sábado, 21 de octubre de 2023

Autopercepción y ortodoxia

Autopercepción y ortodoxia

Eduardo de la Serna



Durante décadas y siglos, en nombre de la ortodoxia y la verdad, la “Santa Madre” evaluaba y determinaba quienes sí y quienes no pertenecían a la Iglesia, fuera de la cual no hay salvación. Tiempos inquisitoriales mancharon de sangre el pasado de la no tan santa y menos madre, en estos casos. Con motivo del año 2000, el interminable Juan Pablo II realizó un no totalmente satisfactorio “pedido de perdón” que incluyó estos momentos de nuestro pasado. Por eso no es cosa de reincidir, por lo cual, no seré yo el que afirme que fulano o mengano son o no lo que afirman ser. Es evidente que hay quienes se autoperciben, por ejemplo, católicos, y se manifiestan firmemente convencidos de serlo. Y, siendo, que algunos de ellos están en las antípodas de lo que yo creo y sostengo, queda siempre pendiente la duda.

Recientemente, por ejemplo, tanto el padre como el hijo Benegas Lynch hicieron pública confesión de fe católica. Y, supongo que se han de autopercibir tales; no tengo derecho a presuponer mala fe o mentira.

Don Benegas padre, por ejemplo, hizo una breve reflexión reconociendo a la teología de la liberación como quinta columna en la Iglesia. Mencionó varios elementos, especialmente la centralidad casi divina de la propiedad privada, remitiendo a León XIII. Y, pareciera que súbitamente, surge un papa perverso, Francisco, que relativiza, o hasta niega, tan sagrado dogma. Curiosamente, omite a Juan XXIII, a Pablo VI y a Juan Pablo II, por solo mencionar papados recientes, que sostienen idéntica relativización, omite, además, nada menos que el Catecismo de la Iglesia Católica, y – por supuesto – una innumerable cantidad de Santos Padres de la Iglesia que asumen, como punto de partida, el destino universal de los bienes.

A continuación, tanto padre como hijo, atacan casi como único representante de la Teología de la Liberación a Gustavo Gutiérrez (sería bueno que sepan que hay otros muchos). Pareciera, en los discursos de ambos, que tan nefasto personaje vivía en sombras y tinieblas de mal y pecado hasta que Francisco, marxista encubierto, lo rescató de las puertas del Averno. Quizás ignoren los ignorantes que en pleno 1996 (reinante Juan Pablo II, el mismo papa que afirmó que “en toda propiedad privada grava una hipoteca social” y que en América Latina hay “ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres” [1979]), en Alemania, se realizó un encuentro de teología del que participó el prefecto para la doctrina de la fe, Joseph Ratzinger, y también Gustavo Gutiérrez quien fue alabado por el purpurado… Afirman, además, los censores que, incluso, una de las primeras cosas que Francisco hizo como Papa fue recibirlo en el Vaticano, algo que ni consta ni sería algo demasiado serio ni negativo (Juan Pablo II recibió a Fidel Castro en el Vaticano, por ejemplo). Incluso, al referir a unas citas del libro “Teología de la liberación. Perspectivas” alude exclusivamente a la mirada de Gutiérrez sobre los procesos de liberación en América Latina [cap. 6] (cuando se escribe el libro; porque es sabido que Gutiérrez, una década después, añadió más de 100 páginas a su obra fundacional). Sería falso ignorar, por ejemplo, que como parte de los procesos de liberación la revolución cubana y el foquismo guerrillero fueron importantes. Pero después de este capítulo descriptivo, el siguiente [cap. 7] es “La Iglesia en el proceso de liberación”, y el 8º se denomina “Problemática” (además que se trata de una mirada de la realidad, ya que el aspecto claramente teológico se encuentra en los caps. 9 – 13). Es decir…

Luego, ambos insisten en que el Papa olvida los mandamientos 7º y 10º. Curiosísimo. Después de escuchar hasta el hartazgo que los únicos mandamientos importantes eran el 6º y el 9º, en evidente obsesión sexual, estos defensores de la diosa propiedad recurren – al menos creativamente, hemos de reconocerlo – a otros mandamientos. Dejaremos acá de lado el significado de estos textos del decálogo en su marco original, bastante diversos de como suelen entenderlo (y vale tanto para la obsesión sexual de los primeros como la adoración de la propiedad de los segundos). Curiosamente, pareciera que la idea de Jesús de que todo se resume en el amor a Dios y al prójimo, de que el que ama ha cumplido toda la ley y cosas semejantes del Nuevo Testamento parecen no figurar. El prójimo ha dejado lugar a la propiedad. Curioso “otro” en estos “teólogos”. El Jesús que vino a anunciar “buenas noticias a los pobres” no aparece mencionado en los discursos. Y no parece inocente.

A continuación, y para no abundar, el sedicente católico padre cita textos bíblicos. Precisamente de un modo que nadie lo haría hoy en sana teología… No es una cascada de textos lo que permite vislumbrar o no un determinado tema. Y, para más, al remitir al texto de Mateo 5,3 sobre los “pobres de espíritu” recurre a la Enciclopedia de la Biblia de A. Diez Macho y S. Bartina mal citada. Es sabido que una obra colectiva se cita haciendo referencia al autor, luego al artículo en cuestión, para comenzar la referencia. En este caso, sería R. Koch en el artículo “riqueza”. A continuación, dice que se trata de las páginas 240-241, lo que es falso, ya que se trata de las columnas 239-241 (esta obra está estructurada, como otras, en columnas, no en páginas). Luego afirma que es una obra realizada bajo la supervisión del arzobispo de Barcelona, lo que refiere simplemente al “Imprimatur”. Pero, no deja de ser interesante que esta obra (excelente en su momento) es de ¡1965! Esto me permite recordar que, en la facultad de teología, el profesor Jorge Mejía, en 1977 (a la sazón colaborador en la mencionada Enciclopedia de la Biblia de A. Diez Macho, entre otros nada menos que con el artículo “Éxodo, libro de” tomo III, cols. 370-380) sostenía a sus estudiantes que un texto de más de 25 años de antigüedad, en los estudios bíblicos, debía ser totalmente revisado (y lo decía antes de la existencia de Internet, lo que seguramente invitaría a reducir bastante el número).

En síntesis, no me siento ni con autoridad ni con la convicción de que se debiera decirles a ambos señores que, por más autopercepción de catolicidad que profesen, debieran o bien cambiar de religión o bien de actitudes. En el Nuevo Testamento, tanto Pablo como Juan, por ejemplo, destacan que el discipulado no está dado por el auto-reconocimiento sino por la praxis; Jesús, en Mateo, cuestiona a los fariseos porque no hacen lo que dicen. Pero, si bien no tengo – ni pretendo tener – autoridad para negar la catolicidad de los sujetos en cuestión, creo que, al menos se les podría pedir formación, pedir que no mientan, pedir que lean y estudien. Al fin y al cabo, un tal Jesús, que pareciera tener autoridad para decirlo, dice en el evangelio de Mateo: “No todo el que me diga: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre del cielo” (7:21).

 

Foto tomada de https://www.nationalgeographicla.com/photography/2018/08/leones-ferocidad-y-belleza-en-primer-plano

1 comentario:

Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.