martes, 28 de noviembre de 2017

Adviento 1B

Jesús nos invita a estar atentos. 

¡La comunidad cuenta con nosotros!

DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO – “B”

Eduardo de la Serna



Lectura del libro de Isaías     63, 16b-17. 19b; 64, 2-7

Resumen: La experiencia contemporánea del profeta es que Dios ya no parece ocuparse de su pueblo; no hace ya lo que antes hacía, ¿qué hubiera pasado si lo hubiera hecho? Lo cierto es que no se pierde la esperanza en que lo haga en adelante.


El pueblo de Israel (= Judá) puede reunirse. Los que están en el exilio tienen libertad para regresar (aunque no todos eligen hacerlo dando conformación a la “diáspora”). Pero aunque pueden estar en la tierra, la independencia no existe ya que dependen de los persas como vasallos. ¿Y Dios? Pareciera ausente, a diferencia de aquellas manifestaciones que han conocido de la historia.

Yahvé es visto como “padre” en contraste con el mismísimo Abraham e Israel:

a.- tú eres nuestro padre
b.- ya que Abraham no nos conocería
b’.- e Israel no nos reconocería
a’.- tú Yahvé eres nuestro padre.
“Nuestro redentor desde siempre” es tu nombre

La referencia a Dios como “padre” (’ab) es habitual en medio oriente (como la mención de Israel como “hijo”). En Israel – aunque no abundante en la liturgia – se lo encuentra en nombres (’Abraham, ’Abimelek, ’Absalom…), es “padre” a partir de la creación (Dt 32,6; Mal 2,10); Dios se apena cuando no lo reconocen como tal (Is 1,2-3; Mal 1,6); como padre le procura una tierra a su hijo (Jer 3,19).

Pero al título “padre” se le añade uno más frecuente ligado a la historia: “redentor” (frecuente en el deutero-Isaías: 41,14; 43,14; 44,6.24; 47,4; 48,17; 49,7.26; 54,5.8; cf. 60,16) y lo es “desde siempre”. Ahora bien: siendo padre y redentor la ausencia que el pueblo experimenta es particularmente fuerte.

El reclamo responsabiliza a Dios mismo (y no al propio pecado) del yerro y del “endurecimiento del corazón”: “fuera de tus caminos… lejos de tu temor”. El camino de Dios y el Temor de Dios son elementos frecuentes que indican la fidelidad. Al tener ante sí los caminos y el temor de Dios, que él mismo ha puesto, el pueblo se pregunta (¿por qué?) ha hecho lo que de hecho hace. Con esa mirada, se espera que Yahvé “regrese”, “vuelva”. La motivación de esto viene dada porque son “tus siervos” y “tu heredad”. La situación crítica puede verse en la referencia al “templo pisoteado” por los opresores. Y la referencia es a que dios no los gobierna, que “no se invoca el nombre” (lo que significa autoridad, posesión; cf. Dt 28,10; Jer 14,9).

Ahora bien, así planteado (duramente) se hace referencia al pasado. Pero el presente se transforma en desafío: “¡ojalá rasgaras los cielos y descendieras!” (v.19). El “ojalá” indica una situación no ocurrida que hubiera hecho cambiar totalmente el presente de haber sucedido.

Lo que sigue surge como un pedido de que Dios se manifieste (una teofanía): el desgarro de los cielos no es frecuente, pero sí lo es el fuego. Pero de hecho refiere al pasado, a que la teofanía no ocurrió (“¡ojalá!”) y que todo sería distinto (incluso entre adversarios y naciones) si lo hubiera hecho. El lamento se sigue profundizando. Pero Dios ni siquiera por los que practican la justicia se dejó encontrar; manifestó su enojo y “hemos pecado”. Y se comparan a sí mismos como ropa manchada por la sangre menstrual “todos nosotros”, todo queda contaminado (cf. Lev 15,19-20). La siguiente metáfora alude a las hojas marchitas de los árboles, y cómo son llevadas por el viento.

Pero todo esto, insinuado metafóricamente es expresado con claridad en v.6: nadie invoca el nombre de Yahvé, lo han dejado sólo. Nadie es capaz de aferrarse a él. Dios, entonces, se ha ocultado a la vista (cf. 53,3; 59,2), permanecen en la oscuridad. Todos están “a la deriva”. Yahvé no se ha ocupado de su pueblo. La esperanza de que lo haga está implícita.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     1,3-9

Resumen: Pablo da gracias por cosas que destacará en el cuerpo de la carta. En ella es muy crítico frente a desvíos, superficialidades o desintereses con respecto a los hermanos. Pero los corintios pueden cambiar de vida y por ello Pablo da gracias a Dios.


Como en todos los inicios de cartas, Pablo empieza dando a sus destinatarios “gracia y paz” [ver el comentario al domingo 29, ciclo “A”]. A continuación, como en (casi) todas las cartas le sigue una “acción de gracias” que es propia en cada carta según los temas que desarrollará en ella. Muchos temas diversos son insinuados en esta acción de gracias (porque son muchos los temas que Pablo comentará en esta carta):

Señala la gracia que les fue otorgada; en la carta, no hace referencia a la gracia (jaris) dada “a los Corintios”, sino a Pablo mismo (3,10; 15,10) pero sí destacará los “dones de la gracia” (= jaris-ma) como se dirá en seguida y por eso dará “gracias” (eu-jaris-tô);

El enriquecimiento en palabra y conocimiento; en 4,8 Pablo dirige un duro comentario irónico señalándoles que “ya están saciados, ya son ricos” haciendo referencia a la actitud jactanciosa propia de muchos en la comunidad (“ya son reyes”, continúa…). La “palabra” (logos) es un término importante, ya que los corintios parecen divididos a causa de las “palabras bellas” de algunos mientras que Pablo insiste en que predica la “palabra de la cruz” (1,17.18; 2,1.4.13). Esa “jactancia” superficial de los corintios es “pura palabra” (4,19-20) y no la “fuerza” (dynamis) de Dios (1,18.24; 2,4.5). El “conocimiento” (gnôsis) es algo que ha permitido con frecuencia esta “jactancia” de los corintios (8,1) y ha permitido que algunos se desentiendan de otros que “no tienen ese conocimiento” (8,7.10.11). La “palabra de conocimiento” (logos gnôseôs) es uno de los diversos carismas que se derraman en la comunidad (12,8), pero si se tiene “todo el conocimiento” pero no se tiene amor “no soy nada” (13,2).

El testimonio de (acerca de) Cristo; el término no se encuentra en la carta más que en un contexto polémico: en 15,15, a raíz de que algunos de la comunidad niegan la resurrección, Pablo afirma que si eso es así somos “falsos testigos” de Dios al afirmar que resucitó a su Hijo.

