martes, 24 de enero de 2017

Comentario domingo 4A

Jesús propone una vida nueva para los suyos
4º domingo durante el año “A”
Eduardo de la Serna



Lectura del profeta Sofonías     2,3; 3,12-13

Resumen: en un contexto crítico donde prolifera haberse alejado de Dios, el profeta anuncia la inminencia del “día de cólera de Dios” pero que contrastará con la presencia de los pobres y los humildes como fieles a Dios.

Sofonías anuncia la proximidad de la “cólera de Dios”. En medio de estos anuncios críticos encontramos un versículo invitando a los “humildes” (‘anawîm) a “buscar a Yahvé” (ver Am 5,4.6). Lo que caracteriza a estos “humildes” es que cumplen las normas de Dios (como en castellano, el término hebreo tiene la doble dimensión de humilde, opuesto a soberbio y humilde opuesto a rico). Esta búsqueda, además, está en paralelo con buscar la justicia y la humildad (“buscar” a Yahvé es buscar la justicia y la humildad; ver Am 5,14-15; Sal 22,7; 69,33). Quienes lo hagan “quizás” (pueden entenderse como que quizás se decidan a hacerlo) encontrarán abrigo, cobijo (seguridad) el “Día de la cólera de Yahvé”. Este “día de la cólera de Yahvé es muy anunciado en este profeta (1,14-18). Solo la justicia y la humildad permitirán escapar de este castigo, como ocurrió con Noé Gen 6,8-9).

A continuación se presentan una larga lista de pueblos vecinos (2,4-15) sobre los que Dios descargará su cólera. Sin embargo, todo indica que el gran enojo de Dios es contra Jerusalén por no ser diferente de estos pueblos. En realidad se ha de señalar que en Jerusalén está comenzando a reinar un nuevo monarca, Josías, que sí escuchará la predicación del profeta y hará las reformas necesarias bajo su inspiración. Sin embargo, todo indica que Sofonías ha muerto antes de ver sus frutos.

El castigo dejará lugar (“en aquel día”) a la salvación (otro “día”, que también será universal aunque especialmente beneficiará a Judá). Los idólatras, injustos y soberbios (ver 1,4-6.8-13.16.18; 2,10.15; 3,1.2-4.5) dejan lugar a un “pueblo pobre (‘aniyyîm) y humilde”, un “resto” (ver Is 1,9). El gobierno estará en manos del “rey Yahvé” y los dispersos y desterrados volverán a su tierra. Ese día ya no habrá que “avergonzarse” por haber confiado en lo que parecía confiable y no lo era (ver Is 1,29; 20,15; 45,16; Jer 2,36…; por el contrario, ver Sal 22,6; 25,2; Jb 6,20). Los alegres y arrogantes que cometen fechorías (3,7; cf. 2,15; 1,4-13). Exterminando estos males, Jerusalén (en realidad, “el resto”) tiene motivos para celebrar precisamente con lo opuesto de los “alegres y arrogantes”, que ahora serán los “humildes y pobres”. Mientras el “altanero” se basta a sí mismo (cf. 2,15) el humilde “se cobija en el nombre de Yahvé”.

Como es sabido, la primera lectura suele escogerse en relación al Evangelio del día, en este caso el relato de las Bienaventuranzas de Mateo. Este texto indica que para la liturgia la bienaventuranza de “los pobres de espíritu” no es solamente la primera del discurso, sino la que da sentido a toda la unidad.


Lectura de la 1ª carta de san Pablo a los Corintios            1,26-31

Resumen: en un marco conflictivo frente a algunos que se creen más importantes que otros, Pablo presenta la predicación de la cruz como clave de interpretación. Por eso muestra como eso mismo se vive en el seno de una comunidad “crucificada”.

