Paz, Pan, Trabajo y Libertad
La siempre
popular fiesta de San Cayetano convoca a multitudes de todo el país que piden,
por intercesión del santo, “Pan y Trabajo”. Desde los tiempos de la dictadura
cívico-militar con bendición eclesiástica es frecuente que se añada, también,
el pedido de Paz. Quizás en nuestro tiempo, también, sea oportuno añadir el
pedido de “Libertad”, ya que, sabemos que nadie es libre si todos no somos
libres. Ciertamente no se trata de la libertad de morir de hambre, sino de
vivir en plenitud. Se trata del pan con trabajo, que es dignidad, y del trabajo
con pan, que es justicia.
En nuestras
comunidades y barrios abundan raquíticos comedores donde algunos pueden acceder
a un poco de pan, que sin trabajo es humillación, y un modelo económico de
injusticia e insolidaridad donde somos testigos de trabajo sin pan, que es
explotación. Y cuando esto existe – y lo decimos desde ya hace muchos años –
prolifera y abunda la represión, que ahoga la paz, tan necesaria en nuestras
sociedades.
Somos
conscientes que es bueno pedir a Dios por la intercesión de San Cayetano, pero
no ignoramos que no se trata de magia. Debe cambiar el sistema económico,
social, político, porque es evidente que por este camino hay cada vez menos
pan, menos trabajo, menos paz y menos libertad, por más que se las vocifere y
publicite.
- Aunque se diga que baja la
inflación no es menos evidente que si los salarios no alcanzan cada vez se
puede comprar menos. No es cosa de inflación sino de poder adquisitivo.
- Se destruyen PYMES, se cierran
empresas o reducen empleos, proliferan los retiros “voluntarios” o,
directamente la desocupación forzada que hacen que el trabajo escasee.
- Los medios de comunicación
entretienen con globos de ensayo y aturden con casos y nuevos casos que
distraen e impiden análisis serios que permitan ir al nudo de los problemas y
sus causas. Una sociedad desinformada es una sociedad adormecida.
- Somos espectadores de grupos de “periodistas”
que no hacen sino responsabilizar de todo a otros, y entrevistan funcionarios
en los que cualquier pregunta sensata está totalmente ausente.
- La “cosa pública” es presentada
como algo que debe ser definitivamente eliminada, sea la escuela, la
universidad, la salud. Los casos de la Universidad de las Madres de Plaza de
Mayo y del Hospital Posadas son una muestra evidente de la gravedad de esto.
- La visita de legisladores a
genocidas condenados por delitos de lesa humanidad en tribunales justos y
democráticos revela la gravedad de un proyecto y una mirada negacionista de la
historia reciente, a la que se suma el asesinato y las pintadas en la casa de
Susana Beatriz Montoya, viuda de un militante de ERP desaparecido y madre de
Fernando Albareda, un militante de HIJOS que ya había sido amenazado.
- La represión en nombre de
protocolos, cuya autoridad desconocemos, no hace sino alentar el miedo (que es
lo que se pretende) impidiendo el ejercicio constitucional de la protesta.
- La aberración de alimentos y mantas
en depósitos que, a pesar de disposiciones judiciales se resisten a ser
entregadas hacen patentes la crueldad y la absoluta falta de empatía ante el
hambre y el frío de los sectores que, además, son víctimas de este mismo
modelo.
- Sistemas judiciales y sindicales
silenciados por complicidades o temores impiden que los más débiles o
vulnerables de nuestra sociedad tengan sistemas de resguardo solidario o acceso
a lo que es justo.
- La política internacional de
insultos a presidentes con los que las relaciones debieran ser fluidas y
cordiales, y las relaciones carnales con los EEUU y el Estado de Israel no nos
conducen sino a temer rupturas, desacuerdos, o incluso situaciones de violencia
que deploramos.
- El ejercicio irresponsable de la libertad de unos pocos avasallando a multitudes a los que se les coarta la libertad del trabajo digno, de la agremiación fuerte, de un salario justo, de la posibilidad del reclamo, de acceso a la salud o la educación gratuitas y de calidad, etc., revelan que la libertad puede declamarse, pero es inexistente para la gran mayoría de nuestra población.
- El creciente número de pobres, como
lo afirmó la UCA este fin de semana y los grandes medios callaron, que se
engrosa día a día con despedidos en todo el país y los aumentos de los servicios.
- Y vemos, con dolor, una jerarquía
eclesiástica de la que se añoran voces claras, firmes, proféticas que confirmen
que los pobres deben tener buenas noticias reales y concretas.
Pedimos a
San Cayetano, entonces, paz, pan, trabajo y libertad. Pero pedimos a todos los
que nos llamamos cristianos, seamos de la denominación que seamos, que mirando
el Evangelio y mirando el sufrimiento de los pobres sepamos despertar de la
pesadilla para caminar juntos caminos de esperanza y de vida, de libertad y de
paz.
Curas en Opción por las y los pobres
Festividad de San Cayetano,
7 de agosto 2024
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