martes, 18 de diciembre de 2018

Comentario adviento 4C

La felicidad de la madre de Jesús por ser verdadera discípula

DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO - “C”

Eduardo de la Serna


Lectura de la profecía de Miqueas     5, 1-4a

Resumen: en tiempos de desolación y abandono surge la profecía de que habrá un rey semejante a David que será fiel a Dios y fiel al pueblo con lo cual sobre todos habrá felicidad y paz.


El texto de Miqueas es sumamente complejo de presentar (y también de delimitar). Quizás en v.4 empiece una nueva parte. Una pequeña localidad, en este caso Belén, es enaltecida. Es cierto que fue lugar del nacimiento de David, pero no por eso era importante. Es probable que el profeta esté pensando en una vuelta a los orígenes, a los tiempos ideales del pasado. De allí la referencia precisamente al rey ideal (algo semejante se encuentra en Is 11,1-5: “tronco de Jesé”). A ese “pasado” y “tiempo inmemorial” se refiere. 

Es jefe pero ideal: se remite a Dios (“me nacerá”) pero en función de su pueblo (“gobernar a Israel”). Esto lo hará con “la fuerza del Señor”, en su nombre. Es importante recordar que el verdadero y único rey en Israel es y debe ser Dios. El rey debe procurar hacer la voluntad de Dios. Si no fuera así, sería un rey “como los de los demás pueblos”. Sencillamente se destaca que “pastoreará” como idealmente se supone que hizo David.

Es muy probable que este texto sea de tiempos posteriores al exilio cuando ya no hay rey en Israel y se espera uno ideal (lo que poco después se llamará un “mesías”). Dios será el pastor, su pueblo no andará desorientado. Pero Dios cuenta con mediaciones humanas para la realización de su voluntad. Este rey será un ejemplo. 

Pero la demora en la concreción de esta profecía motivó el añadido del v.2 haciendo referencia al “cuando” haciendo alusión a una embarazada (¿Jerusalén?) y la vuelta de los hermanos (¿del destierro?). El pueblo no ha de temer, el rey por venir será garante de tranquilidad y felicidad. De “paz” (shalom).


Lectura de la carta a los Hebreos     10, 5-10

Resumen: coherentemente con otros textos del AT y releyendo el Salmo 40 puesto aquí en boca de Cristo, la carta destaca que la verdadera ofrenda de Cristo es la realización de la voluntad de Dios.


Luego de haber comentado, en una profunda lectura espiritual del AT, textos aplicados a Cristo para destacar una cristología sacerdotal, llegando al final de la carta comenta la ofrenda de Cristo. Para ello hace una lectura del salmo 40.

Sal 40:7-9
Heb 10,5-7
Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas, dije entonces: Heme aquí, que vengo. Se me ha prescrito en el rollo del libro hacer tu voluntad. Oh Dios mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser.
Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije: ¡He aquí que vengo – pues de mí está escrito en el rollo del libro – a hacer, oh Dios, tu voluntad!

Es un clásico en la Biblia señalar que Dios quiere la realización de su voluntad, no los sacrificios y holocaustos (ver Is 1,11-13; Jer 6,20; 7,22; Miq 6,6-8). La apertura del oído se ha transformado, en el griego, en “formar un cuerpo”. Siendo que el Cristo el que habla se refiere, evidentemente a lo que llamamos la “encarnación” (Heb 2,14) y su obediencia (5,8-9) dadora de vida. Releyendo el salmo el autor pone en boca de Cristo al entrar en la historia estar palabras: vino – tiene un cuerpo – para hacer la voluntad de Dios, no para ofrecer sacrificios. Es en la realización de la voluntad de Dios que se establece el modo de relación con él, abrogando los sacrificios. Los sacrificios son claramente ineficaces, en cambio por esta actitud de Cristo “quedamos santificados” por la ofrenda de su cuerpo “de una vez para siempre” (en contraste de los sacrificios que debían repetirse año a año, con lo que se hacía patente la  ineficacia (10,1). Así afirma que “…mediante un solo sacrificio ha llevado a la perfección para siempre a los santificados (10:14; ver v.18).


Evangelio según san Lucas     1, 39-45

Resumen: las dos mujeres presentadas en los párrafos anteriores se encuentran, pero expresamente el relato presenta la superioridad del niño reconocido como “Señor”, el mismo título que se da a Dios gracias al salto del otro niño en el seno de su madre.

El texto del Evangelio está armado de una manera sencilla al estilo abc a’b’c’:

A.- Al escuchar el saludo
   B.- El bebé dio un salto en su seno
      C.- Bendita tú, y bendito el fruto de tu seno
X: llena del Espíritu Santo bendice a María y a su niño (= “Señor”)
A’.- Cuando llegó a mis oídos la voz de tu saludo
   B’.- Saltó exultante el bebé en mi seno
      C’.- Feliz la que creyó que será cumplido lo dicho por el Señor

Además, el texto conforma una suerte de bisagra entre los dos anuncios de los nacimientos de Juan (1,5-25) y de Jesús (1,26-38). Ambos anuncios presentan una misión del niño por nacer, pero hay una serie de diferencias entre uno y otro que quedan expresadas en el texto litúrgico de hoy. Los padres de Juan, como es el caso de grandes personajes del A.T. son ancianos y la madre es estéril. Lo que era visto como una maldición por parte de Dios es en realidad un hecho pedagógico que prepara un nacimiento maravilloso de un personaje importante, como es el caso de Isaac o de Samuel. En cambio lo que se afirma de la madre de Jesús es que era virgen (lo que habla especialmente de su muy corta edad). El nacimiento de Juan, entonces, debe entenderse como continuidad de grandes nacimientos del AT mientras que el de Jesús expresa una radical novedad. Eso queda expresado en la frase de Isabel a María: “la madre de mi Señor” (que está en “X” del esquema de más arriba). 

La voz del ángel había presentado al hijo futuro de Zacarías e Isabel en continuidad con Elías (1,17 ver Mal 3,23-24), pero Zacarías mismo señalará que “será llamado profeta del Altísimo porque irá delante del Señor para preparar sus caminos” (1,76). 