Los carismas; es tema especialmente importante en la unidad 12-14 a raíz de que la superficialidad y jactancia de algunos los hace creerse superiores a otros por tener “carismas” más espectaculares. Los dones de la gracia son innumerables (incluso la dedicación misionera de Pablo lo es, 7,7). Pablo priorizará especialmente aquellos que sirvan para la edificación de la comunidad ya que los “carismas” no son “personales” sino que son dados por el espíritu a cada uno para el provecho de todos. Por tanto, la actitud de jactancia, o de individualismo no es aquello para lo que el espíritu los ha otorgado.

La Venida de Jesús y el Día del Señor; son temas (incluso en ese sentido parece que debe entenderse la “revelación” ya que no se trata de una revelación de un dato o el sentido de un acontecimiento sino de la “revelación de nuestro Señor Jesucristo”). Pablo está convencido que Jesús “vendrá” pronto, y esa tal venida será la manifestación (o revelación) del Día del Señor. En sus primeras cartas (como 1 Tesalonicenses y luego 1 Corintios) esa venida es tenida como muy próxima, hasta el punto que Pablo espera estar vivo (1 Tes 4,15.17; 1 Cor 15,51-52). Esta “parousía” es un término ligado al poder político (la venida de una autoridad a una ciudad, algo que se espera para que haga llegar la “gracia” del emperador; si no es el emperador mismo el que “viene”). Pablo, contraculturalmente, destaca que la “venida” que esperamos es la del “señor” (otro término utilizado con frecuencia del emperador) Jesús, que es el Cristo. Este es el “Día”, que alude al “día de Yahvé” anunciado por los profetas (Am 5,18; Joel 2,1-2; Sof 1,14-18; Mal 3,19.23), que Pablo llama “Día del Señor” (5,5; 2Cor 1,14; 1 Tes 5,2), “Día de Cristo” (Fil 1,6.10; 2,16) o simplemente “el Día” (3,13; 1 Tes 5,4). Dios los “afirmará” (mismo verbo que el utilizado para hablar de la “afirmación” del “conocimiento”) hasta el “fin” (télos) para ser “irreprensibles”.

La credibilidad de Dios; el uso del término “credibilidad” (pistós; “creíble” mejor que “fiel”) es algo que se espera de los “administradores” (4,2; Pablo, Apolo y Cefas son “administradores de los misterios de Dios”, v.1), y Pablo lo repite de sí mismo (7,25), Dios es “confiable” y no permitirá pruebas insoportables 10,13).

Para la comunión (koinônía) con su hijo. Pablo habla de esta comunión en un sentido eucarístico (10,16) resaltando que “somos uno”, especialmente a causa de los que provocan “división”, especialmente los que se creen con “conocimiento” y por ello se “jactan” provocando “escándalo” en los demás.

Como puede verse, la “acción de gracias” es provocativa en esta carta. Llama la atención, desde el inicio, contra aquellos que se desentienden de los demás, despreocupándose, creyendo que sólo es necesario creerse – y “jactarse” por ello – importantes, o autosuficientes. Pero también los corintios pueden – teniendo en cuenta a Pablo – utilizar la palabra y el conocimiento para la edificación de la comunidad; dar testimonio de Cristo; esperar atentamente el día del Señor, irreprensibles y vivir en comunión con Cristo respetando a los hermanos más débiles de la comunidad.




+ Evangelio según san Marcos.     13, 33-37

Resumen: el discurso de despedida de Jesús destaca que “volverá” en un futuro indeterminado. De allí que se destaque la importancia de la “vigilancia”, la actitud de hacer aquello que se ha encargado en favor de los demás.


El marco litúrgico del adviento sin duda destaca – en el primer domingo especialmente – el acento puesto en la venida futura de Jesús. Los siguientes domingos destacarán particularmente la venida primera preparando la Navidad, motivo por el cual los textos de Isaías, y la persona del Bautista primero, y de la Madre de Jesús luego, serán protagonistas.

El capítulo 13 del Evangelio de Marcos – llamado el discurso “escatológico”, por referir a los “últimos tiempos” – es de una gran densidad. Y, según se afirma, es muy importante para comprender el tiempo de composición y la situación de la comunidad de Marcos. De todos modos, el texto litúrgico sólo presenta la conclusión que se destaca por la invitación a “velar” (x3 en estos pocos versículos, y luego x3 en la escena del huerto, 14,34.37.38).

“Mirar” y “estar alertas” (agrypneite) es la actitud a la que se invita. Este último término sólo se lo encuentra aquí en Marcos y en su paralelo de Lucas (21,36) en todos los Evangelios. Es una actitud de cuidado y atención, ligada a la oración (Ef 6,18) y a la fidelidad (cf. Heb 13,17). Es la actitud del guardia (Sal 127,1; cf. 101,8); es la actitud atenta ante una posible llegada (Cant 5,2; cf. Pr 8,34).

El “momento” (kairós) que se ignora es precisamente el que requiere la atención vigilante. Se trata de un tiempo específico, prefijado, un tiempo que tiene una determinada característica, comparado en la metáfora (“es como…”, vv.34-36) con el tiempo en el que “llegará” el señor de la casa. El encargo del señor que se ausenta era un trabajo a “cada uno” y al portero, “velar”. Como en otros casos, no se sabe el momento de la llegada, lo cierto es que el portero debe estar “velando” (gregoréô). Esto, Jesús lo dice ahora a “todos”: ¡velen! (v.37). No interesa en este caso el trabajo que estén o no realizando los otros trabajadores sino la actitud de velar, propia del portero ya que el texto está dirigido a la “venida” del señor que ocurrirá en el “momento” fijado. Pero para estar atento a ella, la actitud del lector es “velar”. Es la actitud propia de los que deben cuidar la ciudad (Neh 7,3; 1 Mac 12,27). Pero esta actitud de vigilancia también refiere a la propia vida (Bar 2,9; Dan 9,14). En un texto que aparece como una suerte de “testamento de Pablo” según Lucas, Pablo invita a los presbíteros a “vigilar… y recordar que día y noche no cesaba de exhortarlos con lágrimas a cada uno de ustedes” (Hch 20,31). Es invitación a mantenerse “firmes en la fe” (1 Cor 16,13) ya que “no dormir” es lo propio de los que velan (1 Tes 5,6.10 [notar que el verbo “velar”, como la referencia a la “Venida” – parousía – de Jesús se encuentran en las primeras cartas de Pablo: 1 Tes y 1 Cor; luego Pablo dedicará la tensión evangelizadora y escatológica en otros aspectos, manteniendo la referencia al “día”, por ejemplo]). También en Marcos el contraste está dado por dormir – velar (v.36).


