra se hace morder por una cobra (agosto 30 a.C.; Plutarco, Vidas Paralelas, Antonio 76 y 85-86; Dion Casio, Historia de Roma 51,7 y 14). Supongo que el harakiri ha de tener un esquema semejante.

Como puede verse, en el mundo no industrial, ver mancillado el honor es más grave que la propia vida y es preferible perder ésta que aquel. Es el honor, la dignidad lo que Morales no puede entender. Es por eso que prefiere ver destruida toda la obra de la Tupac Amaru… En realidad, los pobres deben construir casas o limpiarlas, no habitar en ellas. El techo para pocos, el trabajo para algunos y la tierra para menos parece ser el lema del gobierno nacional y provincial. La dignidad es algo que no pueden entender. Para comprenderla deberían dejar de vivir de rodillas.



martes, 21 de febrero de 2017

Comentario domingo 8A

La búsqueda de la presencia del reino es lo único absoluto


TIEMPO DURANTE EL AÑO – 8 "A"


Eduardo de la Serna



Lectura del libro del profeta Isaías     49, 14-15

Resumen: el olvido y el abandono son algo imposible en Dios hacia su “esposa” e “hija” Israel. Hasta de quien no es espera el olvido podría esperarse, pero jamás de Dios que es –sugerentemente- comparado con una madre.


La fórmula “así dice Yahvé” marca los comienzos de las distintas unidades de esta unidad (49,8.22; 50,1) separando el segundo y el tercer canto del siervo de Yahvé (49,1-7 [la referencia a las “islas” y los “pueblos lejanos” (v.1) y los “confines de la tierra” (v.6) marca una inclusión que concluye en v.7 con “así dice Yahvé” dando a su vez comienzo a lo que sigue] y 50,4-11). En este caso, entonces, la unidad está enmarcada en 49,8-21. En la unidad anterior, Yahvé se había dirigido a las “islas” y “confines de la tierra”, siendo estas –probablemente- los miembros del pueblo de Dios que se encuentran en la “diáspora”. En esta unidad se canta la alianza y conformación del pueblo, y el regreso de aquellos que están lejos (“presos”, en “tinieblas”, v.9) ya que Dios los acompañará alimentándolos y saciándolos (v.9b-10), y allanará los caminos (v.11) tanto que la misma Creación (cielos, tierra, montes, v.13) se llenarán de alegría por la “consolación” y “compasión” que Dios ha manifestado por su pueblo (cf. 40,1-4). 


Con una metáfora femenina Yahvé responde a las dudas de Israel expresado como “Sión” (v.14) mostrándolo a continuación con una confirmación de las promesas de Dios con su pueblo (muros, reedificación, nupcias, proliferación de hijos, a pesar de las ruinas, y la esterilidad pasadas).


El texto litúrgico, entonces, está formado por la metáfora (femenina, como diremos) que explica a los dubitativos judíos que Dios se preocupe e interesa de su pueblo que sufre. 


El destinatario (¡destinataria!) de las palabras de Yahvé está en femenino (tatuada, v.16; como una novia, v.18; “era estéril… deportada y eliminada”, v.21). El lenguaje es el de las relaciones de amor entre una pareja: Dios y su novia / esposa Israel, pero mientras lo frecuente es que lo habitual es acusar a Israel de olvidarse (= abandonar) de su esposo (cf. Oseas 2,15; 4,10; 8,14; 13,6 y Jeremías 1,16; 2,13.17.19.32: 3,21… y frecuentemente en la tradición deuteronomista: Dt 6,12; 8,11.14.19; 28,20; 32,18; Jos 24,16.20; Jue 2,13; 3,7; 1 Sam 12,9…). Es interesante que –como es obvio- olvidar, abandonar (skh) es todo lo contrario de hacer memoria, algo que es fundamental en la historia de Israel y la Iglesia. En v.14b Yahvé está en paralelo con “Señor” (adôn) que es una imagen conyugal, “marido”, “señor”.


El planteo de Israel (cf. Lam 5,20) de que Yahvé lo ha abandonado (‘zb) / olvidado (skh) se responde con una pregunta retórica que espera respuesta negativa y luego a un ejemplo de lo evidente o improbable que “aunque así fuera” contrasta con la actitud de Yahvé (“aunque así ocurriera, yo no lo haría”; cf. Sal 27,10). El verbo “olvidar” –que como dijimos es clave en la unidad- se repite tres veces en la respuesta divina. 