El salto de gozo se repite en la cuarta bienaventuranza: Alégrense ese día y salten de gozo, que su recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas (6:23). Pero también se encuentra el término (saltar) en Mal 3,20 donde se prepara la mención a Elías a la que recién hicimos referencia. En Gen 25,22 Jacob y Esaú se “chocan” en el seno de Rebeca que era estéril pero por intercesión de Isaac pudo engendrar (v.21). Pero el salto del niño prepara a Isabel para quedar “llena del espíritu santo”. Esta actitud de quedar “lleno del espíritu” sólo se encuentra en Lucas en la Biblia (1,15.41.67; Hch 2,4; 4,8.31; 9,17; 13,9). En el Evangelio se dice de Juan, de Isabel y de Zacarías mientras que en Hechos se dice de la Iglesia primitiva, los apóstoles, Pedro y Pablo. El comienzo del obrar de Dios en la historia requiere que sus ministros sean llenos del Espíritu para poder desempeñar cabalmente sus servicios.


Lo que Isabel dirá es “gritado con voz fuerte” pronunciando una doble bendición (eulogéô) sobre la madre y el hijo (“bendito el fruto de tu seno”, koilía). Esta bendición a la madre parece semejante a lo que una mujer dice en “alta voz” una mujer entre la multitud: “bienaventurado el seno (koilía) que te llevó”. Jesús en este texto afirma que “más bien” son felices (makarios) “los que escuchan la palabra de Dios y la cuidan” (11,27-28). En esa misma línea Isabel repetirá que María es “feliz (makarios) por haber creído que se cumplirán (teleíôsis) las cosas dichas de parte del Señor”. María no es bienaventurada por ser madre sino por su fidelidad a la palabra de Dios a la que “cree”. Por eso es “la madre de mi Señor” (= Jesús) porque ha creído las palabras del Señor (= Dios). Este reconocimiento público puede hacerlo Isabel por estar, precisamente, llena del Espíritu Santo.



lunes, 17 de diciembre de 2018

Repensando el abuso y los abusos


Repensando el abuso y los abusos

Eduardo de la Serna



El término abuso remite a un mal “uso” sobre, o mal uso de… Puede ser el mal uso de una cosa, y la herramienta se rompe por no darle el uso correspondiente. Pero el término se utiliza también referido a las personas, de las que –en principio – no se espera que sean usadas. Se refiere, entonces, a un mal uso de la autoridad, poder, atracción que alguien ejerce sobre otra persona. Y los casos pueden multiplicarse de un modo ciertamente importante:

  • Un conductor de buses abusa del tamaño del vehículo para provocar encierros, frenazos o temor en los autos más pequeños.
  • Un profesor abusa de la posibilidad de aprobar o no a los estudiantes obligándolos a hacer cosas que no se supone que debieran hacer, o simplemente anulando o frustrando sus esfuerzos.
  • Un padre abusa de la autoridad que tiene sobre sus hijos impidiéndoles salir o encontrarse con amigos.
  • Un funcionario abusa del poder que le da la burocracia y obstaculiza una y otra vez un trámite.
  • Un miembro de las fuerzas de seguridad abusa de tener el monopolio de la violencia golpeando o maltratando a personas indefensas.
  • Un juez abusa de la autoridad que le confiere la Constitución y no administra justicia sino favores.
  • Un periodista abusa de la hegemonía del medio en el que trabaja para informar parcialmente, o directamente mintiendo.
  • Un cura abusa del monopolio de la administración de sacramentos para imponer criterios exagerados para acceder a los mismos.
  • Un pastor abusa de la ingenuidad del auditorio exigiendo diezmos en nombre de Dios.


Y los casos podrían multiplicarse prácticamente a cada ámbito de la vida en el que alguien puede ejercer una cierta cuota de poder sobre otros. De poder se trata.

Es de esperar que dicho ámbito sea un servicio-a y no un servirse-de, pero convengamos que no siempre eso ocurre. O mejor, convengamos que muy frecuentemente ocurre lo contrario. Eso no significa que “todos” los conductores, los docentes, los padres, los periodistas, los jueces, los funcionarios, los curas o pastores sean “abusadores”. Aunque, además, eso no impide que alguna vez, más o menos, con mayor o menor frecuencia o gravedad hayamos abusado.

Y por eso es bueno cuando algo o alguien nos llama la atención cuando lo hemos hecho; sea una víctima, sea un amigo o amiga, sea una situación que nos exige enfrentarnos con la realidad. Sin duda a partir de eso entrará en juego otro capítulo de nuestra historia: la honestidad, el dolor por el dolor causado, la “conversión”. A veces podremos reparar, otras no. Cada caso, cada persona, cada “abuso” tiene su propia historia, su propia vida para saber en qué medida es posible reparar o en qué medida no es posible, por ejemplo, y cuáles son los mejores o posibles pasos a dar.

Todo abuso deja marcas, algunas de por vida. Si un colectivero me choca, dejará marcas en mi auto, y bronca y tiempo perdido, pero – salvo que se produzca un accidente importante – no marca mi vida de un modo importante; si soy injusto con un estudiante reprobándolo, puede ser más o menos grave dependiendo si luego ha podido avanzar o si le provoco una frustración irremediable; si soy un padre injusto o violento impidiendo a un hijo o hija desplegar sus capacidades y su vida, probablemente las huellas sean mucho más profundas.

Expresamente, en los casos que he mencionado, he evitado referirme a los abusos con connotaciones sexuales, como serían la pederastia o una violación para mostrar la amplitud que el tema tiene y la diversa gravedad de los hechos. Creo que lo sexual, de esos casos, es consecuencia del abuso primero el cual es un mal ejercicio del poder.

Ciertamente no se trata de evitar el ejercicio de determinados tipos de poder (no sería sensato pensar la ciudad sin autobuses o sin docentes, por ejemplo). Claro que hay, por otra parte, instituciones o modos de ejercicio que deberán cambiar radicalmente porque, al menos hoy por hoy, el abuso las constituye. El patriarcado es un ejemplo de eso.