Pablo está mostrando a los corintios que el sentido de la predicación empieza y se nutre de la cruz. La predicación de la cruz contrasta con las hermosas predicaciones de algunos que tanto seducen a un grupo pequeño de la comunidad (pequeño pero con “poder”). Todo indica que éstos están fascinados con lo “sabias” que son las predicaciones con hermosas palabras y preciosas estructuras de personajes como Apolo. Pablo no es un buen predicador, él mismo lo reconoce (2,1-5; 2Cor 10,10), pero no puede estar puesto allí el centro. Lo que cuenta es la cruz. Y la cruz se manifiesta incluso en el modo de predicar del apóstol.
Para ilustrar esto Pablo pondrá dos ejemplos: una comunidad “crucificada” y un “apóstol crucificado” (cada uno de ellos comenzado por el vocativo “hermanos”, 1,26; 2,1). El primero de éstos es el texto litúrgico de hoy. 
El centro de la elección de Dios está puesto en el contraste: sabios / necios y poderosos / débiles. Lo que abunda en la comunidad es, precisamente el segundo grupo: no hay muchos sabios, no hay muchos poderosos. Obviamente esto indica que algunos sí lo son, y es precisamente este grupo el que causa el conflicto contra el que Pablo interviene. A diferencia de lo que el ambiente cultural valora, los elegidos por Dios son lo opuesto de lo esperado. Y la razón de esta elección divina es “para avergonzar”. El marco es ciertamente conflictivo.
Mientras el ambiente imperial valora la sabiduría y el poder, Dios mira con otros ojos. Y al elegir contraculturalmente “confunde” a los sabios y a los poderosos. Es significativo – en ese sentido – que al doble contraste ya señalado agregue que en la comunidad tampoco hay muchos “biennacidos” (eugeneis). No está de más recordar que el medio ambiente valoraba a estas personas, mientras que consideraba “vergonzoso” a los necios, a los malnacidos. Dios se guía con otros valores a los tenidos en cuenta por el “establecimiento” (“el mundo”) greco-romano y expresamente quiere “avergonzarlos”.
Y para reforzar la idea insiste que Dios ha elegido a los “malnacidos” (ageneis) para “el mundo” y a los insignificantes, o despreciados (exouthenêmena), a los que “no son” para “desempoderar” (katargeô) a los “que son”. El marco es evidentemente conflictivo y mal se haría en disimularlo.
El texto dice literalmente: “para que nadie se jacte en la carne ante Dios” (v.29). “Jactarse” (kaujaomai) es un verbo muy importante en Pablo. Es absurdo jactarse de algo, sólo tiene sentido jactarse cuando Dios hace algo en nosotros (v.31), pero “jactarse” de nuestras capacidades (en este caso se refiere a la sabiduría, al poder o a ser “biennacidos”) es ciertamente necio y absurdo ante Dios y es a esos a los que Dios avergüenza.
Lo que tenemos nos viene de estar “en Cristo”, es decir plenamente unidos a él (seguramente por el bautismo). Y todo aquello por lo que podríamos jactarnos es precisamente por su obra en nosotros: sabiduría, justicia, santificación y redención. En esto sí tiene sentido “jactarse” porque se trata no de valorar nuestras fuerzas o capacidades sino, por el contrario, la obra de Dios en nosotros.

+ Evangelio según san Mateo     5, 1-12a

Resumen: Jesús empieza su predicación reconociendo como felices a los que vivan de una manera coherente con el Reino que él anuncia. Dios se manifiesta del lado de sus amigos.

La referencia a las multitudes que siguen a Jesús forma, en realidad la conclusión de la sección narrativa (“Jesús recorría toda Galilea… lo siguió una gran multitud de Galilea…”, 4,23-25) pero está colocada con la finalidad de entender la actitud de Jesús en 5,1 al “ver la multitud”.

Nos encontramos con el primer discurso de Jesús lo cual, sin duda tiene una particular connotación (lo mismo ha de decirse de las primeras palabras de Jesús en los restantes evangelios). Jesús "sube al monte” (5,1) del cual recién descenderá en 8,1 constituyendo una larga sección discursiva conocida como “el Sermón del monte, 5,1-7,28 enmarcado, además con la palabra clave “enseñar” (5,2; 7,29).

El texto da por supuesto que se sabe a qué monte se refiere (al monte, tó oros) aunque la localización precisa no sea importante. En Ex 19,3.20; 24,12.15.18; 34,1.2.4; Dt 9,9; 10,1.3 se señala que Moisés “sube al monte”. La actitud de “sentarse” es propia del maestro (Mt 13,1.2; 23,3; 26,55; Lc 2,26; 4,20). En este caso la montaña quizás simplemente sea presentada como un lugar en el que es posible dirigirse a una multitud (que no cabría, por ejemplo, en una sinagoga). 

Lo primero que el Maestro dirá son una serie de reconocimiento de que determinadas personas han de reconocerse como “bienaventuradas”, makarioi.

Makarioi”, felices, dichosos es un reconocimiento a las personas que están en una situación determinada, cf. 1 Re 10,8; 2 Cro 9,7; Tob 13,14; Sal 1,1; 2,12; 32,1; 84,5; 106,3; 119,1.2; 128,1; Sir 25,8-9; 48,11; Is 30,18; 32,20; Bar 4,4. Se trata de una felicitación por vivir de esa manera (y es lo contrario de los “ay”, también frecuentes). 

Para comprender bien las bienaventuranzas de Mateo es importante mirar las bienaventuranzas de Lucas que parecen más fieles a la fuente, el texto Q. Esto nos permite descubrir lo que Mateo quiere destacar.

Para empezar, las bienaventuranzas de Lucas son dirigidas a los que están presentes (“ustedes”) mientras que las de Mato se dirigen a un público impreciso, “aquellos que” eligen vivir de determinada manera.