El recuerdo de 40,1-4 que señalamos permite pensar que el libro del discípulo de Isaías empieza aquí una segunda parte reforzando la idea de la fidelidad  y el amor de Yahvé por su pueblo. La duda de la novia por el abandono de su esposo que presiente, queda aquí respondida. Sin embargo hay un cambio en la metáfora: el texto no habla del esposo enamorado, o de un marido fiel sino que cambia a una imagen materna. Sin decir que “Dios es madre” no renuncia a la imagen materna, algo que es frecuente también en otras partes del Segundo Isaías (cf. 42,13-14; 45, 10; 49,15; 44,2.24; 46,3) y otros textos de la Biblia hebrea. La posibilidad de que el autor de los oráculos del Segundo Isaías (o de algunos de ellos si la obra se trata de una colección, más que de un personaje único) sea una mujer, no debería descartarse rápidamente (40,6-9 abunda en verbos y sufijos femeninos).  El texto no afirma explícitamente que Dios es “madre”, como puede afirmarlo la teología posterior, pero sí establece una comparación: “¿puede una mujer olvidar?” (imagen de lo improbable)… pues aunque “estas (notar el plural) llegasen a olvidar, yo no te olvido” (notar el “te”). Pues aunque eso improbable ocurriera, “no ocurre en mi caso”; pero eso no debe descuidar que la imagen es expresamente femenina. La seriedad teológica del “olvido” y la “memoria” de Dios hacia su pueblo (y que se espera recíproca) se compara precisamente con el amor de madre (aunque es de notar que no dice “madre”; como tampoco en 45,10, es evidente que a ella se refiere).



Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto     4, 1-5

Resumen: Después de haber criticado la existencia de partidos en el seno de la comunidad de Corinto, Pablo los invita a ver en él y los otros servidores de los misterios. Sólo cuenta cómo nos ve Dios, y no como nos ven los demás, o ni siquiera nosotros mismos. Lo que cuenta es que Dios esté conforme con nosotros, servidores de los demás.



La primera unidad de la carta a los corintios está concluyendo (caps. 1-4) para dar paso a nuevos temas (que quedan suspendidos por la irrupción de la pascua a partir del próximo domingo que continuará recién el domingo 6 de julio con el domingo 14º durante el año donde se leerá la carta a los Romanos cap. 8). Como se ha dicho, la división en “partidos” (de Pablo, Apolo, Cefas y Cristo) motiva esta parte  que culmina con un “por lo tanto” (houtôs). Los apóstoles no han de ser razón de división sino “servidores” y “administradores” (hypêrétês [única vez en Pablo, es sirviente, ayudante], oikonomos [en el NT –x10- sólo en los escritos con cierta influencia paulina])  de los “misterios”.


Hemos señalado hace dos domingos una nota sobre el “misterio” bíblico. Simplemente recordemos que lo propio del “misterio” en la Biblia es que es algo que será “revelado”, por tanto no se trata de algo “perpetuamente” incomprensible a la inteligencia humana sino algo del plan de dios que “por ahora” no se puede comprender hasta tanto Dios lo revele por intermedio de sus “servidores y/o administradores”.


Es evidente que lo que se pretende de un administrador es su “fidelidad” (como lo muestra la parábola de Lc 16,1-13), algo especialmente comprensible en sociedades en las que el “amo” dejaba todo en manos de su esclavo / administrador para dedicarse a filosofar. “Fidelidad” (pistos) parece que preferentemente ha de traducirse por “credibilidad” (pistos es adjetivo que viene de pistis, fe). Es esta credibilidad paulina la que parece en cuestión por parte de algunos (quizás manifestando su credibilidad preferente hacia otros, como Apolo). Para él sólo cuenta lo que Dios tenga para decir; no le importa lo que digan ni los demás, ni un tribunal, ni siquiera él mismo. Y por ello recomienda a los destinatarios que tampoco ellos juzguen sino que dejen eso a Dios mismo. Ese juicio al que se refiere (anakrinô; x1 en Lc, x5 en Hch y x10 en 1 Cor). En 2,14-15 había señalado que sólo con el espíritu se podía “juzgar”. En 9,3 vemos que hay quienes “juzgan” a Pablo, en 14,24 se nos indica que si los miembros de la comunidad hablan de parte de dios (= profetizan) lograrán que los asistentes se vean “juzgados”. En 10,25.27 encontramos una cierta semejanza con el texto que comentamos ya que al “juicio” se añade la “conciencia” (syneidesis). La conciencia “juzga” por ser una memoria colectiva (con-ciencia; syn-eidos [lo “sabido” por todos]). Esa memoria está en nuestro corazón y desde ella se “juzga” nuestro accionar; pues “ni siquiera” ella, pues aunque no le reprocha nada, sólo Dios es el juez definitivo, el que juzga y “declara justo” a alguien. 