Y, a los que nos movemos de uno u otro modo en espacios de poder se vuelve indispensable revisar nuestras actitudes. En algunos casos quizás hayamos provocado heridas, algunas irremediables. Y es importante estar alerta. Nadie merece que el “mal uso” del poder termine provocando que una persona sea tratada como un objeto. Y, en ocasiones, peor aún, como objeto descartable. No es mi aprovechamiento sino el beneficio del otro el criterio fundamental que debe guiarnos. Se dice, a veces, que “en mi tiempo o en mi espacio no era mal mirado, era algo tenido como normal”; “fue en broma”, “era un chiste”. Es posible que en ocasiones así sea, y este es el causante de este texto: aprovechar los cambios en el tiempo y en el espacio, cambios que son fruto del dolor de tantos por el abuso de tan pocos, para empezar a pensar de nuevo, a obrar de nuevo, a vivir de nuevo.

Los tiempos actuales ponen en el tapete cientos de casos. Tantos que, a veces, se corre el riesgo de no mensurar debidamente casos y casos, y abusos atroces sean tratados del mismo modo que abusos menores (o viceversa). Es bueno notar la gran sensibilidad que hechos que han tomado estado público provocan. Y es de esperar que la proliferación no termine “abusando” e insensibilizándonos ante el dolor. Los que creemos que quizás alguna vez lo hayamos causado y pretendemos cambiar de actitud sabemos que las víctimas no merecen serlo, y así, nuestros espacios de poder llegarán a ser verdaderos ámbitos de servicio.


Imagen tomada de http://crimina.es/crimipedia/topics/abuso-menores-discapacidad/

sábado, 15 de diciembre de 2018

El desafío de la creatividad


El desafío de la creatividad


Eduardo de la Serna



Hace muchos años, charlando con mi amigo Daniel, rabino él, le pedí por favor que si en cualquier cosa que yo decía o escribía él notaba algún rasgo de antisemitismo que no dudara en hacérmelo notar. Me aseguró que lo haría; y puesto que nunca me llamó la atención no sé si es que olvidó su compromiso o que he podido superar, al menos bastante, algo de lo mucho de perverso que arrastra nuestro lenguaje y que encarné en el ambiente en el que nací y me formé. Le decía, entonces: “nunca en mi vida tuve ‘ni siquiera un amigo judío’ y entonces no es de extrañar que se me cuelen, que tenga metidas ideas, imágenes o estructuras antisemitas que no quiero tener”.

Y, como esto, vale también para tantas hegemonías que tenemos naturalizadas y adquiridas en lenguajes y actitudes, pensamientos y gestos. El patriarcado es una de ellas. ¡Y vaya que es grave! Para peor, no solamente estamos en una sociedad patriarcal, fui educado en una cultura patriarcal, sino que además vivo en una institución patriarcal.

¿Cómo deconstruir tanto? Es el desafío de la creatividad. Creo que en mi vida he tenido decenas de actitudes, palabras, gestos patriarcales. Y hoy cuando los pienso y me pienso “me agarra cosita” de vergüenza. No creo haber lastimado, sé que no he abusado, pero he formado parte. Y no es poco.

Pero cada tanto “ocurren cosas”. Cosas que te gritan “¡parate!” o que te hacen estrellarte o que te desnudan ante otros o vos mismo. O cosas que te hacen preguntarte “¿y?, ¿dónde te vas a parar, ahora?”

Tratar de mirar la historia desde su reverso, como dice Gustavo Gutiérrez, ponerse desde el lado de las víctimas, ¡hace mirar con otros ojos tantas cosas!

Cuando hoy veo o escucho tantos, y tantos y tantos casos de pederastia en el clero no puedo menos que sorprenderme (debo decir que hoy no conozco casos de curas, aunque en mi diócesis los ha habido) y me revuelve las tripas (sé que el clero no es el peor, ni menos el único caso, pero basta con que fuera uno para que el dolor sea también mío). No logro entender el hecho, y menos aún aceptar el encubrimiento.

Cuando salen más y más casos de abusos (y ¡perdón!, sé que no son “casos”, son mujeres con rostro y nombre… Y dolor. Uso el término por comodidad para escribir), y cuando charlando con amigas una me dice “fue a los 7” y otra “en mi adolescencia” y una chiquita “fue mi tío”, y otra “¿por qué mamá no me cree?” (y curiosamente la mayor cantidad de “casos” que escucho vienen en la confesión, ¡como si tuvieran que confesarse ellas!), cuando escucho, sé que no sé qué hacer. Sólo estar. Abrazar, si toca. Escuchar, si se puede. Acompañar, si te dejan.

Y acá viene el desafío. El desafío de cambiar el lenguaje, de ser creativos en las palabras, los gestos, los silencios (mal que le pese a los cómodos señores de la Real Academia). Nos equivocaremos muchas veces, meteremos la pata otras tantas, y quedarán en el camino aquellos, aquellas y aquelles que se resistan a edificar una nueva convivencia… los Feinmann, los Repetto, los Obarrio, los Acosta, los Etchecopar y tantes otres. Pero a veces, para volar hay que tirar lastre. A menos que elles también tengan su “¡parate!”

Se escuchan comentarios, denuncias, circulan audios. Algunos hasta incluyen al presidente. Y soñaría que el poder judicial (per-judicial, al decir de Graciana) investigue lo que la prensa hegemónica esconde para que el “nunca más” abarque todos los ámbitos donde hay víctimas. No habría justicia si así no fuera (y no es). Una sociedad edificada sobre sangre, sea de esclavos, sea de indígenas, sea de niñas, niños, niñes, mujeres abusadas no es la sociedad donde quiero vivir. Sueño una sociedad edificada sobre la fraternidad y sororidad que nos permita mirar al otro, otra y otre, mirar su rostro, mirar las diferencias y reconocernos con ellas. Porque las diferencias no nos lastiman, aunque discutamos hasta el amanecer; lo que lastima es la violencia, el poder ejercido agresivamente, las lágrimas. Una sociedad con víctimas empoderadas, aunque haya exageraciones al principio, o errores, o metidas de pata, se parece bastante más a eso de “ámense los unos a los otros (y otres)”. Creo que quiero quedarme de este lado.



