jueves, 1 de septiembre de 2016

Breves notas latinoamericanas

Breves notas latinoamericanas

Eduardo de la Serna



Ante la actual situación de América Latina se me ocurren algunas breves reflexiones.

  • Asesinan a un viceministro en Bolivia y no resuenan las voces unánimes del “mundo”. Tampoco se escuchan voces eclesiásticas de repudio (señalo que “no se escuchan”, es posible que las haya habido, pero sería de desear que – si es el caso – trascendieran y resonaran).
  • El presidente de México, se ha confirmado oficialmente, plagió el 28,88% de su tesis para obtener el título universitario de abogado. Y “como si nada” todo sigue igual. No hay voces reclamando ante algo tan grave.
  • El presidente de Argentina aparece en los papeles de Panamá, la economía estalla, la desocupación, los precios, los cierres de empresas… y no solamente no se escuchan voces opositoras (salvo las esperadas), los sindicatos gritan amenazas a futuros pluscuamperfectos y los obispos… ¿los obispos? ¡Bien gracias!, prohibiendo a algunos curas participar en acciones sociales (no sea cosa que parezcan opositores al capitalismo genocida, ¿no?), haciendo leer lecturas u oraciones en misas multitudinarias al presidente o la vice, y preocupados ¡eso sí! por las camas. Son tan importantes las camas que ¿para qué dedicarse a otra cosa?
  • Un esperado golpe de estado en Paraguay (que hasta el presidente calificó de “golpe”) tampoco mereció palabras episcopales.
  • Otro anunciado golpe, este en Brasil, cierra el círculo del avance de la derecha en la región. Algunos países dignos no reconocen la violencia institucionalizada y la corrupción gestante por parte de la troika reconocida: políticos corruptos, jueces corruptos y prensa corrupta; todo en nombre de la transparencia y en contra de la corrupción, por cierto. Hasta ahora no han trascendido voces episcopales repudiando el gobierno espurio.
  • Y en Colombia la firma de la paz está al caer. Algunos obispos hablaron claramente en favor de la firma (el de Cali, por ejemplo), pero la conferencia episcopal como tal dijo que no apoya ni el sí ni el no, que en la práctica es una velada simpatía por el no. Cientos de curas se manifiestan claramente por el no. Parece que movilizar multitudes contra la “ideología de género” es sensato, pero apostar por la paz no lo es. Sin duda lo que se esconde es un uribismo explícito en el que se critica ideológicamente la firma de los tratados de paz. No importa el Evangelio, no importa el reino, no importa que en el ordinario de la misa el término “paz” aparezca al menos 11 veces… importa el fundamentalismo irresponsable. Los argumentos que se escuchan son tan pobres que no merecen ni siquiera respuesta si no fuera porque se repiten y que tantos los dicen como “verdades reveladas”. Escuchar a Uribe o a Ordoñez contra los procesos de paz es razonable: son guerreristas a ultranza. Son responsables de paramilitarismo, de los falsos positivos, de la mayor parte de los desplazamientos, de los desaparecidos, y de miles y miles de muertos. Claro que lo hacen en nombre de la paz… Pero escuchar a religiosos, curas u obispos no sería tan repugnante si no fuera porque no se espera demasiado de la jerarquía eclesiástica colombiana (con abundantes excepciones, ¡que las hay!).



Lo cierto es que “algo huele mal en Dinamarca”, como diría Hamlet, pretender que el Evangelio penetre episcopados puede ser casi un oxímoron. Y todo huele mal “para el mismo lado”… Una corrupción que se desentiende de los pobres, de las víctimas de la sociedad genocida y neoliberal y una iglesia cómplice. ¡Muy cómplice! ¡Y pensar que algunos pensaron que con Francisco había comenzado una primavera eclesial! La resistencia es propia del invierno, y toca resistir. Porque sólo resistiendo podrá ser verdad eso de que ¡volveremos!

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