martes, 12 de julio de 2016

Encuentro en Saltillo. Crónicas

Encuentro en Saltillo. Crónicas

Eduardo de la Serna



Estamos en Saltillo, México, para acompañar a curas y comunidades en nuestra reflexión.

Es interesante lo que está ocurriendo en muchos estados con los maestros. Hay, en muchas zonas y regiones, bloqueos, piquetes y paros a raíz de las reformas que está encarando el Estado. Con el argumento de la “educación de excelencia” se pretende – nos dicen – una educación apta para el modelo neoliberal. Gente preparada para el sistema (y mal remunerada, además). Es interesante, por ejemplo, que en el norte están las empresas automovilísticas, que brindan ese tal “empleo de calidad”, pero por lo que nos dicen, gana más un lavacopas en los EEUU que un trabajador en estas empresas; esto, y la crisis de los precios del petróleo, ha hecho que las remesas (el dinero que envían a sus familiares los que residen, legal o ilegalmente en EEUU) se ha constituido en la principal fuente de ingresos del país, algo que ya ocurre en Centroamérica. Los maestros (en el principio empezaron en los estados del Sur, Guerrero, Oaxaca, Chiapas…) resisten la reforma por tener una mirada crítica. Esto implicó represión y violencia. Hace unos días murieron entre 8 y 15 maestros y militantes a los que se suman varios desaparecidos, el ejército amedrentando la población y prohibiendo que los hospitales atiendan heridos civiles…

Muchos ven esto como una crisis (¿terminal?) del PRI, el partido de gobierno, algo que empezó con la matanza de estudiantes en 1968 en Tlatelolco, y en el presente tuvo su punto de partida en los 43 desaparecidos en Ayotzinapa. El gobierno les ha dado un ultimátum, los maestros no lo han aceptado y el clima y la resistencia no es algo que invite a pensar – al menos en lo inmediato – en una solución pacífica. Claro que cuanto más demore ésta en llegar más parece afectar al PRI favoreciendo por derecha al PAN y por izquierda a MORENA (López Obrador). El tema está en plena ebullición.

Llegados a Saltillo empezamos hoy la semana y ya nos encontramos con una serie de desafíos y elementos que nos conmueven.

Como el tema eje es la misericordia empezamos preguntando quienes son en concreto los “míseros”, las víctimas concretas. Porque la realidad tiene elementos comunes, pero también rostros concretos en las víctimas.

Y lo primero que dijeron, antes casi de empezar es “hoy a la mañana aparecieron dos asesinados en las puertas del seminario” (donde nos estamos reuniendo). Es decir, dos ejecutados y dejados a la vista de todos como escarmiento. “Para que aprendan”.

El tema del “narco”, que ya ha diversificado sus fuentes de ingresos, es serio. Pero en regiones como Saltillo no se ve la presencia de los carteles de la droga (de Juárez, de Sinaloa, el Chapo Guzmán, etc) sino de bandas criminales (los Zetas) que se constituyen en una suerte de estado paralelo, tan o mejor armado que la policía hacen mucho dinero cobrando “peajes”. Es decir, si alguien abre un negocio le cobran impuestos, pero a su vez le garantizan seguridad y cuidado. Si alguien se reusara a pagar, por ejemplo, es probable que su cadáver o el de algún familiar aparezca, por ejemplo, en la puerta del Seminario a modo de escarmiento. Incluso es frecuente que ellos mismos, desde un lugar lejano y desde un teléfono público hablen a la policía para que se sepa bien lo que ocurre.

Saltillo, además, es el lugar de llegada de los migrantes que han logrado atravesar el territorio mexicano y desde acá dirigirse a los EEUU por distintos caminos (California, Texas, etc…). Acá entran en escena los “coyotes”, es decir personas que – previo y suculento pago – ayudan a cruzar la frontera (o eso prometen, previo suculento pago). Las bandas criminales, en cambio, se dedican al secuestro de estos para el trabajo esclavo. Ante la crisis del empleo, por ejemplo, es normal que muchos jóvenes acepten trabajar en estas bandas (sabiendo que su vida no sobrepasará los 3 años). Nos decían que un sicario suele cobrar unos U$A 20 por un asesinato. Es en este contexto donde surge un nuevo elemento, importante en el presente mexicano: los desaparecidos, que oficialmente se habla de unos 33.000 desde el 2005 (en realidad es sabido que el número es mucho mayor ya que estos son simplemente los denunciados y los que el gobierno reconoce como tales).
El tema indígena no es un tema presente en el Norte, aunque la realidad migrante hace que empiece a visibilizarse. Dos temas son la causa, aparentemente: las comunidades indígenas del sur fueron mucho más organizadas y estructuradas mientras que las del norte fueron nómadas, y además, las del norte se configuraron en torno al trigo, mientras que las del sur y toda Mesoamérica lo hicieron en torno al maíz.