«¿Por qué duermes, alma [mía], y no alabas al Señor? Entonen un himno nuevo al Dios digno de alabanza. Canta y mantente vigilante en su servicio [lit. “vigilante en su vigilancia”], porque es bueno a Dios el himno de un buen corazón…» (Salmos de Salomón 3,1-2)


Pero la imagen de la “vigilancia” no ha de entenderse en un sentido individualista, o personal. La ciudad entera depende del “vigilante” para ser “alertada” ante la venida, amigable o enemiga y poder actuar en consecuencia. El vigilante tiene una palabra que decirle a los suyos.



domingo, 26 de noviembre de 2017

La pesada gerencia

La pesada gerencia


Eduardo de la Serna



Un gerente es un administrador. Uno de “sirve” (ministra) dentro de una institución o entidad (ad). Se trata de alguien que está al servicio de la institución en la que se encuentra. Como es evidente, hay buenos y malos administradores, eficaces o inútiles, pero la supuesta buena administración la determina el “adentro” de la institución a la que sirve.

Cuando se trata de un país, el problema viene dado cuando hay conflicto de intereses (o aparente conflicto). ¿A qué institución sirve el administrador?, ¿al país o a la que antes había administrado? (siempre suponiendo que se trata de “antes” y no que continúa en tal tarea).

Creo que ahí radica la pesada gerencia que tiene el actual gobierno. Todos los funcionarios fueron antes “gerentes” de otras empresas (insisto, si es que más de uno no lo sigue siendo de modo encubierto). Debiera suponerse que el amor a la Patria haría que ésta esté por encima de todo, pero la experiencia nos va indicando en el día a día que “la gerencia puede más”.

A esto ha de sumarse la “administración” de instancias intermedias… especialmente el poder judicial y los medios de comunicación. Si los jueces siempre fallan en favor de los poderosos, resultan buenos administradores de sus mandantes, pero inservibles si de justicia hablamos. Si los periodistas mienten siempre en favor del mismo poder económico, serán buenos servidores de los poderes fácticos, pero pésimos comunicadores de la verdad.

La “pesada gerencia”, en este caso, se trata de que – empezando por el presidente, siguiendo por sus ministros/administradores/gerentes, funcionarios públicos – ponen todo al servicio de “su adentro” que no es “nuestro adentro”.

Este gobierno comenzó – a los 4 días de asumir – con 42 gendarmes muertos que iban a reprimir a Jujuy al servicio de Gerardo Morales. La lista de presos políticos se engrosa. La muerte de víctimas de la represión también. Y la sociedad sigue aparentemente anestesiada con globos o con temores insuflados desde las usinas de concientización goebbeliana (RAM, extranjeros, inseguridad, mapuche, corte de ruta). La pesada gerencia no duda en mostrar el peso de su mano dura, su puño de acero, su discurso único. Cataratas de trolls (pagados, obviamente, a los que se suman los que en un tiempo eran llamados “idiotas útiles”) contribuyen a mostrar que “el patroncito tiene razón”.

No importa si el juez dice que Santiago no estuvo en el lugar, que la prensa adicta nos muestra un Santiago omnipresente por todo el territorio argentino menos por Cushamen, no importa si desde el primer día gendarmería tenía las fotos de Santiago corriendo pocos minutos antes de llegar al rio que lo atemorizaba. No importa si no sólo no sabe nadar y el agua estaba helada y suma 31 kilos de peso la ropa mojada, lo cierto es que “todos deben pedir perdón a Gendarmería” porque Santiago se ahogó habiéndose metido en esa agua, en esa circunstancia sin ninguna razón aparente. Lo dice el patrón.

No importa si Milagro llenó de casas e infraestructura excelentes para toda la provincia de Jujuy y extendió eso a otras regiones, es una chorra, asesina, blanqueadora de dinero (ella, no Mauricio, obvio).

No importa si miles y miles de jubilados pudieron acceder a lo que jamás hubieran podido, lo cierto es que la “pesada gerencia” les quitará unos 100.000.000.000 de pesos en el año para pagar parte de los intereses de los bonos que este gobierno ha contraído. Es que ser gerente es muy pesado.

Reconozcamos que la “pesada gerencia” ya nos está resultando demasiado pesada. Es de esperar que más temprano que tarde el pueblo diga “¡basta!”. Es de esperar que sea sin violencia ni muertos (aunque la historia nos dice que suele haberlos, y que suelen ponerlos los pobres). Y es de esperar que la “pesada herencia del macrismo” un día quede en el olvido, el poder judicial actúe “en justicia” y la prensa “en verdad”. Es de esperar, y la esperanza es lo último que se pierde.


Foto tomada de Depositphotos


martes, 21 de noviembre de 2017

Domingo 34A - Cristo Rey


Un rey identificado con los insignificantes de la tierra

DOMINGO TRIGESIMOCUARTO - "A"
SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY

Eduardo de la Serna



Lectura de la profecía de Ezequiel     34, 11-12. 15-17

Resumen: Ante el abuso de los malos pastores, Dios mismo se ocupará de su pueblo, procurando el bienestar de los débiles y sancionando duramente a los que ejercen poder.


La lectura de Ezequiel es escogida por su referencia al “pastor”, imagen que en la Biblia (y en el ambiente oriental) es utilizada para aludir a aquel que tiene una responsabilidad de “conducción” (Jer 10,21; 23,1-4). 

El texto del capítulo alude a los pastores en tres partes: vv.1-10 presenta la imagen del pastor, en vv.11-15 se explica mostrando que Dios rechaza a los mercenarios que no cumplen con su responsabilidad como pastores, y no se ocupan de las ovejas. Dios mismo ocupará ese sitio. A partir del final del v.15 se destaca la distinción entre “oveja y oveja” Los jefes del pueblo (ya no pastores, porque es Dios, sino “carneros” y “machos cabríos”) dificultan la vida del pueblo y el pastor tomará posición en favor de la débil.

A partir del v.23 se hace referencia a un “buen pastor” a semejanza de David. El texto no está incluido en el párrafo litúrgico.

Como pastor, Dios se preocupará de sus ovejas (cosa que no han hecho los jefes del pueblo), se preocupa de su alimento y su reposo (Sal 23; 74,1-2). El juicio, entonces, entre “oveja y oveja” (o carneros y machos cabríos) se refiere a las autoridades, su abuso de poder contra los pobres, su acaparamiento de pastos y agua perjudicando el de los débiles (vv.18-19), es entre “oveja gorda” y “oveja flaca”. Eso es “pastorear con justicia” (v.16).



Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto     15, 20-26. 28

Resumen: La resurrección de Cristo da comienzo a una novedad que llegará a su fin en el momento en que todos resuciten. Las autoridades han matado a Jesús, y esas fuerzas del mal han de ser vencidas preparándose así el triunfo definitivo sobre la muerte en la resurrección. Así Dios recibirá el reino de manos de su hijo.


La primera parte de este texto (15,20-23) fue leída en la fiesta de los fieles difuntos… Repetimos lo allí dicho y añadimos comentario a los párrafos no incluidos (vv.24-26 y v.28).