El tiempo final (la “venida” del Señor [= Jesús], tema frecuente en las primeras cartas paulinas: 1 Tes 2,19; 3,13; 4,15; 5,2.23; 1 Cor 11,26; 15,23) es tiempo donde se manifestará lo escondido (oculto, tinieblas, intenciones, corazón). Es en este momento que el Señor (es decir, no la comunidad, no los partidos, no “los hombres”, ni siquiera Pablo, sino “el Señor” dará a cada uno su “valor” (epainos), es decir “elogio”, “alabanza”, “reconocimiento”. El reconocimiento de parte de Dios es bendición: 

“(los animales que son idolatrados) ni siquiera poseen la belleza de los animales que, a su modo, cautiva al contemplarlos; están excluidos de la aprobación de Dios y de su bendición” (Sab 15,19)

“El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres” (Rm 2,29).



+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     6, 24-34

Resumen: la realización de la voluntad de Dios sigue siendo el eje conductor del Sermón de la Montaña. En este caso se insiste en que la preocupación angustiosa por la comida y el vestido suelen impedir que la persona humana se dedique plenamente a buscar el reino, y de esa manera termina como servidor del dinero.



El Sermón de la montaña continúa en la liturgia, y después de las “antítesis” (han oído que se dijo, pero yo les digo”) ha presentado una religiosidad superadora (es decir, sólo para Dios, no para “los hombres” presentando alternativas a la oración, la limosna y el ayuno). Ahora señala dónde debe estar puesto el corazón: hay que acumular “tesoros en el cielo” (v.20), hay que “buscar el reino” (v.33). La idea de la primera parte está centrada en la limosna (tema que también se encuentra en Lucas aunque con una intención claramente diferente: en Mateo la religiosidad nueva, en Lucas la solidaridad). Las imágenes del corazón y del ojo (vv.21.22.23) no sólo refieren a la persona entera, sino a su decisión. En la medida en que esta es la realización de la voluntad de Dios en la que toda la persona está implicada volvemos a la imagen de la “perfección”, la “plenitud de la ley” y la “justicia mayor” que anteceden esta unidad. Si el hombre no pone su ojo (o su corazón) en los caminos de Dios, es precipitado en las tinieblas.


El texto litúrgico comienza en v.24 con una alusión a los “dos señores” (texto que también en Lucas tiene otra connotación, ver lo dicho el domingo 25 ciclo C). Este dicho es el punto de partida, Dios requiere una atención absoluta. Sobre “odiar”, recordar –como se ha visto en más de una ocasión- que ha de entenderse en el modo semítico de “amar menos”, “no amar tanto”, o hasta ser indiferente. El acento en Mateo está puesto en la exclusividad que Dios requiere (en Lucas el dinero como divinizado es fundamental). 


Este es el punto de partida, a continuación lo desarrolla (“por eso…”, v.25): 


I.              Presentación: no preocuparse (v.25)

II.             Ejemplos de la Creación (vv.26-30)

a.    Las aves (vv.26-27)

b.    Los lirios (vv.28-30)

III.            Ampliación de la presentación (vv.31-32)

IV.           Síntesis: buscar el Reino (v.33)

V.            Añadido popular (preocupación por el mañana, v.34).


El término clave es la preocupación (merimnaô, x7 en Mateo, x6 en esta unidad); los tres aspectos por los que los seres humanos se “preocupan angustiosamente” son la comida, la bebida y el vestido, lo único que cuenta es la vida (psyjê). 


Con las imágenes de los pájaros (Lc 12,24 los relaciona con las cornejas) ilustra la comida (y bebida) y los “lirios” ilustran el vestido, flores silvestres que duran apenas un día (se suele pensar en las anémonas rojas). El contraste –por otro lado- viene dado con el trabajo campesino (“no siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros”, v.26), al trabajo –habitualmente- femenino (“hilar”) y un contraste con el rey caracterizado por el lujo y el esplendor: Salomón. El contraste es un característico kal wahomer, es decir un “de menor a mayor”: si Dios se ocupa de las aves y las flores, “¡cuánto más!” se ocupará de ustedes. 


Antes de continuar hay un tema central que señalar (y ante el cual alertar). Mateo no está hablando de una actitud pasiva, de desentenderse y poner todo en las manos de Dios. Esa concepción de la “Providencia” es griega, no bíblica. No habla de no trabajar (algo impensado en el ambiente bíblico) sino de no trabajar “con angustia” [como no debe entenderse el trabajo como un “castigo por el pecado original”, sino que lo que ocurre es el trabajo arduo e infructuoso, “con el sudor de la frente”]. Dios no se desentiende de los humanos (“¿quién puede añadir un codo?”), pero esto no quiere decir que estos deben quedarse “sentados” a la espera de que Dios los alimente y vista. Esa expectativa “providencial” es propia de “los gentiles”. La “vida” es la idea principal de la unidad. Y esto implica confianza (= fe). La “poca fe” (v.30) es un tema frecuente en Mateo (8,26; 14,31; 16,8; 17,20) dirigida claramente a sus discípulos (y contrastando con la “gran fe” de una mujer y un varón, ambos paganos (8,11; 15,28). 


