miércoles, 12 de febrero de 2020

No tan querida Amazonía

No tan querida Amazonía


Eduardo de la Serna




Casi como un dis-regalo de cumpleaños, hoy se hizo pública la Exhortación post sinodal sobre la Amazonía (firmada, en realidad el 2 de febrero). 

El texto se presenta como una serie de sueños (entendidos como deseos): social, cultural, ecológico y eclesial. 

  • Podríamos decir que el primero actualiza a la Amazonía la Doctrina Social de la Iglesia y los textos a los movimientos sociales; 
  • el segundo (un tema querido al Papa) los elementos culturales (la religiosidad popular, por ejemplo) destacando algo importante: el Evangelio no se identifica con una cultura, lo que es sabido, pero no menos importante de repetir; 
  • el tercero adapta a la Amazonía la Laudato Si. 
  • El más esperado era el cuarto, el que hace referencia a temas estrictamente eclesiales. Por ejemplo, ni una palabra de la propuesta post-sinodal de crear una universidad amazónica. 


En este párrafo, insiste sobre el kerigma (en lo personal, yo hace años escribí que hablar del primer anuncio y ligarlo a la muerte y resurrección de Cristo como “kerigma paulino” no es exacto ni preciso… sigo sosteniendo lo mismo). En lo personal me parece el sueño más pobre, eclesiocéntrico, clerical, aunque no le guste al Papa el tema, conservador, sin osadía ni profetismo. Se esperaba (no yo) la apertura de la ordenación a “viri probati” y el acceso de mujeres al diaconado. Nada de eso hay, sino por el contrario hay una pobre justificación de la negativa. Es decir, una oportunidad perdida (una más). Habrá quienes sigan hablando de la “primavera” que trajo Francisco a la Iglesia. Primavera implica brotes, verde, vida que renace… Si alguien la ve, ¡avise!


martes, 11 de febrero de 2020

Comentario domingo 6A

Vivir perfectamente la voluntad de Dios siendo plenos en el Amor

TIEMPO DURANTE EL AÑO – 6 "A"

Eduardo de la Serna

 


Lectura del libro del Eclesiástico     15, 15-20

Resumen: utilizando la clásica metáfora de los dos caminos, el sabio insiste –con las metáforas del agua y el fuego- en que la persona tiene ante sí ambas posibilidades, pero sólo una conduce a la vida y es la que dios quiere para los suyos.

En la literatura bíblica (y también en la cristiana posterior) se hace frecuente lo que se suele llamar “los dos caminos”. Es decir, con un cierto dualismo, se propone a la persona la necesidad de elegir, tiene ante sí dos caminos y debe optar: sean la vida y la muerte, el bien y el mal, la verdad y la mentira… Es algo particularmente frecuente en la literatura sapiencial, aunque también en algunos momentos legales (lo cual es normal ya que la Ley propone el “camino que se ha de vivir para agradar a Dios” y la sabiduría muestra el camino de los que “saben” vivir. El libro del Deuteronomio –texto de la Ley- por ejemplo:

«Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia. Si escuchas los mandamientos de Yahveh tu Dios que yo te prescribo hoy, si amas a Yahveh tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, preceptos y normas, vivirás y multiplicarás; Yahveh tu Dios te bendecirá en la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión. Pero…» (Dt 30,15-17)

Algo semejante ocurre en el Salmo 1 (obviamente con el que comienza el Salterio) que es una “bienaventuranza” (un modo característico de la literatura sapiencial que viene a decir: “¡qué suerte tiene el que hace esto…, (o el que evita aquello)!” Allí se contrastan dos caminos, el de los malvados (repetido 3 veces) y el que “medita la ley”.
El texto sapiencial de la lectura de hoy (texto tardío en el que empiezan a identificarse la sabiduría y la ley) presenta precisamente ambos caminos (incluso ilustrándolo con la metáfora del agua y el fuego señalando que uno escoge dónde quiere “poner la mano”). Obviamente la libre opción de la persona ante ambos caminos no implica que Dios sea indiferente. Dios mira y conoce “las obras” (= el camino, la vida). Nadie puede utilizar su libertad para escoger destacando que Dios la ha puesto “para que” la escoja. Dios puso ambos caminos, pero uno es el camino que conduce a dios, del mismo modo que “poner las manos en el fuego” implica necesariamente quemarse. Con terminología nuestra (es decir, no es propiamente bíblica) lo que Dios ha puesto es nuestra libertad, no los dos caminos en el sentido de que el camino “de la muerte” también es querido por Dios. Nadie puede decir que Dios le “ordenó”, o le dio “autorización” en ese sentido. Lo que Dios quiere es la vida de sus amigos.



Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los cristianos de Corinto     2, 6-10


Resumen: Dos sabidurías están en conflicto: la “de este mundo”, la del imperio romano que asesina a Jesús, y la sabiduría “de Dios”, revelada por el espíritu que nos hace conocer lo profundo de Dios. Pablo contrasta ambas sabidurías y nos hace saber que la “gloria” de Dios brilla en medio de la oscuridad de la cruz.


Continuando la segunda lectura del domingo pasado, Pablo sigue profundizando el tema de la “sabiduría”.  En los versículos anteriores había un cierto contraste entre aquellos que quedaban encandilados por las predicaciones “bien hechas” (como la de Apolo) con la cruz como modo de predicación. Pablo, ahora, decide ir al nudo de la cuestión, sin abandonar el tema de la cruz que es el eje de toda la unidad literaria (caps. 1-4). Claro que los corintios en su superficialidad característica no saben ir a las “profundidades”, pero Pablo quiere ir a lo "profundo" (término que parece importante en la unidad, ver 2,10). Para ello contrasta dos sabidurías, la “de este mundo”, y la “de Dios”. 

Una nota sobre “este mundo”. El término “mundo” suele tener diferentes lecturas según los diferentes escritores (y según los diferentes lectores). En el Evangelio de Juan –por ejemplo- el “mundo” es el ámbito adversario a Cristo. Pablo, en general, no habla de “este mundo” fuera de la primera carta a los corintios (Ga 1,4; 2 Cor 4,4) mientras que aquí lo menciona repetidamente (11x), 7 veces en esta unidad (1 Cor 1-4). El medio ambiente greco-romano, con su modo de vivir, la sociedad, es –para Pablo- “este mundo”. No se trata de un dualismo platónico como pensando en este “mundo” y el “mundo del cielo”, como ciertas parecen pretender lecturas espiritualistas. Se trata de llevar una vida que sea evangelizadora para los contemporáneos. Y estos son judíos y paganos, a ambos se les ha de mostrar una vida “perfecta” (es decir, que ha llegado a la plenitud alcanzada “en Cristo”).

