miércoles, 18 de mayo de 2022

Qué es la paz

Qué es la paz

Eduardo de la Serna


En las novelas que se han visto recientemente, a pesar de la cantidad enorme de cosas falsas, fantasiosas y demás, pudimos escuchar constantemente el uso de “shalom” como saludo al llegar e irse, por ejemplo, de una casa. De hecho, hemos escuchado en las lecturas bíblicas del tiempo pascual que el resucitado, frecuentemente, al hacerse presente a sus amigos empieza diciendo “¡paz!”.

La palabra "saludo", en castellano, remite a la “salud”, evidentemente. Cada pueblo y cultura tiene un modo de expresar un valor hacia quien llega, o se va, por ejemplo, sea la salud, la paz, la alegría, etc. Sabemos que cuando el ángel se encuentra con María lo hace con un “¡alégrate!” [Lc 1,28] que es propio del ambiente griego (no le dice “shalom”, como se ve; Lucas escribe en griego, no en hebreo; tampoco usa eirênê, que es "paz" en griego, porque sus lectores hablan y piensan en griego).

Pero, ¿qué es exactamente la paz, en la Biblia? Porque es bueno señalar que de las 267 veces que el término se encuentra en la Biblia hebrea (shalom) no en todas se trata de un saludo, y – además – hemos de añadir a este número los usos en los libros griegos, del AT y todo el NT (el griego eirênê se encuentra 387 veces, lo que implica 120 más). Pero no siempre debe leerse así: “acostarse en paz” suele referir a la muerte, despedirse en paz puede indicar “no nos vamos enojados”, o llegar “sano y salvo”, traer “noticias”, preguntar por la salud, etc., incluso hay un texto (extraño para nuestra mirada) en la que David le pregunta al general Urías por el “shalom” de la guerra. Shalom, entonces, es más que simplemente “paz”, es un estado general de bienestar o de plenitud. En el encuentro y despedida, entonces, lo que se desea es más que la mera paz; se desea la plenitud de vida. Se desea la felicidad.

En los Evangelios tampoco es sencillo de entender. El término sólo se encuentra una vez en Marcos (“¡vete en paz!”). En Mateo lo encontramos 4 veces, 2 como saludo y dos señalando que Jesús no vino “a traer paz, sino espada”). En Lucas se multiplica (14 veces) 6 veces como saludo, y otras en los sentidos ya mencionados. Es interesante el par: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!" (2:14) y la multitud que proclama "¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!" (19:38). En Juan (6 veces) se presenta como un don de Jesús a sus amigos y amigas. Pablo, en el comienzo de cada carta otorga la “paz y la gracia” a sus destinatarios, incluyendo así a judíos y griegos y con frecuencia lo repite al terminar. Nuevamente se refiere a un estado de plenitud.

En este sentido, el contraste de Mateo entre la paz y la espada (que Jesús viene a traer) se refiere a la espada corta, no a la espada de guerra (el término griego es diferente); se refiere a un instrumento de corte, de separación, algo manual. La opción por Jesús va a “cortar” la paz familiar (ya hemos señalado en otro texto que para Jesús el único absoluto es el Reino de Dios, no la familia). Entonces, los discípulos, que deben entregar la “paz” allí donde vayan saben que es posible que no la reciban y la paz “vuelva” (Mt 10,13) y también que es posible que ese mensaje del Reino que anuncian provoque enfrentamientos y división en el seno de las familias (10,34-36).

La paz, entonces, es más que un saludo, es una “militancia”; es un compromiso, y es algo que se debe “hacer”, ya que aquellos que sean “artesanos de la paz” serán llamados por Dios hijos suyos  (Mt 5,9), pero sabiendo que en muchos casos no habrá recepción.

Precisamente por tratarse de un estado de plenitud, la paz no es vista como una mera ausencia de conflicto (la paz de los que viven con miedo protegidos en los barrios cerrados). Así la paz es “hermana” de la justicia. Ambos términos suelen ir juntos con frecuencia (ver Salmo 72,3.7; 85,11; Is 32,17; 60,17; Bar 5,4; Rom 14,17; Heb 7,2; Sgo 3,18). No está de más aquí, para finalizar, recordar el lema propuesto por Pablo VI: “si quieres la paz, trabaja por la justicia” a lo que añade: 

Combatir la miseria y luchar contra la injusticia, es promover, a la vez que el mayor bienestar, el progreso humano y espiritual de todos, y por consiguiente el bien común de la humanidad. La paz no se reduce a una ausencia de guerra, fruto del equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye día a día, en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres”.

 

Imagen tomada de https://www.fasfi.org/2014/03/la-paz-es-fruto-de-la-justicia/

 

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