En v.33 Mateo presenta la clave de toda la unidad, de lo único que debe preocupar: la búsqueda (zêteite) del reino (“de Dios”, en muchos manuscritos) y su realización (= “justicia”). Nuevamente la “voluntad de Dios” enmarca la unidad como es característico del Sermón de la Montaña. En Cristo se revela a la humanidad el camino para llegar a Dios y realizar su voluntad, por eso “el que busca, encuentra” (7,8). El que busca dejar que el reino venga, no se angustia por su futuro sino que busca la realización plena de la voluntad de Dios.


Así Mateo añade un dicho popular (“no preocuparse por el mañana”) en este caso como consecuencia obvia de la fe.


Carta abierta al Papa Francisco

Carta Abierta al Papa Francisco


Francisco, hermano en la fe, te hacemos llegar la preocupación del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, que se suma a la de los Organismos de Derechos Humanos de Argentina y el mundo y a la de muchos compatriotas.

El gobierno de Mauricio Macri ha sembrado la tristeza, destruyendo muchas de las fuentes de esperanza que tenía el pueblo argentino a comienzos de 2015: el trabajo, la cobertura previsional, el poder adquisitivo del salario, el derecho a la vida digna, los programas de contención social, la salud y la educación. También ha sembrado la incertidumbre y el temor, deteriorando la calidad democrática y el estado de derecho. Te compartimos nuestra preocupación por nuestra gente, a la que acompañamos desde la misericordia y la solidaridad.

Hoy, 20 de febrero, es el cumpleaños de Milagro Sala a la que conociste y recibiste en Roma. Es una presa política, cautiva del Gobernador de Jujuy que no le perdona haber sido más eficaz con su obra que el mismísimo Estado y que no quiere líderes populares en esta provincia que maneja como su feudo.

El gobierno nacional no escucha al Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias, organismo creado por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que, aludiendo a los pactos internacionales que nos obligan, ordenó su liberación inmediata y al cual este gobierno no obedeció como hubiera correspondido.

Te pedimos que reces por Milagro y que, además, en la medida de tus posibilidades intercedas para que sea liberada de inmediato.

El gobernador Morales destruyó la obra de la Tupac en Jujuy por pura venganza y como manifestación de su propia ineptitud. Y no sólo Milagro es la víctima. También lo son miles de varones y mujeres que, gracias a ese movimiento social que los dignificó, aprendieron el TRABAJO calificado en las fábricas de la Tupac, hicieron su propio TECHO, sus escuelas y clubes en la TIERRA que recuperaron y aman. Y que ahora ven derrumbarse por el odio todo lo que hicieron con sus propias manos para sus hijos e hijas.

Varios miembros del grupo de Curas en la Opción por los Pobres la han visitado a Milagro, e incluso hemos hablado con el Obispo de Jujuy, Daniel Fernández, que parece no habernos escuchado. Si lo que el dirigente Prospero Nieva, "padrino político" de Gerardo Morales afirma que el obispo dijo fueran realmente sus palabras, las repudiamos sin más. Tenemos claro que Fernández no es "la Iglesia".

Francisco, no se está respetando la Ley en nuestro país y una de las víctimas es Milagro Sala.

Confiamos en que harás lo que te sea posible.

Un abrazo fraterno

Grupo de Curas en la Opción por los Pobres
20 de febrero de 2017


Foto tomada de http://www.lanacion.com.ar/1871219-papa-francisco-milagro-sala-rosario-bendecido

jueves, 16 de febrero de 2017

Los testigos de Milagro

Los testigos de Milagro


Eduardo de la Serna



La misma pileta (sin Milagro), vacía y en proceso de deterioro


Es bastante frecuente creer que la Biblia está llena de “milagros”, aunque (depende las traducciones), para ser precisos, en la casi totalidad de los casos (26 sobre 27 veces) se use ese término castellano para traducir una palabra griega: dynameis (de donde viene ‘dinamismo’). La restante (Mateo 21,15) traduce otro término griego thaumasíos (sólo aquí en el NT) que suele traducirse por “maravillas”.

El término, como se ve, no es particularmente frecuente, pero pretende destacar la fuerza, el dinamismo de un accionar concreto de Jesús. Veamos esto…

¿Qué son en la Biblia los “milagros”? Para empezar: ¡nada que ver con lo que habitualmente entendemos! Se suele entender como una especie de “prueba” de la divinidad de Jesús, o como “poder” de lo divino, casi una suerte de “show”, algo que expresamente Jesús rechaza en las tentaciones (Mt 4,5-6). ¿Qué son los milagros? Pues, por encima de todo, son “algo para ver”. Pero no para ver un show sino para ver “el reino de Dios”.

