lunes, 13 de junio de 2022

Nicaragua y el que se quema con leche

Nicaragua y el que se quema con leche

Eduardo de la Serna



Con relativa frecuencia sale aquí o allá alguna noticia sobre Nicaragua. Y con la misma frecuencia dudo cuánto me estarán mintiendo, cuánto será parcial y cuánto será verdad.

Si miro la inmensa mayoría de los que hablan e informan mal sobre Nicaragua, mi primera tentación es ponerme del otro lado. Recuerdo la conferencia de prensa que dio Boric en su primera visita a la Argentina cuando le preguntaron sobre eso, precisamente. O la incomodidad manifiesta de los mismos de siempre cuando Alberto Fernández habló sobre las ausencias provocadas por el Imperio (yo lo digo así) en la reciente cumbre de las Américas. Me dirán que en Nicaragua hay presos políticos, e imagino que probablemente sea así… el tema es que en Argentina también los hay. Los medios “informan” y creerles a pies juntillas a los medios es por lo menos torpe. Hago memoria.

Por décadas en mi adolescencia y juventud no hacía sino leer sobre la barbarie que significaba el régimen cubano (algo no muy distinto de lo que se sigue diciendo, parece que Cuba resiste y el pueblo no parece oponerse excesivamente, a pesar de los intentos cochinos). Pero cada tanto aparecía alguna voz disidente a la oficial. Un ejemplo notable fue el libro que no falta en las bibliotecas del perfecto idiota latinoamericano: “En Cuba”, de Ernesto Cardenal, nicaragüense, él. Los perfectos idiotas lo leímos y nos hizo pensar. Y leímos otros libros, que están en la misma biblioteca. Y pensamos. Lo que pretendo señalar, sencillamente, es que la prensa – siempre hegemónica – demonizó hasta el cansancio un régimen y, por lo menos, podemos decir y pensar que hay otra mirada. Otra mirada que quiero conocer antes de sacar alguna primera conclusión. Pero mirar a Cuba desde Miami (donde, no por casualidad, está Hernández, de “campaña” [sic] para las elecciones colombianas) no parece, por lo menos, objetivo.

Ver que la misma prensa hoy sigue demonizando a Cuba y añade a este eje del mal a Venezuela (hoy clarín [así, minúscula], a raíz del incidente del avión venezolano-iraní titula “la embajadora de Maduro” … no es de Venezuela la embajadora. Parece. Si fuera de Guaidó otra cosa sería. Parece.) y también a Nicaragua me invita por lo menos a ponerlo en duda.

Se puede señalar (y parece verdadero) que hay un serio conflicto entre el gobierno nica y la jerarquía eclesiástica. Y, parecería sensato (más de un cura, como yo) estar del lado de las víctimas (Lanata y Tenembaum bastardearon la imagen quitándole razonabilidad y sentido). Más si el gobierno son “los malos” y la pobre santa madre es “la buena” de esta historia. Pero, lamentablemente, son tantas las veces que la misma madre ha quedado del lado de los verdaderos malos (basta ver la jerarquía colombiana – con las siempre sensatas excepciones – y su actitud frente a las elecciones la semana que viene) que no logran quitarme la duda.

Se puede decir que no es la primera, ni será la última vez, que un revolucionario se vuelve dictador. O tirano. Ciertamente no lo sería. Pero la cosa no es que “es posible” sino que realmente lo sea. Si lo fuera, sería detestable y digno de rechazo. Pero “si lo fuera”, no si “dicen que lo es”, y más mirando quiénes son los que lo dicen.

Se puede decir que muchos de los grandes artesanos de la revolución sandinista (con Ernesto Cardenal [el excomulgado por la santa Madre, acotemos] a la cabeza) tomaron distancia crítica del actual gobierno. Es cierto. Pero, si hemos de mirar atentamente, tampoco sería la primera vez que revolucionarios o teólogos de la liberación de ayer terminan hoy quedando del “otro lado”, quizás por purismo político (algo insensato totalmente), quizás por pérdida de “poder” (hay “otro” que hace, ahora, lo que hacíamos nosotros). Es decir, también puede ser. Si así fuera también sería digno de rechazo. También – repito – si fuera, no si dicen (en este caso el gobierno nica) que así es.

El problema, precisamente, radica allí. Hay datos. Hay interpretaciones. Y – lamentablemente – hay mentiras. Y los mentirosos “oficiales”, poderosos, hegemónicos habituales son la prensa internacional, el Imperio, los lacayos nativos de ese mismo imperio (que rememoran a los cipayos de la India y no tienen nada que envidiarles) y ellos me invitan a la duda sistemática.

Así que, como no sé, no afirmo nada. Si hay datos, y datos confirmados, sacaré mis conclusiones de esos mismos datos. Por ahora, como no he podido conocer de cerca la realidad ni conocer fuentes totalmente confiables, me limito a la duda. Pero esa duda, empieza por no creerle a lo que nos dicen los del “eje del bien” y sus mandantes. No les creo, por eso de que el que se quema con leche…

 

Imagen tomada de https://economipedia.com/actual/nicaragua-una-economia-amenazada-y-en-apuros.html

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