La festiva muerte de un delfín
O el elogio del ombligo
Eduardo
de la Serna
Las noticias informan que en
la costa argentina, mientras los turistas se bañaban para descansar, disfrutar
el verano y apaciguar la ola de calor, uno de ellos “encontró” un pequeño
delfín nadando. ¿Y qué hizo el agraciado? Lo sacó del agua para fotografiarse
con el afortunado animalito, y además permitió compartir su presa con otros
muchos que se alegraban de la suerte que había tenido el delfín de posar para
mil selfies. Dudo que fuera por estar fuera del agua (al fin y al cabo es un
mamífero) sino por el stress y el miedo – no precisamente escénico – y el
animalito murió.
Hasta aquí los datos. Quizás
avergonzado, el poseedor de 5 minutos de fama dijo que el animal ya estaba
muerto al sacarlo del agua sin explicar cómo hacía para mover la cola. Pero lo
cierto es que todo parece indicar que “yo lo encontré, ¡es mío!” En una suerte
de circo brevis ostentaba el cetáceo para que muchos miraran el espectáculo.
Porque – hay que recordarle – si uno pesca se supone que luego comerá lo que
saque del agua y se trata de cadena alimenticia; pero el delfincito nunca formó
parte de la dieta del afamado. No es una pesca, es una perversión. Por lo
menos.
Y recordaba la buena prensa
que tienen las cosas ecológicas o de medio ambiente, y recordaba los aplausos
(salvo de los sectores de poder económico) de la encíclica papal sobre el medio
ambiente (Laudato Si!) y la simpatía que causa hablar de la Pachamama (si hasta
en otro circo brevis el presidente y el gobernador de Jujuy bailaron mostrando
su irrespeto por la cultura indígena… pero no es el primero, y no será el
último acto irrespetuoso de ambos). Hay que cuidar el medio ambiente decía una superficial conductora ostentando tapados de piel.
El delfín parece mi
propiedad privada, yo lo encontré y hago lo que quiero. Como un perrito
abandonado. Al fin y al cabo de propiedad privada se trata. Y ya sabemos desde
el 10 de diciembre que la propiedad privada está por encima de todo. Incluso de
la vida de delfines o personas. Y que lo digan los trabajadores de Cresta Roja,
los mocosos danzantes de la villa 1-11-14 o el perverso protocolo de seguridad
(de seguridad de unos pocos y su propiedad, claro).
El efímero momento de
entretención de la selfie (que por definición “me” pone delante de los demás)
es más importante que una vida. De eso se trata Cambiemos. Eso hemos espectado,
espectadores expectantes de la degradación humana y de otras especies.
Foto tomada de http://www.infonews.com/nota/281779/el-hombre-que-saco-la-polemica-foto-del
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.