En segundo lugar la característica de Lucas es que la situación cambiará, entonces no que se celebra no es tal o cual situación sino la nueva situación que sobrevendrá en un futuro (los que lloran serán consolados; pero se refiere a un futuro histórico, no “celestial”). Es que la situación es negativa, mientras que la futura es beneficiosa. Mateo, en cambio, presenta situaciones beneficiosas. Para ello, espiritualiza lo que encontró en Q. Veamos un ejemplo: es malo tener hambre, lo positivo es que en el futuro “serán saciados” (= Lucas); Mateo, en cambio destaca que esta hambre y sed es “de justicia” (con lo que esa hambre pasa a ser positiva) y la saciedad ocurre en la consecución de la justicia. Otro elemento que no hace a nuestra lectura es que las cuatro bienaventuranzas de Lucas se corresponden con cuatro ayes contrapuestos. Como también la situación se invertirá la antigua situación beneficiosa será tenida por negativa en el tiempo futuro. Lo que interesa es que se constata una situación y se reconoce felices a los que la viven. En Mateo se trata, entonces, de virtudes.

Hay indicios que nos permiten concluir que Mateo debió incluir una nueva bienaventuranza (la novena) a su cuadro original, seguramente a raíz de la situación concreta de su comunidad. En primer lugar, la primera y la octava se justifican en presente, y no en futuro y finalizan idénticamente: “a ellos les pertenece el reino de los cielos”. En segundo lugar, porque la temática no parece muy diferente de la octava (“los perseguidos”) lo que lleva a pensar que Mateo quiso reforzarla. En tercer lugar, la novena, a diferencia de las restantes – y a semejanza de Lucas – se dirige a “ustedes” y no a “aquellos que…”.

Se podría destacar mucho de cada bienaventuranza. Veamos brevemente:

Felices los pobres de espíritu: Como se dijo, Mateo espiritualiza a fin de que lo que es en sí malo, pero cambiará en el futuro sea ahora positivo. La primera bienaventuranza, “felices los pobres” la transforma en “pobres de espíritu”. Mateo dirá que Jesús viene a evangelizar a los pobres” (11,5), pero – como en los restantes textos – se refiere a que su situación cambiará, como los ciegos, los lisiados o los cojos, que serán sanados. Ahora se refiere a algo que se da “en el espíritu”. Por ser la primera es la que marca el sentido de las restantes. Los términos que hacen referencia a los económicamente pobres en la Biblia hebrea van adquiriendo paulatinamente un sentido religioso, por ejemplo en el Salmo 69 (notar que el salmista se siente ubicado entre los pobres):

El nombre de Dios celebraré en un cántico, le ensalzaré con la acción de gracias… Lo han visto los humildes y se alegran; ¡viva vuestro corazón, los que buscáis a Dios! Porque Yahveh escucha a los pobres, no desprecia a sus cautivos. (Sal 69:31-34).

En una misma línea, Sofonías (primera lectura) toma la idea de la pobreza e invita a buscarla.

Busquen al Señor, los humildes (anû, pobres) que cumplen sus mandatos: busquen la justicia, busquen la humildad, tal vez así encontrarán un refugio el día de la ira del Señor. (2:3)

Y claramente se afirma en Qumrán:

Bendito sea el Dios de Israel… Él ha llamado… ha reunido… A rodillas que tiemblan da fuerza para estar en pie. Y ciñe los riñones de los lomos quebrados. En los pobres de espíritu [anû rûah]… al corazón duro. Por los perfectos del camino serán destruidas las naciones impías” (Regla de la guerra, 1QM 14,7).

Se trata del que no pretende nada ante Dios, no argumenta méritos [por esto algunos autores lo han asemejado a la “infancia espiritual”] no se considera autosuficiente sino necesitado de Dios (en su espíritu), reconoce su pobreza y la elige. Ser pobres por elección es el camino necesario para que de ese modo “Dios reine” (en presente). 

Felices los afligidos: las causas de la aflicción ciertamente son muy variadas, desde un duelo a una situación nacional de desgracia, y también la aflicción por haber ofendido a Dios. La causa de esta aflicción no queda especificada, pero es probable pensar en los sufrimientos a causa de la fidelidad. La felicidad radica en que aunque la situación sea negativa el destinatario tiene la oportunidad de ser testigo visible y público de su fe. 

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar una buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la liberación a los cautivos y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor, el día del desquite de nuestro Dios; para consolar a los afligidos (Isa 61:1-2).


Como en otras bienaventuranzas la razón de la alegría está puesta en un verbo en voz pasiva; es lo que se llama un “pasivo divino”, es decir – en este caso “serán consolados” – es Dios el que dará el consuelo. El tiempo de la prueba terminará definitivamente.