En este caso concreto, la sabiduría de “este mundo” es la sabiduría “oficial”, la hegemónica ante los ojos de la sociedad. Y esta “sabiduría” es la que ha crucificado a Jesús. Son los “príncipes” los que lo han hecho (no se ha de olvidar que la cruz era una pena de muerte que aplicaba el imperio por intermedio de sus gobernantes. El César y el Imperio (la sabiduría personificada) son los que no entienden la sabiduría de Dios y los que han asesinado a Jesús. No se trata de “espíritus” o de “fuerzas del mal”, se trata de personajes concretos (“padeció bajo el poder de Poncio Pilatos”) de historia concreta. El imperio romano fue responsable del crimen del "señor de la gloria", y estamos invitados a reconocerlo sabiendo que Dios nos invita a mirar la realidad y la historia con “otros ojos”, otra sabiduría.

Esta sabiduría es calificada de “en misterio”, escondida, predestinada para nuestra “gloria”, que ningún “príncipe de este mundo” conoció. Es algo “preparado por Dios para los que le aman” (= conocen).

Una nota sobre el “misterio”. Ciertas cosas que ocurren en la vida cotidiana son inexplicables desde nuestra concepción de Dios y su obrar. Un ejemplo evidente es la persecución de los fieles. ¿Por qué ocurre que los fieles sean asesinados mientras que los corruptos triunfen en la vida? ¿Y Dios? Esto es algo “misterioso”, pero Dios no puede fallar, no puede ser injusto, por lo tanto más tarde o más temprano se “revelará” el sentido de esto (es una idea propia de la literatura apocalíptica). Lo propio del misterio bíblico (algo de la historia que no comprendemos por ahora en su sentido) es que Dios lo revelará en un futuro (más o menos cercano). En este caso, esta sabiduría “escondida” es “en misterio” (v.8), pero Dios la ha “revelado” (v.10) “a nosotros”, a los mismos a los que Dios –para nuestra gloria- Dios predestinó.

La cruz “esconde” una sabiduría que sólo puede ser comprendida por “revelación”. Mientras tanto, permanece “en misterio”. Eso es algo ya preparado por la escritura: 


anunciamos lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman” (v.9). 

En realidad, como ocurre en otras citas bíblicas de esta unidad, no se trata de un texto exacto. Varias referencias a las escrituras parecen más bien un “conjunto” o un "ramillete" de citas. Es decir, no se trataría de una cita exacta sino de un conjunto o síntesis (en este caso, de Is 64,3 y de Jer 3,16), lo cierto es que lo que se destaca es que sólo por iniciativa divina es posible comprender las cosas de Dios. Sin ella, todo permanece “en misterio”, “escondido”. La cruz (que, como dijimos, es el eje de toda la unidad) es el mejor ejemplo de esto, sólo los que se abren a la revelación de Dios pueden comprender esta sabiduría.

 

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     5, 17-37


Resumen: en el medio del “Sermón del Monte” Mateo muestra que Jesús quiere llevar la Biblia a su plenitud viviéndola desde “su corazón”, yendo al fondo de aquello que es la voluntad de Dios. Eso es “cumplir” y “ser perfectos” haciendo realidad el anuncio del Reino.


Todo el Evangelio de Mateo está “impregnado” de citas y referencias a la Antigua Alianza. Y esto es particularmente notable en el “Sermón del Monte”. Como Moisés, Jesús sube a un Monte, y desde allí enseña a los suyos. Recién en 8,1 Jesús “bajó del monte” para dar comienzo a una nueva unidad, en la que se destacará la fuerza del reino que Jesús predica, obrada en milagros. 

Lo que se destaca aquí es que Jesús vino “a dar cumplimiento” a “la Ley y los profetas”, y luego de señalarlo claramente pondrá una serie de ejemplos para ilustrar esto.

Una nota sobre el “cumplimiento”. Se puede correr el riesgo de entender “cumplimiento” en el sentido de pensar que Dios ha anunciado algo que se realizará en el futuro inexorablemente. En este caso, parecería que Dios tiene la historia “digitada”, y la libertad humana no tiene cabida en ella. Sin duda no es ese el Dios de la Biblia. En general, los textos bíblicos se han escrito para su presente histórico, y lo dicho se realiza o no en ese mismo presente. Sin embargo, esos textos son leídos y releídos una y otra vez (como lo hacemos nosotros en nuestro tiempo, acotemos) y muchas veces los contemporáneos ven o entienden que lo que hoy vivimos “también” realiza aquello que se dijo antes. Como que antes se “cumplió” y hoy “vuelve a cumplirse”. “Cumplir” es un término genérico (polisémico): puede querer decir que se “cumple” un anuncio, pero también que se “llena” un hecho (podemos usar la imagen de un vaso), o también que se “obedece” una norma (“cumplí con mi padre obedeciéndolo”). Cuando mateo dice que “se cumplió lo dicho por el profeta” destaca que eso, que se había cumplido en otro tiempo, hoy vuelve a “cumplirse”, “se llena el vaso”. Cuando dice que vino a “dar cumplimiento” a la Ley y los Profetas parece estar diciendo lo mismo, como veremos.

Para entender claramente lo que dice Mateo, es necesario recordar que “la Ley y los Profetas” es el modo habitual judío de decir “la Biblia”. Jesús vino a “llenar el vaso”. No vino a anular lo antiguo, sino a darle plenitud.

Una nota sobre lo “nuevo” (y lo antiguo). Un desafío siempre interesante y variado en los escritos cristianos de la Biblia es entender –cuando decimos “nuevo testamento”, “nueva alianza”- cuánto de nuevo se propone y cuánto de antiguo se mantiene. Es interesante que entre las primeras herejías del siglo II esto fue decisivo: algunos prácticamente negaban toda novedad (los ebionitas) y otros negaban todo lo antiguo (los marcionitas). Es decir, un camino que mantenga antigüedad y mantenga novedad es el que parece justo. Pero sin embargo, también en esto hay diferentes miradas. Y en las escrituras cristianas se ven variadas opiniones. La carta de Santiago, por ejemplo acentúa más lo antiguo, mientras que el Evangelio de Juan acentúa lo nuevo. Mateo parece más cerca de Santiago, mientras que Pablo está más cerca de Juan. Lo importante, además, es que ambas miradas están en las Escrituras, y ambas son eclesiales. Es una muestra más del pluralismo característico de la Biblia judía y cristiana.

Mateo continúa con el cumplimiento de la ley (ahora entendida como mandamientos) señalando que aun el “más pequeño” ha de “cumplirse” (en el sentido de obedecer). Y para entender esto, recurre a una imagen que todos los lectores conocen: “los escribas y fariseos”. Estos son –a los ojos de todos- sin duda los más reconocidos cumplidores de la ley. Es decir, Mateo les dice a sus lectores que “han de cumplir la ley más que los que más la cumplen”. Es cierto que suelen ser caracterizados por Jesús de “hipócritas” (23,13.14.15.23.25.27.29) pero esto no es diferente de lo que muchos fariseos decían de sí mismos en tiempos de Mateo (es decir, que el estricto cumplimiento de la ley hasta en los más mínimos detalles corría el riesgo –y muchos caían en él- de hacer las cosas a fin de ser “mirados”, “aplaudidos”, “reconocidos”. Pero esto era así –precisamente- porque se trataba del grupo religioso por excelencia. Y a estos alude en texto. Los discípulos de Jesús (de Mateo) deben cumplir más que estos.

