domingo, 15 de octubre de 2023

La confianza es dinámica con los latidos del amor

 

La confianza es dinámica con los latidos del amor

(a partir de la exhortación del papa Francisco sobre Teresa de Lisieux, 15 de octubre 2023)

Eduardo de la Serna



Hace ya varias semanas, el Papa Francisco había anunciado un escrito sobre Teresa de Lisieux (popularmente, Santa Teresita). El motivo era triple: Se conmemoran 150 años de su nacimiento (2 de enero 1873), 100 años de su beatificación (29 de abril de 1923) y el reconocimiento de Teresa por la UNESCO a conmemorarla el bienio 2022-2023.

La exhortación apostólica, hecha pública hoy, día de Santa Teresa de Ávila lleva por título (en francés) “C’est la confiance” frase medular del camino seguido y propuesto por Teresa.

El texto es breve, por lo que no tiene sentido resumirla ni siquiera comentarla. Sólo una sencilla presentación:

1.    Jesús para los demás

2.    El caminito de Confianza y amor

3.    Seré el amor

4.    En el corazón del Evangelio

Estos son los apartados que señala. En el #52 (anteúltimo) destaca aspectos de la actualidad de Teresa. Sin duda podrían señalarse otros más (por ejemplo, y puesto que en el texto comenta la falta de mérito de Teresa y su insistencia en ello [17. 18-22] podría haber cuestionado los planteos de “meritocracia” como lo hizo recientemente en Laudate Deum 32). Pero me permito simplemente señalar:

Interesante el planteo (que creo cierto) de que como ocurre con Francisco de Asís, Teresa (= Teresita) es amada incluso por no cristianos y no creyentes (#4).

Importante distinguir su doctorado como uno “de síntesis” a diferencia de otros teólogos, como Tomás de Aquino (#47.49).

Siempre es bueno recordar que el paradigma de “el” teólogo en la Iglesia no debieran ser Tomás, Agustín o Anselmo (¡grandes, por cierto!) sino “Jesús de Nazaret”, que no teologizó desde un escritorio sino desde los caminos, que no aprendió leyendo libros sino mirando “las aves del cielo y los lirios del campo” y de un encuentro con Dios de “corazón a corazón” que provocaron la sorpresa “¿de dónde le viene esta sabiduría?”

En tiempos de ateísmo, nos enseña a mirar la realidad como una mística “de ojos abiertos” y se muestra sentada “en la mesa de los pecadores”.

Y quizás, en estos tiempos eclesiásticos, de tanta “moralidad”, tantos “dedos acusadores”, tantas “dubia-que-no-son-dubia” Teresa nos enseña a ir nada menos que a lo fundamental, al “corazón”, a mirar a Jesús, a confiar. A amar.

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Algunas notas críticas, muy menores, al texto de Francisco sobre Teresa

Señalo, para empezar, dos cosas muy marginales:

Habla de la “reforma del Carmelo” (#4); ya he señalado en otras ocasiones que creo que es una lectura falsa hablar de “reforma”. Teresa fue fundadora, no “reformadora”. Sería más preciso hablar sencillamente de “fruto maduro del Carmelo Teresiano (o descalzo)”.

Habla de “novia” y “novio” del Cantar de los Cantares (# 11) cosa que ninguna lectura crítica contemporánea del Cantar haría. Es más preciso hablar de “amada” y “amado”, o términos semejantes.

En # 35 afirma que “Al final de la Historia de un alma, Teresita nos regaló su Ofrenda como víctima de holocausto al amor misericordioso de Dios”. No es exacto. Por un lado, porque, es sabido, Teresa no “compone” “Historia de un Alma” sino que fue recopilada después de muerta, pero, además, el Acto de Ofrenda es del 9 de junio de 1895, y los manuscritos “B” y “C”, que forman parte de Historia de un Alma, son claramente posteriores (1896 y 1897).

Cuando hace referencia a la crisis de fe, a la “noche oscura” de Teresa (# 25-27) pareciera que podría sacar mucho más provecho. Teresa alude a los no creyentes de su tiempo y – a partir de esa, su crisis – se siente, con ellos, sentada en “esta mesa repleta de amargura, donde comen los pobres pecadores” (MsC 6rº). Pero ese ateísmo incipiente (aunque Francisco hable de fines del s. XIX como la “edad de oro” del ateísmo moderno, #25) ciertamente hoy tiene una presencia mucho mayor y universal, y – especialmente por la intención manifiesta de mostrar aportes de Teresa para nuestro tiempo – quizás hubiera sido conveniente.

Una nota… el texto parece hecho en base a la edición castellana de las “Obras Completas” de Monte Carmelo 2006. Ahora bien, es evidente que Teresa escribe en francés. La traducción usada por el Papa dice: «La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al Amor» (es cita de la carta de Teresa a María del Sagrado Corazón del 17 de septiembre de 1896, carta 197), pero – y el texto en francés está expresamente citado al comienzo de la Exhortación – dice «C’est la confiance et rien que la confiance qui doit nous conduire à l'Amour». Doit no es “puede” sino “debe” (la edición de Monte Carmelo de 1980, con diferente numeración [carta 176], dice “debe”; ya la edición de 1996 dice “puede”). No es lo mismo que la confianza nos “puede conducir al Amor” (con mayúscula) que afirmar que la confianza nos “debe conducir al Amor”. Señalo que, en otras cartas de la misma época, la traducción donde dice “doit” traduce “debe” o semejante (por ejemplo, en carta 200, donde dice “Son arme doit être «La Charité»” la traducción dice “su arma debe ser «la caridad»”. Es posible que en el texto citado la diferencia no sea importante: decir que la confianza “debe” conducirnos al amor no se refiere al “deber” sino al camino que conduce a, y, en este caso, el único camino, y, en ese sentido es que “puede” porque no hay otro camino posible. Solo una precisión, seguramente menor [en la página web del Vaticano, las diferentes traducciones dicen: Alemán: “soll”; Inglés: “must lead”; Italiano: “che debe”; Portugués: “tem”].

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