Pablo dedica un extenso capítulo a hablar sobre la resurrección. El motivo de la extensión está causado porque algunos de la comunidad niegan que esta exista. Es posible que la influencia del helenismo para el cual “el cuerpo es cárcel del alma” motivara la incredulidad; no tiene sentido – afirmarían – que si el alma logra liberarse de su cárcel en la muerte, vuelva más tarde a encarcelarse. Sea esta o no la razón de la negación, lo cierto es que Pablo dedica mucha energía a afirmarla. Comienza destacando la centralidad de la resurrección de Cristo para la fe (vv.1-11) para lo que recurre a la predicación primitiva que él mismo ha recibido y predicado. El acento probatorio está dado por la gran cantidad de beneficiarios de apariciones del resucitado comenzando por el primero: Cefas (= Pedro) y finalizando por “el último”, el mismo Pablo. Luego destacará – y a esta sub-unidad pertenece el texto litúrgico del día – la relación entre la resurrección de Cristo y la de sus seguidores (vv.12-34). A continuación esbozará un intento de responder al “cómo” de la resurrección, ¿con qué cuerpo? (vv.35-53) para concluir con un himno a la victoria de Dios (vv.54-57) con una conclusión (“hermanos”, v.58).

Una breve nota sobre la ausencia de mujeres en la lista de beneficiarios de una aparición del resucitado: es sabido, por los relatos evangélicos, que algunas mujeres fueron testigas de la resurrección: los nombres y número varían según los evangelistas: no hay apariciones del resucitado en Marcos, “María Magdalena y la otra María” en Mateo (28,1.9), no se las menciona en Lucas (salvo que sea mujer – como es posible – el/la peregrino/a de Emaús no mencionado (24,18), a María Magdalena en el añadido al final de Marcos (16,9) y en Juan (20,11). Sin embargo ha de señalarse que Pablo está transmitiendo “lo que recibió” (15,3). Es posible que – dada la no credibilidad de las mujeres (Mc 16,11; Lc 24,22-24) – al predicar y mencionar a los testigos de la resurrección sólo se aludiera a los varones, y esto es lo que Pablo conoce. De hecho, para Pablo, un “apóstol” es todo aquel que ha visto al resucitado (1 Cor 9,1) y en Rom 16,7 hace referencia a una “apóstola” señalando que ella, Junia y Andrónico “llegaron a Cristo antes que él”. 

Como judío fariseo que es, Pablo cree que en “el día del Señor” comenzarán las resurrecciones (Dn 12,2), y como seguidor de Jesús cree que ese “día” ha comenzado con la resurrección de Jesús. Han llegado los últimos tiempos. Jesús ha resucitado y con su resurrección comienza la serie de resurrecciones que está “al llegar” en su “venida” (especialmente inminente – para Pablo – en sus primeros escritos como 1 Tesalonicenses y 1 Corintios, cf. 15,51-52). La resurrección de Cristo no es aislada, sino “primicia” de las demás (vv.20.23 [formando una inclusión semítica en esta parte]). Por eso, para él, negar “las” resurrecciones” implica negar “la” resurrección primera. 

Los vv.21-22 preparan un tema que luego desarrollará extensamente en otra carta: la relación de tipo y anti-tipo entre Cristo y Adán (cf. Rom 5,12-21). Con Adán se desata para la humanidad “la muerte”, “todos mueren”; por el “nuevo Adán” (Pablo dice “último Adán”, cf. 1 Cor 15,45) se desencadena el proceso de resurrecciones. 

El tema comienza con una afirmación tajante que contrasta con las suposiciones (“si no hubiera…”, vv.12.29): “¡pero no! ¡Cristo resucitó!” La referencia a las primicias (cf. Lev 23,9-14) alude a la consagración, tema aquí ausente. La imagen aquí es temporal y es metáfora que refiere a la precedencia, como la prenda de herencia (cf. 2 Cor 1,22; 5,5), o el “primogénito” (cf. Rom 8,29). La referencia a los frutos prepara el tema del “cuerpo” nuevo que desarrollará en vv.35-49. 

Adán fue “primicias” de la humanidad. 

Porque por un hombre la muerte
         y por un hombre la resurrección de los muertos (v.21)
Porque como en Adán todos mueren
                         Así  en Cristo todos revivirán (v.22)

Es interesante el paralelo (que Pablo no llama aquí “tipo”, cosa que sí hace en Rom 5, en un texto mucho más desarrollado, cf. 5,14), en realidad – además de que Romanos es más tardía – no es el tema del pecado y la desobediencia lo que le interesa aquí a Pablo sino el de la muerte y la resurrección. Hay una solidaridad inter-humana en ambos tipos sin que se desarrollen todos los aspectos. Estar “en Adán” conduce a la muerte (“mueren”, tiempo presente), mientras que estar “en Cristo” conduce a la vida futura (“revivirán”, tiempo futuro). La solidaridad fatal en Adán conduce a la humanidad a la catástrofe, mientras que la solidaridad en Cristo conduce a la victoria de la resurrección, a la promesa del “último Adán”. El uso del término “todos” rompe la lógica del esquema, ya que “todos mueren” porque “todos” están “en Adán”, no hay forma de evitarlo; mientras que “todos” los que “están en Cristo” son los que vivirán (cf. 1 Cor 1,18; 5,13; 6,9-10). La creencia en la resurrección entre los judíos no es uniforme; Pablo aquí pareciera que espera la resurrección solamente de los creyentes, no de los no creyentes. En otros textos se alude a la resurrección de “todos”, unos para la vida y otros para la condenación (cf. Dn 12,2; Ap 20; Jn 5,29). El “tiempo” de dicha resurrección será en la “venida” de Jesús. Si bien la “venida” en el lenguaje técnico aludía a la “visita” de altas autoridades políticas, en el cristianismo se señaló contraculturalmente la futura venida inminente de Jesús (1 Tes 2,19; 3,13; 4,15; 5,23; cf. 2 Tes 2,1; como se ve fue utilizada especialmente en los primeros escritos; luego el término – no la expectativa – fue reemplazado).

Continuación, vv. 24ss.

Cuando ocurra la “venida” llegará “el fin”. Esto ocurrirá cuando Jesús entregue a Dios el Reino. Sin duda este versículo es decisivo en la incorporación del texto en la liturgia del día. Sin embargo, el “reino” no parece que deba entenderse en Pablo de modo idéntico al uso del Jesús histórico. Pablo lo utiliza de un modo bastante limitado: sólo x8. 

