miércoles, 8 de noviembre de 2023

Luces y sombras de un obispo querido

Luces y sombras de un obispo querido

Eduardo de la Serna



Quienes hemos conocido a y de Eduardo Pironio en los tiempos latinoamericanos no tenemos de él sino memorias maravillosas, tanto de su paso por Mar del Plata como por el CELAM. Luego, al llegar a Roma, su posición siempre abierta a reconocer los soplos del Espíritu, como prefecto de la congregación de Religiosos fue, asimismo, coherente con la primavera eclesial del post-concilio. Pero llegado Juan Pablo II, para quien la vida religiosa era una piedra en el zapato, Pironio molestaba, por lo que puso un prefecto a su medida (cosa que, se vio claramente en América Latina y la CLAR). Pironio fue “degradado” a una “secretaría”.

Muchos, de todos modos, sentían que era alguien con quien se podía hablar. Escuchar era algo que lo caracterizaba. No sólo vale para el caso de Emilio Mignone sino, también, Oscar Romero: en su Diario él dice que era “gran amigo de los obispos de América Latina” (26/6/78). Un año más tarde, nuevamente en Roma comenta que lo va a visitar “en carácter amistoso” (3/5/79). Días después vuelve a verlo y afirma que

«me acogió en una forma tan fraternal y cordial que, este solo encuentro, bastaba para colmarme de consuelo y de ánimo. Le expuse confidencialmente mi situación en mi Diócesis y ante la Santa Sede. Me abrió su corazón diciéndome lo que él también tiene que sufrir, cómo siente profundamente los problemas de América Latina y que no sean del todo comprendidos por el Ministerio Supremo de la Iglesia y, sin embargo, hay que seguir trabajando, informando lo más que se pueda, la verdad de nuestra realidad. Y me dijo: «lo peor que puedes hacer es desanimarte. ¡Ánimo Romero!», me dijo muchas veces» (9/5/79).

Pero, por su parte, Emilio Mignone afirma que

«A mediados de 1978 estuve en Roma. Visité a Pironio, antiguo amigo, con quién me había carteado, y mantuve una entrevista en la Secretaría de Estado con el funcionario encargado de la Argentina (…) Tanto a Pironio como a Cavalli les proporcioné un informe detallado de lo que pasaba en Argentina en materia de derechos humanos. Pironio se mostraba abrumado por la cantidad de cartas de denuncias de desapariciones que recibía de su país. Mientras conversábamos llego el correo del día, lo abrió, y, efectivamente surgieron varias misivas de este tipo (…) Regresé con la convicción de que Pironio no había hecho ni haría nada para gravitar sobre la situación argentina fuera de angustiarse. Corresponde esa actitud con su personalidad ambigua y vacilante» [Emilio Mignone, Iglesia y Dictadura (1986) 102-103; (2006) 96-97].

Ahora bien, y no me atrevo a analizar las causas, lo cierto es que en los últimos tiempos la actitud de Pironio fue muy diferente. Valga a modo de ejemplo lo referido en el libro “oficial”, La Verdad los hará libres tomo II (2023) que es, a su vez, idéntico a lo que refiere Mignone:

«Mientras los obispos argentinos realizaban la visita ad limina el cardenal Pironio regresó a la Argentina para pasar un tiempo de vacaciones como lo hacía habitualmente. En esa ocasión hizo algunas declaraciones apenas llegado de Roma que generaron irritación […] El 2 de septiembre de 1979 expresó que “ahora se comprende mejor a la Argentina en Europa (…) hay sectores que siempre buscan lo negativo que pueda darse (…) pero el rostro de la Argentina se ve muy positivamente. Por último, afirmó que su visita era estrictamente privada y que por lo tanto no tenía previsto mantener reuniones informales con autoridades argentinas. Finalizada su estadía antes de partir hacia Roma se encontró con Videla el 1 de octubre de 1979 en el despacho presidencial de la Casa Rosada» (La verdad los hará libres t. II p. 419. Coincide con lo dicho por Mignone en p. 105 / p. 99).

Como digo, no me atrevo a imaginar las causas de esto, pero, ciertamente, el hecho parece muy grave y triste. Sea por su amor a la cruz y el sufrimiento (atestiguado en su testamento espiritual), por su “obediencia eclesial”, o porque lo cooptó “el aparato eclesiástico” (su secretario en los últimos tiempos fue Fernando Vérgez, Legionario de Cristo, a quien agradece cálidamente (“querido y fiel”) en su testamento espiritual del 11 de febrero de 1996), lo cierto es que a la hora de hacer memoria de alguien a quien hemos admirado y amado, hemos de reconocer sombras que en nada nos alegran.

