sábado, 21 de octubre de 2017

¿Por qué no escucharon?

Nosotros avisamos…


Eduardo de la Serna




Desde nuestra primera carta de curas opp al Pueblo de Dios (26 de febrero de 2016) y repitiéndolo con demasiada frecuencia (cartas 2, 8, 10, 12, 14, 15, 17, 18, 19 y 20), en el balance a un año de gobierno de Cambiemos y en el mensaje de Pascua del corriente año y del 13 de julio a raíz de la violenta represión en Pepsico alertamos críticamente frente a la represión del actual gobierno. “Este modelo no cierra sin represión” hemos repetido casi sin pausa. Y este modelo represivo, de defensa del capital por encima de las personas, de defensa de los poderosos por encima de las víctimas, de los terratenientes ocupantes ilegales por encima de los indígenas despojados de sus tierras, más tarde o más temprano se iba a cobrar una vida. Así ocurrió en tantos acontecimientos de nuestra patria que casi podemos preguntarnos si seremos alguna vez capaces de aprender. ¿Cuántas muertes más debemos cargar en nuestras espaldas para no tropezar por enésima vez con la misma piedra?

Me dan ganas de formular una pregunta que pretende ser provocadora: los que se desinteresaron, o los que se despreocuparon de la represión que anunciábamos por pereza mental y por no sacar todas las conclusiones que semana a semana gritábamos; los que prefirieron cerrar los ojos o cerraron los oídos por el veneno inoculado mediáticamente y quisieron creer en el cambio sin querer ver u oír lo que venía “en el combo”; los que ideológicamente pedían “mano dura” o soportaban ciertos “daños colaterales”, es decir, los que eligieron no escuchar nuestro grito, ¿podrán con la culpa del peso de la sangre de Santiago Maldonado en sus espaldas? La sangre del hermano que grita, al decir del libro del Génesis a Caín, ¿resultará atronadora o seguiremos lavando la sangre con el redivivo “en algo andaría” o “por algo será”?

Me dan ganas de gritar “- ¿por qué no nos escucharon? ¡Nosotros se los decíamos! ¡Esto iba a ocurrir!” ¡Y ocurrió! Y sin embargo, hoy nosotros lloramos la muerte de un hermano y los ciegos, sordos y mudos voluntarios eligen seguir indiferentes, eligen seguir envenenando su mente y corazón escuchando infames que un día se lavarán las manos y dejarán a miles y miles con la culpa en sus espaldas mientras pontifican desde sus púlpitos como si no hubiera pasado nada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.