martes, 5 de marzo de 2019

Midas, con "M" de Macri


Midas, con “M” de Macri

Eduardo de la Serna



En el mismo período en que los asirios dominaban la región, Israel era destruida y sus habitantes exiliados, en Frigia gobernaba Midas. La riqueza de la región llevó a los griegos a imaginar intervenciones divinas en tanta prosperidad:

Herodoto de Halicarnaso (Historia I,14.3) reconoce que Midas, se sentaba para impartir justicia en un lugar (Giges) donde abundaban el oro y la plata y había sido el primer bárbaro en consagrar el trono real en Delfos. En lo que eran sus jardines florecen unas rosas como ninguna otra, de sesenta pétalos y de un aroma insuperable (VIII,138.2).

Pausanias le atribuye la fundación de Ancira, y afirma que depositó en el santuario de Zeus una vieja áncora y una fuente de cuya agua, mezclada con vino Midas cazó al Sileno (Descripción de Grecia, I,4.5).

En las Fábulas de Cayo Julio Higinio, la fábula 191 está dedicada al “Rey Midas”. Es tenido por hijo de la diosa Cibele, que tenía su santuario en Frigia, de donde Midas fue rey. Él tiene un conflicto con el rey vecino, Tmolo, a causa de un concurso de flauta en el que reconoce perdedor al Dios Apolo a quien Tmolo había reconocido triunfador, por lo cual el dios lo castiga y le crecen las orejas, como a un asno. En otra ocasión, Midas recibe hospitalariamente a uno de la comitiva de Liber (Dios de la fecundidad y el vino) que agradecido le concede lo que deseara. Lo que Midas pide es que todo lo que tocara se convirtiera en oro. El problema es que no podía comer oro. Cuando, hambriento, le pide a Liber que le quitara el don, lo manda a bañarse al río Pactolo, el cual, en cuanto el rey se introduce sus aguas, se tornan doradas. Y aquí termina la fábula.

Aristóteles lo tiene en cuenta:

Sin embargo, otras veces hay la opinión de que el dinero es algo insignificante y completamente convencional, y nada por naturaleza, porque si los que lo usan cambian las normas convencionales, no vale nada ni es útil para nada de lo necesario, y siendo rico en dinero, muchas veces se carece del alimento necesario. Ciertamente extraña es esta riqueza en cuya abundancia se muere de hambre, como cuentan en el mito de aquel Midas, quien, por su insaciable deseo, convertía en oro todo lo que tocaba. (Política I, 1257b)

Quizás nuestro monarca debiera informarse (o mejor, debieran informarle sus adulones): el oro no se come; quién no puede llevar comida a su estómago, muere de hambre. El oro no es todo. Imaginemos, por ejemplo, cuando esté preso en cárcel común y efectiva, que a la hora del almuerzo (o del five o’clock tea, para la imagen es lo mismo) le llevaran algunos de sus dólares de Panamá o Bahamas. Es posible que, en su propio beneficio, (crea que) lo que toca se transforma en oro, y es posible que muchas cosas las consiga gracias a eso (como la libertad en caso de un secuestro, si es verdad que lo fue. “En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso”, decía mi abuelo), pero hay algunas cositas que – parece – al decir de los griegos, se complicarían.

Imaginemos esa prisión. Imaginemos que, entonces, ahora Julianita diga que da por terminado el contrato de ficción que los unía. “Money can’t buy me love” cantaban Los Beatles (el dinero no puede comprarme amor). Podrá alquilar una compañía (o acompañante) pero ¿asegurarla? A Seguro lo llevaron preso, dice el refrán popular. Imagino, nomás.

Es verdad que un citoyenne du monde (Huy, perdón, cierto que no pasaste de “Je suis”, vos mismo lo dijiste al presidente francés en mejor autocrítica que la de tu vicepresidenta), un cittadino del mondo (esa sí la sabés, sos ciudadano, y hasta tenés casita ahí... por si las mosca, ¿vio?) no necesita vivir en sudacalandia cuando termine su mandato, pero ¡ojo!, que no te pase lo de Fujimorí ¿te acordás? Quiso viajar y lo encanaron. Ahí está, pobrecito él, su alma y su amado cardenal llorándolo. Bueno, y Keiko, pero es otro tema.

La cosa es simple… te sugiero que leas la historia de Midas (hay versiones para niños). Nunca es tarde. Y no sólo por vos, sobre todo por “la gente” (¿te acordás cuando hablabas de “la gente”?). Hay unos cuantos con hambre por ahí. Y como decía un señor de mi barrio: por acá, es más probable ver un jaguar caminando que un jaguar de papel.


Dibujo tomado de https://www.ecured.cu/Rey_Midas

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