miércoles, 16 de marzo de 2016

Los cambios de Cambiemos

Los cambios de Cambiemos

Eduardo de la Serna



Llegamos a los 100 días en los que Mauricio Macri está a cargo del gobierno en la república Argentina. Como curas en opción por los pobres hemos hecho llegar a la opinión pública nuestra evaluación en una serie de cartas al pueblo de Dios, aunque nuestra voz no tenga hoy la repercusión de antes por el “apagón informativo” que padecemos.

Sumado a lo allí dicho, quisiera decirlo aquí con mis palabras. El gobierno logró el triunfo – no por legítimo menos lamentable – haciendo referencia a la necesidad de un “cambio”. Como tantas cosas del oficialismo, palabras dichas en un sentido hueco que significan lo que el oyente quiere escuchar. Pues estos son algunos de los cambios que yo hoy puedo señalar:

De patria sí, colonia no al perfume o la colonia francesa. De la celebración del desendeudamiento, del rechazo al FMI, y el repudio a los que han llamado “fondos buitre”, y yo he preferido “fondos vinchuca”, hemos pasado a la sanción en cámara de diputados de la derogación de dos leyes soberanas a “pedido” (= orden) de un juez municipal de Nueva York. La sumisión genuflexa (o muy bien adornada) de tantos y tantas diputadas quedó patéticamente manifestada en la frase de la diputada “socialista” (sic) Alicia Ciciliani (Santa Fe) afirmando que “es como comprar perfume francés y no pagarlo”. Resulta curioso que algunos dizque kirchneristas votaran a favor de la derogación de las leyes. El más patético es el caso de Maurice Closs, quien hubiera sido ministro de turismo de Daniel Scioli (y no es el único de los sciolistas que manifestó su acuerdo con la derogación). Es evidente el ahorque económico de muchas provincias (y la utilización del mismo por el gobierno nacional para lograr votos), pero resulta notable la afirmación del diputado: “que me digan ‘traidor’ me afecta menos que un pellizco”, con lo que no deja claro si se trata de convicciones o de sadismo. Tengo mi opinión.

De la Patria es el otro a la patria es del otro. Quizás una de las frases mejor logradas de Cristina (y hubo muchas) fue recordarnos el sentido comunitario de la patria (y “matria”). La solidaridad, el rechazo al individualismo egoísta está en la raíz misma de la frase. Hoy hemos cambiado a una mirada donde los CEOs de decenas de empresas, transnacionales y bancos son los dueños de la patria en la que hacen y deshacen a su antojo y mirando sólo sus propios intereses o los de sus mandantes. El “otro”, y en especial el débil, el sobrante, el excluido… el pobre no entra en el horizonte de una patria devoradora de sus hijos.

De la gloriosa JP a la maravillosa JP Morgan. En la misma dirección llamó la atención la emergencia de una juventud que quiso hacerse ver y escuchar y salió a las calles. Una juventud, mayoritariamente de clase media (quizás ahí haya una debilidad que deba ser reparada), que fue maltratada y estigmatizada por la prensa antes hegemónica, hoy casi monopólica. Esa Juventud Peronista fue reemplazada por la casi omnipresencia de la banca JP Morgan en diferentes estamentos de manejo del poder, comenzando por el ministerio de Hacienda hasta llegar a YPF. Si ayer se decía que el estado era “el aguantadero de la Cámpora” (Macri dixit… o mejor “a Macri le dijeron que lo diga”) hoy es el aguantadero de la nueva JP… Morgan (como el pirata, casualmente).

De la política en los barrios a la política en los barrios privados y countries. La política se podía palpar en los barrios. No la militancia, que ya señalé es debilidad en su ausencia, pero sí en lo cotidiano, desde los precios cuidados al procrear, desde las más de mil escuelas hasta las universidades, desde la AUH hasta las jubilaciones hasta ayer universales por moratoria. Hoy hemos cambiado, y han bajado los impuestos a los autos de alta gama y el champagne, aumentado los boletos de avión y el dólar, la carne y la luz. Si hasta el ministro de transporte llega a su country en el helicóptero presidencial… Ahora podemos comprar dos millones de dólares por mes y recibir en el domicilio las compras hechas por internet en el exterior. Pero desde un country no se ve el “afuera”, y a lo mejor así entiendan la “pobreza cero”. ¡No se ve! ¡No existe!

Se podría decir mucho más… ¡pero muchísimo más! Me parece que esto es explicativo del cambio de Cambiemos. Podemos decir que una vez más hemos sido derrotados. Y, ojalá, una vez más podamos levantarnos. Y volver.


Queda una pregunta… en todo esto: el pueblo, ¿dónde está? Esa vieja pregunta fue trabajada maravillosamente por los queridos curas del Tercer Mundo de Capital en el año 1974. Trabajo que hoy habría que pensar, repensar y reformular, por cierto. Se ha dicho que “el kirchnerismo es la máxima izquierda que la sociedad argentina puede soportar”. Y es posible que así sea. En general hay mucha derecha en la sociedad, y por eso es comprensible (y lamentable) que ganen elecciones Bussi, Rico, Patti y tantos otros.  Pero también es cierto que “el pueblo” tiene su lenguaje, sus símbolos, sus proyectos que los ilustrados muchas veces no podemos captar. Y toca mirar, leer, y quizás esperar. En lo personal, aunque no entienda y no comparta, no juzgo a los sectores populares que votaron a Cambiemos (como ayer al menemismo), pero sí me cuesta aceptar, entender y no responsabilizar o culpabilizar a los que yo entiendo responsables  o culpables de que hoy Macri sea el CEO de la República. Por lo menos creo que muchos y muchas no supieron o no quisieron ver que eran una pieza en el juego, o “le hacían el juego”, a los que desde hace por lo menos 8 años empezaron un paciente, sistemático, persistente y perverso trabajo de zapa para socavar, perforar, desacreditar el gobierno anterior para que tengamos “este cambio”. Y se me dirá que había corrupción y cientos de miles de cosas intolerables. Y coincido que lo eran. Pero creo que esas cosas deben cambiarse desde adentro, y no permitiendo que la “antipolítica”, la política en manos de “técnicos” supuestamente impolutos, y en la realidad tan o más corruptos que los anteriores (a menos que se crea que el megacanje, por ejemplo, o la compra-venta de votos buitres no son corrupción) tenga las “riendas de la patria”. Porque riendas y látigo se parece a una “patria” de “patrones” y no de “padres, madres, hermanas y hermanos”. Y ese cambio no lo quiero; 100 días sin ni una sola medida en favor de los pobres ya es demasiado. 

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