Los que “tienen” que morir
Eduardo de la Serna
Como
muchos sabrán, el origen del título remite a una desafortunada (sic) frase del
ex presidente Mauricio Macri a raíz del consejo (sic) que le diera al
presidente Alberto Fernández sobre el manejo de la pandemia y la economía (la
misma que él manejó con efectos devastadores).
Pero
esta frase, ya vieja, me remite al uso del verbo “tener”.
Si
algunos tienen que morir, ¿por qué tienen?, ¿quién dice o en razón de qué
tienen?, ¿ese tener es indefectible o se podría hacer algo para que no tengan? y, en cuyo caso, ¿qué significaría “tienen” con precisión?
Pero
el verbo tener es polisémico, y me permite otros juegos: porque pareciera que
los que morirían son los que “no tienen” (no tienen trabajo, no tienen pan, no
tienen salud, no tienen una vivienda digna). Mientras que, por el contrario,
los que “tienen” son mucho menos propensos a la muerte. Además, que algunos
“tienen” que ir a trabajar (para llevar el pan a sus mesas), con el riesgo de
contagio, mientras otros “no tienen” que hacerlo y manejan todo (o hacen que
otros lo hagan) desde sus reposeras. En ese caso, los primeros tienen la
posibilidad inminente del contagio, mientras los segundos no la tienen.
Y,
puesto que algunos (como el ex presidente, por cierto) fueron responsables
directos en conseguir que muchos “no tengan”, pero además él hizo que “no
tengamos” ministerios de salud, o de ciencia y tecnología, que no tengamos
hospitales, ni trabajo, ni pan ni alegría, la frase “que mueran los que tengan
que morir” además de propia del cinismo, de la empatía cero, de la humanidad congelada,
de la sensibilidad inexistente y la verdad negada que caracterizó y caracteriza
a la Alianza Cambiemos (recuerdo cuando había Radicales “del Pueblo”; ¡hasta a
Balbín le daría vergüenza!) la frase además de revulsiva me resulta indignante.
Él ya decidió durante 4 años quiénes “tenían que morir”, y no me refiero
solamente a los del ARA San Juan, a los muertos por las enfermedades de la
pobreza que volvieron “gracias” a su gestión (indigesta), los que murieron de
hambre o de tristeza, y millones más.
Pero
ya nos acostumbró a decidir él lo que otros “tienen” que “tener”, desde su
mirada de los que “tienen”, y su angurria de “toma todo” mientras “todos (menos
los que tienen) ponen”. Por eso parece que los que “tienen” demasiado no
“tienen” que hacer el aporte para los que “no tienen” … simplemente “se tienen
que morir” para que ocurra lo que ha decidido la mano invisible del destino. No
queda más remedio, parece (que no quedaron remedios lo supimos en su gestión,
además de las miles y miles de vacunas que dejaron vencer y ambulancias
arrumbar).
Y,
me remito, para concluir, a otra desafortunada frase de otro ex presidente (por
lo que sé, con “letra” que le dio un fallecido obispo amigo y cómplice): dijo
Jesús “pobres habrá siempre”. La frase la usaba para destacar que había como un
sino, un destino inamovible contra el cual no se podía luchar. El destino
maneja todo. como estos que “tienen que morir”. No hay políticas, no hay
militancia ni ideas, no hay gestión. Hay cosas que “tienen que” pasar, ¡qué se
le va a hacer! Por lo tanto, dejemos que las cosas sucedan. El destino así lo
quiso y frente al destino, nada se puede, ¿para qué salir, entonces, de mi
reposera?
Foto tomada de https://pulperiaquilapan.com/perinola-tomo-todo/
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