¿Qué es el dichoso “reino de Dios”? Pues precisamente momentos y circunstancias en las que “Dios reina”. Dios reina – como era habitual en la antigüedad – allí donde se hace la voluntad del “rey”. Es decir, Jesús viene a instaurar la posibilidad concreta de que se viva coherentemente con la voluntad de Dios. Para ser concretos: ante situaciones específicas: enfermedad, hambre, dolor Jesús tiene claro que “eso Dios no lo quiere” y actúa en consecuencia. De eso se tratan los milagros: signos concretos en los que se busca realizar la voluntad de Dios, el Reino; signos en los que Jesús busca aliviar el dolor, busca que la situación que viven los sufrientes no sea ya algo “cotidiano” y – si es posible – desaparezca.

Sin duda que podemos decir que la voluntad de Dios plenamente nunca la podremos vivir acabadamente, pero no es menos cierto que hay acontecimientos, circunstancias, realidades concretas que se asemejan bastante más a la voluntad de Dios que otros.

Algo que merece un comentario más son los “endemoniados” y “exorcismos”. Hay quienes por diferentes razones viven oprimidos por situaciones que los alienan y les impiden vivir en su cotidianeidad la voluntad de Dios en “estados alterados de conciencia”. En ellos “triunfa” el anti reino. A eso suele llamar la Biblia “demonios”, unas “fuerzas” (contrarias a las “dinámicas” fuerzas milagrosas del reino) que hacen el mal a las personas. Así provocan enfermedades, alienaciones, y hasta muerte. Jesús los enfrenta y los expulsa, aunque a veces esas fuerzas parecen todopoderosas. En la muerte de Jesús parecen haber triunfado, por ejemplo y se hace presente en Judas, concretamente (Lc 22,3); aunque Dios tiene la última palabra.

Veamos en concreto signos del reino de los que he sido testigo… He visto escuelas, polideportívos, piscinas, viviendas, cooperativas de trabajo… he visto dignidad donde había “nada”, muerte, opresión, injusticia. Y no me detengo en obviedades como preguntarme si contribuye o no el deporte, la educación y el trabajo a enfrentar los problemas de la juventud, por ejemplo. He visto “signos del reino”, la dinámica del reino. Esos milagros los he podido constatar, y “no puedo callar lo que he visto y oído”. Pero vi, a su vez, que in-morales funcionarios pretenden dejar morir todo, y he visto las cooperativas sin trabajo, las piletas vacías (de gente y de agua, es decir, “condenadas” a fracturarse y arruinarse), los centros de atención de personas con discapacidad cerrados, los espacios culturales sin gente, las paredes resquebrajadas, los hasta ayer ocupados hoy sin trabajo (por no decir los robos incitados en bloqueras o canales de TV)… Y vi demonios sueltos, in-morales, que quieren confrontar llenando de vacío y de muerte la vida patente en los “milagros” del reino, milagros en los que vimos (y pudieron ver los que quisieron) dignidad y vigencia de los derechos humanos. Una vez más hay “fuerzas” en pugna, las del reino y las del anti reino, la vida o la muerte.

Y después de ver los frutos, pudimos ver el árbol. Milagros de Milagro. Y no se me entienda mal, no digo que alguien “haga” milagros reservados a Dios, sino que alguien, ¡Milagro Sala!, hace patente nada menos que “lo que Dios quiere” y – por tanto – hace presente la “dinámica” de las cosas de Dios. Lo sepa o no lo sepa, lo pretenda o no lo pretenda. Dios se hace presente allí donde hermanas y hermanos pueden educarse, recrearse, trabajar, vivir. Y eso de mostrar que “desde abajo” la vida surge, como el fuego pa’ calentar, no es algo tolerado por abanderados del anti reino, es algo que debe “enfrentarse”; los “dueños” no toleran la “rebelión” de los “súbditos”. Es algo “viejo como el reino” que esas fuerzas lo combatan. Con mentira y con calumnia, con violencia y con “fuerza”, pero no la dynamis del reino, precisamente, sino con las fuerzas de la muerte.

Milagro está presa, y no por lo malo que pueda haber hecho sino porque es intolerable que muestre el poder de la vida, el de la dignidad, el poder de los pobres, los escogidos del reino, precisamente, para mostrar dónde está Dios en este capítulo de la historia. Vimos los signos de Dios, los milagros de Milagro, y vimos el poder de la mentira y la arbitrariedad. Quiero decir que hoy vi el paso de Dios por Alto Comedero, y vi pasos in-morales de personajes menores que sólo pasarán a la historia por oponerse a la vida, como Pilato o como Herodes. Y sé que los milagros, las fuerzas de la esperanza y el reino, más tarde, o más temprano saldrán a la luz, aunque – como ocurre con las declaraciones de la CIDH o a la ONU – haya ciegos que no quieren ver, sordos que no quieren oír y – sobre todo – señores feudales que se equivocaron de siglo.



