O tempora… o mores!
Eduardo de la Serna
Hubo
un tiempo en que muchos esperábamos muy atentos un eventual documento del
Episcopado. Sabíamos que era posible que “algo” pudieran decir. Quizás.
Pero
pasó ese tiempo, pasó la dictadura con bendición eclesiástica, pasaron
documentos y más documentos. Y para muchos, ¡el desencanto!
En
lo personal, hoy, no los aguardo (la palabra esperanza es demasiado importante).
Los leo, sí, pero habitualmente al finalizarlos quedo igual que antes, con
menos tiempo, y, en ocasiones, con un cachito de bronca. Destaco esto, porque
las tres palabras basales de la vida creyente: fe – esperanza – amor lo son
porque se viven en el encuentro con Dios. Ciertamente puedo creerle o no a
alguien, esperar o no alguna cosa, amar más o menos a muchxs, pero “la”
esperanza, en este caso, no está puesta sino en Dios.
Argentina
cumple en este tiempo, 40 años ininterrumpidos de democracia. Al menos así
parece. Y los obispos acaban de publicar un texto (afortunadamente breve) al
respecto.
Los
dos primeros párrafos son una breve descripción populista de algo que todos
podemos ver para luego comenzar el tercero diciendo “no pretendemos ser expertos
en diagnósticos” y a la pregunta ¿qué hicimos con nuestra patria? Se concluye
que “desaprovechamos las posibilidades”.
Fieles
a lo que desde fines de la dictadura – felizmente – viene diciendo el
Episcopado reafirman la importancia de la democracia, señalando que debemos
hacerlo “entre todos” y, aquí, recurre a la “palabra, maldita” y lanatiana, “grieta”
(sic) y señalando “pueblo”. Pero luego dirá – a los que tienen mayores
responsabilidades – que “la gente” necesita propuestas “no inconsistentes” privilegiando
a los “tirados al borde del camino”. La vieja idea de “pueblo” y sin “antipueblo”
– que a lo mejor ayudara – solo figura.
Como
era de esperar, recurren a una cita de Francisco (y ninguna bíblica) y destacan
algunos valores cívicos. Añadiendo, al finalizar, una mirada desde la fe
señalan que Dios “nos quiere tanto” que nos da la fuerza para no bajar los
brazos, ya que somos protagonistas (y bajándolos seríamos “espectadores
fracasados”).
Finalizan
anunciando un pequeño gesto en cada diócesis de visita a un barrio vulnerable.
Creo
que no hay más. Señalo la presencia de un lenguaje llano y asequible, una
actitud que parece de escucha, pero no puedo sino formularme preguntas…
Por
momentos distinguen – creo que razonablemente – los sectores dirigentes del
común del pueblo (dejo de lado el uso de la macrista palabra “gente”). Un cura
amigo me decía “otra vez los dos demonios”, ¡coincido! Pero, la frase “desaprovechamos”
está dicha a todos, no a los sectores de la dirigencia, y no hay ni un mínimo
indicio de quiénes, cómo, cuándo “desaprovechamos” la posibilidad de ser una “Argentina
pujante y feliz”. El endeudamiento externo (que el pueblo ni contrajo ni
disfrutó), ¿no influyó en el desaprovechamiento? Las corridas bancarias con las
que “cuatro vivos” se llevan puesto un país entero ¿no influyeron? Un poder
judicial impúdico que siempre falla en favor de los poderosos ¿tampoco influyó?
Legisladores que no legislan, ¿tampoco? Empresarios remarcadores consuetudinarios
¿acaso? ¿O las señoras que cocinan en el comedor comunitario “Ceferino
Namuncurá” son tan responsables como aquellos en el desaprovechamiento?, ¿o los
vecinos que se reúnen con una cierta periodicidad con gente del municipio en
las Comunidades de base para escuchar y ser escuchados?
Una
de las críticas que hicimos varios curas al fracasado “Diálogo Argentino” en el
2001 fue que el Episcopado se ponía en el medio como una suerte de instancia
impoluta que allí estaba… Y les decíamos que el Episcopado debía “tomar partido”.
No podía ponerse en el medio de banqueros especuladores, agroempresarios
envenenadores por un lado y campesinos o trabajadores por el otro como si nada…
Hoy, remedando aquello, leo un diagnóstico (diagnostiquito, me gustaría
señalar) y luego una especie de papás entristecidos por sus hijos díscolos. Hay
una realidad que nos duele, ciertamente… ¡pero hay responsables!
Lamentablemente, hemos de decir, algunos de estos suelen invitar a obispos a sus
mesas. Mientras sigan ausentes las citas de los profetas, algunos seguiremos
sin aguardar atentos las palabras episcopales.
Imagen
tomada de https://twitter.com/EpiscopadoArg
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