  • los exhortábamos y alentábamos, conjurándolos a que viviesen de una manera digna de Dios, que los ha llamado a su Reino y gloria. (1Tes 2:12)
  • que no está en la palabrería el Reino de Dios, sino en el poder. (1Cor 4:20)
  • ¿No saben acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No se engañen! (…) ni los rapaces heredarán el Reino de Dios. (1Cor 6:9-10)
  • Luego, el fin, cuando entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad. (1Cor 15:24)
  • La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los cielos: ni la corrupción hereda la incorrupción. (1Cor 15:50)
  • como ya les previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. (Gal 5:21)
  • Que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. (Rom 14:17)

Como se puede ver, en Pablo el “reino” es algo presente, pero también futuro, que se heredará. El verbo “reinar” también se encuentra pocas veces (x9, pero en muy pocos versículos):

  • con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir... (Rom 5:14)
  • En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por un solo, por Jesucristo! (Rom 5:17)
  • así, lo mismo que el pecado reinó en la muerte, así también reinaría la gracia en virtud de la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor. (Rom 5:21)
  • No reine, pues, el pecado en su cuerpo mortal de modo que obedezcan a sus apetencias. (Rom 6:12)
  • ¡Ya están hartos! ¡Ya son ricos! ¡Se han hecho reyes sin nosotros! ¡Y ojalá reinasen, para que también nosotros reináramos con ustedes! (1Cor 4:8)
  • Porque debe él reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. (1Cor 15:25)

Esta doble dimensión presente y futura (propia también de la referencia al reino del Jesús histórico) puede entenderse también como “la vida en el espíritu” que en Pablo es presente, pero con una profunda carga escatológica. 

El esquema de esta parte parece concéntrico:

A.- después de destruir todo principado, poder y dominio (v.24)
B.- reinar... enemigos bajo sus pies (v.25)
C.- El último enemigo: la muerte (v.26)
B’.- Todas las cosas… bajo sus pies (v.27)
A’.- después de someter todas las cosas (v.28)

En la unidad hay un traspaso de reino de Cristo al Padre. El tema del “reino de Cristo” ha dado motivo a muchos debates que no es el caso desarrollar aquí. Lo cierto es que la resurrección de Cristo da comienzo a una nueva era que culminará con la resurrección de todos. En este caso se habrá vencido el último enemigo para el reino: la muerte (v.26). 

El contexto es real ya que no sólo encontramos la referencia al reino/reinar sino que la cita de los dos salmos 8 y 110, habitualmente cristológicos en el NT aluden al dominio (“bajo los pies”) con elementos propios (“enemigos” el Sal 110, “sometimiento” el Sal 8). El Salmo 8 puede entenderse como una relectura del relato de la creación, lo cierto es que la referencia a Jesús como Adán (nuevo / último) permite mostrar el reinado sobre la (nueva) humanidad. El Sal 110 alude al rey davídico reforzando el reinado con lo que se destaca que Jesús realiza y plenifica la voluntad de Dios para la humanidad.

El reinado de Cristo debe enfrentar a los enemigos: príncipes (arjê), poderes (exousía) y dominios (dynamis). Los dos primeros vuelven a encontrarse en Lucas 12,11; 20,20 aludiendo a las autoridades públicas (cf. Tit 3,1). La exousía y dynamis también se encuentran en Lucas (4,36; 9,1; 10,19) para referir al poder sobre los espíritus inmundos o demonios. No es evidente que se refiera, entonces, como sí lo parece en los escritos deuteropaulinos a figuras espirituales. Es posible que se aluda a los poderes contemporáneos (ver 1 Cor 2,6.8) que se dejan conducir (= reinar) por su rechazo al reinado de Dios. El contexto anti-imperial no debe excluirse.


+ Evangelio según san Mateo     25, 31-46

Resumen: Mateo concluye los discursos con un claro texto donde identifica lo que se realice a los insignificantes en sus necesidades es algo que se hace al mismísimo rey. 


La unidad escatológica de Mateo concluye con un conocido e importante texto. Las parábolas anteriores aludían a una “venida” (24,50; 25,10.19). El texto de hoy hace referencia a esa misma venida, señalada como del “Hijo del hombre”.

Como se sabe, hay tres tipos de dichos de Jesús que aluden al hijo del hombre: los dichos en presente (“el hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”) en los que el término puede traducirse por “yo”: “yo no tengo…”; los dichos que hacen referencia a un futuro cercano (“el hijo del hombre será entregado”) que aluden a la muerte y resurrección inminente de Jesús y los dichos que aluden a un futuro indefinido (“vendrá…”). En este caso el “hijo del hombre” aparece como juez, como es insinuado en Daniel 7 y ocupa el lugar de Dios.

Las imágenes de juicio a las naciones se encuentran también en Joel 4,2; Is 66,18. La relación con Ez 14 (primera lectura) también se ha de destacar.

Los términos griegos usados no son evidentes, se suele traducir por “ovejas” y “cabritos” (próbata / erífôn) aunque otras traducciones son posibles (ovejas y carneros, por ejemplo). De todos modos, lo que cuenta en la imagen es la “separación” que hace el pastor, metáfora del juicio. Tampoco ha de entenderse que los cabritos tienen una mirada negativa en el texto. Lo mismo ha de decirse de la “derecha” y la “izquierda”, aunque en el mundo antiguo la derecha simboliza lo “recto”, mientras la izquierda alude a lo “siniestro”:

el admirable varón que estaba sentado sobre su trono juzgaba y sentenciaba a las almas, mientras los dos ángeles de la derecha y la izquierda tomaban nota: el de la derecha registraba las acciones justas, el de la izquierda consignaba los pecados” (Testamento de Abraham 12,11-12; cf. 13,9).

Después de la imagen de la separación a izquierda y derecha desaparece la imagen pastoril para comenzar el diálogo: “dirá”, “responderán”… 

La frase “benditos de mi Padre” en boca del “Rey” hace pensar que este Hijo de hombre se trata de Jesús (2,2; 21,5; 27,11.29.37.42), como la relación “rey” y “pastor” (ver Ezequiel, primera lectura) lo indica (ver “trono de gloria”, v.31). Los de la derecha recibirán este “reino” en “herencia” (v.34). De todos modos no hay que llevar la metáfora al extremo (el Hijo Rey tiene a su Padre vivo, no como ocurre en las dinastías). 

Los hechos mencionados (llamados “obras de misericordia”) son frecuentemente tenidos en cuenta en la literatura bíblica y para bíblica:

Porque exigías sin razón prendas a tus hermanos, arrancabas a los desnudos sus vestidos, no dabas agua al sediento, al hambriento le negabas el pan; (Job 22:6-7)
¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes? (Is 58:6-7)
El que es justo y practica el derecho y la justicia, no come en los montes ni alza sus ojos a las basuras de la casa de Israel, no contamina a la mujer de su prójimo, ni se acerca a una mujer durante su impureza, no oprime a nadie, devuelve la prenda de una deuda, no comete rapiñas, da su pan al hambriento y viste al desnudo, no presta con usura ni cobra intereses, aparta su mano de la injusticia, dicta un juicio honrado entre hombre y hombre (Ez 18:5-8)
“Fui vendido como esclavo, pero el Señor me liberó. Fui llevado a la cautividad, pero su mano poderosa me ayudó. Me sentí agobiado por el hambre, pero el Señor me alimentó. Estuve solo, pero Dios me consoló; estaba enfermo, pero el Altísimo me visitó. Yacía encarcelado, pero el Salvador se apiadó de mí. Entre grilletes estaba, pero él me desató” (Testamento de José 1,5-6).