No ignoramos que Pironio, en tiempos de Juan Pablo II, en Roma, "dormía con el enemigo". Su principal adversario, Alfonso López Trujillo, también estaba en la curia romana, también era cardenal, y tenía más poder y más llegada al Papa que él. Quizás podamos pensar, dolorosamente, que la curia romana es una suerte de caries eclesial y que pareciera que nadie que pase por allí queda indemne a la carcoma del reino.


Foto tomada de https://caminitoespiritual.blog/category/sacerdotes/cardenal-eduardo-pironio/

Reflexionando el vómito divino

Reflexionando el vómito divino

Eduardo de la Serna



Con alguna frecuencia se ha citado el texto apocalíptico que hace referencia a la tibieza y el vómito. Texto ciertamente duro e incómodo, pero – por bíblico – no menos adecuado en ocasiones.

El texto fue popularizado en Argentina por el ex presidente Menem mal citado: “a los tibios los vomita Dios”, repetía. El papa Juan Pablo II [Ut Unum Sint 79] decía que hay que “evitar la tibieza”, cosa que repiten los obispos en Aparecida [234 (250 en el documento original)].

Si pretendemos no hacerle decir al texto bíblico lo que no dice, no es superfluo ver qué dice. Para lo cual, además, aunque brevemente, es importante verlo en su contexto.

El libro del Apocalipsis comienza con una gran visión inaugural, litúrgica, como es frecuente en el libro. En ella hay un encuentro entre un vidente y Jesús resucitado; Jesús le dicta a “Juan” una carta para cada una de las 7 iglesias de una región de Asia Menor. Es sabido que el número 7 indica la totalidad, por lo que, además de ser cartas “personales” son a su vez cartas a “todas” las iglesias. Estas cartas no tienen el aspecto de las epístolas antiguas sino de discursos proféticos, por eso comienza, cada una con la frase “esto dice”. En cada una, el resucitado señala, de sí mismo, un aspecto de cómo ha sido presentado en la visión inaugural. Las cartas alternan comunidades vistas negativamente con comunidades vistas positivamente, pero, además, de modo creciente. Es decir, cada comunidad positiva es mejor que la anterior, y cada comunidad negativa es peor que la anterior. La última, y, por tanto, “la peor de todas”, es la Iglesia de Laodicea, que se encuentra en 3,14-22.

No es acá el caso comentar toda la carta a la comunidad de Laodicea, lo cual sería sumamente extenso, pero esta comunidad es opuesta a la de Esmirna; estos se ven pobres, pero Cristo los ha enriquecido (2,9), en cambio, los laodicenses se jactan de sus riquezas y no saben ver que, en realidad, son pobres. Esa jactancia, cuenta el historiador Tácito, la llevó a negarse a recibir ayuda del Emperador Nerón cuando fue destruida por uno de los frecuentes terremotos que la afectan, y se decidieron a restaurarla por sus propios medios, “¡nada me falta!” (v.17). La ciudad era famosa por sus bancos, su gran producción de lana negra y una excelente fábrica de colirio, pero Cristo les dice que en realidad son pobres, desnudos y ciegos (v.17). Pero ellos se niegan a reconocerlo, por lo que el resucitado les “aconseja” que “me” compres oro acrisolado, vestidos blancos y colirio para enriquecerse, vestirse y recobrar la vista (v.18). Esta actitud, de creerse lo que no son, y, por lo tanto, negarse a cambiar, es lo que el texto calificará de tibieza.

La ciudad de Laodicea queda en la mitad de la montaña en cuya cima está la ciudad de Hierápolis y al pie se encuentra Colosas. Hierápolis era famosa (hasta el día de hoy) por sus espléndidas aguas termales. Por tanto, el agua que sale caliente de Hierápolis y llega fría a Colosas, pasa tibia por Laodicea. Evidentemente, el agua caliente es adecuada para los baños termales y el agua fría es apta para beber, mientras que el agua tibia provoca vómitos, “no eres ni frio ni caliente” (vv.15-16). Es a esta tibieza a la que alude el texto releyendo la actitud autosuficiente de la comunidad.