Dibujo tomado de https://creativa7.es/el-cabildo-de-la-gomera-pone-en-marcha-un-concurso-de-comics-contra-el-machismo/

martes, 11 de diciembre de 2018

Comentario adviento 3C

Los frutos de conversión se manifiestan en las actitudes ante los pobres

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO "C"

Eduardo de la Serna



Lectura de la profecía de Sofonías     3, 14-18a

Resumen: en medio de un clima de conflicto, Dios interviene en favor de su pueblo haciendo presente su realeza y su fuerza salvadora. Esto llena de alegría al pueblo y también al mismo Dios.


Sofonías es un profeta bastante duro. Leer toda su obra (más un folleto que un libro, se ha dicho) es ver dureza y rigor. Resulta extraño que él mismo afirme que lo escribe en tiempos de Josías uno de los escasos reyes de Judá que es fiel a la voluntad de Dios. Siendo que en el momento de la gran reforma que este rey encabeza no es él el consultado sino la profetisa Juldá, todo indica que Sofonías ya ha muerto. Eso permite entender: después de muchos reyes bastante o muy negativos para Israel al subir en el trono Josías, que además era muy joven (8 años según 2 Re 22,1) se entiende que el profeta quiera criticar todos los caminos andados y lo que – todo parece indicar – será el nuevo gobierno. Es muy duro el profeta, pero sin embargo (como muchos otros) finaliza su obra con cantos de esperanza. Es parte de esta nota optimista la que la liturgia de hoy nos propone. Los tiranos ceden su lugar a Dios que intervendrá en la historia.

La referencia a la “hija de Sión” e “hija de Jerusalén” sin dudas alude a todo el pueblo. Los enemigos han sido expulsados y “en medio de ti” está Yahvé. Es decir, Yahvé es el nuevo rey (como dijimos, al no aludir al buen gobierno de Josías todo indica que este recién comienza). La presencia de Dios no solamente es vista como la de un rey sino como la de un “salvador” (vuelve a usar el mismo término hebreo en v.19). El tema central es la alegría, que la presencia de Dios hace posible particularmente por la desaparición del enemigo. Dios mismo baila de gozo ante esto por la fiesta de Israel.


Lectura de la carta de san Pablo a los cristianos de Filipos     4, 4-7

Resumen: La alegría y la inquietud expresada como paz o como alegría remarca la diferencia de actitudes que se espera de unos y otros. La raíz está puesta en la confianza de que “el Señor está cerca”.


La carta a los filipenses es, muy posiblemente, una agrupación de más de una carta. Casi podríamos decir que es una nota totalmente desorganizada por la exclusiva insistencia en las relaciones interpersonales. En la comunidad.

El texto del día es visto como casi la conclusión de una de esas cartas. La referencia a la alegría (4,4, que señalábamos como importante en la carta) parece repetir lo señalado en 3,1 (es posible que 3,1b-4,2 deban verse como originalmente independientes del texto). 

Lo que se espera que la comunidad viva es expresado como “la bondad”, o indulgencia (única vez en Pablo). La razón radica en la “cercanía” del Señor (esto es, proximidad, en Pablo sólo aquí y x2 en Rom: 10,8; 13,11). “Preocuparse” es estar atentos ante algo que (puede) ocurrir. Puede entenderse como aflicción. Lo contrario es “petición”, “oración”, “acción de gracias” y “pedido” (v.6) “al Señor”. Se pasa a la referencia a la “paz” de Dios destacándose que supera toda mente sobrepasando el corazón y los pensamientos (ambas imágenes aluden a la mente). Y lo que se dice es que será “custodia”, vigilante (frouréô) de los corazones y la mente. 

La liturgia parece poner el acento en la cercanía del Señor (v.5) que es la que da sentido a la tensión por un lado y a la alegría por la otra. De eso se tratan las actitudes que se esperan de los discípulos.


Evangelio según san Lucas     3, 2b-3.10-18

Resumen: la invitación de Juan a los que van a ser bautizados de dar frutos de conversión tiene diferentes frutos según sean los destinatarios. Por otra parte, Juan contrasta su ministerio y bautismo con el del que viene.


El texto del Evangelio retoma brevemente lo presentado el domingo pasado (vv.2b-3) a fin de ubicar el contexto del relato (Juan, el profeta, predicando la palabra de Dios en el desierto). El texto tiene dos partes bien marcadas, la primera – exclusiva de Lucas – diferentes grupos preguntando a Juan “¿qué debemos hacer?” (vv.10.12.14) y la respuesta correspondiente. La segunda – propia de Marcos – Juan contrasta su bautismo y ministerio con el del Mesías que vendrá.


1. Los tres grupos que preguntan a Juan qué deben hacer (ti poiêsômen) son “la multitud” (ojlós), unos publicanos y unos soldados. La pregunta reiterada al planteo original de “dar frutos de conversión” (v.8) supone que la “conversión” (metánoia) da frutos distintos según el grupo. La respuesta particularizada de Juan así lo manifiesta.

A la multitud los invita a vivir conforme lo pide la Ley, como hermanos unos de otros, especialmente manifestado en los que menos tienen: dos túnicas o “de comer”, es decir alimento (cf. 9,13). Si bien en varios textos del AT (Éxodo y Levítico) la túnica (jitôn) es vestimenta del sacerdote, en los Evangelios ya es vestimenta del común. El misionero no ha de llevar “dos túnicas” (9,3). Es la ropa habitual (cf. 6,29; el “manto” se coloca encima). 

A los publicanos los insta a no cobrar más que lo fijado. Lo habitual era que los publicanos cobraran a su antojo abusando del poder de permitir o negar el paso (eran una suerte de “cobradores de peaje” en las entradas de las ciudades o los cruces de caminos o puertos). Los publicanos debían entregar periódicamente a los jefes una suma fija. Si recaudaban menos debían financiarlo por su cuenta, y si recaudaban de más era en su provecho o beneficio. Eso hacía muy frecuente que fueran aprovechadores. A eso se refiere concretamente Juan, entonces. A que cumplan su deber, pero no abusen de ello.