Pero ¿cómo se puede cumplir más que los que más la cumplen? Precisamente llevándola a “plenitud” (plêroô, v.17), haciendo “perfecta” (teleios, v.48) la ley. Es decir, la ley puede cumplirse simplemente haciendo eso que está mandado u omitiendo aquello que está prohibido, o puede “llevarse a plenitud” yendo “al corazón” del tema propuesto o prohibido. Es a esto que dedicará Mateo los próximos versículos; tema que concluirá precisamente con la misma idea en Mt 7,12 (donde vuelva a señalar que “esta es la Ley y los Profetas” mostrando cómo se “cumple”). Veamos brevemente esto:

¿Cómo se “cumple” (= obedece) plenamente “la ley y los profetas”? Obviamente conociendo todos los mandamientos (613 mandamientos en tiempos rabínicos) y obedeciéndolos. En muchas escuelas todo esto se “resumía” en “no hacer a los demás lo que no quieres que te hagan”. Obviamente de esa manera “no robarás, “no prestarás falso testimonio”, “no matarás”… Pero para ir “precisamente al corazón”, Mateo va más allá y ya no dice “no hagas” sino “haz”, “todo lo que deseen que les hagan los hombres, eso háganselo ustedes a ellos; por esto es la ley y los profetas” (7,12). Esto es la síntesis de todo lo que presenta, en ejemplos, el evangelio de hoy (y el del próximo domingo).

A continuación Mateo va a presentar una serie de “antítesis” formuladas como “han oído que se dijo… pero yo les digo” (vv. 21.27.31.33.38.43 [los dos últimos pertenecen al próximo domingo]). 

Una nota sobre la cantidad de “antítesis”. Mirando las citas parecería que se trata de seis antítesis, sin embargo, la 3ª (la del divorcio) presenta diferencias con las anteriores, no solamente en su formulación diferente (“también se dijo…”) sino en que en este caso no lleva a “plenitud” un mandamiento –como en las anteriores- sino que en realidad anula una prescripción (el derecho a divorciarse). Por otro lado, este texto –que se encuentra en el texto Q (cf. Lc 16,18) también se encuentra en Mt 19,1-12 (en este caso, tomado de la fuente Marcos. Esto parece indicar que el texto fue agregado más tardíamente a las cinco antítesis, probablemente a raíz de que el tema de la relajación moral manifestada en los divorcios fue un tema importante en la comunidad de Mateo, y por eso lo añadió (con una excepción en caso de adulterio, v.32) a fin de regular el modo de vida de la comunidad.

Se puede comentar una a una las antítesis (solo diremos una pequeña nota) pero no se ha de olvidar que Mateo más que presentar una “nueva ley” pretende llevar “la Ley” a plenitud, es decir ir al “corazón” de todo, eso es “ser perfecto” (5,48). Pablo también lo afirma al decir que “el amor es la ley en plenitud (plêrôma)” (Rom 13,10), “toda la ley alcanza su plenitud (plêroô) en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Ga 5,14).

Los mandamientos que han de alcanzar plenitud son “no matarás” (v.21), “no cometerás adulterio” (v.27), “no perjurarás” (v.33), “ojo por ojo, diente por diente” (v.38; = “no te vengarás”), “amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo” (v.43). En estos casos, el “más allá de la ley” está en “no enojarse” (v.22), “no mirar con deseo” (v.28), “no jurar” (v.34), “no poner resistencia al mal” (v.39), “amar a los enemigos” (v.44). Luego de presentar estos mandatos superadores, pasa a ejemplificarlo con “casos” (“si…”, vv.23.29.46 y cf. 34.39). En estos casos, como hemos dicho, el mandato del divorcio es diferente, no solamente porque anula (es decir, no la lleva a “plenitud”) directamente la cláusula de divorcio de Dt 24,1 sino que no presenta una normativa superadora (obviamente por haberlo anulado).
  •     evitar el insulto (la ofensa al hermano) y no dar motivo justo de enojo, antes bien reconciliarse, son superadoras de “no matar”;
  •     evitar la búsqueda y el deseo adúltero es superador del mismo adulterio;
  •     evitar los juramentos porque la credibilidad lograda hace que “el sí sea sí, y el no sea no” vuelve esos juramentos innecesarios;
  •     evitar el “espiral de la violencia” lo quiebra de raíz y lo deja “desarmado”;
  •     evitar el odio deja a los “enemigos” sin argumento y nos hace parecernos a Dios.

Es por eso que esta sub-unidad concluye con “sean perfectos” (es decir vivan de modo perfecto, haciendo “perfecta” la ley y los profetas, es decir “ir al corazón”, a la novedad que Jesús viene a traer en su predicación del Reino) como es “perfecto el Padre del cielo” (5,48).



Foto tomada de www.portadastw.com

sábado, 8 de febrero de 2020

Palabras


Palabras


Eduardo de la Serna

Dicen que las palabras dicen. Pero ¿siempre dicen? ¿Qué dicen?


Los dueños del Metro 

https://es.wikipedia.org/
wiki/Cent%C3%ADmetro


Y no me estoy refiriendo a los dueños de un transporte público al que en Argentina llamamos “subte”. Por más que merecería una reflexión un transporte que debiera ser de todos y una empresa con la amistad oficial ha “sacado todos los números” para ser dueña, aunque no lo sea. Me estoy refiriendo a “metro” en cuanto medida.
  • El “eclesiómetro” parece tenerlo el Papa y los obispos. Para muchos medios ellos son “la Iglesia” (por más que esta sea “el pueblo de Dios”). Así, lo que digan, piensen o hagan estos resulta ser algo “oficial” mientras que resultaría ser marginal lo que todo el resto del pueblo piense, diga o haga.
  • El “judiómetro” parece tenerlo Waldo Wolff y la DAIA y AMIA. Para muchos, algo parece ser pensado, dicho o hecho por toda la comunidad argentina de origen judío si procede de ese origen. Muchos judíos no se sienten y saben no estar representados por estos, pero en general algo pasa a ser “anti-judío” o “pro-judío” si pasa por el tamiz de estos patrones.
  • El “peronómetro” parece tenerlo una serie de históricos sujetos que dan cátedra de ortodoxia peronista, al estilo Guillermo Moreno o Luis Barrionuevo… y siguen las firmas. Por más que Perón hubiera dicho “mi único heredero es el pueblo”, algunos parecen instituirse voceros y representantes del pueblo mismo. aunque los votos digan otra cosa.



