El tema de los pasos atrás
Eduardo de la Serna
Dicen
que fue Stalin, cuando Hitler quiso invadir Rusia, el que repitió la frase –
originalmente de Lenin – “dar un paso atrás, para después dar dos hacia
adelante”. A los efectos del historiador es posible que sea una de las tantas
buenas frases que tienen un origen que se pierde en el tiempo y en los autores,
pero a los efectos de la sensatez, esta me resulta absolutamente razonable. No
solamente plantea una meta concreta, “adelante”, sino que también fortalece a
los que quedan débiles en la moral a causa del “paso atrás”.
El
dicho “ni un paso atrás” me parece, en ocasiones, al menos – bastante fundamentalista.
Y poco realista. Un dicho más de slogan que de vida diaria. Me hace acordar a
otro slogan: “¡No pasarán!”, que creo nace en la República española, se repitió
en Nicaragua y en otros lados más. Y la experiencia me dice que, generalmente,
al menos, ¡pasaron!
Se
trata de saber – para usar otra imagen muy conocida – que la vida es una película,
no una, o varias, fotos. Obviamente, la foto del paso atrás desalienta la moral
revolucionaria o resistente de los que quieren, por caso, expulsar al enemigo nazi
de su territorio. Y, si se logró o no, no se sabrá en esa foto, sino en el resultado
final, ¡la película! En el caso de Rusia, en el muy duro resultado final (según
se dice más de 1.000.000 de personas murieron en el sitio de Leningrado).
Todo
esto pretende mirar el sentido común de una imagen, la de los pasos atrás y
adelante. Pero el problema es, ¿Qué ocurre cuando la cosa es diferente? Cuando
se dan unos cuantos pasos adelante a lo largo de un tiempo, y luego, en otro
breve tiempo, se dan muchísimos más pasos atrás (ironía de Lenin, por lo que entiendo). Por ejemplo, si en un gobierno
se logra generar una serie importante de leyes en favor de los trabajadores,
los pobres, los inquilinos, los niños, los jubilados, los estudiantes y luego,
golpe mediante se tira todo al bote de la basura, pero desarticulando a su vez
la estructura que lo generó y se arma un nuevo aparato para impedir la vuelta. Por
ejemplo, si se elimina la Junta Nacional de Carnes o de Granos, se privatizan
las empresas que eran servicios esenciales, se endeuda el país integrándolo a
aparatos internacionales poderosos (Banco Mundial, Fondo Monetario
Internacional, etc.). Porque es evidente que no se habla de simplemente dar un
paso, sino que ese paso debe ser por tierra firme, y que avance caminos. Porque
si durante 10 años (o 12) se avanza cuidadosamente en ampliación de derechos, y
en 4 años todo eso se tira, y además se arma la estructura para que no vuelva
(estructura mediática, judicial, internacional, colonización mental, etc.) no
se trata solo de “cuatro años perdidos”, ciertamente. Veamos ejemplos: muchas
de las privatizaciones, comenzadas en la dictadura cívico-eclesiástica-militar,
continuaron luego en la “década infame” del menemismo. El país endeudado (por
más ilegítima que sea la deuda), las empresas privatizadas (el caso de la mal
llamada “Hidrovía” es hoy un ejemplo paradigmático; no es solamente teléfonos,
luz, gas, YPF, Aerolíneas y demás… aunque también). La fenomenal campaña
encabezada por el nefasto personaje que fue Bernardo Neustadt, con Mariano Grondona
y Mariano Montemayor hoy es llevada adelante por un ejército (nunca mejor usada
la metáfora) de dizque periodistas, en un batallón de medios audiovisuales y
escritos, aprovechando la casi nula moral revolucionaria de la inmensa mayoría
de la clase media… Entonces, nos encontramos que hoy, dar un paso en la
dirección que ayer teníamos, resulta casi una batalla épica. Es casi como
pelear exhaustos para dar un paso adelante cuando ayer dieron cien pasos atrás.
Y
me permito otro ejemplo fuera de lo social, o no solo en lo social. Es
habitual, en las misas de homenaje a Carlos Mugica, en Villa Luro, allí donde
fue baleado, que, al terminar, fuera del templo, en el lugar donde “cayó”, se
cante la Marcha Peronista finalizado el canto “Él, que vivió con nosotros…
Carlos Mugica no ha muerto, vive en nuestra hermandad”. No todos los
participantes son peronistas, y – obviamente, por tanto – no todos la cantan.
Algunos incómodos, otros sonrientes; ¡nadie escandalizado! Pero desde hace un
tiempo, no muy extenso, muchos medios de (in)comunicación muestran
escandalizados el video del horror: “¡Curas cantan la marcha peronista!” (entre
paréntesis, hay videos, por ejemplo en Italia -¡y en misa!- de cura y pueblo
candando Bella Ciao). Ahora, el escándalo de los mediocres, rasga las
vestiduras porque un grupo de gente y el cura cantaron La Marcha Peronista en
una misa (misa por Juan Perón, el día de su fallecimiento). Y recordaba, in
illo tempore, cancioneros parroquiales donde la Marcha Peronista estaba
incluida. Pero parece que, para muchos, eso de “que reine en el pueblo, el amor
y la igualdad” les resulta intolerable. ¡Y lo de “combatiendo al capital” es
directamente herético! ¡Cuántos pasos atrás hemos dado!
fotos tomadas de Nac&Pop
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