Los soldados no son fáciles de precisar. El término strateuómenoi es la única vez que se encuentra en los Evangelios (es una voz pasiva del verbo “guerrear”, “combatir”, sería combatientes). Sin embargo, los términos con la raíz “srat---” son más frecuentes. Desde el “ejército celestial” (Lc 2,13; Hch 7,42) hasta simplemente “soldados” (stratiôtês). Pero ¿a qué soldados se refiere? Puede decirse que es sumamente improbable que miembros del ejército romano (que no deben pensarse como ciudadanos o habitantes de Italia) fueran a ver a Juan. Sin duda se ha de pensar en judíos. Es decir hebreos contratados para un ejército. Pero, ¿para el ejército romano?, ¿o para el ejército de Herodes Antipas? No hay que olvidar que el gobernante de turno tenía la responsabilidad, ante Roma, de conservar la “pax romana” para lo cual debía tener un ejército listo. La región de Judea y Samaría estaba sometida a los procuradores (en tiempos de Jesús, luego será pasada a Agripa, año 40) mientras Galilea estaba bajo Herodes Antipas (4 aC al 39 dC). Luego se unificará bajo Agripa hasta que su hijo Agripa II (año 48) no gozará de confianza y volviera el tiempo de los procuradores. Queda todavía el tema de que en tiempos de Lucas Jerusalén había sido destruida y el único ejército que tenía presencia era el romano. En suma, no es fácil saber si Lucas remite a un acontecimiento que conoce (por tanto a combatientes reales), o a una creación literaria para destacar, precisamente, que la conversión se ha de manifestar en cada grupo de manera diferente, pero siempre en favor de los débiles. Lo cierto – sea como fuere – que estos combatientes escuchan tres indicaciones precisas: no extorsionar, no intimidar a nadie y conformarse con su salario. La extorsión es exigir dinero por presión (sólo aquí en la Biblia). El apócrifo 3 Macabeos finaliza celebrando el regreso de todos a sus casas y dice:
Tenían una gran autoridad como no la tuvieron sus enemigos, y eran mirados con estima y aprecio; nadie extorsionaba con su propiedad, Recobraron todas sus posesiones según el registro y los que poseían algo lo devolvieron con gran temor. El gran Dios cumplió con ellos cosas grandes para su salvación: Bendito sea Israel desde siempre y para siempre, Amén” (3Mac 7,21-23).
Intimidar es aprovecharse de la situación de poder (cf. Gen 43,18; Pr 14,31; 22,16; 28,3; Qo 4,1; Job 35,9). Es lo que manifiesta el jefe de publicanos Zaqueo que remedia devolviendo el cuádruplo (Lc 19,8). El sueldo (ofônion) es en general el sueldo de una tropa (1 Mac 3,28; 14,32; 1 Cor 9,7) aunque Pablo lo utiliza metafóricamente (cf. Rom 6,23; 2 Cor 11,8). Obviamente Juan les dice que se conformen con ese salario, que debe “bastar”, ser “suficiente” (arkéô).

Es evidente que en los tres casos Juan precisa los “frutos de conversión” en la actitud que se tome frente a los débiles, especialmente por parte de quienes tienen una situación de superioridad de la cual pueden fácilmente abusar.

2. Pero antes de hablar Juan de su propio bautismo Lucas hace una pequeña nota que también es propia suya: el pueblo (laos) pensaba en sus corazones (es decir estaba en la disyuntiva, el corazón es la sede de las decisiones) si Juan sería el Cristo. El malentendido es frecuente en Lucas (por ejemplo 19,11: “creen que el reino vendrá de un momento a otro”). En este caso se aclara que el pueblo es “evangelizado” por Juan (v.18) y luego “es bautizado” (v.21). 

El contraste que Juan presenta con “el que viene” es entre dos tipos de bautismo: con agua y con “espíritu santo y fuego”. La referencia al fuego, y a la horquilla, el trigo y la paja, el granero y el fuego están tomadas del texto Q. La distinción entre trigo y paja, fuego y granero evidentemente presenta una imagen bastante apocalíptica del “fuerte que viene”. No es ilógico, entonces, que viendo luego cómo es “el que vino” Juan se pregunte si “es el que ha de venir o hay que esperar a otro” (Lc 7,19 / Mt 11,3). La paja, en general es vista como propia del forraje para alimentar ganado, o para hacer ladrillos. Pero en Jer 23,28 y Dn 2,35 se pone en contraste con el trigo para resaltar lo útil y lo inútil. En ese sentido se encuentra en el texto, de allí su destino de fuego.

A modo de conclusión el texto resalta que “con muchas otras exhortaciones evangelizaba al pueblo”. El verbo “evangelizar” es propio de Lucas (x10 y x15 en Hch) en los evangelios (sólo en Mt 11,5 fuera de aquí, precisamente el texto Q sobre Juan consultando sobre Jesús). Con esto finaliza el ministerio público de Juan ya que en v.19 nos aclara Lucas que Herodes lo encarceló.




Imagen tomada de beatajuanadeaza.wordpress.com

martes, 4 de diciembre de 2018

Comentario Inmaculada Concepción

Madre nuestra, ruega por nosotros
LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARIA
Solemnidad
                                                                                                                                       Eduardo de la Serna





La fiesta de la Inmaculada Concepción refleja una larga tradición eclesial luego establecida litúrgica y teológicamente en la Iglesia. De este dogma no habla la Biblia, obviamente, y las lecturas “ilustran” el misterio. Por eso los comentarios solamente “acompañan” el día litúrgico sin ahondar detenidamente en los textos.


Lectura del libro del Génesis     3, 9-15.20

Resumen: el texto del varón y la mujer en el jardín, y la sentencia posterior que “marca” a toda la especie humana destaca la rivalidad perpetua entre la serpiente y la descendencia de la mujer. La relectura mariana del texto a partir de la traducción latina explica su introducción en la liturgia de hoy.

El texto del varón y la mujer en el jardín se presenta con un esquema judicial: hecho en el que se viola un mandato (3,1-7), interrogatorio (3,8-13) y sentencia (3,14-19). El mandato está presentado como tantos mandamientos: “no comerás” (2,17). La violación del mandato presenta los personajes: serpiente, mujer, varón, y el interrogatorio se desarrolla de modo inverso: varón, mujer y alusión a la serpiente. La sentencia nuevamente invierte los personajes: serpiente, mujer, varón. Como es habitual en los interrogatorios, cada uno responsabiliza al siguiente: el varón a la mujer, la mujer a la serpiente. 