Centro 

https://www.ecured.cu/Centro_pol%C3%ADtico


Decir “centro” es decir equilibrio (una persona “centrada” es eso, precisamente), es evitar los extremos y extremismos. Es sensatez. Pero curiosamente, la “derecha” suele afirmar que es de centro. Nadie en su sano juicio hubiera dicho que Álvaro Alsogaray era de centro, por más que hubiera fundado la Unión de Centro Democrático (UCeDe) y nadie sensato (centrado) diría que otro Álvaro, este Uribe, es de centro, por más que arremede al nuestro y afirme ser de Centro Democrático (sic y sic). Ni él, ni sus marionetas pueden afirmarse de centro, pero ellos lo dicen y nadie los desdice. Claro que, si estos son de Centro, casi todos somos de izquierda (salvo Bolsonaro, por cierto, pero siempre hay alguien que desentona). 

Curioso equilibrio este.


Grieta 

https://oleada.com.ar/nuevas-mayorias/
la-grieta-y-la-pasion-por-la-moderacion/


El tema de la llamada grieta me tiene harto. Un invento idiomático de Jorge Lanata fue asumido por decenas. Pero resulta que solo hay esa tal grieta de un lado (curiosa grieta de un solo borde). Y dejo de lado que el mundo entero está atravesado por grietas (a menos que la injusticia, el hambre, la desigualdad, los ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres no sea grieta) y dejo también de lado que nuestra historia está también atravesada de civilización o barbarie, religión o muerte, los salvajes unitarios, que no hay que ahorrar sangre de gauchos, que viva el cáncer y demás linduras. 

Es cierto que sería sensato poder disentir civilizadamente, pero no sería de hoy que hay quienes dicen que no hay que hablar ni de política, ni de religión ni de fútbol para que haya paz. Pero, eso sí, si hay grieta es porque hay “K”. Todo lo demás es folclore.

Justicia 

https://diarioresumen.com.ar/democracia-justicia-
poder-judicial-y-otras-cuestiones/


Resulta que uno de los tres poderes de la república es el poder judicial. Y, resulta, que lo que este poder sentencia “es justicia”. Pero resulta que el poder fue cooptado por otro poder, y las sentencias parecen dictadas en otras oficinas, pero de todos modos se afirma que “la justicia” dijo o hizo. 

Es curioso: cuando el poder judicial falla contra nuestros enemigos, el titular dirá “la justicia condenó a…”, pero si es un fallo que nos desagrada, se dirá “el juez Fulano absolvió a…”. Lo que es tener el poder de la palabra (o de la Comunicación) ¿no?

Corrupción 

https://gestion.pe/mundo/internacional/corrupcion-derrotable-dice-guru-
mundial-responsabilidad-social-corporativa-262741-noticia/


La mala palabra por excelencia en estos días es “corrupción”, porque Lula es corrupto, Maduro es corrupto, Correa es corrupto, Cristina es corrupta. ¿Macri? ¿Piñera? ¿Iván Duque? ¿Lenin Moreno? ¿Cartes? ¿Bolsonaro? ¡No! ¡Jamás! 

Sólo se aplica a cierta gente a la que queremos que se aplique. Y si Macri estafa con el Correo, los Parques Eólicos, los Peajes, las Aerolíneas Low Cost, y decenas que otras cositas, pues no es corrupción sino “operación política” en su contra como la que se ha desencadenado contra el pobre Sbarra; el sobre con U$A 10.000 que se encontró en su oficina lo puso Cristina para perjudicarlo. Obviamente. Quizás después de matar a Nisman.

Manada 

http://tumamifero.com/c-carnivoros/hienas/


Hay una serie de cosas que, últimamente, se afirma que han ocurrido en “manada”. Hay violaciones en manada y una muerte a un muchacho en manada. Pero, una manada es un conjunto de animales que se mueven al unísono para migrar, para defenderse o para cazar. Es decir, es una estrategia animal de vida o sobrevida. No es el caso en los antedichos. No son manada, son patota, son pandilla, son abusadores del poder que les da la fuerza. 

Los animales, que bien pueden servir para ilustrar alguna característica, no son ejemplo de la crueldad humana. No son bestias, son personas. Seres humanos que revelan lo bajo que puede caer la especie. No estaría de más que los seres humanos le pongan límites a la crueldad. De convivencia se trata. Y no estaría de más que devolvamos a las palabras su sentido pleno. Digo, para que los dueños no nos manejen la vida.

viernes, 7 de febrero de 2020

Una misa


Una misa

Eduardo de la Serna



Una misa es una celebración litúrgica en la que Jesús se hace presente en su cuerpo y sangre (su persona) para alimentar la vida y la fe, la esperanza y el amor de su pueblo creyente. En cierto sentido, entonces, toda misa – aunque sea celebrada en una pequeñísima comunidad recóndita – es universal. Algún conocido biblista lo ha comparado con el sol: solemos decir el sol sale, el sol se pone, pero sabemos que en realidad nosotros vamos hacia el sol. En la eucaristía (la misa) ocurre lo mismo, parece que traemos a Jesús a nosotros, pero en realidad nosotros vamos hacia él (X. Léon Dufour). En este sentido, entonces, si bien en una celebración de la misa puede pedirse por A o por Z, es la comunidad eclesial toda la que hace suyo (o no) el pedido.

Sin embargo, hay alguna “misa por…” que merecería nuestra atención o reflexión. Empiezo por un ejemplo evidente: existe misa “para pedir la lluvia”. ¿Dios manda (o quita) la lluvia? Sería muy extraño que eso lo dijera alguien hoy día. Es cierto que en algunos lugares hay sequías alarmantes, pero muy diferente sería pedir en la misa por la conversión de los responsables del cambio climático, por ejemplo. Además, me queda un problema: si Dios mandara o impidiera las lluvias, entonces ¿él es responsable de las muertes por todo esto, de las inundaciones y los huracanes? ¡En ese Dios yo no creo!

Y yendo al tema, ¿qué significa celebrar una misa para pedir por la protección de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural? El lema de la celebración será: "Sí a las mujeres, sí a la vida". Porque quiero dejar de lado la supuesta buena voluntad, el corazón pastoral y el amor profundo de quienes convocan a esta u otras misas semejantes. Mi primera pregunta es ¿cómo se lee la convocatoria? Porque la primera lectura es “una misa contra” y ya me suena raro. Una misa el día de la mujer y por las mujeres sería hasta bueno, especialmente si la Iglesia mostrara (¡y habitualmente no lo hace!) respeto por las mujeres, valorización, y reconocimiento de la igualdad de oportunidades, etc. No lo hay. Difícilmente alguien podría discutirlo. Así dicho, además, el lema parece indicar que quienes no están “de este lado” no sólo no defienden a las mujeres (las cuales no parecen consultadas, por otra parte… ya que parece ser una decisión del Episcopado en el cual no hay mujeres, que yo sepa) sino que, además, los opositores no defienden la vida. Insisto… suponiendo la mejor voluntad (y en algunos casos me cuesta suponerla) creo que muchos, muchísimos, de los convocados, participarán como cruzados, como guerreros militantes “contra” ... ¿A eso no lo llaman “grieta”? No… parece que la grieta es de un solo lado.