Si bien la tercera y la sexta (migrante y encarcelado) no son muy frecuentes, no deja de ser interesante que también se encuentren en Heb 13,2-3:

No se olviden de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles. Acuérdense de los presos, como si estuvieran con ellos encarcelados, y de los maltratados, pensando que también ustedes tienen un cuerpo”.

Seguramente alude a circunstancias también de la vida de los miembros de las comunidades.

Se podría aludir a cada uno de los momentos de necesidad (necesidades básicas [1 y 2], necesidades de protección [3 y 4] y necesidad de compañía [5 y 6] pero no parece necesario. Pero la novedad no se trata solamente del hecho realizado, sino que se le realiza al mismísimo rey. Estos, llamados ahora “justos”, se sorprenden por la atribución.

La frase que da sentido a la unidad (v.40) es característica de Mateo: amên legô hymin (“en verdad les digo”, x29 mientras x12 en Marcos, y x5 en Lucas. Juan duplica el “amén”: “en verdad, en verdad…” x20). El texto ciertamente es subversivo, ya que no tiene – socialmente – repercusión lo que se haga en favor de los insignificantes (elajistôn) mientras que suele contar lo que se realiza en favor del rey. Pero este rey se sabe atendido en la necesidad en lo hecho a los últimos. El objetivo del texto es claramente contrastante. La clave – sin duda – está dada por el “a mí me lo hicieron” (o dejaron de hacerlo). 

Es evidente que el relato debería repetir cuatro veces la escena (dos – positiva y negativa – en el dicho del rey y dos – positiva y negativa – en la pregunta de los destinatarios. Para evitar la extensión el relato se va abreviando progresivamente, lo cual favorece la narración. Así se lleva a v.45 con la antítesis de lo dicho en v.40 mostrando la antítesis (la omisión de “hermanos” [y hermanas, ciertamente] en esta unidad revela que no se trata de servicio hecho a los discípulos, sino al mismísimo rey, sea quien fuere el necesitado socorrido o no. 

Hay un elemento final a tener en cuenta: en el evangelio de Mateo, es característico que el resucitado “no se va”, por el contrario “permanece” en medio de su comunidad: “yo estaré con ustedes” (28,20). Esa presencia del resucitado es la que la comunidad de Mateo está invitada a reconocer y servir. Jesús está donde “dos o tres se reúnan” (18,20), “en la predicación” (10,40-42), y – en este caso concreto – en las necesidades de los insignificantes de la sociedad. Tan presente está que reconoce como hecho a él – u omitido – cualquier cosa que se haga socorriendo sus necesidades o dejando de hacerlo. “A mí me lo hicieron”. Es algo que se realiza a la misma persona del Rey.


Foto tomada de iscagdl.blogspot.com

sábado, 18 de noviembre de 2017

Poner a los pobres en el centro... y enfrentar las causas

Poner a los pobres en el centro… y enfrentar las causas

(pensar la Jornada de los pobres)


Eduardo de la Serna



Dejando de lado los aspectos comerciales de tantos “días de…”, podemos – con sus límites o con sus valoraciones – reconocerles – no en todos los casos – cierto valor.

Un ejemplo podríamos verlo en el “día de la/s madre/s”. Obviamente si un hijo se desentiende de ella todo el año, si es indiferente a su situación, si la ignora, recordarla “un día” es una ironía, o una burla cínica; o un simple “lavado de conciencia”.

Algo semejante puede decirse de la actual “jornada de los pobres”. Tener presentes a los pobres es algo fundamental para garantizar la fidelidad al Evangelio, pero – del mismo modo que suele decirse “el día de la madre debe ser todos los días” – hemos de señalar que, si la dedicación a los pobres no es de cada día, celebrar la jornada se asemeja a una burla y no a un hecho cristiano.

No está de más comentar algunos aspectos al pensar en esta jornada. Porque, y lo hemos señalado en más de una ocasión, la pobreza es un pecado. La pobreza es hambre, es no tener acceso a la salud, a un salario digno, a un trabajo justamente remunerado, la pobreza es muerte. ¿Podemos “celebrar” eso? ¡Ciertamente no! Lo que se pretende es visibilizar lo invisible (porque la mejor forma de suavizar y calmar la conciencia ante la horrorosa dimensión de la pobreza, es invisibilizarla. No se la ve, no existe. O – si no queda más remedio que verla – se distorsiona la realidad: son migrantes, son perezosos, son sucios-vagos-ignorantes…). Los pobres no tienen nombre, sólo genéricos: son “negros”, o son “paraguayos/peruanos/bolivianos”, son “mapuche”… a diferencia de los que son “como uno” que son Mauri, Mirta, Marce… o Nicole.

Otro elemento invisibilizado es el análisis de las causas. ¿Por qué hay pobres? Suele ser frecuente en varios sujetos que hablan de los pobres la negativa sistemática a preguntarse por las causas de la pobreza. La injusticia, la opresión, la violencia, la esclavitud (cada vez menos solapada), la dependencia… la riqueza, en suma, no aparecen en los análisis o comentarios. Una buena mirada contrastante es comparar los textos de los profetas o de los Santos Padres de la Iglesia y muchos documentos episcopales. El reciente texto de la Conferencia episcopal Argentina convocando a la jornada de los pobres resulta un patético ejemplo de una referencia a los pobres donde nada se dice de combatir las causas.
Otro elemento, y lo confieso con indignación, es la actitud – de nuevo pienso en el texto episcopal – que parece casi como si les pidiera perdón a los ricos por dedicarle un día a los pobres. La distorsión del Magníficat (y no es la primera vez, ya que en Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización 29 ya lo habían hecho) deforman un texto bíblico para no quedar mal. Para ser claros comparo los 4 textos: el Magnificat, la Exhortación de Pablo VI sobre la Virgen María (citada en LPNE), y los dos textos episcopales argentinos:

Evangelio de Lucas 1,51-53
Marialis Cultus”, Pablo VI, 37
Lineas Pastorales para la Nueva Evangelización, 29
Invitación a la Jornada de los pobres
Despliega la fuerza de su brazo, dispersa a los soberbios en sus planes, derriba del trono a los poderosos y eleva a los humildes, colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos.
…comprobará con gozosa sorpresa que María de Nazaret, aún habiéndose abandonado a la voluntad del Señor, fue algo del todo distinto de una mujer pasivamente remisiva o de religiosidad alienante, antes bien fue mujer que no dudó en proclamar que Dios es vindicador de los humildes y de los oprimidos y derriba sus tronos a los poderosos del mundo (cf. Lc 1, 51-53)"
... No  dudó  en  proclamar  que  Dios  es  garante  y  vindicador  de  la dignidad  de  los  humildes  y  oprimidos  y  que,  si  es  el  caso,  derriba  de  sus  tronos  a  los  poderosos  del mundo.
... Como María de Nazareth es necesario proclamar que Dios y su acción operante en los creyentes es capaz de cambiar sistemas de desigualdad e inequidad (cf. Lc 1,51-53).