Felices los pacientes: [en algunos manuscritos y ediciones bíblicas – por ejemplo la biblia de Jerusalén – esta bienaventuranza antecede a la anterior. El tema no es seguro, y seguimos, entonces, el orden propuesto en la liturgia]. El término praeîs puede traducirse por mansos, humildes, incluso pobres (cf. Job 24,4; 36,15). Las restantes veces que se encuentran en Mateo parecen recomendar la traducción por mansos (11,29; 21,5). Pero se trata de una “mansedumbre” activa, resistencia no violenta. El texto parece inspirado en el Salmo 37:

Vive en calma ante Yahveh, espera en él, no te acalores contra el que prospera, contra el hombre que urde intrigas. Desiste de la cólera y abandona el enojo, no te acalores, que es peor; pues serán extirpados los malvados, mas los que esperan en Yahveh poseerán la tierra. (Sal 37:7-9).


La sociedad está habituada a que los violentos sean los poseedores de la tierra. Mateo les asegura que Dios intervendrá y dará, regalará la tierra a los no violentos. La verdadera fortaleza está del lado de la no violencia porque tiene a Dios de su parte.

Felices los que tienen hambre y sed de justicia: La espiritualización a la que hicimos referencia en este caso se manifiesta en relación a la justicia, es decir a la búsqueda de la voluntad de Dios (5,10.20; 6,1; 21,32). Es decir, se declara felices a los que tienen deseo (= hambre, sed; cf. Am 8,11; Sal 63,2) de buscar la realización de la voluntad de Dios (= el Reino de Dios). Pero el hambre y la sed también son imagen de una carencia. La justicia falta en el mundo, y las víctimas de la injusticia cuentan con que serán saciados por Dios quien los sentará en el banquete del Reino (cf. 26,29). El don de Dios es a su vez tarea humana.

Felices los misericordiosos: La relación don y tarea vuelve a manifestarse en esta bienaventuranza ya que hay una relación entre la búsqueda, la práctica de la misericordia y la obtención de la misericordia. Misericordia no se trata de un sentimiento sino de una praxis, una actitud hacia el prójimo, en especial al “mísero”, por ejemplo en el perdón (cf. 18,23-35): “¿no debías tú también haber tenido compasión de tu compañero como yo la tuve de ti?” (v.33).

Felices los limpios de corazón: el añadido “de corazón” refuerza la espiritualización. La pureza era un gesto ritual que Jesús cuestiona (23,36) ya que pretende que esta ser “del interior”. Es importante tener presente que a diferencia de nuestras lenguas, en la Biblia el corazón es el ámbito de las decisiones y los pensamientos, es el que permite discernir el bien del mal (1 Re 3,9; Dn 2,30; cf. Mt 15,18.20). Ya los profetas señalaban que la pureza no ha de ser primeramente ritual sino una actitud de vida (practicar el derecho y la justicia; cf. Is 1,16). “Crea en mí, Dios mío, un corazón puro”, dice el Salmo 51,12 (ver Joel 2,12-13). Se trata, en suma, de ser leales con Dios y con el prójimo. Y lo que se dice es que “verán a Dios” que se hará presente en el camino de la vida.

Felices los artesanos de la paz: El trabajo por la paz (eirenopoioi) no es un término frecuente. Pr 10,10 considera trabajador por la paz a aquel que critica con franqueza (contrariamente al que cierra los ojos); y Sgo 3,18: los que trabajan por la paz consiguen justicia. Nada semejante a una actitud pasiva ya que es claramente activa (poieo). La paz es la plenitud, el bienestar, la felicidad personal o social. Esos serán tenidos por Dios como hijos, algo que ya ocurre en la comunidad de discípulos (cf. 6,9).

Felices los perseguidos por la justicia: Se refiere, como se ha dicho a aquellos que buscan ser fieles a la voluntad de Dios (= justicia), y por tanto entre ellos “Dios reina” (= 5,3).

Felices serán  ustedes cuando…: como se dijo, esta parece repetición de la anterior, aunque se ha ampliado, además que aquella se refiere a una situación concreta mientras ésta a una situación probable de futuro. Esta situación es “a causa de mi” (de fidelidad a Cristo). Probablemente la situación que afecta a la comunidad de Mateo por parte de los grupos judíos de la ciudad (Antioquía, probablemente) haya provocado la ampliación de esta bienaventuranza. 

La persecución pasada de los profetas es un honor para los contemporáneos perseguidos a causa de Cristo. La recompensa será grande en el cielo. Las bienaventuranzas anteriores hablaban de la intervención de Dios expresada en la voz pasiva. Aquí el anuncio futuro alude al cielo en retribución por la situación padecida.

Foto tomada de https://filosofiahubertorohden.wordpress.com/2013/01/30/bienaventurados-los-pobres-por-el-espiritu/


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.