La sentencia, presenta los elementos negativos de la vida cotidiana vistos ahora como una suerte de pena por el mandato violado: la serpiente resulta peligrosa para la especie humana, el dolor del parto, el dominio del varón sobre la mujer, el trabajo arduo y muchas veces infructuoso del campesino… [Desde una mirada de género resulta evidente que el dominio del varón sobre la mujer es algo negativo y perverso que el autor ve en su tiempo presente y tiene claro que no es eso lo que forma parte del plan de Dios para los seres humanos].

El motivo de la elección del texto para la liturgia de hoy está dado fundamentalmente por el v.15, en el texto hebreo se destaca que “el linaje de la mujer”, es decir, la humanidad, estará en constante enemistad con las serpientes. Es evidente el peligro que este animal representa para el campesino y el conflicto entre ambos. Sin embargo, la traducción latina de la Vulgata no señala la enemistad entre “él” (= el linaje) sino “ella”, es decir, la mujer. La gran cantidad de imágenes marianas en la que se ve a María pisando la cabeza de una serpiente manifiestan claramente la eficacia de esta relectura.


Lectura de la carta de san Pablo a los cristianos de Éfeso     1, 3-6. 11-12

Resumen: Un himno de los cristianos venidos del judaísmo canta la realización de todas las bendiciones prometidas a Israel alcanzadas en Cristo. Pero estas bendiciones la Iglesia las ha visto también realizadas en la Madre de Jesús desde el momento de su concepción.


El discípulo de Pablo que escribe Efesios parece citar un himno litúrgico cantando la realización de las promesas de Israel (1,3-12, dirigida a “nosotros”), ampliadas ahora también a los no judíos (3,13-14, dirigida a “ustedes”). Muchas características de Israel se celebran realizadas: “bendición”, “elegido para ser santos”, “ser sus hijos”, “redención”, “conocimiento del misterio”, “herencia”, que han alcanzado su plenitud y realización en Cristo. Israel sabía que era pueblo elegido, santo, hijo de Dios… y los cristianos provenientes del judaísmo proclaman que eso se ha realizado perfectamente en Cristo. Y además, que se ha hecho extensivo a los paganos a partir de que se le ha predicado el Evangelio y han creído en él (v.13). 

Sin embargo, muchos de estos temas, particularmente la elección antes de la creación del mundo (v.4) parecen haber influido en que el texto fuera incorporado en la liturgia de hoy. María es elegida desde su misma concepción para ser la madre del Hijo de Dios, “santa e inmaculada” (v.4), “elegida de antemano” (vv.5.11).


Evangelio según san Lucas     1, 26-38

Resumen: En un esquema de “encargo de misión” un enviado de Dios se dirige a María para anunciarle el nacimiento y la misión del hijo por venir. Llena del espíritu de Dios –algo habitual ante un encargo divino- María acepta la propuesta del ángel. Esta aceptación es la que da razón a la elección eterna manifestada en su concepción inmaculada.



Lucas pone en paralelo –como es habitual en él- dos anuncios angélicos en los que resaltará la misión que Dios ha previsto a los hijos que ambos engendrarán. El esquema es semejante a los “encargos de misión difícil”, como el que recibirá Jeremías, por ejemplo (Jer 1,4-10). Sin embargo, lo que ocurrirá entre ambos es notablemente diferente: Zacarías e Isabel se asemejan a los grandes personajes del A.T. en los que a pesar de ser justos, la mujer ya anciana no ha tenido hijos, a la espera de una intervención decisiva de Dios. Lo que ocurrirá en María es abismalmente diferente, no solamente porque se trata de una joven, y en una situación totalmente novedosa, sino que ambos hijos también lo serán. Isabel llamará a María “la madre de mi Señor” luego que el niño que lleva en su seno se llene de alegría brincando (1,41-44). 

Sin duda, de todos modos, la lectura alude a la inesperada maternidad virginal de María y la misión de su hijo como hijo de Dios, no a lo que podemos llamar la infancia de María o su misma gestación, algo de lo que escribirán algunos evangelios apócrifos. Sin dudas, el “sí de María” es la razón por la que Dios la ha escogido desde siempre, y es este “sí” el que hoy propone la liturgia. Para este sí es que la madre de Jesús es llamada “llena de gracia” (kéjaritômenê, el término se encuentra también en el himno de Efesios que acabamos de comentar, v.6: «para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració [ejarítôsen] en el Amado» [Ef 1,6]).

Siguiendo el esquema habitual: intervención divina – saludo – “no temas” – encargo de misión difícil – duda – signo hay algunos elementos que son propios de este texto y se deberán comentar en otra ocasión. El acento principal en este texto elegido para esta celebración está dado en la aceptación de María a la maternidad que se le anuncia.




Comentario adviento 2C

Un profeta anuncia en la historia la salvación universal

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO "C"
Eduardo de la Serna




Lectura del libro del profeta Baruc     5, 1-9

Resumen: comenzando con la clásica imagen del cambio de ropas de dolor por las de fiesta, el texto canta la intervención de Dios en favor de su pueblo permitiendo la reunificación festiva y participación de la “gloria de Dios” movidos por su palabra.


Como es frecuente en la antropología cultural, la imagen de los vestidos refleja un estado de ánimo, un marco histórico. Los “vestidos de duelo” (Gen 37,34) son expresión visible del dolor familiar, el “vestido de fiesta” es expresión de alegría y paz (cf. 2 Re 5,22-23; Zac 3,4-5), y el cambio de ropas es manifestación del cambio de situación (Is 61,3; Sal 30,12). El “vestido nuevo” es indicio de bendición, de fiesta (Is 52,1; 61,10; Ap 19,7-9; 21,2) Israel en el exilio está “vestida de sayal” (Bar 4,20) pero su situación cambiará (5,1-3) su vestido es un “manto de justicia”, las “galas de la gloria de Dios”. 