Insisto lo que he dicho en otra ocasión: ante un proyecto de ley todos tienen y tenemos derecho a tener diferentes miradas, propuestas y enfoques. Y en una sociedad laica, lo que nos toca hacer es poner a nuestros “mejores cerebros” a opinar, debatir (civilizadamente, Albinos abstenerse) y proponer. Dar razones de por qué esto sí y por qué aquello no. No en vano la Santa Madre tiene una serie de universidades donde es de esperar haya “cráneos” notables que pueden sepultar con argumentos irrebatibles las limitadas propuestas en contrario. Pero si esos tales cerebros no aparecen, y lo que se ofrece es una multitudinaria marcha fundamentalista, a la que se invitan otros fundamentalismos, con slogans vacíos que nadie sensatamente cuestionaría (¿quién estaría contra la mujer y contra la vida? Quién aparte de unos cuantos eclesiásticos, por cierto, pero eso es otro tema). Si no hemos aprendido de la procesión del Corpus Christi de 1955 quizás haya que decir, por lo menos, que después no se quejen de las iglesias vacías. “Las mujeres están dejando la Iglesia…. debemos actuar antes que sea tarde” dicen los obispos alemanes al convocar un sínodo que pretende repensar muchas cosas estructurales en la Iglesia local. Los obispos argentinos podrán convocar en nombre de las mujeres. Y habrá muchas que acompañarán a Amalia Granata y Cecilia Pando en la marcha del 8 de marzo. Pero no estaría mal que caminaran las calles del centro de la ciudad ese día. Verán a muchas, muchísimas mujeres, y muchas de ellas, muchísimas, con un discurso cada vez más virulento contra la Iglesia. A lo mejor, una vez más, la jerarquía eclesiástica ha olvidado que no estamos en el Medioevo y que la sociedad, que se considera adulta, no le pide permiso para pensar y decidir. ¿Qué la sociedad civil puede equivocarse?, ¿legislar erróneamente?, ¿incluso decidir aberraciones? Por supuesto. Para eso es que hubiéramos deseado los cerebros ausentes que alertaran los inminentes desvíos. Se ha legislado obediencia debida y punto final; se ha legislado acuerdo con los fondos buitres; se ha legislado desentenderse de los jubilados… obviamente el error es posible. Error que puede remediarse, en parte en el futuro. Pero no será aceptando sumisamente la presión eclesiástica que se evitará el error. Las dictaduras parecen recordarnos otros errores por sumisión. En suma, supongo que nadie se extrañará que no vaya a Luján el 8 de marzo. Ese día suelo caminar y escuchar otras voces por el centro de la ciudad.


Foto tomada de https://www.infobae.com/fotos/2017/03/08/41-fotos-de-la-marcha-de-mujeres-a-plaza-de-mayo/

miércoles, 5 de febrero de 2020

Empatía, simpatía y otras “patías” más


Empatía, simpatía y otras “patías” más

(o "yo me divierto como quiero")

Eduardo de la Serna



Precedida de numerosos prefijos, la raíz “patía” casi parece de moda: sim-patía, anti-patía, tele-patía, homeo (o alo)-patía, y muchas otras más. Sin duda, como es razonable, será el prefijo el que oriente el sentido. Porque de “sentido” (pathos) se trata. La clave viene dada por que ante un sentir / sentimiento hay una serie de actitudes por parte de otro. Sim-patía, entonces, es sentir “con” el otro, como siente el otro, en comunión con el otro, y, por cierto, la anti-patía es todo lo contrario.

Cuando la sociedad que se propone está marcada por el individualismo, en el que cada quién debe ocuparse de su éxito, de su mérito, o de su emprendimiento, pues para “les otres”, lo que esa persona sienta nos tiene sin cuidado. Cada quien debe buscar ser feliz y si todos lo son, la sociedad lo será, se afirma – de un modo pseudo-zen – con una ingenuidad absoluta o un cinismo cruel. A lo sumo me importará el sentir de los “míos” (familiares y/o amigos) porque participan de mi mundo de sentimientos, son un “yo más amplio” (nunca un nosotros). Es decir, sus sentires son también míos. Cuando la sociedad, en cambio, se ve como una comunidad organizada, cuando “el otro” (otra y otre) cuenta, celebro sus alegrías, me duelen sus dolores, festejo sus fiestas. Es razonable, en estos casos, disfrazar con “sentimentalismos” que “me” conmueven, y desentenderme de la Patria (porque no hay hermanos) y poner animales en los billetes o clausurar zoológicos, porque conmueve mucho más un cachorrito que un wichi hambriento. Y esa inexistencia del otro, esa insensibilidad a su dolor (algunos utilizan el término dis-patía) lo niega, lo discrimina, lo ningunea, o – a veces – lo elimina: no es otro sino un negro, o un trofeo. Yo me divierto (como quiero, por cierto) y filmo, o acuso a un ausente para perjudicarlo. ¡Divertidísimo!... Como tirar un cordero desde un helicóptero, como prender fuego a un indigente (y también filmarlo) o como hacer nada y pensar nada en una reposera (en el caso en el que estoy pensando, lo de “nada” es una obviedad, casi un pleonasmo). El ónfalocentrismo (ómfalos = ombligo) suele caracterizar al a-pático. No es muy diferente lo que puede pensarse del mamonacéntrico (mamona, dinero divinizado). Sólo importa mi dinero, (o el de mis amigos o hermanos de la vida) y no el sufrimiento que esto pueda implicar a terceros. Al fin y al cabo, no han de ser muy meritócratas o no debo ocuparme; que lo hagan ellos mismos. Por eso se puede afirmar claramente que los modelos centrados en el individualismo, o en el dios dinero (que se parecen, por cierto), carecen absolutamente de em-patía.

Pero hay otro modo de vivir y convivir. Un modelo en el que el / la / le otre cuente. Y, especialmente, cuenta su dolor. Es la actitud del que se divierte con los demás, y no a costa de ellos. Es la actitud que nace de la solidaridad. Es la construcción de una sociedad humana, una sociedad empática.

Quizás la clave esté dada por el otro, pero no ese que escondemos detrás de “la caridad bien entendida”, empezando por casa, sino ese otre, ese desconocido / a / e. Ese otre y su dolor. Cuando veo que hay quien se divierte prendiendo fuego bajo un puente a un indigente, o que otro se divierte responsabilizando de una golpiza a uno que estaba a 465,9 kms del lugar, pienso que la diferencia está precisamente dada por el ombligo por un lado y la vida por el otro. Y saber que cuando “le otre” no cuenta, pues precisamente es muy difícil pensar algo o edificar algo con ellos. La vida no es un partido, para divertirse, sino un desafío para edificar sim-páticamente, sin-fónicamente, en sin-tonía fraternal y sororal. Es por eso que sigo creyendo que “la patria es el otro” (aunque hoy digamos otre).