Valga esto como primera mirada.

Salvando las noches, en que no nos dejaron solos y teníamos invitación a cenar cada día, no salimos del Seminario. Por las mañanas el encuentro con curas (muy pocos, incluso ninguno algún día) y seminaristas y con laicos (unos 80, aunque variante) por las tardes.

Saltillo es comienzo del desierto que va hacia el norte y penetra los EEUU (peligrosísimo, por lo tanto, para los migrantes dejados a su suerte por coyotes que parecen humanos). El seminario ahora tiene un paredón – reciente – pero nos contaban que antes era muy frecuente ver por las noches serpientes de cascabel, correcaminos y coyotes (propio como en los dibujitos animados). De hecho, en una de las casas donde cenamos uno de los perros tenía un buen tajo en la cara fruto de una cascabel.

Nuestro encuentro lo dividimos en tres partes siguiendo el ver (lunes y martes), juzgar (miércoles y jueves) y actuar (viernes). Tratamos de centrar todo en la misericordia, como dije, así que el primer día lo centramos en los “míseros” (las víctimas) hacia los que debe tender nuestro corazón (miseri-cordis) y el segundo, la pregunta si la fe y/o las organizaciones populares juegan algún rol en o ante estas víctimas. El tema de la religiosidad popular, por ejemplo lo planteamos bastante (especialmente planteado como “verdadera fe del pueblo”). Pero nos parece que no logramos entendernos. Sin duda México es un pueblo de enorme religiosidad popular (basta con pensar en la virgen de Guadalupe), pero nos parece que los laicos ilustrados y los curas no lo valoran debidamente. Quizás es algo muy distinto a lo que vimos en el sur donde la valorización de las culturas (indígenas) implica a su vez valorar sus manifestaciones religiosas.

El miércoles y el jueves fue un poco más teológico (centrado en Jesús el miércoles y en la Iglesia el jueves) deteniéndonos en el Jesús histórico y lo subversivo del sacerdocio de Jesús por un lado, y en la Iglesia supeditada al reino y con responsabilidad “samaritana” por el otro.

El viernes quisimos contarles nuestro accionar en el grupo de curas opp y la continuidad con el Movimiento de sacerdotes para el Tercer mundo. Y a modo de ejemplo Jorge se detuvo en el caso de Pancho Soares, el cura asesinado en Carupá (diócesis de San Isidro) el 13 de febrero de 1976. Un cura y asesinato negado por el Poder Judicial y por la Iglesia. Con esto quisimos animar a las organizaciones. Es notable que – obviamente influidos por una jerarquía eclesiástica sumamente conservadora – no hubo memoria, cuando preguntamos, de mártires contemporáneos. Se remitían a la guerra cristera (1926 a 1929, es decir, matados por gobiernos “ateos”), y se negaron los matados por la justicia, la verdad y la paz. Pudimos recuperar, al menos, los mártires de Acteal (22 de diciembre de 1997). La idea era mostrar a los mártires como un hacia dónde deberíamos dirigirnos, viendo a los mártires como una palabra de Dios para nosotros en el aquí y ahora.

Por lo que nos dijeron y las manifestaciones que pudimos recibir quedaron sumamente contentos (incluso nos pidieron volver).

En lo personal reconozco que con Jorge y Roberto pudimos formar un muy buen equipo en el que cada uno aportó lo suyo en orden a un “producto” que me pareció acabado. Yo decía, irónicamente, que con que a tres o cuatro personas se les movieran las estructuras me daba por satisfecho. La sensación es que el objetivo quedó cumplido. Afuera, coyotes y correcaminos hacían las suyas, y otros coyotes y otras serpientes hacían de las suyas a la espera de que nadie recoja las banderas de la justicia y la paz que, movidos por la fe y la guía guadalupana, ponga fin a la violencia y la impunidad y dé alas de quetzal al sueño de Jesús de una Patria Grande de hermanas, de hermanos, ¡de vida!



 fotos tomadas de www.taringa.net y de cgnauta.blogspot.com

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