lunes, 13 de marzo de 2017

Una dictadura

Una dictadura


Eduardo de la Serna




Mirando con atención la dictadura cívico-eclesiástico-militar (1976-1983), el primer paso (aunque quizás ni siquiera fue el primero) fue la ruptura del orden institucional, lo que se llamó el “golpe”. Pero luego, el “gobierno” se caracterizó por una serie de cosas muy significativas:

Política Económica. Muchos creemos que acá radica el origen del “golpe”. Lo que se quiso fue instaurar un modelo económico, algo que no se podía hacer sin violencia. La política de Martínez de Hoz se caracterizó por acrecentar la deuda externa, abrir las importaciones, destruir el aparato productivo nacional, generalizó el IVA y – obviamente – creció notablemente la pobreza. El FMI y el BM eran los que manejaban la política económica nacional.

Política Internacional. Se acrecentó la relación con los EEUU hasta el punto de salir de los “Países no alineados”. En un delirio característico, cuando Galtieri declara la guerra de Malvinas confiaba en que obtendría el apoyo de los EEUU del que se consideraba “niño mimado”. La participación de la Argentina en los movimientos represivos y paramilitares en Nicaragua, el Salvador y otros era una suerte de “lugar común”.

Políticas sociales. El empobrecimiento generalizado se caracterizó, además, por una sospecha sistemática de todos los movimientos sociales. Trabajar en grupos de este tipo era estar seguro en “listas” y correr el riesgo de desaparecer.

Represión. Ciertamente es el tema por el que la dictadura se ha caracterizado internacionalmente. La desaparición sistemática de personas, la apropiación de niños, la tortura, violaciones, robos, secuestros eran habituales. El aparato represivo era evidente. No se podía salir sin documentos, eran habituales las razzias en esquinas o colectivos. La militarización de la sociedad fue característica.

Sindicatos. La desaparición de sindicalistas (algo negado por Jorge Triacca y Ramón Baldassini en el juicio a las juntas) llevó a que el sindicalismo callara durante la dictadura. Hasta que empezaron a aparecer síntomas de debilidad (30 de marzo de 1982) no hubo manifestaciones sindicales importantes.

Leyes. Cerrado el Congreso se instauró la CAL (Comisión de Asesoramiento Legislativo) formado por miembros de las FFAA. Ellos generaban las leyes que luego el presidente promulgaría. La división de poderes es una característica de las democracias modernas. No la había.

Poder Judicial. El otro poder también fue brutalmente intervenido. Los jueces fueron cesanteados, o confirmados “Los magistrados y funcionarios que se designen y los que sean confirmados, deberán prestar juramento de acatamiento a los objetivos básicos fijados por la Junta Militar, Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional y la Constitución Nacional en tanto no se oponga a aquella", establecía el artículo 5 de la Ley 21.258”.

Medios de Comunicación. Los medios audiovisuales estaban intervenidos por las tres fuerzas, no así los periódicos aunque fueron claramente funcionales al “Gobierno”, especialmente luego que – los principales – fueron favorecidos por la entrega ilegal de la única fábrica de Papel Prensa. Una prensa cómplice (aunque hay que decir que lo fue desde antes del “Golpe” creando un clima favorable a este).

Relación con los Empresarios. Los empresarios fueron parte importante en la generación del golpe. Un intenso desabastecimiento fue significativo para crear malestar en la población. En especial las grandes empresas y la Sociedad Rural y sus “aliados” no sólo fueron los instigadores, sino los gestores de la Dictadura (por eso lo de “cívico”). No son pocas las empresas donde los empresarios señalaban a las fuerzas represivas los sindicalistas y trabajadores “subversivos” para que estos desaparecieran. Los casos de Ingenio Ledesma, Mercedes Benz, Ford, Saiar, y los astilleros de Tigre como es el caso de Astarsa, entre otros son ciertamente indicio de la complicidad.

Relación con la Institución eclesial. La (mal llamada) “Iglesia” bendijo – en general – la dictadura. Fueron contados los obispos con actitudes proféticas no solamente ante la violencia represiva y los desaparecidos sino también ante el empobrecimiento creciente. El silencio eclesial (hasta el extremo de callar el asesinato de hermanos obispos) resulta un “grito que clama al cielo”, y un escándalo a los pequeños y a todos los bautizados (y no) de buena voluntad.

Mirando las “políticas” de la dictadura, no es difícil notar que muchas de ellas continuaron durante el menemismo. Martínez de Hoz había señalado que necesitaba 10 años para poder implementar un “modelo”. No lo logró, pero fue continuado económicamente durante el menemismo, con sindicalistas cómplices, “relaciones carnales” con EEUU, complicidad con los MCS (a cambio de regalos como la TV a Clarín), una “mayoría automática” en la Corte Suprema de Justicia, el recurso frecuente a “Decretos de Necesidad y Urgencia” saltando el Congreso, la complicidad empresarial y eclesiástica (particularmente con la curia vaticana).

Y mirando hoy la “Nueva Alianza” no es difícil ver una misma línea ideológica: la represión está a la orden del día, volvieron los camiones hidrantes, los francotiradores en las terrazas, las cámaras y filmaciones, se piden documentos y se hacen razzias (especialmente entre los pobres), el presidente no puede ir a ningún lado sin que todo esté vallado, el sindicalismo cómplice resultó evidente en la marcha del pasado 7 de marzo, la complicidad de los MCS (y favorecerlos como se hizo regalando a Clarín el acceso a 4G entre otras muchas cosas), una justicia cómplice, un empresariado aliado, una “Iglesia” callada, un poder legislativo “comprado” o “carpeteado”, la casi ruptura de las instancias latinoamericanas como el Mercosur o la Unasur y la “vuelta al mundo” que significa “sumisión” a los poderes, una economía sometida, endeudamiento, importaciones, pago a los fondos buitre, fuga de capitales, favorecimiento a los ricos y empobrecimiento y desocupación sistemáticas, la existencia de “presos políticos”...

En síntesis, y quedaría mucho por decir, me hago una pregunta… Dejando de lado que el gobierno (como el menemismo) accedió al poder legítimamente (a menos que la mentira constante – que caracterizó la campaña, y caracteriza toda comunicación del gobierno – se considere algo ilegítimo, cosa que tendería a creer que lo es), me pregunto ¿en qué se diferencia este gobierno de una dictadura? No espero respuesta de la nonagenaria de los almuerzos para la que era una dictadura la división de poderes, la prensa independiente y la economía al servicio de los trabajadores (aunque faltaba mucho, sin duda) del pasado gobierno, ni la espero de los “cacerolos” de teflón. Pero no me parecería innecesario un buen debate sobre el tema…nos merecemos, me parece, una respuesta.



Fotos tomadas de http://www.taringa.net/posts/info/19487281/Dictadura-Militar-Argentina-1976-1981.html y de http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/03/09/argentina-denuncian-brutal-razzia-policial-despues-de-la-marcha-de-mujeres/

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