En lo personal, celebro que exista una Jornada de los pobres. Pero lo celebro en la medida que permite visibilizar una realidad negada. Pero tengo claro que la Iglesia de los pobres (Juan XXIII, Juan Pablo II) debe “anunciar el Evangelio a los pobres”. Y esto no significa algo “en el aire”. El Espíritu unge a Jesús para ser mesías de los pobres (“me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres”). Pero esas “buenas noticias” no son que “se irán al cielo”, sino que su situación va a cambiar:

  • El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor. (Lc 4:18-19)
  • Vayan a informar a Juan de lo que han visto y oído: los ciegos recobran la vista, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres reciben la Buena Noticia. (Lc 7:22)

Lo que los testigos pueden observar es un cambio de situación: los ciegos ven, los sordos oyen, los cautivos son liberados y la buena noticia a los pobres es la noticia de que su situación va a cambiar, como cambia también la situación de los ricos y los poderosos (tema frecuente en Lucas: 6,24; 16,25). Eso es lo que canta la Virgen María, precisamente. Por eso, en Lucas, la bienaventuranza no es “de la pobreza” como equívocamente dicen los obispos, sino “de los pobres”, y lo que se celebra es que su situación cambiará. Solo Mateo 5,3 propone la pobreza (qué él califica “de espíritu”) como modo de vida, como hace con las restantes bienaventuranzas cambiando el texto que él recibió de su fuente. Pero resulta extraño que en la jornada de los pobres, donde se nos invita a poner a los pobres en el centro, se escoja para la reflexión el texto de Mt 5 y no el de Lc 6 donde se canta la alegría de que la situación cambiará, y por eso es una “buena noticia”.

En suma, celebro la jornada “de los pobres” sabiendo que es un compromiso militante de los cristianos seguidores del Mesías de los pobres y miembros de la Iglesia de los pobres. Y celebro que la presencia de nuestros hermanos nos movilice en el compromiso de anunciarles buenas noticias, que no deben ni pueden ser “opio del pueblo” sino la firme decisión de caminar con ellos y ellas para buscar liberación. En estos tiempos de neoliberalismo, el gran causante de los pobres, tiempos en los que la pregunta de “¿por qué hay pobres?” no puede sino mirar a las políticas de gobierno y a los sectores de poder económico, y alentar la responsabilidad samaritana de aproximarnos al caído, sanar sus heridas y ponerles nombres y apellidos a los salteadores y bandidos que han dejado a nuestro pueblo medio muerto al costado del camino, en estos tiempos celebrar una “jornada de los pobres” debería movilizarnos y convertirnos a su causa, porque “la Iglesia debe estar presente en la causa de los pobres” (Juan Pablo II).



Foto tomada de Diario Uno

martes, 14 de noviembre de 2017

Domingo 33A

La gratuidad del Reino y su contraste imperial

DOMINGO TRIGESIMOTERCERO - "A"





Eduardo de la Serna




Lectura del libro de los Proverbios     31, 10-13. 19-20. 30-31

Resumen: el libro de los proverbios concluye con un salmo que canta a la mujer – sabiduría perfecta por lo que el marido es alabado. El comportamiento de la mujer “fuerte” en la casa es celebrado.


El libro de los proverbios – una colección bastante heterogénea en tiempo, temas y origen – finaliza con un poema acróstico (cada versículo, del 10 al 31 comienza con las letras del alefeto hebreo: es decir el v.10 comienza con “alef”, el v.11 con “bet” para terminar el v.31 con “tau”; algunas biblias lo indican en un costado del texto para que el lector lo sepa). Obviamente esto indica que el salmo tiene muy claramente el comienzo y el final. Este salmo canta a una mujer “hail”. El adjetivo hebreo “hail” indica fuerza, vigor, e incluso armamento. La Biblia griega lo traduce por “viril” (andreían). El texto está escrito desde la mirada del varón, y refiere a la mujer campesina. Se habla de la mujer “fuerte” en la sociedad patriarcal, es mujer “de varones”. Pero es muy probable (por el libro en general, y – especialmente por ser la conclusión – que se esté refiriendo a la “sabiduría” planteada como “mujer” (cf. Pr 8). Para el pueblo de Israel que regresa del exilio (al componerse la edición definitiva del libro) se lo invita a ser sabio: fuerte, libre, debe saber manejar su casa, y hacerlo con “respeto a Yahvé”. Lo que cuenta es la opinión del marido (vv.11.28-31) que elogia a esta mujer.


El trabajo doméstico de la mujer logra que el marido sea alabado “en la plaza” (v.23; v.31)


Así está estructurada esta parte central:


            A.- “no teme la nieve” (v.21)

                        B.- se confecciona mantas, viste de lino y púrpura (v.22)

                                   C.- Su marido es reconocido en la plaza (v.23)

                        B’.- teje y vende prendas de lino (v.24)

            A’.- se reviste de fuerza y dignidad y no le preocupa el mañana (v.25)


El marido puede estar en la “calle” porque la mujer se ocupa de la “casa” (el patriarcalismo es evidente). 


La opinión del marido, con lo que empezaba el salmo (vv.10-12), se retoma al final. Es una mujer sabia (para Proverbios el “temor de Yahvé es la fuente de la sabiduría, 1,7; 23,30-31)

Muchos temas centrales del libro se concentran en esta “mujer- sabiduría”: es fuerte, es ejemplo del discernimiento en la vida diaria, “abre la boca con sabiduría, y su lengua instruye (torah) con amor (jesed)” (v.26), se ocupa de los pobres y necesitados. 



Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Tesalónica     5, 1-6

Resumen: Pablo destaca la cercanía de la venida de Jesús, por lo que ese “Día” está próximo, es inminente. Esto supone un modo de vida en los discípulos coherentes con el día, y no con la noche.



La carta a los Tesalonicenses está llegando a su fin. Luego de haber señalado Pablo que Cristo vendrá pronto, e incluso muchos estarán vivos – como él mismo espera estarlo – cuando ocurra esta venida, intenta dar respuesta a la pregunta obvia: ¿y esto cuándo ocurrirá? La frase “tiempo y momento” alude a los dos términos griegos que refieren al tiempo: jronos y kairós y se ha utilizado para aludir a un momento específico del plan de Dios (Dan 2,21; 7,12; Hch 1,7: “no les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha fijado con su autoridad”). En este caso Pablo señala que no es necesario escribir de esto, como ya lo ha dicho acerca del amor mutuo (4,9). Se refiere, evidentemente, a algo que los tesalonicenses ya saben porque Pablo les ha hablado de ello en su breve paso por la comunidad. Por eso lo refuerza con el “ustedes saben”. La fórmula ya la ha usado en la carta: “saben” del paso de Pablo por Tesalónica (2,1), “saben” que las tribulaciones forman parte de la vida que les espera a los seguidores de Jesús (3,3). 