El texto finaliza invitando a que sean recibidos los misioneros itinerantes (v.20), que frecuentaban las comunidades; el mismo Cristo es recibido en ellos, y al recibirlos podrán cambiar de actitud, y abandonar la tibieza atestiguando a Cristo en medio de la sociedad. Como todas las cartas, finaliza con una promesa al “vencedor”, es decir, a aquellos de la comunidad que, como Cristo (6,2), recibirán la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mí. (21,7).

Es innegable que el texto es duro, incluso más allá de la imagen del vómito. No se trata, evidentemente, de suavizar (o domesticar) el texto bíblico, sino de buscar, por todos los medios a nuestro alcance evitar “merecer” semejante atribución. 

La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente[Aparecida 362 (379 original)].

 

Foto de las ruinas de Laodicea tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Laodicea#/media/Archivo:TR_Pamukkale_Laodicea_asv2020-02_img11.jpg

martes, 7 de noviembre de 2023

Comentario a las lecturas del domingo 32º "A"

 La prudencia conduce a una esperanza militante y resistente

DOMINGO TRIGESIMOSEGUNDO – “A”

Eduardo de la Serna




Lectura del libro de la Sabiduría     6, 12-16

Resumen: buscar la sabiduría es un momento fundamental para las personas. Por eso tiene sentido madrugar a fin de encontrarla pronto y alcanzar la sensatez.

Es frecuente en la literatura Sapiencial de Israel encontrar “elogios de la sabiduría”. Como es sabido, “sabio” no es, en la Biblia, una persona que “sabe” muchas cosas, sino alguien que “sabe vivir”. Los últimos escritos sapienciales destacan que “sabe vivir” quien cumple con la ley (hay textos en los que “ley” y “sabiduría” se identifican) y por momentos esa sabiduría tiene los atributos del mismo Dios. La referencia a la luz y el brillo en nuestro texto es indicio de esto.

La persona que la desea y la busca con dedicación la encuentra (Pr 8,17; Sir 6,27). La sabiduría desea ser “encontrada”, por lo que no se oculta de los que la pretenden, es más, les sale al encuentro (v.13). Está sentada a la puerta, para ser vista por todos, y los que madrugan pronto estarán llenos de gozo (Sir 4,12), como se debe hacer para encontrar “en la puerta” a un hombre “prudente” (Sir 6,36). Es sensato madrugar para conseguir el favor de Dios (Sir 32,14), y empezar desde temprano con la oración a Dios (Sir 39,5). Notar entre paréntesis que la única vez que se encuentra el verbo “madrugar” (orthrizô) en el Nuevo Testamento es para señalar que el pueblo “madrugaba” para escuchar a Jesús enseñar en el templo. Él es la sabiduría misma de Dios (Lc 21,38).

Estar alerta desde temprano para conseguirla es la “prudencia” (frónêsis), y quien la consiga estará libre de preocupaciones (amérimnos).

Nuevamente (v.16) destaca que la sabiduría quiere ser encontrada, por lo que ella misma toma la iniciativa para que lo logre quien la busca (Sir 15,1-3; ver Is 65,1-2.24); esos la tendrán en sus pensamientos y proyectos (ver 9,14 y el contraste con 14,12; 15,4).



Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Tesalónica     4, 13-18

Resumen: Ante la muerte de algunos en la comunidad los tesalonicenses no saben qué ocurrirá con ellos cuando Jesús vuelva. Pablo les escribe para sostenerlos en la “esperanza” señalando que todos, vivos y muertos, pasarán al encuentro con Dios.

Pablo sabe, porque Timoteo se lo ha dicho, que la fe y el amor de los tesalonicenses se mantiene vivo (3,6), pero hay un problema con “la esperanza”. Y Pablo no quiere la tristeza de sus amigos ante el dolor “como los que no tienen esperanza”. ¿qué ha ocurrido? Desde que Pablo se fue, abruptamente de la comunidad, alguno/s ha/n muerto. Pablo había anunciado que Jesús volvería muy pronto, de hecho, está convencido de ello, ¿qué ocurrirá con ellos cuando vuelva? ¿Se quedarán sin disfrutar del encuentro?