Foto tomada de http://www.quepasajujuy.com.ar/2237-La-obras-de-la-Tupac-y-Milagro-Sala-que-sorprenden-a-la-prensa-europea.htm

martes, 14 de febrero de 2017

Comentario domingo 7A

Llevar a la perfección en el amor la vida nos conduce a la paz

TIEMPO DURANTE EL AÑO – 7 "A"
 
Eduardo de la Serna





Lectura del libro del Levítico     19, 1-2. 17-18

Resumen: Después de aclarar que el pueblo judío es “separado” para Dios (= santo) lo ejemplifica con el amor, y la actitud de rechazar la venganza.


El escrito claramente sacerdotal del Levítico invita a los miembros del Pueblo de Dios a tener una actitud coherente con sus “hermanos” (= miembros de la comunidad; miembros del Pueblo de Dios, “compatriotas”). La santidad a la que hace referencia aquí, y en otras partes implica la separación de todo lo “profano”.

Una nota sobre la santidad bíblica. El término “santo” tiene entre nosotros una connotación ética (suele ser lo contrario de “pecador”), pero en el ambiente antiguo la connotación es ritual (es lo contrario de “profano”). Así, algo o alguien es “santo” en cuanto ha sido “separado” para Dios; para lo cual suele ser necesario una serie de gestos o actitudes rituales. El pueblo de Israel es (debe ser) santo por cuanto Dios lo ha separado para sí de entre los demás pueblos. Y por ello debe tener actitudes (rituales, como por ejemplo en la alimentación, en las uniones matrimoniales) de separación con respecto a “los demás”.

Después del mandato a “ser santo”, el texto presenta una serie de normativas que lo hacen práctico. El texto –ilustrando así el Evangelio- señala cómo debe comportarse un “santo” con otro "hermano".

Como se ve en el pasaje, hay tres palabras que son sinónimas en esta unidad: hermanos, prójimo y compatriota. No odiar, no ser vengativo y amar también son en cierto modo paralelas. Es la actitud que Dios espera de un judío para con otro.


Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto     3, 16-23

Resumen: Pablo empieza a concluir su discurso sobre la verdadera sabiduría que nace en la cruz y la debilidad. Y es fundada sobre Cristo y la cruz que la verdadera sabiduría es constructiva y nos conduce a Dios.


Con imágenes campesinas (plantación, v.6) y urbanas (arquitecto, v.10) Pablo habla de la comunidad como campo o construcción (v.9) “de Dios”. Continuando esta última, Pablo desarrolla una serie de metáforas (cimiento, construcción, materiales, vv.10-12). El acento está puesto en la resistencia de la obra (vv.13-14) o su falta de resistencia (v.15). En este contexto comienza a señalar que esa obra (“ustedes”) en “Santuario de Dios” (v.16) del que se espera que no sea “destruido” (v.17). 

El uso de “¿ustedes no saben?” es frecuente en la carta de modo retórico (5,6; 6,2.3.9.15.16.19; 9,13.24) y suponen una respuesta positiva: ¡sí que lo saben! (quizás porque Pablo mismo lo ha predicado en la comunidad). El templo –por las metáforas agrícolas y arquitectónicas señaladas, y el uso del plural- se refiere en este caso a la comunidad toda (cf. 2 Cor 6,16). La importancia dada al Templo por el judaísmo de su tiempo hace que sólo los hipercríticos de Qumrán se vieran a sí mismos como templo, debido a que rechazaban de cuajo el sacerdocio de su tiempo (ellos se veían como poseedores del verdadero sacerdocio): 

“… el consejo de la comunidad será establecido en verdad como una plantación eterna, una casa santa para Israel y el fundamento del santo de los santos para Aarón, testigos verdaderos para el juicio y escogidos de la voluntad de Dios para expiar por la tierra y para devolver a los impíos su retribución. Ella será la muralla probada, la piedra angular preciosa cuyos fundamentos no vacilarán y no temblarán en su lugar. Será residencia santísima para Aarón con conocimiento eterno de la alianza de justicia y para ofrecer un olor agradable; y será una casa de perfección y verdad en Israel…” (1QS [Regla de la comunidad de Qumrán] 8,5-9)

El tema seguirá profundizándose luego en la siguiente generación cristiana (Efesios, 1 Pedro) y en 1 Cor 6,19 es utilizada en sentido individual. El templo es morada de Dios (o también del Espíritu, en Flavio Josefo):

¡Por lo tanto, no dejes de darnos estas bendiciones, y otorgar a mis hijos aquella virtud en cual brillas! y además, humildemente te suplico que dejes bajar alguna porción de tu Espíritu y habite en este templo, para que puedas aparecer y estar con nosotros sobre la tierra... (Antigüedades 8:113-114 [oración de Salomón])

