Pedro, un amigo de Jesús (1)
Eduardo de la Serna
Uno de los personajes bíblicos más conocidos es
Pedro, un amigo de Jesús. De hecho, se lo menciona muchísimas veces e incluso
hay escritos que se le atribuyen a él. Tratemos de ver algo de este personaje,
aunque debamos dedicar próximamente otra nota ya que es muy importante y
extenso.
Como se sabe, “Pedro” no es su nombre sino el
sobrenombre que recibió. En el Nuevo Testamento se utiliza incluso este mismo sobrenombre en arameo, “Cefas”, luego
traducido a “Pedro” (= piedra). Se
habla de él en los 4 evangelios, en los Hechos de los Apóstoles, en Pablo (en
las cartas a los Gálatas y en 1 Corintios), y – como dijimos – hay dos cartas
que afirman ser escritas por él (las 1 y 2 de “Pedro”).
Salvo en una ocasión, Pablo siempre se
refiere a él como “Cefas”; nombre que
también encontramos en Juan (1,42). En
Hechos 15,14, Santiago lo llama “Simeón”,
nombre que también “se da” Pedro en 2 Pe 1,1 (“Simeón Pedro”). Con
frecuencia en los Evangelios y en Hechos se aclara “Simón Pedro” (Mt 16,16; Mc 14,37; Lc 5,8; Jn 1,40; Hch 10,18 entre
otros), y otras veces simplemente “Pedro”
(Mt 8,14; Mc 5,37; Lc 8,45; Jn 1,44; Hch 1,13 entre otros) o Simón (Mt 16,17; 17,25; Mc 1,16.29.30; Lc 4,38; 5,3; 24,34; Jn 1,41; 21,15-17. Los textos afirman
que “Pedro” es el sobrenombre que le
dio Jesús (Mt 16,18; Mc 3,16; Lc 6,14; y Jn 1,42 llamándolo – como dijimos – “Cefas”);
sólo Mateo da una razón a ese sobrenombre (“piedra de la Iglesia”).
El evangelio más antiguo, el de Marcos,
muestra con mucha frecuencia la cercanía de Jesús con Pedro y los hermanos
Santiago y Juan (a los que también da un sobrenombre, “hijos del trueno”, 3,17). El libro de los Hechos muestra desde el
comienzo (1,15) el lugar principal que ocupa en la comunidad hasta que
desaparece en el libro (15,7) dejando su lugar a Pablo.
Como se dijo, en el Nuevo Testamento hay dos cartas
que se le atribuyen, aunque es posible que las hayan escrito discípulos suyos
como era muy frecuente en esos tiempos. Pero esto nos permite formular una
pregunta oportuna en esta nota. ¿Por qué tanta importancia a un discípulo en
especial? Pablo, aunque no tiene dudas en confrontarlo si es el caso (Gal
2,11-14), sabe que su voz es autorizada (Gal 1,18) y preponderante. De hecho, Pedro es al primero al que se le aparece el resucitado según lo que él ha escuchado (1
Cor 15,3-5); concretamente – para Pablo – es el referente máximo de la
predicación a los judíos (Gal 2,7-8, la única vez que él lo llama “Pedro” y no “Cefas”) así como él lo es para la predicación a los no-judíos.
Este lugar “principal” de Pedro es un tema muy
importante en el Nuevo Testamento y luego en la tradición cristiana. La
pregunta principal - en este caso - es esta: en los escritos bíblicos, ¿hay un “ministerio” de
Pedro o se trata sólo de un caso excepcional? Es decir, nadie discute que Pedro
ocupa un lugar muy importante en las primeras comunidades (la cantidad de
libros del NT que lo mencionan lo demuestra), pero la pregunta es si, muerto
Pedro, está previsto que otro ocupe su lugar. Es evidente que la gran mayoría
de los libros del NT están escritos cuando ya Pedro había muerto, lo cual es
indicio de que no se quiso olvidar su memoria, y – además – que discípulos
suyos escribieran cartas en su nombre muestra que su importancia no había
desparecido con su muerte. Incluso hay que notar que se dirigen a comunidades
por las que Pedro no había pasado, que nosotros sepamos (ver 1 Pe 1,1), lo cual muestra que su nombre y su tradición tienen un prestigio que no se quiere borrar y que trasciende los límites geográficos
por los que él estuvo. Incluso, terminado el tiempo del NT, esa tradición continuó,
especialmente relacionada con comunidad de Roma. Ese ministerio de Pedro es el que
los católico-romanos llamamos el “papado”. Por cierto, que el Papa no es el
jefe de la Iglesia (el cual es Jesús, evidentemente... "mi iglesia") sino que es el sucesor de Pedro; uno que, como Pedro, puede acertar o equivocarse (muchísimas veces Pedro se equivoca en
dichos o hechos [Mt
16,22-23; Mc 14,71; Lc 9,33; Jn 13,8; Hch 10,13-14; Gal 2,14], lo que no impide que siga siendo “Piedra”), pero que su nombre muestra un
ámbito de unidad, un espacio “eclesial”. Pedro – el Papa, en este caso – se
muestra como un “lugar”, más que como una “persona” en la que los
católico-romanos podemos vivir y manifestar nuestra fe.
Icono sobre Pedro tomado de https://es.wikipedia.org/wiki/Simón_Pedro#/media/Archivo:Petersinai.jpg
gracias Eduardo por el aporte y conocimiento .
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