Dos pequeños elementos sobre la Venida de Jesús: (1) Jesús había indicado que volvería, y eso ocurriría pronto. Pablo lo ha predicado en la comunidad. Al haber tenido que irse sin profundizar la predicación no ha podido desarrollar esta idea. Como se ve en el texto, Pablo cree que él estará en el conjunto de los que estén vivos cuando Jesús vuelva (“los que quedemos”, vv.15.17). Pero no es eso lo que importa, sino que todos, vivos y muertos pasarán a un nuevo estado de vida “al encuentro de Cristo… permaneciendo con el Señor”. (2) Varios grupos judíos, como los fariseos, esperaban la resurrección (para los tiempos finales). Probablemente esto significara volver al mismo tipo de vida presente, aunque sin los malos momentos que la acompañan: sin enemigos, sin violencia, sin opresiones (es decir, en “shalom”, paz). Pablo, y los seguidores de Jesús creen también en la resurrección, pero con una novedad: la resurrección de Cristo. Esta será el “prototipo” de las resurrecciones. Así, no se trata de un “volver” sino de un “pasar” a un nuevo modo de vida, “con Dios”. Los muertos antes de la venida de Jesús “pasarán” a ese modo nuevo de vida resucitada.

La imagen del “arcángel” y la trompeta tiene claros tintes apocalípticos, como ocurre también en otros pasajes de la carta (ver 5,5). La trompeta suele tocarse en la ciudad ante la venida de fuerzas enemigas para alertar a la defensa o para ordenar la carga en el ataque (ver Jos 6,5; 1 Mac 4,13; Job 39,25; Sir 26,27; Ez 7,14; Os 5,8; Sof 1,16; aunque en ocasiones también – se entiende que el sonido es diferente (1 Cor 14,8) – se trata de música de fiesta, Sal 81,4. Miguel es presentado como el “jefe de los ángeles” (= arcángel) que combate con el jefe del ejército enemigo, el diablo (ver Jud 9).

Es posible que los muertos hayan sido “matados” por el imperio: en toda la carta se insiste en la tribulación (thlipsis, 1,6; 3,3.7), los sufrimientos y maltratos (2,2), padecimientos (2,14), matados, perseguidos como enemigos (2,15). Y se trata de paganos, en este caso (2,14). La alusión al dicho imperial “paz y seguridad” (5,3) permite pensarlo, aunque no tengamos certeza en este aspecto. Lo cierto es que estos muertos no quedarán sin disfrutar el encuentro con Dios en la venida de Jesús.


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     25, 1-13

Resumen: Mateo presenta una parábola en la que pone en contraste dos actitudes: la de quienes están o no atentos a un esposo que viene en horario inesperado. De velar estando atentos a su venida se trata.

Mateo sigue con la serie de textos y parábolas que aluden a alguien que viene sin que se sepa cuando. En el Evangelio del día se trata de 
un “novio” (nymfíos). El término no es muy común en la Biblia (lo encontramos 30 veces solamente). En ocasiones se traduce por “yerno” (Jue 15,6; 19,5), pero en general se refiere al recién casado.

Breve nota sobre el casamiento en Israel: Las bodas suelen ser acordadas entre los padres de los que contraerán matrimonio. Una vez acordado el acontecimiento, y recibido el padre de la novia un “regalo” (no es propiamente una dote) por la pérdida que tendrá, se firma un “contrato”: “desde ahora yo soy tu marido, desde ahora serás mi mujer” (como puede verse, es algo pensado desde la perspectiva del varón). Pero durante un largo período, Estimado en un año, la pareja – ya casada – siguen viviendo en la casa paterna. Entre tanto se prepara el lugar donde vivirán y, por cierto, la fiesta de bodas. En este tiempo, propiamente la pareja ya están casados (es lo que se supone ocurre entre María y José, ya casados pero todavía no viven juntos, ver Mt 1,18; Lc 1,27). El texto, entonces, alude a la fiesta de bodas, pero propiamente no se trata de un “novio” sino de un “esposo” aunque todavía no convivientes (ver Mt 9,15).

Es importante señalar que se trata de una parábola, no de un relato moral. Es decir, hay un elemento (¡uno!) que cuenta, el resto es el marco narrativo que ilustra ese aspecto. En este caso se trata de estar o no preparados ante “uno que viene” (obviamente se refiere a la venida “del hijo del hombre”). Si leyéramos demasiado linealmente el texto podría decirse que se tratan de 5 jóvenes desprevenidas y 5 jóvenes egoístas, o insolidarias. No es ese el punto. De hecho el texto lo señala de entrada: cinco son necias (môraì) y cinco son prudentes (frónimoi). Se espera que los “necios” se vuelvan sensatos (Sal 93,8). El término (habitual en el Eclesiástico, x26 de las 49 que se encuentra en toda la Biblia) solo lo encontramos en Mateo en los Evangelios. Es interesante que el mismo contraste con el “prudente” se encuentra en la comparación de Jesús entre el prudente y el necio que edifican la casa sobre roca o sobre arena comparados con los que escuchan o no las palabras de Jesús y las ponen (o no) en práctica (7,24-27).