El “Día del Señor” se refiere a un término habitual en los profetas: el momento que Dios mismo ha determinado actuar en la historia de su pueblo. Generalmente para sancionar, para intervenir drásticamente: Am 5,18-20; Joel 2,1-2; Sof 1,14-18; Mal 3,19.23. Pablo refiere a él como el día en que Dios intervendrá enviando la salvación: Rom 2,16; 13,12; 1 Cor 1,8; 3,13; 5,5; 2 Cor 1,14; 6,2; Fil 1,6.10; 2,16), día ciertamente ligado a Cristo. En este caso – y en otros – se refiere al “día” de la futura “venida” de Jesús, algo que Pablo debe anunciar, como una suerte de Elías.


La imagen del “ladrón en la noche” es frecuente en el ambiente apocalíptico para destacar lo imprevisible (2 Pe 3,10; Ap 3,3; 16,15; cf. Job 24,14; Lc 12,39). 


Abruptamente, entonces, el dicho romano de “paz y seguridad”, que alude a lo que se supone que el imperio garantiza a los suyos, se verá quebrado. Ciertamente está “pax romana” y la “seguridad” que garantiza a los súbditos del imperio, en nada se asemejan a los bienes definitivos que trae Cristo en su Día, ahora presentado como “dolores de parto”. La vida que trae Jesús (“parto”) en nada se asemeja a la “paz del imperio”, no es vida lo que éste trae. Y es “seguridad” sólo para los súbditos, no para las víctimas.


Las metáforas que siguen: tinieblas, día, “hijos de la luz” son también tomadas del ambiente apocalíptico (eso no implica que el contenido lo sea; Pablo no parece tener una teología apocalíptica aunque en estos casos utilice su vocabulario). El clásico dualismo apocalíptico luz-tinieblas, día-noche se transforma también en “modo de vida”: “hijos de la luz”, “vivir en tinieblas”, velar, dormir, ser sobrios… aquí Pablo lo utiliza luego de haber hablado del “Día” para continuar con la imagen (en v.7 continúa la metáfora: “los que duermen, de noche duermen, los que se embriagan [contrapuesto a la sobriedad] de noche se embriagan”).



+ Evangelio según san Mateo     25, 14-30

Resumen: en una nueva parábola Jesús presenta un ejemplo mostrando por la contraria cómo es el reino de Dios. Totalmente diferente al señor del relato que es usurero y explotador. La dinámica del reino de Dios se mueve en un ambiente totalmente diferente.



La parábola del Evangelio se ha interpretado habitualmente de un modo estricto, en el que se destacarían las exigencias y responsabilidades que tenemos para con Dios. Sin embargo, recientemente se ha propuesto otra interpretación que parece dar respuesta a muchos temas que quedaban sin ser aclarados.


Para empezar el inicio no es el frecuente en otras parábolas en las que se afirmaba que el reino “es semejante a” (cf. 25,1; cf. 20,1; 13,31.33.44.45.47), aquí se afirma que “así cómo”, con lo que no es evidente que se refiera a algo “semejante”. Y – como veremos – no lo es.


El tema del “propietario ausente” es importante en los estudios desde las ciencias sociales: la tierra no es de los campesinos que la trabajan sino de miembros de las elites gobernantes que se han apoderado de ellas por impuestos, usura, préstamos y deudas… Es habitual que los ricos presten a los campesinos a usura sabiendo que no podrán pagar y más temprano que tarde se apropiarán de las tierras. Para que la tierra sea productiva debe ser trabajada, para lo que recurrirán a campesinos desocupados, esclavos (doulos), jornaleros. Era frecuente, en Oriente especialmente, que los que se habían empeñado trabajaran la tierra para seguir intentando pagar lo adeudado.


Es importante entender que – el castellano ayuda a confundir – el “talento” no es referencia a la capacidad de cada uno, sino que se trata de un valor monetario. Es interesante recordar que en los ambientes campesinos las transacciones se realizaban por canje o trueque, sólo en los ambientes de la burocracia se utilizaba moneda. Originalmente el talento es una medida de peso (de gran peso) y las había de oro, plata o cobre. Se ha calculado, en general, un valor de 6.000 jornales por talento. 


La “producción” de los dos primeros personajes de la parábola es llamativa. No es habitual que algo produzca un 100%; pero eso sí es comprensible en el caso de la usura. Sin embargo aquí se lo señala casi con normalidad. Pero el tercer siervo (doulos) no ha puesto a “producir” el talento, sino que lo devuelve intacto. Pero lo hace por “miedo” a su “señor” porque es “un hombre duro que cosecha donde no sembró y recoge donde no esparció” (v.24). Sorpresivamente, el señor le reconoce esta parte: “sabías que cosecho donde no sembré…” (v.6). En este caso, lo que “debería” era dar el dinero a los “banqueros” para recibir “intereses” (tokos). El término “intereses” en el NT sólo se encuentra en este texto y su paralelo de Lucas 19,23; y en todos los casos del Antiguo Testamento se trata de algo definitivamente contrario a la voluntad de Dios: Ex 22,24; Lev 25,36.37; Dt 23,20; Sal 14,5; Jer 9,5; Ez 18,8.13.17; 22,12… el ambiente no parece amable, sino el de la usura: el dueño ausente cosecha donde otros han sembrado y se han endeudado y empobrecido, y – por eso mismo – se ha quedado con sus tierras. 


Como castigo ante esto, al que no supo - o no quiso por "miedo"- hacer producir el dinero, se le quita el talento para dárselo al que más tiene, y a aquel se lo expulsa. Allí, a las “tinieblas de fuera”, al “llanto y rechinar de dientes”, algo muy parecido a la cárcel. La frase se encuentra también en 8,12 señalando que “los hijos del reino” serán arrojados allí, y el rey vengativo de 22,13 arroja al que no tiene vestido de fiesta. En estos casos el contexto parece aludir a la situación presente de las autoridades judías en tiempos de Mateo en la que resulta patente la violencia que Roma ha ejercido contra la ciudad y las autoridades al finalizar la guerra judía. El rechazo de Israel a Jesús ha permitido que los paganos se sienten a la mesa (8,12) y la ciudad es destruida e incendiada por el rechazo a los enviados del rey. Estar sin vestido de fiesta es un nuevo rechazo (22,7.13).


Podemos afirmar, entonces, que el propietario ausente y su actitud en nada se asemejan al “reino” (recordar el comienzo de la parábola). Es muy parecido, precisamente, a lo que la dinámica imperial y su economía esperan: usura, préstamos, premio al que produce, torturas y cárcel. La dinámica de la gratuidad del reino es exactamente lo contrario. El reino no se asemeja a ese señor, sino que está en las antípodas. El que es coherente con el reino es el que no presta el dinero a usura es ese, el último, el que es expulsado, torturado y rechazado por el capitalista.




Foto tomada de www.torcasajuv.com