Con la imagen de la destrucción, Pablo sigue lo que había destacado en los vv. anteriores. La imagen podría traducirse “si alguno arruina el templo, Dios lo llevará a la ruina” (v.17). La comunidad debe ser “santa” (cf. 1,2), por ser templo. El uso del término “santos” (hagios) en Pablo tiene una serie de matices interesantes a tener en cuenta para el sentido habitual en los escritos judíos. Pablo con frecuencia habla de los “cristianos” (palabra que nunca utiliza) como de “los santos” (Rom 8,27; 12,13; 15,25…; 1 Cor 6,1; 16,1.15; 2 Cor 1,1; 8,4; 9,1…), hay una relación de “santificación” a partir del bautismo (1 Cor 6,11), y ser “santos” es una “vocación” (Rom 1,7; 1 Cor 1,2). Pero una vocación en el mundo en el que la comunidad vive. En medio de ella, los cristianos están llamados a ser luz para los demás pueblos, a dar testimonio de su vida a fin de “seducir” a los demás a incorporarse a la comunidad de los santos (cf. 1 Cor 7,14; Rom 15,16; 1 Tes 5,23). 

En vv.18-23 Pablo da una primera clausura al tema que viene desarrollando desde 1,10 citando incluso textos sapienciales (Job 5,13; Sal 93,11 [LXX]) que remiten a Is 24,19 al que hizo referencia en 1,19 dando de ese modo un cierre con una inclusión [la “inclusión” es un modo semítico de incluir una unidad literaria comenzando y finalizando con una misma idea, construcción o referencia de manera de darle unidad] en ellos destaca la fragilidad de la sabiduría humana (como hemos dicho, las citas bíblicas de toda esta unidad 1-4 no son textos exactos, y pueden provenir de un “florilegio”, o haber sido adaptadas por el mismo Pablo para su intención retórica). Muchos de los temas como “sabiduría”, “necedad”, “este mundo”, etc… los encontrábamos en ese contexto (remitimos a lo dicho entonces domingos pasados), lo mismo que la referencia a los tres grupos de Pablo, Apolo y Cefas (obviamente no incluye en este punto al grupo de Cristo porque hará referencia a Cristo a continuación). 

En este marco, Pablo urge a los corintios a no jactarse de la capacidad de cada uno de sus líderes, y lo hace con un dicho probablemente popular –y quizás usado por los corintios mismos- “todo es nuestro”, pero reforzando que los corintios “pertenecen a Cristo” (1,30; 6,20; 7,23).

Es un tema interesante –y muy frecuente en Pablo, especialmente en las cartas a los corintios, el sentido del verbo “jactarse” (kaujáomai). El tema  radica en / de qué cosas una persona o grupo se jacta. Jactarse de la propia fuerza, de las capacidades, de uno mismo es sin duda necedad. Es “inflarse” como un pavo (“pavonearse”). En cambio, jactarse por la obra de Dios en uno mismo, no poniendo en uno la capacidad sino en la gracia, es “glorificarse”, porque en eso se da gloria a Dios. Jactarse en la gracia, la cruz, el don de Dios, lleva a que sea Dios mismo el que “aparece” a los ojos de los demás. “Jactarse” por la pertenencia a un grupo, por la predicación / sabiduría “de este mundo” no lleva a Dios, sino a uno mismo y es algo sin sentido alguno, “el que se jacte, que se jacte en el Señor” (1 Cor 1,31 // 2 Cor 10,17).


+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     5, 38-48

Resumen: Las restantes dos antítesis comenzadas la semana pasada invitan a ir a la raíz del amor quebrando de ese modo todo espiral de violencia. Desarmar al violento con la no violencia, y amar a los enemigos muestra que la propuesta de Jesús quiere ir al corazón de la Ley haciendo que de ese modo los discípulos de Jesús se asemejen a Dios en sus actitudes.


Como pudimos ver en el Evangelio del domingo pasado, Mateo presenta en esta parte del Sermón de la Montaña una serie de “antítesis” que tienen el mismo esquema: “han oído que se dijo… pero yo les digo”. En ellas –a modo de ejemplo- presenta una superación de los mandamientos antiguos. De ninguna manera los declara abolidos, sino que los supera yendo a la misma raíz. Así los destinatarios del Sermón pueden llevar a plenitud la ley, cumpliéndola más que los que más la cumplen. Es de este modo que pueden “ser perfectos” (v.48). Cuatro de estas antítesis eran la lectura del Evangelio del domingo pasado, y hoy se leen las restantes dos. Hay que tener en cuenta lo dicho entonces; solamente anotaremos algunos elementos propios de estas.