El término “prudente” (frónimos) suele estar en paralelo con “sabio” (ver Gen 41,33.39; 1 Re 3,12; Pr 17,28…). El término en ocasiones puede ser incluso negativo (se dice de la serpiente en Gen 3,1 y del administrador que estafa a su patrón en Lc 16,8). En Mateo se encuentra en otras ocasiones además de la ya señalada de la edificación de la casa. En 10,16 vuelve a decirse de la serpiente, pero invitando a los discípulos a ser “astutos / prudentes como las serpientes y sencillos / inocentes como las palomas. En 24,45 es una característica del siervo fiel (el texto es del Evangelio Q, ver Lc 12,42).

En este caso las niñas (“vírgenes” en este caso se refiere a las niñas pequeñas que entrarán con el esposo a la fiesta acompañándolo con las lámparas) que esperan al esposo son calificadas de necias / prudentes por prever o no la demora del novio aprovisionándose o no de aceite suplementario para las lámparas.

La demora del que llega es un tema importante puesto que se trata de la demorada venida del hijo del hombre, del que “ni el hijo sabe” cuando ocurrirá (24,36), por lo que se invita a “velar” (24,42) puesto que ocurrirá de improviso “como un ladrón” (24,43) ya que ocurrirá en el momento menos pensado (24,44). Un servidor no puede descuidarse porque su señor “tarda” (24,48) y desatender su responsabilidad (24,50). Puede ocurrir “al cabo de mucho tiempo” (25,19).

El contraste entre las necias y las prudentes se refleja en no desatender su responsabilidad. Sólo las segundas están prontas a acompañar al esposo a la fiesta.

La idea de alguien que golpea la puerta pidiendo al señor que le abra y la respuesta que alude al desconocimiento también la encontramos en Lc 13,25. Mateo, además, en otra ocasión alude al doble uso de “Señor” y también al rechazo: se refiere al ingreso en el reino y a que “muchos” dirán “Señor, Señor” aludiendo a que profetizaron, expulsaron demonios e hicieron milagros “en tu nombre”. Nuevamente se destaca que “no los conocí” (7,22-23) y a continuación de esto es que destaca los necios y los prudentes en la edificación de la casa.

La parábola termina con el dicho del esposo (“él respondió”): “en verdad les digo que no las conozco” y una breve conclusión de Jesús propia de la unidad: “velar” porque “no saben el día y la hora” (ver también 24,42.43; 26,38.40.41). Velar es lo opuesto a “dormir”, lo que contrasta, en cierto modo, a lo que ocurre con las 10 niñas que “se durmieron” (v.5). Insistimos que el tema no es prestar atención a detalles narrativos (por ejemplo, ¿dónde podrían las necias comprar aceite a media noche?) sino al contraste entre unas y otras en la preparación para la venida del que se demora. Ese “día” y “hora” es lo que todos – hasta el Hijo – desconocen (24,36) por lo que se impone “velar” (24,42).

Es el tema principal de todo el bloque final del Evangelio de Mateo al que pertenece el texto litúrgico del día.



lunes, 6 de noviembre de 2023

sábado, 4 de noviembre de 2023

La opción por la vida (mensaje de curas opp ante el balotaje)

La opción por la vida

 


«Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca» (Apocalipsis 3:15-16).

 

Se aproxima un nuevo y definitivo momento electoral. Nos toca, a los argentinos, la ocasión de elegir entre dos candidatos. Hay quienes, desconformes con ambos candidatos proponen una tercera alternativa, que es o bien el voto en blanco, o impugnarlo o definitivamente no ir a votar.

Es evidente que desde una perspectiva “legal”, votar “en blanco” (o las otras opciones) es, electoralmente, una opción válida. Un voto nulo parece decir que ninguno de los candidatos nos conforma, pero es importante recordar que, precisamente para eso existe el “balotaje”: para elegir a quién queremos que nos gobierne, o al menos quién no queremos que lo haga; se trata de que la ciudadanía pueda decir a quién prefiere de los dos, o cual le resulta el “menos malo” porque de gobernar el país se trata.

