Los grupos de tiempos de Jesús
Eduardo de la Serna
Puesto que Jesús – como es evidente - vivió y desarrolló
su ministerio en un lugar concreto, es interesante, al menos brevemente,
conocer a algunos de los grupos con los que se relacionaba. Eso nos ayudará a
ver semejanzas y diferencias y, quizás, acercarnos un poco más a lo que él
viene a aportar.
Es importante tener claro que ayer y hoy, el
judaísmo se caracteriza por ser diverso. No hay “un modo” de entender el
judaísmo, y sería preciso decir que no había (ni hay) judaísmo sino “judaísmos”.
Esto tiene que ver con el modo de vivir, de entender lo que se debe hacer o
no, y las razones.
El grupo, de tiempos de Jesús más conocido, son los
fariseos. Era el grupo más popular, y el más respetado porque buscaban hasta en
los pequeños detalles ser fieles a la Ley de Dios. A veces, tan preocupados por
los detalles terminaban olvidando lo importante, y eso es muy criticado por los
mismos fariseos y también por Jesús. También había algunos fariseos más abiertos y
otros más cerrados según diferentes escuelas. Leían la Biblia (la Ley, los
Profetas y los demás escritos, la llamaban) tratando de aplicarla a la vida, y
eso los llevaba a tratar de seguir pensando en nuevos encuentros con Dios, y
por eso aceptaban las tradiciones, por ejemplo, creían que Dios resucitaría a
sus amigos. Pretendían que la religiosidad no solamente debía expresarse en el
templo, sino que la propia casa debía ser un ámbito de fidelidad y encuentro
con Dios.
Los saduceos, en cambio, eran el sector más
elitista. Más cercano a los ambientes sacerdotales (y, por lo tanto, al
templo). Como suele ocurrir con los sectores elitistas, eran reacios a los
cambios, por lo que no aceptaban las novedades; por eso no reconocían los nuevos
libros que iban incorporando a la Biblia los fariseos, y – por lo mismo – no creían
en la futura resurrección.
En estos tiempos existe otro grupo que nunca es
mencionado en la Biblia, pero sabemos que existían, eran muy respetados, y
había por todas las ciudades del territorio, los esenios. Eran un grupo
particularmente religioso y detallista, particularmente obsesivos en el respeto
del sábado y las purificaciones. Con frecuencia hacían promesas o juramentos,
pero eran muy críticos de los sacerdotes a los que consideraban infieles a la
voluntad de Dios. También creían en la resurrección, y un grupo de ellos
decidió “romper” con el ambiente y se trasladó al desierto, en la zona del Mar
Muerto, afirmando que la misma comunidad era el nuevo y verdadero templo, un
nuevo y verdadero sacerdocio, y aceptando – además de los mismos libros que
aceptaban los fariseos, otros muchos producidos en la comunidad.
Finalmente mencionemos a los samaritanos. Como es
evidente, el nombre remite a la ciudad de Samaría, y los judíos los tenían como
una especie de herejes. No aceptaban el Templo, sino que tenían uno propio, y
solo reconocían como Biblia los primeros cinco libros (la Ley). Tenían mala
relación con los judíos y en ocasiones esta era violenta, de una parte y de la
otra.
En ocasiones se ha hablado también de los zelotes
(grupo ultra – celoso, de ahí el nombre). Estos fueron un grupo violento que se
enfrentó al imperio romano y le hizo la guerra, que terminó con la destrucción
de Jerusalén (año 70), pero todo indica que no los había en tiempos de Jesús
(sí había grupos “celosos”; Pablo mismo afirma que lo era); el levantamiento
armado comienza más de 30 años después de Jesús.
Sería injusto de nuestra parte suponer en unos o en
otros que haya mala fe, o cosas por el estilo, pero sí podemos notar que Jesús
parece mucho más cerca de unas posiciones que de otras.
- Jesús
cree en la resurrección. Jesús parece aceptar como parte de la Biblia, por
ejemplo, textos de los profetas.
- Pero,
además, Jesús, que respeta el sábado, también relativiza su importancia en función
de la persona humana.
- Y,
de hecho, si bien discute con los fariseos (como otros fariseos también lo
hacen, como vimos), en el juicio y condena de Jesús los fariseos parecen quedar
de su lado mientras que los saduceos son parte activa de la condena y ejecución.
- Jesús
respeta el templo, pero cuestiona que se haga mal uso de él de un modo no
conforme a lo que Dios quiere.
Pero, eso no impide, por ejemplo, que proponga nada
menos que a un samaritano como modelo de amor misericordioso, que participe en
las fiestas litúrgicas del templo y que vaya los sábados a la sinagoga cuando
no está en Jerusalén. Jesús era judío, y un judío que pretendía ser fiel a lo
que él veía como proyecto de Dios, y eso es lo que él propone, y eso es lo que –
los que nos llamamos “cristianos” – pretendemos vivir, reconocer y predicar.
Imagen tomada de https://tomasgarciahuidobro.com/el-consejo-de-los-sabios-como-regla/
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