El famoso dicho “ojo por ojo, diente por diente” había sido un gran logro de la antigüedad para evitar el espiral interminable de la venganza. El sentido era que a quién te ha roto un diente, deberás romperle un diente, no más. Es la conocida “Ley del Talión” (de “tal cual”, se sanciona tal como fue el daño) que se encuentra en varios escritos de Medio Oriente. 

Si un hombre libre vació el ojo de un hijo de hombre libre, se vaciará su ojo.
Si quebró un hueso de un hombre, se quebrará su hueso.
Si vació el ojo un campesino o roto el hueso de un campesino, pagará una mina de plata.
Si vació el ojo de un esclavo de hombre libre o si rompió el hueso de un esclavo de hombre libre, pagará la mitad de su precio.
Si un hombre libre arrancó un diente a otro hombre libre, su igual, se le arrancará su diente.
Si arrancó el diente de un campesino, pagará un tercio de mina de plata. (Código de Hammurabi [1800 a.C.], leyes 196-201)

Sin embargo, esto no implica que –más allá de su buena intención- esta “Ley” escondiera una cuota importante de venganza o que diera cabida a ella. Precisamente por ello, no es cuestión de buenas o razonables leyes, sino de ir “al corazón”, y para ello el Jesús de Mateo propone quebrar el espiral de la violencia. Con sensatez se ha dicho que la “no violencia” resulta “violenta” para el que la recibe por respuesta. Violenta porque lo desarma y lo deja sin argumento.

En un mismo carril debe entenderse la última antítesis de “amar a los enemigos”. Propiamente, ningún texto bíblico afirma que se ha de “odiar al enemigo”, pero así podían entenderse más de un texto; por otro lado, como puede verse en Lc 14,26 (ver Mt 10,37) “odiar” parece un semitismo usado en el sentido de “no es obligación amar a...”, o “no amar tanto como” [aunque algunos escritos judíos tardíos, como los Salmos de Salomón, o escritos de Qumrán invitan a los “hijos de la luz” a “odiar a los hijos de las tinieblas” (Regla 1,1); cf. Sal 138,19-22]. 

Es importante entender –para saber a qué refiere Mateo- que en general “prójimo” es el miembro de la comunidad, el judío, mientras que –y especialmente es visible en el contexto de Mateo, el enemigo se entiende el grupo perseguidor (5,10.44; 10,22; 24,9). Esos tales, que aman a los enemigos y perseguidores, “serán hijos de Dios” porque lo imitarán en su actitud de dar el sol y la lluvia sobre buenos y malos. Pero no ha de descuidarse que el amor no es “individual” (o a los “cercanos”) sino colectivo y concreto. Colectivo en cuanto que se dirige a todos, no solamente a los “de la casa”, o del clan, ya que eso es algo frecuente a todos, eso lo hacen también publicanos y paganos; y concreto, porque se manifiesta en obras concretas de amor, no en mero sentimiento o buenas intenciones.

Es a esto a lo que se refiere el “ser perfecto” (cf. Dt 18,13; Lev 19,2; 1 Pe 1,16): es una entrega absoluta a Dios (notar que no se refiere a una “perfección” metafísica o ética). El que obra de esta manera (la expresada en todas las antítesis a modo de ejemplo), ese tal ha llevado a la perfección lo que Dios pretende en la Ley (es en este sentido que hay que entender la frase de Jesús -solamente en Mateo- al “joven rico”, “si quieres ser perfecto”, 19,21: “si quieres llevar a la perfección las cosas de Dios”). No es la “perfección” griega por la que algo es perfecto cuando es igual a su modelo, sino la “perfección” hebrea en la que algo es perfecto cuando es como debiera, en este caso, Dios es perfecto cuando es Padre, ustedes serán perfectos cuando sean hermanos y hermanas.

“…a fin de que se conduzcan delante de Él de manera perfecta, según todas las revelaciones relativas a las fiestas reglamentadas”. (1QS 1,8-9)
“…instruirá a los justos en el conocimiento del Altísimo y enseñará la sabiduría del Hijo del cielo a los que siguen el camino de la perfección porque Dios los ha elegido para la alianza eterna y a ellos pertenecerá toda la gloria del hombre” (1QS 4,22-23).

Una nota sobre “sean… como Dios. La fórmula se encuentra con frecuencia en el libro del Levítico: “sean santos como Dios es santo” (11,44.45; 19,2; 20,7.26; 21,6), sin embargo nunca se encuentra en Jesús. Sólo encontramos dos veces una formulación semejante, pero no aplicada a la “santidad”. Aquí, Mt 5,48 se nos invita a ser “perfectos”, es decir, llevar a la perfección la ley viviéndola en su sentido y plenitud, en el amor; y en Lc 6,36 se nos invita a “ser misericordiosos como el Padre”. La “santidad” bíblica invita a “separarse” de todo para ser exclusivamente “de Dios”; por el contrario, Jesús invita a “aproximarse” a los demás en la misericordia o en el amor.