jueves, 6 de noviembre de 2025

Manasés, un rey criminal

Manasés, un rey criminal

Eduardo de la Serna



Como pasa siempre en todos los pueblos de la historia, Israel tuvo reyes mejores y reyes peores. O, también, reyes que fueron positivos en un tema y no tan buenos en otro. En ocasiones, un rey que fue bien valorado en las relaciones internacionales no lo fue en la justicia social, por ejemplo. Ahora bien, los libros bíblicos, no suelen analizar detalladamente estos temas. La mirada y el análisis lo hacen desde la fe, desde una teología, y si entran en temas internacionales o sociales, por ejemplo, lo hacen desde la fe.

Así mirado, uno de los peores, si no el peor rey que tuvo la tierra de Juda, analizado con esos ojos bíblicos, fue el rey Manases. En realidad, el nombre se encuentra en más de una ocasión y lo portan diferentes personajes ya que, por ejemplo, es el que lleva uno de los hijos de José, hijo de Jacob. Aparentemente el nombre significa “el que olvida”. Pero el Manasés que nos interesa en esta ocasión es un rey que gobernó en Jerusalén aproximadamente en los años 687-642 antes de Cristo (es decir, ¡durante 45 años!). Era hijo de Ezequías, que, para la Biblia, fue uno de los mejores reyes judíos. Los textos bíblicos que nos hablan de este reinado son, particularmente, 2 Reyes 21,1-18 y 2 Crónicas 33,11-17 pero nos dicen cosas bastante diferentes.

Por motivos políticos internacionales, Manasés fue un rey que aceptó voluntariamente estar sometido al poderoso y cruel imperio asirio. Incluso hay escritos asirios de la época que lo muestran como un rey “amigo”. Pero, evidentemente, para el ambiente bíblico, un rey amigo de Asiria no es un rey amigo de Dios. En el colmo de su perversión, siempre según Reyes, “inmoló a su hijo por el fuego”, y avaló todo tipo de actos idolátricos (2 Re 21,3-7) Así lo presenta este libro. Con el tiempo, bastante más tarde, algunos escritos piadosos que no forman parte de los libros bíblicos, escribieron una “Oración de Manases” en la que él se manifiesta arrepentido de todos sus pecados. En un contexto semejante a este escrito, el libro de las Crónicas muestra en la historia de Manasés dos momentos diferentes: el primero, totalmente aliado de Asiria, pero, después de ser llevado al cautiverio en Babilonia (2 Cr 33,11), intenta reparar algunas de sus aberraciones (33,12-16). Es probable que Crónicas mire más lo que le hubiera gustado que ocurriera que lo que realmente pasó, ya que, al hablar de su sucesor, Amón, el libro de los Reyes destaca que “hizo lo malo a los ojos del Señor como lo había hecho su padre Manasés” (2 Re 21,20); nada sabe este autor de un supuesto arrepentimiento del rey.

Una de las cosas que los historiadores señalan es que no hay profetas que lo cuestionen, lo cual es cierto; pero – especialmente en un gobierno tan extenso – sería raro que no hubiera algún profeta crítico de un rey tan aberrante. Pero sí hubo un profeta, Nahún, que dedica toda su profecía a hablar contra Nínive, es decir, contra Asiria. Todo invita a pensar que – dado lo sanguinario que era Manasés – el profeta lo crítica “por elevación”, criticando a sus “patrones”, los asirios, a fin de evitar las seguras represalias de un rey tan cruel si fuera cuestionado “con nombre y apellido”. Todo el libro de este profeta es presentado como un “oráculo contra Nínive” (Nah 1,1), y señala que el poder del “león” (= los asirios) será derribado (2,12-14) y Dios va a restablecer “la viña de Jacob, como la viña de Israel” (2,3). Dios sigue estando del lado de su pueblo, repite el profeta, y no lo abandona, aun en medio de un imperio poderosísimo y de un rey que se le ha sometido.

Repetimos: los libros bíblicos no hacen una lectura desde la política internacional, la estrategia o no, sino que pretenden mirar la historia desde los proyectos de Dios para su pueblo, Israel. En este caso, ante un rey que se ha aliado con el imperio y se ha desentendido de todo lo que Dios invita a tener en cuenta, ya sea el Templo, el rechazo a los ídolos, y no olvidar que Israel es el pueblo de Dios y sólo a Él debe tener dedicar su vida y atención. Quizás por conveniencia política, quizás por maldad, lo cierto es que Manases es visto como un rey que en nada hizo lo que Dios quería, aunque, algunas lecturas, más tarde, quizás para no “condenar al Ungido de Dios”, lo mostraran arrepentido y orante. Mirando desde la fe, entonces, no es extraño que la Biblia nos invite a descubrir también nuestra historia, y nuestras opciones en nuestro hoy, nuestro tiempo y nuestra historia.


Imagen  tomada https://es.wikipedia.org/wiki/Manasés_de_Judá 

1 comentario:

  1. Estimado Eduardo,
    Gracias por estas fabulosas cápsulas bíblicas donde nos ayudas a vivir y comprender más y mejor la Biblia.
    Alguna vez podrás dedicarle un post a las distintas ediciones de la Biblia? (Sean católicas , ecuménicas, o de otras iglesias)
    Saludos

    ResponderBorrar

Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.