Es notable ver la cantidad de grupos que invitan, al menos veladamente, al voto “en blanco” en ambientes del periodismo (o los que trabajan de tales), del empresariado, de la política y hasta del episcopado.

Pero resulta que ante la pregunta «Estamos de acuerdo con “A”, ¿sí o no?» no cabe la abstención, evidentemente. Veamos algunas cosas sencillamente:

•          ¿Estamos o no de acuerdo con que “el que quiera andar armado que ande armado”?

•          ¿Estamos o no de acuerdo con que la salud debe ser paga y quien no puede pagarla, pues “lo lamento”?

•          ¿Estamos de acuerdo con que la educación debe ser paga y quien no puede pagarla, pues “lo lamento”?

•          ¿Estamos de acuerdo con que la política económica argentina la manejen los Estados Unidos, dolarización mediante?

•          ¿Estamos de acuerdo con suspender las relaciones con el Vaticano porque el Papa es el representante del Maligno en la tierra?

•          ¿Estamos de acuerdo que existe el cambio climático, que debe ser enfrentado – como reitera el Papa Francisco, entre otros – o crees que este es un invento “del comunismo”?

•          ¿Estamos de acuerdo con que todo debe ser privado, incluso los mares, y por tanto sólo puede acceder a ello quienes tienen dinero?

•          ¿Estamos de acuerdo con que en las políticas internacionales solo debemos tener relaciones diplomáticas y comerciales con quienes piensen como nosotros y si hubiera un cambio estas se han de suspender temporalmente?

•          ¿Estamos de acuerdo con eliminar los ministerios de salud, de educación, de trabajo y demás, aunque ocurriera, por ejemplo, una nueva pandemia?

•          ¿Estamos de acuerdo con que las obras públicas solo debe financiarlas el capital privado, aunque eso implique que todas las regiones empobrecidas se queden sin rutas, escuelas, hospitales, electricidad y demás “derechos”?

•          ¿Estamos de acuerdo con que lo moral o no lo decida el mercado y, por lo tanto, se pueden vender órganos, niños, drogas, armas y cualquier cosa que pueda comprarse?

•          ¿Estamos de acuerdo con la violación sistemática de los derechos humanos, la picana eléctrica, la desaparición forzada de personas, la entrega de bebés con la consecuente negación de su identidad, arrojar personas vivas al mar, la tortura, violaciones, secuestros y asesinatos?

¿Estamos de acuerdo con esto o no? Porque el “voto en blanco” pareciera decir que no interesan (sea quien fuere el que las propone).

O, también:

•          ¿Estamos de acuerdo sencillamente con la “democracia” a pesar de todas sus deficiencias o no?

•          ¿Estamos de acuerdo con el federalismo – coparticipación incluida – o no?

•          ¿Estamos de acuerdo con la unión con los países latinoamericanos o no?

•          ¿Estamos de acuerdo con que haya un Estado presente para acompañar y proteger a los más vulnerados de la sociedad?

•          ¿Estamos de acuerdo con que el estado persiga a los que aumentan los dólares o desabastecen de combustibles para favorecer a sus propios candidatos, aunque la sociedad se vea perjudicada?

Es evidente, ante estos ejemplos, que podríamos seguir ampliándolos. Y, entonces, más allá de tal o cual candidato, ¿parece sensato afirmar que “no nos interesa”?

Como curas sabemos dónde queremos y tenemos que estar: junto a los pobres, en favor de sus vidas y sus causas. Y sabemos que, aunque siempre imperfectas, hay opciones que no son opcionales, y hay otras que son definitivamente contrarias a todo lo que creemos. Invitamos a quienes quieran escucharnos a pensar con el corazón, con un corazón sensible a los dolores de las víctimas, a tomar nuestra próxima decisión electoral con una mirada puesta en el futuro y la esperanza. A no olvidar que nuestro compromiso cristiano nos impide desentendernos de los pobres; todos sabemos lo que ocurre con un zorro (o un león) suelto en un gallinero. Todos sabemos que el individualismo nos conduce a la “ley de la selva”, la misma donde un león suelto hace estragos en un rebaño. Estamos convencidos que es un imperativo moral hacer todo lo que esté a nuestro alcance para evitar que Milei sea presidente de la Nación; ¡la Patria y los pobres no se lo merecen!