La referencia a este momento de fiesta tiene su sentido: ya se ha anunciado (4,36-37) y se repetirá (5,5-6): “mira al oriente… contempla la alegría” (4,36); “mira, ya llegan tus hijos… desde oriente y occidente” (4,37); “mira hacia oriente y contempla a tus hijos… desde oriente a occidente” (5,5). El contraste – ya manifestado en los vestidos – es expresado en el modo del camino: fueron a pie, vuelven en literas reales (v.6). El contexto nos remite a Isaías 49,18-21; 60,4), y como en 40,3-5 y 42,16; 49,11 una suerte de “nuevo éxodo” manifiesta en el camino la intervención de Dios para que “Israel camine seguro bajo la gloria de Dios”; pero un camino que no es solamente desde Oriente (= Babilonia) sino de Oriente a Occidente (es un merismo, que indica que todo está incluido). El camino es entre perfumes (cf. Is 41,19; 55,12-13) y con Dios que se ha vuelto cercano (cf. Is 49,10; 52,12). Lo que convoca es “la palabra del Santo” (4,37; 5,5) lo que da al acontecimiento un sentido de promesa – cumplimiento, es la voluntad de Dios. Las imágenes festivas son recurrentes en la unidad: “justicia” (vv.2.4.9), “gloria” (vv.1.2.4.6.7.9), en un clima de “alegría” (vv.5.9 pero reflejado en toda la unidad). Esta “gloria” no es la gloria de un pueblo sino la gloria “de Dios” (4,37) a cuya luz camina el pueblo de Dios (5,9).


Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Filipos     1, 4-11

Resumen: Pablo sintetiza los grandes temas de la carta en la acción de gracias. La alegría, la solidaridad, el Evangelio – que Pablo predica contraculturalmente – son manifestaciones presentes que serán plenas en el “día de Cristo”.


El texto litúrgico del día constituye la clásica “acción de gracias” de la carta. Esta suele introducir el texto presentando brevemente los temas más importantes que desarrollará en el escrito. El marco viene dado por la expectativa en “el Día” (vv.6.10); el tema prepara lo que dirá en 2,16. La alegría expresada en las oraciones se expresa en la fe de la comunidad (1,25), y del anuncio del Evangelio (1,18). La vida de unidad de los filipenses hará plena la alegría de Pablo (2,2), porque ellos son su alegría (4,1; cf. 2,28.29; 4,10), sea que Pablo viva o muera (2,17.18). La invitación a alegrarse marca toda la carta (3,1; 4,4). Los filipenses prestaron “comunión” (koinônía) con el Evangelio. Comunión que los filipenses tienen (2,1) y que Pablo (y los cristianos) tienen con la cruz de Cristo (3,10). El “Evangelio” es un término muy frecuente en Pablo, y también en esta carta (1,5.7.12.16.27[x2]; 2,22; 4,3.15). Los destinatarios son “partícipes” (syg-koinônous) de la defensa y confirmación del Evangelio. El Evangelio es la causa de la situación actual de Pablo (la prisión) y los filipenses han de ser “ciudadanos del evangelio” (1,27), como lo es Timoteo (2,22), Evodia y Síntique (dos mujeres de la comunidad) y los mismos filipenses siempre generosos con Pablo (4,15). La solidaridad de los filipenses se manifiesta en las “cadenas” de Pablo (1,13.14.17) y también en el Evangelio. 

Pablo pone a Dios como testigo de su “entrañable” (splagjnois) pasión por los filipenses. Y lo que pide en esa oración es que el “amor” – que tienen, 2,1.2 – crezca “más y más” en “conocimiento y discernimiento”. Así podrán probar, testear lo mejor para llegar “puros y sin tacha” al “Día”. Esta pureza y sin mancha se manifiesta en los frutos de la justicia que son para “gloria y alabanza de Dios” (cf. 1 Cr 16,27). 

Una nota importante: Filipos era una “colonia romana”, es decir, un lugar donde vivían ex soldados romanos, y – por supuesto – con mentalidad imperial. En este sentido, una serie de términos frecuentes en el imperio con connotación imperial son utilizados por Pablo de un modo contracultural y, por lo tanto, subversivo. No solamente el uso del término “ciudadano” (1,27; 3,20 y sólo aquí en el NT), el término “fe” (= fidelidad, al Emperador), la cruz y las cadenas, y “Evangelio” (término utilizado para el culto imperial). Pablo les resalta a los filipenses que es la humildad y no el poder, el Cristo y no el César el que resplandecerá en el “día” definitivo – como el anunciado por los profetas, aunque en Filipenses es “Día de Cristo” – de la historia.


Evangelio según san Lucas     3, 1-6

Resumen: Como uno de los grandes profetas Juan predica en la historia concreta de su pueblo. Anuncia en el desierto que Dios está interviniendo y haciendo llegar a todos, haciendo visible a “todos” la salvación.


Como es habitual al comenzar el tiempo del Adviento, la liturgia mira la figura de Juan, el Bautista. En este caso, presentada por Lucas en tres partes:

  • Cronología de la predicación (3,1-2)
  • Hecho de la predicación (3,3)
  • Cumplimiento del dicho de Isaías (3,4-6)

1.    La presentación cronológica recuerda el comienzo de la gran mayoría de los profetas (cf. Is 1,1; Jer 1,2; Os 1,1; Am 1,1; Mi 1,1; Sof 1,1). Es frecuente que cada libro señale los monarcas o gobiernos en el curso de los cuales la palabra de los profetas se hizo pública. Los profetas no son “palabras intemporales”. Al señalar esto, Lucas quiere claramente indicarnos que Juan ha de ubicarse en el contexto de los profetas, de allí la frase “fue dirigida la palabra de Dios a…” (cf. 1 Sam 15,10; 1 Re 12,22; 13,20; Jer 1,1; Jl 1,1; Mal 1,1). En este caso se reitera que es hijo de Zacarías (cf. 1,5-25.59-80) y que le fue dirigida “en el desierto” cosa ya anunciada en 1,80. Hay que tener en cuenta que – al igual que el castellano – “desierto” no solamente es una zona árida y seca, sino también lugares despoblados (siendo que ocurre en el Jordán, obviamente hay que entenderlo en este sentido).