Imagen tomada de https://asociacioneducar.com/empatia-caracteristicas

martes, 4 de febrero de 2020

Un tema de carismas y carismáticos


Un tema de carismas y carismáticos

Eduardo de la Serna



En la Iglesia católica romana, y otras iglesias también, existen una serie de institutos que, fundados por alguien (o varias personas) pretenden vivir de una manera o en determinada acción pastoral que la misma Iglesia considera necesaria, u oportuna o conveniente. A esos institutos se los suelen llamar “vida religiosa”. Desde los primeros siglos de la Iglesia (se lo suele ubicar a partir del fin de las grandes persecuciones, por ejemplo, con la ida al desierto para vivir allí de un modo especial, o consagrado) hasta nuestros días, surgen y seguirán surgiendo. En ocasiones son fundados a raíz de circunstancias muy precisas y concretas, y estos institutos tienen sentido mientras esas circunstancias sigan estando vigentes. Cuando durante el período de las cruzadas, por ejemplo, se multiplicaron los cautivos, surgieron comunidades dedicadas a su liberación. En concreto, entonces, la vida religiosa compromete a varones y/o mujeres que se consagran a un carisma (en ese caso, la liberación de los cautivos); un carisma que tiene un sentido pastoral e, incluso, puede, en algún momento, dejar de tenerlo. Es importante siempre notar que todo carisma no es para la comunidad sino para el cuerpo eclesial. La Iglesia ve, discierne, que para desarrollar más plenamente su ministerio: ¡evangelizar!, es bueno, o conviene, o es oportuno determinado carisma que aporta el instituto Tal o Cual. Pero, y es importante remarcarlo, ese carisma, y ese instituto no existen para sí mismos sino para toda la comunidad eclesial (no es superfluo señalarlo ya que en ocasiones hay comunidades religiosas que solo parecen autoreferenciarse: reuniones de junioras/es, reuniones de comunidad, cursos de formación para…, y todo el tiempo se les va en sí mismas sin aportar su carisma a la Iglesia toda).

Pero con muchísima frecuencia, el carisma fundacional viene estrechamente ligado al fundador o fundadora. Los franciscanos remiten a San Francisco, las clarisas a Santa Clara, los dominicos a Domingo, los benedictinos a Benito, por ejemplo. O, también, aunque no esté incluido en el nombre, el ex militar Ignacio de Loyola funda la Compañía de Jesús. Los seguidores de estos personajes elijen vivir en castidad, pobreza y obediencia (o dicen hacerlo) para poder dedicarse plenamente a vivir el carisma fundacional.

En los tiempos actuales, se ha visto una cantidad importante de nuevos grupos religiosos fundados en el s. XX. En muchos casos no es claro cuál sería su carisma más allá de la personalidad más o menos fuerte de su fundador/a. Hay, es bueno decirlo, decenas de comunidades religiosas que, salvo la persona fundante no parece tener diferencia carismática con otras (comunidades dedicadas a la educación, por ejemplo). No deja de tener algo sintomático la insistencia casi obsesiva de muchas comunidades por avanzar en los procesos de beatificación y canonización de sus fundadores o fundadoras. Casi como que pareciera que se precisa una rúbrica divina que dé seguridad al camino emprendido.

Ahora bien, dentro de los caminos “nuevos” emprendidos quisiera pensar en unos muy concretos. Aplaudidos y alentados por toda la curia vaticana en los pontificados anteriores. Y pienso en Marcial Maciel y los Legionarios de Cristo, Luis Fernando Figari y los Sodalicios de Vida Cristiana, Roberto José Lettieri y la Fraternidad de Alianza Toca de Assis, Carlos Buela y el Instituto del Verbo Encarnado, Roberto Juan Yanuzzi y las Miles Christi, por ejemplo (y hay más). No deja de ser curioso que al volver a Roma después de la asamblea de Aparecida, el entonces cardenal Rodé, prefecto para la vida Religiosa afirmó que los tres primeros arriba mencionados constituían el “futuro de la vida religiosa de América Latina”. Y no está mal señalar algunas “cositas”… todos estos fundadores que he mencionado han sido acusados y sancionados por abuso sexual. Todos estos grupos fueron aplaudidos, avalados y alentados por ser “de derechas” ya que por ahí – decían – vendría “el futuro” de la Iglesia. Ahora bien, aunque los fundadores sean separados del estado clerical, o vedados, o incluso suspendido el proceso de beatificación que se había iniciado, ¡los institutos siguen! Es sabido, por ejemplo, el grado importante de amistad de Marcial Maciel con san (sic) Juan Pablo II (basta googlear y se verá la cantidad de fotos en diversas circunstancias que hay entre ambos). Recién a la muerte del Papa su sucesor, Benito XVI aplicó la tolerancia cero e intervino el instituto prohibiendo toda referencia pública al fundador y sus escritos, por ejemplo. Pero a su vez él invitó personalmente a Luis Figari a Aparecida.

Cabe formularse una pregunta que va más allá del pasado y se dirige al presente y futuro: comunidades tan fuertemente ligadas a los fundadores, y con carismas tan claramente determinados por sus figuras, ¿pueden seguir en la Iglesia? Todos estos grupos fundados por estos fundadores de vida sancionada y condenada siguen vigentes. Como si el fundador y la vida del fundador no los afectara. Y dejo de lado que, además, en muchos casos, el escándalo viene dado por el “sexto mandamiento”, pero los dudosísimos (des)manejos económicos, los abusos de poder y conciencia, y otras atrocidades no aparecen mencionados en las sanciones. Y las comunidades siguen. Como si siguiera siendo válido el dictum del cardenal Rodé. Muchos, por el contrario, pensamos que esos institutos (y otros muchos) son en realidad parte de un pasado eclesial, y de un pasado que sería bueno desarticular. Mucho mal a la Iglesia han causado estos fundadores y sus fundaciones. Pero la derecha eclesial los sigue aplaudiendo, más allá de los “pequeños deslices” de sus fundadores.


Imagen tomada de https://es.gaudiumpress.org/content/107113-El-carisma-de-los-fundadores

Comentario domingo 5A

Una vida en función de “los demás” es una vida donde Dios se hace presente

TIEMPO DURANTE EL AÑO – 5 "A"

Eduardo de la Serna 




Lectura del libro del profeta Isaías     58, 7-10

Resumen: en coherencia con los antiguos profetas, el discípulo de Isaías afirma que el encuentro con Dios no se produce donde nuestra religiosidad espera que se produzca sino allí donde Dios quiere: en el hermano. En la práctica del derecho y la justicia se produce ese encuentro. Encuentro con el hermano, encuentro con Dios.

