viernes, 21 de junio de 2019

Es el proyecto, ¡estúpido!


Es el proyecto, ¡estúpido!


Eduardo de la Serna



Uno de los temas recurrentes en tiempos eleccionarios es quién es el o la candidata/o a tal o cual estamento legislativo o ejecutivo, local, provincial o nacional… no judicial porque esos se eligen entre ellos sin que el pueblo gobierne (demos kratos) y pretenden tener la última palabra. ¡Monarquía quizás! (o pentarquía en nuestro caso).

Y, como es habitual en tiempos de falsas noticias o batallas legales (que, como hay que hablar en inglés, se las llama fake news y lawfare) empiezan a aparecer denuncias o noticias (habitualmente falsas o direccionadas o medias verdades que son medias mentiras) sobre tal o cual candidato o candidata. Y, fuera de la veracidad o no de tal o cual personaje (tiendo a no creer cuando la información beneficia al poder económico), creo que el tema está mal mirado. El tema no es si A o B son honestos/as, honorables o no, sino hacia donde queremos ir; eso es “la ley primera”. Lo que se vota, más allá de quienes son los instrumentos escogidos para eso, es hacia dónde queremos ir (por eso fue atroz la mentira de Cambiemos: porque dijeron que conducirían el país hacia un lugar, para luego dirigirse en otra dirección; y hubo muchos que les creyeron). Corrupción, mentira o ladrones hay en todos los estamentos de la vida humana; por tanto, también en la política. Y es muy justo y saludable combatirlos. Pero el tema no es fulana o mengano sino hacia dónde queremos dirigirnos como Nación. ¿Queremos individualismo o comunidad? ¿Queremos ser Patria o colonia? ¿Queremos empleo o ser esclavos? ¿Queremos dignidad o indignidad?  Porque el “hacia dónde” queremos dirigirnos es el punto de partida fundamental. Es el camino. Cuando Perón decía “primero la Patria, después el movimiento y finalmente los hombres (varones y mujeres)” entiendo que se refería a esto.

En las próximas elecciones no se trata de votar caras sonrientes, globos o marketing, se trata de proyectos. Obviamente que lo podrán maquillar (¡lo maquillarán!, son expertos en eso), pero si queremos mirar y no ser los peores ciegos, sabemos a donde nos conduce el modelo actual. Esté Macri, Vidal, Rodríguez Larreta o quien sea. Y lo mismo podemos mirar si queremos un proyecto “nacional y popular”. Esté quien esté.

Es cierto que hay traidores; ya lo decía Perón en el video de “La hora de los hornos” que hemos podido ver repetido en estos días post-Pichetto; curiosamente Pichetto decía, contradiciendo a Perón, que en política la “traición no aplica”. Dejemos de lado que pretenda saber más de conducción y política que el fundador del movimiento al que dice pertenecer; es evidente que tiene que decir que no la hay porque si no es evidente que él lo es. ¡Y lo es! Esa imagen de los traidores no aplica solo a los que se pasaron de bando (pero sí se aplica, no somos ingenuos) sino a estar atentos a los tiros por la espalda. Del mismo modo que, años ha dije que “si el ex gobierno no hizo su autocrítica merece mi desprecio; pero que si la autocrítica la hace pública merece un rechazo total”, hoy digo lo mismo: entre los sapos que hay que tragar hay varios. Algunos muy reputados, precisamente. No lo diré, no les pondré nombre, pero los tengo claros y detectados (a muchos, no a todos). Porque lo que importa es el proyecto (y eso incluye que se vayan estos perversos) creo que el primer paso es octubre (y ojalá no noviembre); después acotar sus espacios y capacidad de movimiento.

Dice mi padre que un solo traidor puede con mil valientes”, decía el gran Alfredo Zitarrosa; y “si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente”, repite otro grande, León Gieco. En suma: ahora hay que ganar, sapos mediante. Después tocará afinar la dieta. Pero, como decía nada menos que Juan Pablo II que afirmó que en América Latina hay “ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres” para luego repetir “los pobres no pueden esperar”. Estar atentos con mirada fina a lo que más beneficie a los pobres parece un buen test, el mismo de “porque tuve hambre y me (o “no me”) diste de comer” dice un tal Jesús en el Evangelio de Mateo. Del pan de los pobres se trata.


Foto tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Manifestaci%C3%B3n_oficialista_durante_el_primer_gobierno_de_Per%C3%B3n.jpg

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