 

Curas en Opción por los pobres

4 de noviembre 2023

 

jueves, 2 de noviembre de 2023

Breve nota de humanidad

Breve nota de humanidad

Eduardo de la Serna



Desde que finalizó la Segunda gran Guerra, muchos teólogos, encabezados por Johanes Baptist Metz se preguntaban si es posible hablar de Dios después de Auschwitz. Ciertamente esta radical aparente ausencia de Dios obligaba a repensar qué decimos cuando decimos “Dios”. Siguiendo este camino, muchos reformularon la pregunta reemplazando Auschwitz por alguno de los centenares de lugares donde la humanidad experimentó una tragedia. Y sigue experimentando.

Pero hay otra pregunta que parece indispensable y anterior (y dejar de traspasar a Dios responsabilidades humanas) que es “dónde estaba la humanidad” en Auschwitz. Y en Uganda. Y en el Apartheid (y los nuevos apartheids). Y en las masacres cometidas aquí y allá. Porque pareciera – y lo vemos en el día a día, y hoy – que esas tales masacres no son tan graves cuando quienes las cometen son “amigos”, o “aliados” o, al menos “cercanos”, mientras que son atroces y “bárbaras” cuando los que la cometen son adversos o adversarios, o hasta enemigos. Hemos visto con qué facilidad los medios de comunicación mostraban como “malos” (al más puro estilo las viejas e ingenuas películas) malísimos a unos y buenos, buenísimos a otros.

Cuando estábamos terminando el seminario, y preparábamos muy concentradamente un largo examen complexivo, muchos compañeros, para relajarnos y divertirnos antes de seguir con el estudio, veíamos por las noches la vieja serie “Los Intocables”. Luego comentábamos risueñamente las frases geniales de unos y otros, hasta el punto que las poníamos en cartelera. Recuerdo algunas: el malo era, tan, pero tan malo, que a su pareja le dijo “tu único deber es ser bella y agradarme”, así nomás. Y el bueno, tan intachable que cuando captura a un malo-malísimo le dice: “¿quieres hacerme un favor? ¡Corre!” Así de ingenuo todo. Y así de ingenuos (¿ingenuos? ¿o parciales?) parecen ciertos análisis en los Medios de comunicación frente a la violencia y la guerra. ¿La humanidad? “Te la debo”, como dijo el innecesario.

Resulta que parece que ya no hay guerra en Ucrania, porque ahora todo es Gaza. Y nunca hubo Nagorno Karabaj, Sudan, Etiopía, Ruanda y demás (¿a quién le importan “esos” países?).

Entonces, si la muerte es atroz (¡y lo es!) cuando nos afecta, pero no es mala sino justificada cuando la provocamos, la derrotada, definitivamente derrotada, es la humanidad.

Solo el ser humano es capaz de inhumanidad. ¡Y vaya que lo demuestra! Eso sí, después parece que la culpa la tiene Dios.


Foto tomada de https://www.laizquierdadiario.cl/Se-cumplen-85-anos-del-estreno-del-filme-Tiempos-Modernos-de-Charles-Chaplin

Rahab, una mujer extraña

Rahab, una mujer extraña

Eduardo de la Serna

 




Si leemos todo el Antiguo Testamento, notaremos una serie de personajes que ocupan un espacio muy pequeño, y que no parecen importantes. Si hiciéramos una lista de los 50 personajes principales, seguramente muchos de aquellos a los que hacemos referencia no ocuparían ese lugar destacado. Tal es, probablemente, el caso de Rahab. Sin embargo, esta mujer que sólo se encuentra en un libro de la Biblia hebrea (Josué), y siempre en la misma situación (capítulos 2 y 6), trascendió estas fronteras, y ocupó un lugar importante en las tradiciones judías posteriores, y en escritos cristianos del Nuevo Testamento. La carta a los Hebreos la propone como uno de los modelos de fe del A.T. (11,31), la carta de Santiago, como modelo de obras que justifican al creyente (2,25), e incluso san Mateo la ubica en la lista de la genealogía de Jesús (Mt 1,5).

¿Qué podemos decir de esta mujer, según la Biblia?

El pueblo judío, que viene de Egipto, atravesando el desierto, se aproxima a la tierra prometida. Está del otro lado del Jordán, frente a la ciudad amurallada de Jericó. El texto de Josué nos dice que la ciudad estaba llena de temor (2,9-11) por lo que habían oído decir acerca de este pueblo, conducido por Dios (de allí el término “Dios de los ejércitos”).