Todo el capítulo 58 de Isaías constituye una unidad literaria. “Isaías” es enviado a hablar a su pueblo (v.1) a causa de su rebeldía y sus pecados. Este pueblo “busca” a Yahvé, quieren conocer su camino, preguntan por las leyes justas (v.2). En 59,1 se continúa con la idea semejante del pecado del pueblo aunque el acento está puesto en la alianza con Dios (v.21). En este caso el tema radica en que el pueblo se manifiesta aparentemente “religioso”, pero en su praxis está lejos de Dios. El tema principal en este caso es el ayuno.

“¿Por qué ayunamos, si tú no lo ves? / ¿Para qué nos mortificamos si tú no lo sabes?” (v.3). En Israel el ayuno puede tener diversas motivaciones, y ser individual, o colectivo. Ciertamente –en este caso- se refiere al pueblo. Y se encuentra en paralelo con la humillación, mortificación. Obviamente se dirige a Dios, de allí la preocupación de que Él no lo vea o no lo sepa. Todo el resto del capítulo (vv.3b-14) se trata de la respuesta de Dios a su pueblo. Allí señala las características habituales del ayuno de Israel, y propone una alternativa (“si…”) con su consecuencia (“entonces…”). No se trata de que Yahvé no vea o sepa sino de que Israel no está haciendo las cosas bien.

Como es habitual en los profetas anteriores al exilio (Amós, Oseas, Miqueas, Isaías, Jeremías…) este discípulo de Isaías cuestiona el culto tal como Israel lo vive. Veamos brevemente: es habitual en las diferentes religiones que las personas creen que realizando tales o cuales actos “religiosos” se relacionarán con la divinidad: sacrificios, oraciones, culto, ofrendas… Sin embargo, esto termina “haciendo un Dios a nuestra imagen y semejanza”. El Dios bíblico insiste con frecuencia que a Él se lo encuentra, que entramos en relación con Él, en la medida de la realización de su voluntad, no en la medida de los actos de piedad y religión. Podríamos decir que a Dios lo encontramos allí donde Él está, no donde nosotros creemos que está. Y constantemente nos afirma que lo encontramos cuando realizamos y practicamos “el derecho y la justicia”. No es en el culto donde lo encontramos. Estos términos, derecho y justicia (mispat we tzedaqá), son los términos clave de la religiosidad israelita (cf. Gen 18,19; Job 8,3; 29,14; 37,23; Sal 32,5; 37,6; 89,15; 97,2; 98,4; 106,3; 119,121; Pr 1,3; 2,9; 8,20; Qo 5,7; Is 1,21.27; 5,7; 9,6; 16,5; 28,17; 32,1.16; 33,5; 56,1; 59,9.14; Jer 4,2; 22,3.15; 23,5; 33,15; Ez 18,5.19.21.27; 33,14.16.19; 45,9; Os 2,19; Am 5,7.24; 6,12; cf. 1 Mac 2,29). Veamos esto claramente en dos textos más:

  • "Practicar el derecho y la justicia agrada a Dios más que los sacrificios". (Pr 21,3)
  • “…quien quiera gloriarse, que se gloríe de esto: de conocer y comprender que soy el Señor, que en la tierra establece la lealtad, el derecho y la justicia y se complace en ellos –oráculo del Señor–“. (Jer 9,24).
Esto es lo principal, y es el criterio del que parte el discípulo de Isaías. En un pueblo que no practica el derecho y la justicia, pretender relacionarse con Dios a partir del ayuno es necedad. Allí no se encontrará a Dios (v.2: “leyes justas”, tiene la misma raíz de mispat y tzedeq). Si se realiza la voluntad de Dios, y no “ritos vacíos”, entonces: “brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahvé te seguirá” (v.8).

A Dios se lo encuentra en la práctica del derecho y la justicia, es decir, en el trato al miembro del mismo pueblo como verdadero “hermano” (y debemos añadir, “hermana”, aunque la idea no se encuentra en los textos bíblicos). Si no hay un “encuentro” con el otro/a, no hay encuentro con Dios. Esto queda expresamente señalado en el texto:

El ayuno que yo quiero es éste: abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; compartir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no despreocuparte de tu hermano”. (vv. 6-7; ver vv.9-10).

La imagen de la “mortificación” sirve para ilustrar el tema, lo mismo que el hambre:
  • No se trata de que te mortifiques (v.2), sino que no mortifiques al hermano (v.10)
  •      Si sacias el hambre de tu hermano (v.7.10), Dios te alimentará (v.14).

Recién después de vivir conforme a la voluntad de Dios (cf. “¿no será…”, vv.6.7), recién después de vivir el “derecho y la justicia” (“si…”, vv.9.13) es que se produce el encuentro con Dios y “entonces” (vv.8.9.14) esa sensación frustrante de vv.1-2 alcanza su plenitud. Plenitud del encuentro con Dios en la medida del encuentro con el hermano.



Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     2, 1-5
 

Resumen: la cruz es presentada como el centro de toda la predicación paulina; pero esta predicación es a su vez “encarnada”. Pablo mismo se presenta como crucificado de modo que ante los ojos de los destinatarios no “aparezca” el predicador sino la fuerza de lo predicado. La cruz en su debilidad y necedad manifestando así la fuerza del espíritu de Dios.


En la primera parte de la carta a los Corintios (1,11-12), Pablo enfrenta el hecho de que haya partidos en el seno de la comunidad: partidos de Pablo, de Apolo, de Cefas (= Pedro), de Cristo… Pablo no defiende un partido criticando a otro; la división en sí misma carece de todo sentido. Pero luego de haber enfrentado la ruptura como algo "necio", Pablo insiste que lo único que es importante es la cruz. Y no solamente la cruz como “contenido” de la predicación (Cristo crucificado), sino también la cruz como “alma” de la predicación. Este tema lo repetirá también en la 2ª carta a los Corintios como característico del ministerio apostólico (6,4-5; 11,23-27). Una predicación que se caracterizara por palabras bien formuladas (logos sofía), por una retórica bien presentada, corre el riesgo de que los oyentes se “fascinen” en esa forma más que en el mismo contenido. Por eso Pablo va a destacar el contraste entre fuerza y sabiduría por un lado, y debilidad y necedad por otro como una tensión que tiene su "lógica" en la debilidad de la cruz (1,22-25) . Y esta debilidad y necedad se manifiestan en la vida misma de los seguidores del crucificado. La comunidad de Corinto, por ejemplo;

Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es”. (1Cor 1,27-28)

En su vida misma la comunidad ha de ser evangelizadora: lo que se ve en ella ha de ser como una especie de “palabra”, y por eso, el hecho de que sean “necios” y “débiles” se constituye en un reflejo de la cruz (1,30-31). Ellos son –podríamos decirlo, aunque Pablo no lo dice así- una “comunidad crucificada”.

