«Ahora que no existe el comunismo» (León Gieco)
Eduardo de la
Serna
Los que
tenemos memoria, y pretendemos ejercerla (porque la memoria es algo político)
recordamos cuando decenas y decenas de obispos nos decían que “no se puede
votar al comunismo”. Y dejamos de lado a qué comunismo se referían ya que,
pareciera, para la omnisciencia episcopal, leninismo, trotskismo, castrismo, maoísmo,
guevarismo y demás son todo lo mismo. Solo importa que “no se pueden votar”, ¡y
listo! Queda, además, siempre pendiente, el tema de la cantidad de obispos que,
a causa de tan demoníaca opción, apoyaron con silencio o con entusiasmo la
dictadura cívico-militar, a la cual bendijeron. Pero el comunismo ya no existe
más, salvo en la mente alucinada de algún presidente…
Más adelante
en el tiempo, no se podía votar a los que apoyaban la ley de divorcio. Es que
la familia es lo más importante, así decían (aunque el Evangelio relativizara
eso notablemente), y no importaba nada más.
Todavía más
adelante, la interrupción voluntaria del embarazo era el nuevo demonio. Se podía
pedir “bala” a los niños (o bajar la edad de imputabilidad hasta los 3 años),
pero, eso sí, los 9 meses intrauterinos eran sagrados. Y, evidentemente, nadie
podía votar algo tan atentatorio… Y más de una voz se levantaba, señalando con
dedos anillados, que no pueden acercarse a las cosas de Dios esas o esos que
usan un pañuelo verde.
Pero resulta
que, más adelante en el tiempo, aunque decenas de documentos eclesiales por
décadas cuestionaran el capitalismo, tanto textos internacionales como
latinoamericanos, nada les impedía votar al macrismo, por más que fuera
criminal, y nada impidió votar a Milei por más que fuera más criminal todavía.
Decenas de grupos esperaban una declaración episcopal (por más que fuera de
reconocida ineficacia) pidiendo no votarlo; como era – lamentablemente – de esperar,
esa tal declaración nunca llegó. Y, seamos claros, nunca llegó porque muchos
purpurados están de acuerdo con ambos sistemas. Podemos escuchar que se
cuestionan los “autoaumentos de sueldos”, o la “temperatura” de la calle, pero
nada se dice del sistema, el modelo, las razones por las cuales los pobres son
cada vez más pobres.
Ahora nos
enteramos que, quizás luego de haber recibido un WhatsApp matutino, el
arzobispo de Buenos Aires afirmó que "San Cayetano no le pregunta a nadie
a quién vota". ¡Fascinante!
En lo
personal, no tengo duda que, si hay una persona con hambre, o con frío, “debo”,
porque mi fe me hace ver en él al mismo Jesús, compartir con ella mi pan o mi
abrigo… Pero no debería dejar de pronunciar palabras claras para que nadie
tenga hambre, nadie tenga frío. Y, solamente un ciego, de esos que no quieren
ver, podría negar que hay modelos económicos, políticos, sociales que provocan
más pobres, más desocupados, más víctimas… Y sería de desear que la misma Santa
Madre que ayer decía “estos no”, hoy pronuncie palabras claras.
Sencillamente,
en la Biblia hay un libro que quiere mostrar a la comunidad de los “cristianos”
(incluso usa ese neologismo) en continuidad con Jesús; el libro llamado “Hechos
de los Apóstoles”. Y una característica de este grupo, al que llamamos “la
Iglesia”, es que debe (repito, ¡debe!) ser continuadora de la vocación
profética de Jesús. Una Iglesia que no es profética (cosa que después retomaron
muchos Padres de la Iglesia) está siendo infiel a la vocación inicial: “profetizarán
sus hijos y sus hijas”. Entonces, y sin haber recibido ningún WhatsApp, creo
que podemos decir que el Espíritu Santo, no pregunta a quién votaste, te
pregunta de qué lado estás, a quién defendés, qué causa levantás y a quién no temés
denunciar por eso de que “hay que obedecer a Dios antes que a las personas”.
Foto tomada de https://www.laprensa.com.ar/Largas-filas-de-espera-en-Liniers-por-San-Cayetano-456001.note.aspx
Estimado, a veces la realidad es más compleja de como la planteas, y en su análisis no deja de haber un prisma de preferencia política. No soy fanático de ningún político, pero la decadencia de la economía es tal hace tantos años , y nunca escuché estas reflexiones en tiempos del 2007 donde a superávit , tanta pobreza. Y así hasta el 2022. Sus declaraciones siempre son cuando el modelo es explícitamente neo-liberal. Pero la máquina de generar pobreza ( casinos, juego, policias/intendenxias corruptores, uso político de la asistencia social) estaba a la orden del día.
ResponderBorrarUn saludo