Vacunas y vacunados
Eduardo de la Serna
En tiempos de “infodemia”, en los que se escucha cualquier cosa, se
cree cualquier cosa y se repite cualquier cosa, no resulta extraño vislumbrar
la catarata del odio y el vómito de obscenidades.
Pero, del mismo modo que alguno puede repetir desde la más supina
ignorancia que “se robaron un PBI” sin tener la más mínima idea qué es un PBI y
a cuánto asciende un PBI, se escucha decir que una vacuna puede cambiar el ADN.
Sería interesante una mínima explicación científica de semejante cosa. Digna de
un libro de ficción, o del miedo infantil, al que se parece. Obviamente se
refieren a la vacuna rusa, o eventualmente a la china… las vacunas occidentales
casi, casi, son agua bendita.
Resulta, pareciera, que una vacuna es buena o mala según la produjeran
los que nosotros, con criterios no muy científicos, por cierto, consideramos “buenos
o malos”.
Hace unos años, cuando Casey Wonder, con sus escasos años hablaba
de política, Lanata y Zlotogwiazda lo mandaron a jugar “a la Play” o a ir
a Disney… Parece, para ellos, que la Play o Disney eran asépticos, casi
transparentes. Mientras muchos creíamos y creemos que Disney “vacuna” mentes.
Es lo mismo que creer que un Rambo que se infiltra en territorio enemigo (= soviético)
es algo imaginable y “divertido”, pero pensar un ruso que se “infiltra” en
occidente, es ciencia ficción, ¡y de la mala! Grotesco…
Pareciera, siguiendo ese esquema, que una vacuna alemana, británica,
y ¡¡¡preferentemente!!! yanqui constituyen una garantía de ser químicamente puras,
sin ninguna ideología, sin ninguna mácula, mientras que una vacuna china, rusa o quizás, ¡¡¡horror!!!, cubana, estaría “inficionada” (así nos decían en los 70) de
perversión y aberraciones. Y, pareciera, que la vacuna rusa / china / cubana,
al modificarnos el ADN, nos hará cantar La Internacional en su lengua original,
recitaremos de memoria El manifiesto, y soñaremos ir de vacaciones a la Plaza Roja
(o, eventualmente, a Cuba, pero no a un All Inclusive sino a sacarnos
una foto con el Granma para mandarla a nuestros sobrinos).
Parece que el miedo y la estupidez van tan juntos de la mano que, si
te vacunan el cerebro unos, repetirás hasta el hartazgo la importancia de la
libertad... que eso de “vacuna obligatoria” es digno de los totalitarismos. Mientras
que, si los laboratorios de occidente nos vacunan con su propaganda, no aceptar
la vacuna sería algo digno de la barbarie y el retraso de los que no aceptan
incorporarse al mundo. ¿Vale decir que los que no aceptan la vacuna es porque
ya están vacunados y tienen anticuerpos contra la sensatez?
imagen tomada de http://www.mujeresdeempresa.com/una-leccion-del-tio-rico-sobre-el-dinero/
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