jueves, 30 de abril de 2020

Idiotas útiles


Idiotas útiles


Eduardo de la Serna



Muchos de lo que militamos en los 70s éramos sistemáticamente acusados, cuestionados y estigmatizados en los ambientes familiares o conocidos como “idiotas útiles”. Creo recordar que el acento estaba puesto en lo de “idiotas”. Lo de “útiles” quería – o pretendía – invitarnos, a los que soñábamos con una revolución, que éramos una suerte de preservativos de un grupo de “vivos” que nos usaban y descartaban. La clave estaba, en que los que pensaban de la manera opuesta a la nuestra, eran los inteligentes y sabios, los maduros y equilibrados que los idiotas no podíamos vislumbrar.

Pues, sin detenerme a analizar demasiados detalles del pasado y del presente, hoy hubo un nuevo cacerolazo en algunas zonas de la Argentina (debo decir que en mi barrio no se escuchó ni el sonido de una latita de paté). La vez pasada, reclamando que los políticos se bajaran los salarios (no los empresarios, por cierto). Y hoy contra la supuesta liberación indiscriminada de presos a causa de la pandemia.

No deja de ser interesante que algunos de los gestores de esta campaña cacerolera fueron los del cada vez más perverso diario La Nación. El mismo que “hasta ayer” nos explicaba las bondades de la prisión domiciliaria de genocidas, torturadores, asesinos, violadores de lesa humanidad. Logros que consiguieron, con frecuencia intolerable durante el no menos perverso gobierno nacional que se retiró derrotado hace escasos meses. Pero parece que la prisión domiciliaria de tiernos ancianitos torturadores y genocidas no es igual a la de los que vendían paco, asaltaron un super o quizás hasta cometieron la perversa osadía de robar gallinas.

Nadie en su sano juicio cívico ignora que quien concede o no una prisión domiciliaria es el poder judicial (el mismo que hasta “ayer” era aplaudido por los que hoy protestan). Un poder judicial que no es menos perverso ayer que hoy, pero es el mismo. Es verdad que estuvimos habituados a una intromisión del ejecutivo en el judicial insoportable y dudosamente constitucional. Se llamó macrismo. Pero resulta que hoy, los medios hegemónicos, los que hegemonizan todos los males y llevan de las narices a un grupo de “idiotas útiles” lograron que esos tales (esos que se creen inteligentes, lúcidos, y hasta casi geniales) caceroleen por lo que no pasa.

Dicen que “todo vuelve”, no sé cómo se sentirán saber o al menos escuchar que les dicen “idiotas útiles” a los que mismos que ayer nos lo refregaban en la cara.




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