«Ni a los chanchos»
Eduardo de la Serna
Hace
unas semanas, en uno más de los interminables bombardeos de desánimo,
descrédito y desaliento con que nos ataca día a día la prensa hegemónica,
pasaron un informe sobre la comida que el Mercado Central entrega a comedores y
otras comunidades. Un informe que tenía la misma seriedad que el de las “embarazadas
formoseñas”. De hecho, fue conducido por la misma sicaria. La idea – falsa de
toda falsedad – era mostrar los desperdicios, que ni los chanchos comerían, que el
Mercado Central entrega a los pobres (falso como que tampoco existían las
tales embarazadas formoseñas). Sin duda que, además de que “para el ladrón
todos son de su condición”, y eso es lo que harían los mandantes de aquella que
pone la cara de piedra ante las cámaras. Me hace acordar una experiencia
espantosa que conocí en una comunidad de una de las parroquias de más dinero de
la Ciudad de Buenos Aires donde las “señoras bien” daban para los pobres ropa
absolutamente inservible, y – en algunos casos – a las que les habían sacado
previamente los botones. Y voy a dejar de lado la comida tirada y la leche
derramada que ellos aplaudieron durante la 125, lo que les quita absolutamente
toda autoridad. Y también voy a dejar de lado la experiencia que todos tenemos al
ir a comprar verduras o frutas (cosa que los mandantes de la señorita
seguramente han olvidado, si es que alguna vez tuvieron esa experiencia) de una
caja donde se depositan las hojas feas de la lechuga, alguna papa en mal estado
y demás desperdicios. Es decir, de la verdura que “nos venden” en negocios también
hay hojas descartables que “ni los chanchos”. En el supermercado (el mismo que
no cumple “ni ahí” la ley de góndolas), se puede ver el carrito con las hojas,
bananas, papas y demás “desperdicios” de lo mismo que nos venden. Dejo de lado
esto que, cualquiera que hace compras conoce.
Me
quiero detener en un simple dato que me fue inspirado por una amiga. Mirando, precisamente,
el bombardeo de falsedad sistemática, de “mercadería podrida” que transmiten
los medios del poder económico repito a Serrat: “si no fueran tan terribles,
darían risa”. Después que se explicara con mucha razonabilidad y seriedad el
proceso de elaboración de las vacunas, de todos modos, Clarín hoy habla de la
Sputnik “envasada en Argentina”. Es casi como poner un tipo o tipa con un
frasquito pasando líquido a otro frasquito. Algo que puede hacer cualquiera,
sin que nos quede claro por qué el laboratorio Gamaleya, entonces, se tomó
tantas precauciones, análisis, chequeos y demás para autorizar a un laboratorio
argentino para hacerlo. ¡Bastaba con limpiar bien los frascos y listo! Nos inundaron con las
“corneas” perdidas. Con el cepo horrible contra los pobrecitos que no pueden
volver. Con el marxismo evidente en la “estatización de la Hidrovía” (sic). Y
son solo unas muestras, un botón (de esos que no se regalan). Es evidente que
hay gente, ¡mucha gente!, que compra verdura podrida día a día, mañana, tarde y
noche en diarios, radios y TV… Hay gente que consume esa mercadería podrida,
esa que “ni los chanchos” … ¿Será que estos simpáticos y nutritivos animalitos
(y que me perdonen mis amigas y amigos judíos) son más inteligentes?
Foto
tomada de https://certifiedhumanelatino.org/bienestar-de-los-cerdos-9-cuidados/
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