Elogio del rugby
Eduardo de la
Serna
En mi casa se
bebió rugby desde chiquito. Familia oriunda de San Isidro, la capital del rugby.
Mi padre, sus amigos, mis primos, mi hermano y yo, todos jugamos rugby. Más o
menos bien, más o menos mucho, pero jugamos. Y disfrutamos. Y amamos el rugby.
Es un deporte
totalmente de equipo y solidaridad interna; no en vano el Che dijo hace mucho,
que era “una escuela de vida”. Ciertamente lo es. Mi amigo Carlos, que vivió un
tiempo en Nueva Zelanda, me cuenta que allí “el rugby es más popular que el
fútbol; lo juegan los maories. Cuando viví en NZ muy pocos maories jugaban al
fútbol, pero el equipo de rugby estaba lleno de maoríes”. La película sobre Mandela
(más allá de la opinión que nos merezca su ideología) revela el encuentro
post-Apartheid en Sudáfrica y el aporte del rugby al mismo.
En Argentina,
en cambio, me dice un amigo: “El año empezó odiando a los rugbiers y termina
demostrando por qué”. A lo mejor el problema empieza en esa escuela de la que
habla el Che: termina siendo una escuela “privada”. Y no “privada de agua, de
cloacas, de gas…” como la infancia de Maradona, sino privada de sensibilidad,
de empatía, de humanidad. Y ahora corren como en un scrum a borrar los twitters
que demuestran la calaña de la que están hechos.
A lo mejor, tan
macristas ellos, aceptarán que antes de entrar a formar parte de un
representativo nacional se les reviesen las redes sociales, como inauguró su
amado líder, y que no puedan formar parte del mismo los que cometan lo que es a
todas luces un delito del que, es de esperar, el INADI tome notas… y medidas. Si
cierran cuentas de Facebook, Twitter e Instagram por cosas que consideran
inadecuadas, pero estas permanecen y nadie dice nada, algo anda mal. Algo anda
mal en que estos tipos consideren gracioso burlarse de la empleada, de los judíos,
de los negros, de los pobres… cuando nadie se burla de su falta de sinapsis
neuronal.
Pero, insisto,
no tiene la culpa el rugby, pero, sin embargo, no podemos dejar de reconocer
que, si en torno a él se junta toda esta “gente”, un bello deporte se ha
transformado en un auténtico “pozo ciego”.
foto tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Pozo_ciego
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