jueves, 3 de julio de 2025

La vida no vale nada

La vida no vale nada

Eduardo de la Serna



Un tema cada vez más recurrente en cada vez más ambientes es la crueldad oficial. Ya hemos comentado sobre eso… Se trata de gozar del sufrimiento de otras personas, disfrutarlo. Pero no se trata, solamente, del sufrimiento de aquel a quien se considera enemigo (por más que se despliegue una larga, ¡cada vez más larga!, lista de esos tales), algo ya de por sí preocupante y patológico, sino del padecimiento de todos aquellos que no somos “nosotros” (una lista de un “nosotros” cada vez más escueta, por cierto).

En ocasiones se ha hablado de su falta de empatía (¡hasta Elon Musk habló de ello!), pero, si así fuera, solamente se pensaría en una suerte de indiferencia, de no “sentir con”, o “en” (pathos) los otros, los que sufren… Y acá, pareciera, que lo que mueve es algo más potente, no es pasiva sino activa, es una actitud “contra” (anti) esos otros cada vez más numerosos. La lista es innecesaria de señalar; es por todos conocida (por todos los que quieren mirar, por cierto; porque siempre hay “peores ciegos” y “peores sordos”). Pero la cosa se agrava cuando el sufrimiento es creciente, incluso por causas ajenas a las políticas oficiales (aunque el cambio climático - ¡que sí existe! – no sea “tan” ajeno a eso, por cierto). La catástrofe de Bahía Blanca, la ola polar (y los muertos, incluso en ciudades económicamente solventes), la falta de gas (en el país de Vaca muerta), se suman a la falta de trabajo, educación, de salud, de pan (yerba, leche, carne; en el país “granero del mundo”), etc.

Ahora bien… que determinadas personas manifiesten ostensiblemente esa anti-patía, podría ser algo más o menos preocupante si se tratara de vecinos, o de simples panelistas de TV (en lo personal, creo que no conozco nada más insufrible que esos sujetos y sujetas) … pero cuando se trata de miembros de los distintos poderes de la República we’ve a problem! Y el “we” (nosotros) no se trata de yo y mis amigos, sino de un “we” social… ¡nacional! La Argentina tiene un problema. Y, para peor, cuando desde el poder se crea sentido (falso, por cierto; hegemónico, además) y convencen a muchos – de esos sordos y ciegos sociales – de que hacer lo contrario sería “populismo”, a lo que se añaden vomitivamente las cataratas oficiales de kukas, zurdos y hasta mandriles, resulta que la llamada “batalla cultural” parece presentar nuevos escenarios.

Si alguna persona milita políticamente manifiesta ostensiblemente un pathos que debe tener un límite para estos anti-páticos porque revela que siente con otros... lo que es detestable para la oficialidad Y, como siempre, desde hace bastante, nada mejor que los buenos amigos (o amigas, en este caso) en el Poder Judicial. Porque uno puede decir “cárcel o bala” sin ninguna repercusión crítica, pero no vaya uno (o una, en este caso, según dicen) a poner un pasacalle porque debe ser perseguido y sancionado y encarcelado sin ningún sentimiento en su favor… Y, ¡que conste que le perdonamos la bala!, parecen decir…

Muchos suelen entender que “el amor es un sentimiento”, algo que no creo, de ninguna manera, porque el amor no es “para mí”, como sería el sentimiento, sino “para otro/a/e” aunque con frecuencia sí “se sienta”. Pero sentir (“pathos”) nos puede mover favorablemente o no hacia otras personas y así nos introducimos en su vida, en cierto sentido (em-pathía), sentimos como ellos/as/es (sym-pathía) o actuamos decididamente en su contra (anti-pathía). Pero, insisto, esto, que puede ser un tema meramente ocasional cuando se trata de un simple hecho personal o familiar, es totalmente diferente cuando lo actúan los poderes de la república. Es decir, es política. Es destructivamente política. Otros creemos que la política es una expresión maravillosa del amor, pero, lamentablemente, experimentamos en el día a día que en los cuatro poderes de la república del amor ¡no entienden nada!

 

Foto tomada de https://secretsandiego.com/es/la-mesa-en-blanco/

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