Y a continuación de esto, Pablo se presenta también a sí mismo como un “predicador crucificado” (tampoco esto lo dice así Pablo). La “debilidad” una vez más es puesta en primer lugar. «No me presenté con el prestigio de la palabra o la sabiduría» (es posible que esto lo destaque en contraste con la reacción que algunos de la comunidad tuvieron ante la excelente predicación de Apolo); y la razón de esto es que “no quise saber sino a Jesús el Cristo, y este crucificado”. De allí las características de la cruz que se encarnan en él: debilidad (notar la frecuencia del término "debilidad” tan importante en toda la carta, que expresa una especie de "opción preferencial por la debilidad"): 1,25.27; 2,3; 4,10; 8,7.9.10.11.12; 9,22; 11,30; 12,22; 15,43), temor, temblor. Su palabra no tuvo “nada” de los persuasivos discursos de palabra sabia, sino que fueron “demostración del espíritu y el poder”. Precisamente, los frutos (sin duda las conversiones provocadas por la predicación de Pablo) son manifestación de que allí está actuando el espíritu de Dios en la predicación. Es allí que está actuando el poder de Dios, y no en la mayor o menor capacidad retórica o de predicación de Pablo (o de Apolo).

Pablo continuará este tema profundizando esta sabiduría débil y crucificada enfrentándola a la sabiduría “de este mundo”, pero esto será la lectura del próximo domingo.

Lo cierto es que Pablo mismo se presenta como un ejemplo vivo de aquello mismo que él predica, la cruz no es sólo contenido, es también la vida misma del apóstol.


 
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     5, 13-16

Resumen: con dos metáforas de la sal y la luz, el sermón de la montaña se refiere a los destinatarios como aquellos que –siempre en función de los destinatarios (“los hombres”)- dejan que Dios trasluzca en sus vidas y “los hombres” puedan reconocerlo.


Después de las bienaventuranzas, con las que comienza el llamado “sermón de la montaña” (vv.3-12), y antes de comenzar su largo discurso sobre la “justicia mayor” y “la Ley y los Profetas” (5,17-7,12) Mateo presenta brevemente un doble dicho dirigido a los oyentes del sermón (“ustedes son”, vv.13 y 14) utilizando las metáforas de la sal y la luz.

La imagen de la sal es tomada de un texto del evangelio de Marcos con ligeros cambios:

Mateo 5,13
Marcos 9,50
Lucas 14,34
Ustedes son la sal de la tierra.

Mas si la sal se desvirtúa (lit. se “vuelve necia”),

¿con qué se la salará?
Ya no sirve (lit. “no tiene fuerza”) para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.


Buena es la sal;
mas si la sal se vuelve insípida (lit. “des-salada”), 

¿con qué la sazonarán?





Tengan sal en ustedes y tengan paz unos con otros».


«Buena es la sal;
mas si también la sal se desvirtúa (lit. se “vuelve necia”),
¿con qué se la sazonará?

Como se ve en el cuadro, Mateo repite la idea de Marcos, destacando en este caso –como es propio del Sermón del monte- que los destinatarios están llamados a un modo de ser y vivir. “Ustedes son”. La “necedad” de la sal que encontramos en Lucas se ubica aquí, mientras Marcos utiliza “des-salar”. 

Pero como puede verse, la imagen se presta claramente a un sentido metafórico: en Lev 2,13 las ofrendas que se presentan a Dios han de ser saladas, y la sal es imagen de la alianza (ver Num 18,19; 2 Cr 13,5). La sal también es imagen de “sabor” (Job 6,6), como se ve en la metáfora usada por el discípulo de Pablo (Col 4,6): la conversación ha de ser amena. Pero la sal es también imagen de purificación (2 Re 2,20-21), se utiliza en los nacimientos (Ez 16,4). Es algo de primera necesidad (Sir 39,26), y se suele utilizar para las paredes y pisos de los hornos (cf. Mc 9,49). 

La idea de la “necedad”, que no se espera normalmente de la sal, parece aludir –especialmente por el contraste con la “fuerza” a un servicio para “los hombres”. La “tierra” se refiere a la vida cotidiana (6,19; 9,6; 17,25; 23,9; 24,30; aunque en ocasiones puede ser distinto del mar [14,24], o el cielo [16,19; 18,18.19]). Los oyentes del sermón de Jesús están llamados a sazonar la vida de la humanidad, a llenarla de sabor.

La segunda metáfora es la de la luz. Y en seguida lo ejemplifica con dos elementos, una ciudad en la cima de un monte y una lámpara. La primera, obviamente no alude a la luz, pero si a “ser vista”: “no puede ocultarse”. Los oyentes del sermón deben ser vistos, y los testigos deben –se dirá- ver algo más en sus actitudes.

La lámpara encendida, obviamente se pone en un lugar que ilumine a “todos los que están en la casa”. En este caso, el contraste está en un "candelero” y un “celemín”. Nuevamente esta frase está tomada del Evangelio de Marcos. 

Mateo 5,15
Marcos 4,21
Lucas 8,16
Lucas 11,33
Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa.
Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero?
«Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz.
«Nadie enciende una lámpara y la pone en sitio oculto, ni bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que los que entren vean el resplandor.

No es evidente de qué se trata un “celemín” (módios) pero lo cierto es que se hace referencia a algo que tapa la luz que se ha encendido (como una vasija o debajo del lecho, Lc 8,16). El contraste con el candelero es, precisamente algo que eleva la lámpara para que la luz llegue a todos. Y –nuevamente- ese “todos”, “los hombres” son los destinatarios de la metáfora, como la de la sal.  

El sentido del ser de los destinatarios del sermón de la montaña no es en función de sí mismos sino de “los demás”. Por eso son “de la tierra” o “del mundo”. 

De allí la conclusión de esta última metáfora pero que da a su vez sentido a la anterior: “brille su luz delante de los hombres” (v.16).

Pero –y he aquí la clave de todo- así “los hombres” verán las “buenas obras” (la sal, la luz); pero estas “buenas obras” no son para que los que las practican se jacten de su “religiosidad”, de su “bondad” o –peor aun- de su superioridad con respecto a “los hombres”, sino para que “los hombres” descubran a Dios detrás de ellas y le den gloria (“Padre [que está] en los cielos” es característico de Mateo: 5,15; 6,9; 7,11.21; 10,32.33; 16,17; 18,10.19). Los hipócritas pretenden ser “glorificados” ellos mismos por “los hombres” cuando estos ven sus “buenas obras” (6,2). Del mismo modo que las obras de Jesús manifiestan a Dios, y a Dios que reina (9,8; 15,31) las “buenas obras” de los destinatarios del Sermón de la Montaña deben dejar traslucir a Dios y en ellas “los hombres” podrán reconocerlo. 


Foto tomada de Jujuy 360 noticias