martes, 27 de octubre de 2020

"Los hermanos (y hermanas) sean unidos"

 “Los hermanos (y hermanas) sean unidos”


Eduardo de la Serna




Parece que en estos días se ha puesto sobre el tapete el tema de la fraternidad/sororidad. Y no es mal tema para pensarlo.

Claro que no podríamos ignorar, antes de comenzar, los 10 años de la desaparición física de Nestor. Simplemente un grande. Tan grande que los traidorzuelos ecuatorianos tuvieron que sacarlo de su territorio, porque les marcaba un camino. Otro camino. Tan grande que quisieron invisibilizarlo un conjunto de pigmeos reinantes. Como si una hormiga hiciera sombra a un elefante. Tan grande que su legado sigue vigente y presente, más allá de tropiezos y límites, que las mismas hormigas ponen en el camino; camino que hace, precisamente un año, hemos decidido seguir transitando después de patear hormigueros. Pero después del homenaje, sentido y necesario, volvamos a los hermanos y las hermanas.

Y recuerdo que mi papá contaba de una viejita humilde en Dock Sud, donde él trabajó muchos años, que cuando le preguntaban “¿Cómo anda la familia?” ella respondía, “Bien… ¡¡¡porque no hay nada que repartir!!!” … porque parece que cuando hay algo que repartir no todas las familias “andan bien”, como la de la abuela.

Y esto nos lleva a pensar, una vez más, en el tema de la propiedad privada (y los privados de propiedad). Es un tema que merecería un buen análisis, ya lo hemos dicho. Y repetido. Y, además, no está fuera de tema, pensar en las miles de ocasiones en las que muchos celebran lo que interpretan como su propiedad que se trata de lo que le fue saqueado a otros. Parece que la propiedad debe defenderse cuando es “mía” y relativizarse cuando es “de otros”. Ver a un patriarca de familia en la foto en la que se inaugura una planta de Papel Prensa que le fue arrebatada a otra familia bajo tortura, por ejemplo, no resiste un análisis de la propiedad privada en serio. Pero parece que ni la hermana tiene derecho a acceder a la propiedad cuando no hace lo que “yo” (el patroncito de estancia) quiero en mis caprichos perecederos. Caprichos alentados después de haber sido patroncito de varias estancias, o ministro de varios hormigueros, si se prefiere.

O también la actitud, que parece despechada, porque el hermano mayor y su cómplice o compinche de juegos familiares, relega a las hermanas y al menor de las ganancias paternas; estas disfrazadas de maravillas geniales de un padre casi ejemplar que solamente estafó a un conjunto de países (con China no se animó, porque vidrio no comía). Y entonces, el victimizado, parece en campaña a favor del sucesor en la alcaldía, como venganza por los beneficios no percibidos. Es que lo privaron… parece.

En lo personal, creo que el conflicto de los hermanos Etchevehere no es el mío, aunque – por las consecuencias que el ex ministro infligió al país entero – celebraría que un Poder Judicial, en el que no confío, reconociera la razón de Dolores. Aunque tampoco me sienta cerca de los que ahora la acompañan. Y en lo personal, también, creo que el librito sobre el hermano de Maurizio, es un intento de cuestionarlo, y me huele a favorable a la campaña de Rodríguez Larreta para desplazarlo del partido del genocidio social y los negociados permanentes.

Y en este contexto, además, el Papa publica una encíclica social sobre la “Fraternidad” (sin sororidad). Sobre las consecuencias sociales, políticas, económicas, etc. que una verdadera fraternidad/sororidad (acoto yo) tiene para la vida humana. E incluso, dedicando un buen apartado al tema de la propiedad privada… Una encíclica con crítica al neoliberalismo, favorable a las luchas de memoria-verdad-justicia, favoreciendo la buena política, relativizando totalmente la propiedad privada… Eso no puede menos que molestar a los hermanos en conflicto (a lo mejor por eso manifiestan claramente un rechazo visceral al Papa, aunque no puedan decirlo públicamente).

En estos momentos, pareciera que la encíclica podría aportar un buen horizonte para pensar los conflictos entre hermanos. Pero pedirles a estos, en particular a estos, que miren una encíclica sería como invitarlos a cenar gamexane o sentarse a la mesa de un oso hormiguero.

 

Foto tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Oso_Hormiguero_Myrmecophaga_Tridactyla_(27766333).jpeg

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