2.    A modo sumario se nos señala que fue “por la región del Jordán proclamando un bautismo para el perdón de los pecados”. El tema del perdón de los pecados es propio de Lucas (x1 en Mt y Mc, x3 en Lc y x5 en Hch). El “bautismo de conversión” sólo se encuentra en los textos referentes al Bautista (Mt 3,11; Mc 1,4 y Lc 3,3; cf. Hch 13,24; 19,4; pero Hch 2,38). 

3.    El texto de Isaías merece ser comparado tanto en el texto hebreo como el griego y en Marcos (Mateo 3,3 – como Marcos – sólo refiere al primer párrafo aunque éste añade una referencia al “mensajero”):


Isaías (hebreo)
Isaías (griego)
Marcos 1,2-3
Lucas 3,4-6
Una voz clama: «En el desierto abran camino a Yahvé, tracen en la estepa una calzada recta a nuestro Dios. Que los valles se levanten, que montes y colinas se aplanen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se nivele; y se revelará la gloria del Señor y la verá toda carne – la boca del Señor ha hablado–.
Una voz grita en el desierto preparen un camino del Señor, hagan pronto un sendero de nuestro Dios. Todo valle se llene y toda montaña y cerro se abaje y todo lo escabroso y torcido sea nivelado y verán la gloria del Señor y toda carne verá la salvación de Dios pues el Señor ha hablado.
Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas.
Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. Y toda carne verá la salvación de Dios.


Lucas, que remarca mucho el tema de la “salvación” lleva hasta aquí el texto de Isaías para resaltar este aspecto, que además es universal (“toda carne”). El término no se encuentra ni en Mateo ni en Marcos, mientras que en Lucas lo encontramos x8 en Lc más x9 en Hch. La voz de Juan y el bautismo de perdón harán patente ante todos los seres humanos la “salvación”. Cristo es “salvador” (2,11) lo cual ya había sido anunciado (1,69; cf. 1,47.71.77), y un profeta lo anuncia (2,30). La salvación llega allí donde Jesús es recibido (19,9). De todo esto se trata el anuncio de Juan y lo que vendrá en los próximos domingos de Adviento.


Foto tomada de radialistas.net

lunes, 3 de diciembre de 2018

"Viera que lindo es mi pais, paisano". ¡Al fin se fueron los 20!


Viera que lindo es mi país, paisano”. ¡Al fin se fueron los 20!


Eduardo de la Serna



La basura mediática, habitualmente llamados trolls, quiere comparar dos fiestas, una, la del teatro Colón brindada a los visitantes con motivo del G20 y otra una murga, obviamente grotesca. Forma parte de la campaña, evidentemente. Que me permitan, entonces, hacer otras comparaciones. Porque hay otros parámetros, quizás más sensatos. O más justos. Hubo una fiesta llena de presidentes (de izquierda y de derecha, antes que algún trollito me interrumpa), con espectáculos callejeros desde el Cabildo al obelisco. Y después los presidentes caminaron por la calle y la gente los pudo ver, y hasta tocar, si quisiera. Fue el bicentenario del primer gobierno patrio (25 de mayo de 1810). Es más, podemos también recordar que entre los muchos planes para esa fiesta se incluía un fin de semana largo mostrando ciencia y tecnología en pleno centro, cortando calles, claro. El gobierno municipal, del dizque ingeniero Mauricio Macri no lo autorizó y por eso se decidió mudar la exposición a un terreno en el municipio de Vicente López, cedido a tal efecto, con la oposición del macrismo. Tecnópolis. A la que los incipientes trolls entonces llamaban “negrópolis”. Y no puedo menos que recordar a TN diciendo en ese entonces "no venga al centro", quizás luego inspirando a la ministra.

Pero volvamos a la fiesta: multitudes impresionantes caminaban, bailaban, festejaban los 200 años de un sueño que empezaba a ser realidad (con tropiezos, como era de esperar en tantos años; unitarios y federales, civilización y barbarie, conservadores y radicales, peronistas y anti-peronistas... Una grieta, le dicen). En contraste con esto, estos días, parece que hubo otra fiesta. Un montón de presidentes, con otros dueños del mundo (Lagarde no es presidenta, que yo sepa… Infantino preside, me dicen, el mayor "centro de tráfico de esclavos”, pero no un país), pudieron visitar la ciudad. Pero sin ciudadanos. ¡Qué bella es la Argentina sin argentinos! (esos que son tan malos que no importa balearlos por la espalda o dejarlos que se ahoguen, o cosas semejantes… si no saben siquiera organizar un partido de fútbol). Un espectáculo en el mejor teatro argentino, pero sin su ballet estable, con sub-contratados y super-explotados bailarines aptos para las lágrimas de cocodrilo de alguno, los aplausos de otros y la ausencia de la mayoría.

Y queda, sin embargo, una pregunta… ¿de qué sirve el G20? ¿Qué provecho le trae al país organizador? Dejemos de lado los gastos multimillonarios en decenas de cosas justo en el momento en que al gobierno le explota en su cara la crisis auto-generada… ¿qué aprovecha? Y dejemos, también, de lado los papelones del tardío encuentro de mal francés de Michetti, la falta de protocolo musical con el presidente chino al que, para peor, lo recibe un emperadorzuelo que funge de gobernador en Jujuy. Dejemos de lado los 100 desplantes de Trump al presidente anfitrión que mascullaba “-le pertenezco”. Dejemos también de lado que aparece un mirasol grande en el conurbano, que hay lagartijas (gekos, en realidad), serpientes, chimangos y caranchos, hay menos pájaros y más cotorras y hasta un temblor en Buenos Aires, pero nada de hablar de cambio climático, que parece que no existe al decir de Trump, y su coro bolsonarezco. ¿Qué le aporta a nuestro país? ¿A nuestra gente? ¿A los pobres? “Esa te la debo”, dirá el coro oficial. Al fin y al cabo, no es para eso que se realizan estas cumbres. La ciudad sitiada y vacía, sin espectáculos populares ni transporte público supo mostrar para quién era la fiesta, quién importa y quienes no. Y cualquier protesta tiene protocolarmene clara su respuesta de plomo. Y, mientras tanto, para convencernos que tiene corazón, uno llora simuladamente emocionado.



Foto tomada de youtube