Para entender mejor el texto es importante entender lo que en la Biblia se llama el “anatema” (en hebreo, “herem”). Como los lugares a conquistar son territorios paganos, y – desde la mentalidad israelita – son “impuros”, todo lo que hay allí debe tenerse como impuro, y por lo tanto un judío no puede aprovecharlo. Por tanto, todo debe ser “ofrecido” a Dios, debe ser purificado, quemado o matado. Y se debe estar muy atento a que la codicia no haga que alguno se quede con nada impuro, que por tanto no le pertenece. Todo debe ser “consagrado al anatema”.

Lo cierto es que Josué, el que sucede a Moisés en la conducción del pueblo, planea entrar en la tierra y envía para ello dos espías a Jericó. Estos se alojaron en casa de una prostituta: Rahab (2,1). Enterado el rey de Jericó mandó guardias a buscarlos (2,2-3), pero Rahab escondió a los espías (2,4); les dijo a los guardias que ya se habían ido (2,5), y estos fueron falsamente detrás de aquellos (2,7). Antes de descolgar a los espías por la muralla para permitirles volver donde Josué, Rahab les hace prometer que cuando los israelitas tomen la ciudad, la respetarán a ella y a los suyos (2,12-13). La cinta escarlata (2,18) por la que serán descolgados de la muralla (2,15) servirá de señal (2,21) a los atacantes para que respeten a la prostituta y su familia cuando vuelvan.

El libro dedica después 3 capítulos al cruce del río Jordán y el marco de celebración (capítulos 3 al 5) y, recién en el cap. 6 los judíos toman Jericó. Tomarla significa “consagrarla al anatema” pero, tal como se habían comprometido, preservando a Rahab y a los que estuvieran con ella (6,17). Con crudeza el texto dice: “Consagraron al anatema todo lo que había en la ciudad, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, bueyes, ovejas y asnos, a filo de espada” (6,21).  Pero antes, los dos espías fueron a buscar a Rahab y la sacaron de la ciudad, y el texto dice: 

Pero a Rajab, la prostituta, así como a la casa de su padre y a todos los suyos, Josué los conservó con vida. Ella se quedó en Israel hasta el día de hoy, por haber escondido a los emisarios que Josué había enviado a explorar Jericó” (6,25).

Como se ve, lo único que el texto nos dice de Rahab es que protegió a los enviados de Josué. Es cierto que su actitud fue determinante en la toma de la ciudad y el ingreso en la "tierra prometida". Pero lo interesante, y lo que el texto parece rescatar, es que su determinación está movida por la seguridad de que Dios guía a su pueblo, tanto que esto la lleva a tomar una actitud claramente religiosa en favor de Dios a pesar de ser pagana: “Ya sé que Yahvé les ha dado esta tierra” (2,9), “Yahvé el Dios de ustedes es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra” (2,11).

El judaísmo tardío, que tenía las puertas abiertas a los paganos que aceptaran a Israel y su Dios (estos eran llamados “prosélitos”) vio en Rahab un modelo de conversión, incluso para algunas tradiciones fue luego esposa de Josué, y madre de numerosos profetas y sacerdotes...

El cristianismo, como vimos, tuvo en cuenta a esta mujer. También los primeros cristianos del s. II rescataron su fe y su hospitalidad (en un contexto en que esta última, la hospitalidad, era indispensable para cristianos tenidos como parias en la sociedad; algo que se ve en la carta de san Clemente a los corintios cap. 12). La fe y la hospitalidad es lo que destaca la carta a los Hebreos. En otro contexto, Santiago quiere destacar que la fe se muestra en obras concretas, y Rahab es modelo, precisamente, de esas obras que justifican. Finalmente, Mateo, que escribe a cristianos que en su gran mayoría provienen del mundo judío, destaca, en la genealogía de Jesús, algunas mujeres. No queda claro qué es lo que pretende destacar en especial de estas mujeres a las que menciona, pero lo cierto es que esta prostituta, pagana, hospitalaria, confiada en Dios está expresamente presentada en la lista de los familiares de Jesús.

Nuevamente una mujer, que acepta a Dios, es presentada por la Biblia como modelo de creyente. Tanto que su descendencia sigue “en Israel hasta hoy” (6,25). La confianza en Dios, recibir a sus enviados, la hospitalidad y la fe puesta en obra, pasan a ser los criterios fundamentales para que Rahab sea una huella a seguir en nuestra historia.


Imagen tomada de https://www.devocionalescristianos.org/2012/02/rahab-en-la-biblia-parte-1.html